Marruecos, el despegue definitivo

Ramón Moreno Castilla
Marruecos está de moda. Y no por su milenaria historia, su exquisita gastronomía, sus bellezas paisajísticas, únicas en el mundo, o la proverbial hospitalidad de sus gentes, que también. Pero a todo ello hay que añadir las propias características de este gran país del Magreb, que es la quinta potencia del continente africano y que se ha convertido, por méritos propios, en la verdadera y auténtica locomotora de África, tirando del desarrollo de los países hermanos en los que ha volcado toda su diplomacia y cooperación. Sin contar la novedosa y efectiva “Diplomacia Religiosa” que abandera Mohamed VI, y que ha constituido todo un hito en las relaciones con diferentes países africanos, al tiempo que constituye un verdadero bastión al avance del fundamentalismo islámico en la región tan peligroso y nocivo, por otra parte.
El artífice de este cambio espectacular no es otro que el rey Mohamed VI que ha sabido aunar tradición con modernidad, cultura y desarrollo y, sobre todo, dotar a su país de los cambios estructurales necesarios -aunque aún queda mucho por hacer- con políticas imaginativas pegadas al tejido social, implementando planes de desarrollo en todos los sectores de la economía que posibiliten el bienestar del pueblo marroquí, una de las grandes preocupaciones del Monarca. Ya lo decíamos en el artículo anterior, “Marruecos, la esfinge del Mundo Árabe”: “...Ese mismo arraigo es lo que en la práctica representa Marruecos para el mundo árabe en particular y para todos los países africanos en general. Un país, que bajo la égida de Mohamed VI está siendo todo un referente a nivel regional y mundial...”
Mohamed VI, con el carisma, la clarividencia y la visión de Estado que le caracteriza, ha sido capaz de convencer a los países industrializados de las excelencias de Marruecos como país en vías de desarrollo y potencia emergente de África; y que ha conseguido su despegue definitivo en el plano político, económico y social, y cuyo reconocimiento internacional está fuera de toda duda. La seguridad de Marruecos, sus infraestructuras en general y, fundamentalmente, su seguridad jurídica son elementos fundamentales para que inversionistas de todo el mundo hayan puestos sus ojos en este país, y la afluencia de capitales y de empresas para instalarse en su territorio sea constante, debido a su beneficioso código de inversiones y a sus asumibles costes de producción.
Y todas esas ventajas para las empresas se han visto refrendadas recientemente. En efecto, el pasado viernes en el Palacio de los Huéspedes de Rabat Mohamed VI presidió la ceremonia -a la que asistieron el Jefe del Gobierno, los presidentes de las dos Cámaras del Parlamento, los Consejeros del Rey, miembros del Gobierno, operadores económicos y otras personalidades- de la firma de un importante acuerdo entre Marruecos y el grupo francés PSA Peugeot Citroën para la implantación de un complejo industrial del grupo que depende de la plataforma comercial integrada “Atlantic Free Zone”, en la región Gharb Charda Bni Hasen. Al principio de la ceremonia se proyectó un documental institucional sobre los objetivos fijados por el plan de aceleración industrial que concierne al sector del automóvil.
Al presentar este gran proyecto ante el Soberano, el ministro de Industria, Comercio, Inversión y Economía Digital, Moulay Hafid Elalamy, indicó que la instalación en Marruecos de un segundo fabricante de automóviles (la firma Renault ya lleva tiempo fabricando en el país, a pleno rendimiento y satisfacción) constituye una señal inequívoca de la confianza en el Reino, señalando que el sector de la industria del automóvil alcanzó niveles de crecimiento constante durante los últimos años, convirtiéndose en el primer sector para la exportación en 2014. Este auge se debe a las numerosas ventajas estructurales que ofrece Marruecos, particularmente su estabilidad institucional, política y macro-económica, su apertura al exterior mediante diversos acuerdos de librecambio firmados y las reformas de todo tipo llevadas a cabo para mejorar el clima de los negocios.
Estas ventajas que ofrece Marruecos tienen que ver también con el desarrollo de una oferta de valor particularmente atractivo que se basa en la creación de una infraestructura de calidad (Plataformas Industriales Integradas) con costes competitivos y con una excelente conectividad logística portuaria y aeroportuaria, ferroviaria, y de autopistas, así como una estrategia de formación innovadora y pragmática con cuatro Institutos de formación en los oficios de la industria automovilística, entre ellos dos en Tánger, uno en Kenitra y otro en Casablanca, la capital económica de Marruecos y el auténtico “hub” de África.
El presidente del directorio del grupo PSA Peugeot Citroën, Carlos Antunez Tavares, indicó por su parte, que la futura fábrica del grupo, que movilizará inversiones del orden de 6.000 millones de dirhams, vendría a completar el despliegue industrial y el dispositivo de PSA en el mundo. La elección de Marruecos para la instalación de una fábrica del grupo no es fortuita, subrayó Tavares, indicando que el Reino ofrece numerosas ventajas políticas, socioeconómicas, comerciales y geográficas que aconsejaron esta elección.
Con una capacidad anual de 200.000 vehículos y 200.000 motores, este complejo industrial, cuya realización se inscribe en el marco de la coubicación industrial entre Marruecos y Francia, permitirá al Grupo PSA Peugeot Citroën, ya presente en 160 países, acceder de forma eficaz a varios mercados de la región África / Oriente Medio y desarrollar productos adaptados. La futura fábrica producirá vehículos de los segmentos B y C que responde a las expectativas de los clientes marroquíes y los de la región. El comienzo de este proyecto estratégico está previsto para 2019 y generará unos 4.500 empleos directos y 20.000 indirectos. También permitirá el desarrollo de una rama de R&D, con 1.500 ingenieros y técnicos superiores.
Insistimos en el hecho de que la seguridad jurídica de Marruecos propicia las inversiones exteriores y la afluencia de capitales, y en ello tiene mucho que ver la política del país. La celebración de próximas elecciones legislativas supone una alternancia política que pone de relieve el arraigo de la democracia y la consolidación de una Monarquía Parlamentaria encarnada en el Rey Mohamed VI que es garante de una democracia participativa y defensora a ultranza de los derechos y libertades del pueblo marroquí.
¿Y qué papel juega España en el desarrollo de Marruecos? En este sentido, nos remitimos a nuestro artículo publicado en la última pagina del número 10, de abril de 2015, titulado “Los retos de España en el Magreb”, del que resaltamos algunos pasajes. Decíamos que “España tiene un importante papel que jugar en el Magreb: fomentar el crecimiento del Sur. Su futuro en el Mediterráneo y la mejor manera de relanzar el crecimiento económico español pasan por implementar proyectos en el Magreb, por lo que se hace necesario utilizar y optimizar la complementariedad y la proximidad geográfica”.
Téngase en cuenta que España es la frontera Sur de Europa y sus vecinos más próximos son Marruecos y Argelia, sus socios privilegiados. Además la seguridad y estabilidad de los tres países del Magreb Central (Túnez, Argelia y Marruecos) y, por supuesto, Libia y Mauritania (con el telón de fondo de Canarias como región frontera), repercute sobremanera en la seguridad de España y Europa. Por ese motivo, España debe mantener una política de equilibrios, sobre todo, con Marruecos y Argelia, las dos potencias más importantes y hegemónicas del Magreb, y armonizar sus respectivos intereses de Estado, especialmente con nuestro vecino del Este, visto desde Canarias.
En este contexto, resulta especialmente relevante la presentación la semana pasada del Comité Empresarial Hispano Marroquí, presentado en la sede de la patronal española CEOE. El acto fue inaugurado por el Secretario de Estado de Comercio del Gobierno español, Jaime Garcia Legaz, el presidente de la CEOE española, Joan Rossel y su homóloga de la patronal marroquí CGEM, Miriem Bensalah Chjaqroum. Ambas patronales consideran necesario una mayor apertura entre los sectores privados y mejora de los instrumentos de cooperación e integración entre las empresas de los dos países. Lo que viene a confirmar la necesaria e imprescindible cooperación entre España y Marruecos, en cuyo ámbito de actuación es fundamental la participación de Canarias, a escasos 96 km. (unas 59,65 millas marinas) de la costa occidental marroquí.-