Comprendiendo las políticas de seguridad: cultura estratégica como valor

Viceministro de Defensa ruso, Yunus-bek Yevkurov (izq.) y el hombre fuerte del ejército libio, Khalifa Haftar (der.), reunidos en Bengasi, Libia. Oficiales militares rusos llegaron tras recibir una invitación de Haftar, que respalda la administración oriental de Libia y es cercano al Grupo Wagner, cuyas tropas custodian infraestructuras militares y petrolíferas en el dividido país - Foto de la oficina de prensa de Khalifa Haftar / AF
El viceministro de Defensa ruso, Yunus-bek Yevkurov (izq.) y el hombre fuerte del Ejército libio, Khalifa Haftar (der.), reunidos en Bengasi, Libia. Oficiales militares rusos llegaron tras recibir una invitación de Haftar, que respalda la administración oriental de Libia y es cercano al Grupo Wagner, cuyas tropas custodian infraestructuras militares y petrolíferas en el dividido país - Foto de la oficina de prensa de Khalifa Haftar/AFP
Este trabajo intenta explicar hasta qué punto la cultura estratégica de un país es capaz de predecir sus políticas de seguridad. Para ello se estudian los ejemplos de Reino Unido y Rusia, intentando encontrar un patrón de comportamiento a lo largo de su historia que pueda justificar no sólo decisiones pasadas sino actuales.

Este artículo defiende que, efectivamente, la cultura estratégica puede explicar las tendencias o preferencias de los países para tomar ciertas decisiones, sin embargo, la cultura estratégica no siempre es capaz de predecir las políticas de seguridad ni el comportamiento de los países. Otras muchas variables entran en juego y son capaces de influenciar el desarrollo e implementación de las políticas de seguridad. La cultura estratégica es sólo parte de la fórmula. Para entender las políticas de seguridad y decisiones de un país se deben identificar, analizar y entender multitud de factores, no sólo la cultura estratégica. Lo que parece indudable, es que cuanto más conozcamos sobre la cultura estratégica de un país, más nos podremos aproximar a poder entender el pensamiento estratégico de sus líderes y consecuentemente, quizás seamos capaces de reducir el abanico de posibles decisiones que ese estado pueda tomar en materia de seguridad. El pensamiento estratégico importa.

  1. Orígenes y teoría
  2. Pilares de la Cultura Estratégica Británica
  3. Pilares de la Cultura Estratégica Rusa
  4. Discontinuidades
  5. Conclusiones

La “cultura estratégica” es una teoría muy discutida, por lo tanto valorar hasta qué punto esta teoría puede mejorar nuestro entendimiento de las políticas de seguridad de los estados es difícil de juzgar. Con la finalidad de buscar una posible respuesta, este artículo estará estructurado en cuatro partes. Primero, se analizarán los orígenes de la teoría que postula que la cultura estratégica es un componente necesario para comprender las políticas de seguridad de los estados. En la segunda y tercera partes, se analizarán los pilares de esta teoría en referencia al Reino Unido (UK) y Rusia. Ambos países han sido seleccionados por su actualidad, especialmente en el caso ruso. Empezando por el Reino Unido, este trabajo se centrará en la permanente persecución del status de potencia mundial y su incesante debate sobre el compromiso con el continente Europeo1. En lo relativo a Rusia, el foco estará sobre su permanente tendencia a una defensa agresiva y centralismo autoritario, haciendo especial mención a la guerra de Ucrania e intentando valorar hasta qué punto la cultura estratégica rusa puede explicar el porqué de este conflicto.

En estas dos partes se intentarán identificar las tendencias de ambos países que han permanecido invariables a lo largo de los años, procurando explicar a su vez la influencia en su comportamiento. Para ello, este trabajo considera que las Estrategias de Seguridad Nacional (ESN) son la expresión, al más alto nivel, de las políticas de seguridad de los estados, por lo tanto su estudio puede ayudar a valorar la continuidad de las respectivas culturas estratégicas. En la cuarta parte, se analizarán las divergencias en las culturas estratégicas, reconociendo que también existen períodos en los cuales esta teoría no constituye la base ni de las políticas de seguridad de los estados ni de sus decisiones en este ámbito. Antes de profundizar en los pilares de la cultura estratégica del Reino Unido y Rusia, es necesario comenzar sentando las bases de los orígenes y fundamentos de la teoría de la cultura estratégica.

Orígenes y teoría

La política define los fines a alcanzar por la estrategia, cuya función es definir los medios para alcanzarlos. Como decía Sun Tzu, “Estrategia sin táctica es el más lento camino a la victoria. La táctica sin estrategia es el ruido antes de la derrota” 2. Esta aproximación refleja la importancia del nivel estratégico. Un nivel que a menudo es olvidado por la preponderancia del pensamiento táctico, en parte gracias a que la mayoría de los líderes actuales tienen un gran bagaje táctico pero no estratégico. Según Federico Aznar, el modelo cultural imperante en cada momento determina en gran medida las decisiones en nivel estratégico, lo que sin duda alguna resalta la importancia del término cultura estratégica3, término cuyos orígenes son abordados a continuación.

Fue la obra Ilíada el primer documento que abordó el origen de la conexión entre “estilos nacionales” o “tradiciones” y “comportamiento de los estados”. En esta obra ya se describían las “peculiaridades nacionales” del ejército Troyano y Griego en su modo de hacer la guerra4. Por aquel entonces, por ejemplo el “clima” era considerado como una de las variables que mayormente influían en el “modo de combatir” de cada país5. Fue en 1932 y 1973, cuando los británicos Liddell Hart y Russell Weigley escribieron sobre el “modo” británico y americano de combatir6. Estos ejemplos pueden ser considerados como el nacimiento de la conexión entre “cultura” y “políticas de seguridad nacional”.

Sin embargo fue Jack Snyder el que enlazó directamente “cultura” con “decisión estratégica”7. Su argumento puede ser enmarcado dentro de los “teóricos de la cultura” o “culturalistas”, que empezaron a cuestionar la utilidad del “realismo” como respuesta a la pregunta de cómo funciona el mundo. Estos defendían que los factores idealistas y racionales ofrecían mejores respuestas a esta cuestión8. Además de Snyder, académicos como Bueno de Mezquita y David Lalman, defendían la idea de que el neorrealismo no había sido capaz de explicar el final de la Guerra Fría ni los cambios en el balance de poder entre potencia9. Como ejemplo, estos teóricos cuestionaban la perspectiva neorrealista que defendía que Alemania y Japón, con el fin de la Guerra Fría abandonarían su posición antimilitarista en su búsqueda por recuperar la hegemonía militar10. Según ellos, los neorrealistas fallaron en su predicción en tanto en cuanto Alemania y Japón continuaron con sus políticas antimilitaristas11.

Antes de analizar el concepto de cultura estratégica, se considera necesario aclarar la distinción entre “política estratégica” y “comportamiento estratégico”. Este autor coincide con Alan Bloomfield cuando identifica “política estratégica” y “comportamiento estratégico” con los procesos de toma de decisiones a “largo” y “corto” plazo respectivamente12. De esta manera, las “políticas estratégicas” de seguridad nacional podrían ser analizadas estudiando documentos como las Estrategias de Seguridad Nacional, y los “comportamientos estratégicos”, centrándose en decisiones específicas tomadas por los políticos en momentos concretos13. Desde el punto de vista del autor de este ensayo, esta distinción puede ayudar a enmarcar el consiguiente análisis de las políticas y comportamientos de los estados.

Analizando la extensa literatura que aborda el término de “cultura estratégica”, se puede concluir que existe un consenso generalizado considerándola como un concepto en permanente disputa14. Entre la multitud de definiciones, Snyder la consideraba como “la suma total de ideas, respuestas condicionadas emocionalmente y pautas de comportamiento, que los miembros de una comunidad estratégica han adquirido a través de la formación o imitación y que comparten entre ellos”15. En esta definición se puede observar cómo Snyder enlazó “ideas” con “comportamiento”. Sin embargo, otras definiciones no son capaces de trazar una línea clara entre ideas y comportamientos16, incluso algunas de ellas se centran únicamente en normas o valores que existen y operan en un sistema17. Por el contrario, la mayoría de las definiciones coinciden en identificar la cultura estratégica como un conjunto de creencias capaces de influenciar en mayor o menor medida el proceso de toma de decisiones en la estrategia de seguridad nacional.

“Los culturalistas” mantienen que múltiples factores como la geografía, las relaciones internacionales, la historia militar, las relaciones cívico-militares… etc.18, pueden crear una específica cultura estratégica, que a su vez predispone a un país a pensar y comportarse de una manera específica. Autores como Duffield defienden que estas predisposiciones hacen que las élites y sociedades de un país sean más proclives a unas determinadas decisiones políticas que otras19. Sin embargo, aquí se defiende que aunque la cultura estratégica de un país puede influenciar el proceso de toma de decisiones en materia de seguridad nacional, esta es sólo una de las múltiples variables que influyen en el proceso decisivo. Además, se considera que el papel que esta teoría juega a la hora de determinar estrategias de seguridad no siempre es preferente. Primero, porque otras variables como los “shocks”20, limitaciones domésticas-internas, amenazas de seguridad externas e internas, la posesión de medios para enfrentarse a estas amenazas21, e incluso la personalidad específica de las élites o líderes en el poder22, pueden jugar un papel significante en el proceso de diseño de las políticas de seguridad. Segundo, porque en ocasiones las decisiones estratégicas son tomadas en contra de la cultura dominante23.

Con la finalidad de valorar la influencia de cultura estratégica en las políticas de seguridad de Reino Unido y Rusia, se considera conveniente analizar los pilares en sus culturas estratégicas en el pasado, intentado valorar si las actuales políticas de seguridad y sus decisiones estratégicas emanan de estos pilares.

Pilares de la Cultura Estratégica Británica

Empezando con UK, se podría decir que los valores democráticos, la defensa del estado de derecho, el capitalismo y el respeto por los valores Cristianos podrían ser algunos de los principios básicos constitutivos de la cultura estratégica británica. Sin embargo, este artículo mantiene que dos de los pilares de su cultura estratégica que se han mantenido prácticamente inquebrantables son su persecución del status de “potencia mundial” y su permanente equilibrio o debate entre “compromiso continental y potencia marítima- naval”24.

Relativo a la persecución del status de “potencia mundial”, tal y como defiende David Blagden, las élites de la política de defensa británicas consideran a este pilar como un principio irrenunciable25. La emergencia de Japón y EEUU como grandes potencias mundiales entre 1894 y 1898, hizo que UK se viese forzado a luchar por mantener su statu-quo anterior y buscar alianzas con otras potencias26. Tras la Segunda Guerra Mundial y al albor del mundo bipolar US-Unión Soviética, la ambición por el status de gran potencia provocó que UK priorizase el desarrollo de armas nucleares, entre ellas la bomba atómica27. En aquel momento, UK podría haber decidido abandonar la carrera nuclear tal y como habían hecho Alemania y Japón, sin embargo, los políticos y estrategas británicos creyeron que esta era una decisión necesaria para asegurar un status igualitario con el resto de potencias mundiales28, una decisión que a la postre aseguraría la influencia global británica.

Trasladándonos al presente, si se analiza la estrategia de seguridad británica del año 2015, se puede concluir que la significancia de este pilar en la cultura estratégica está muy presente en el desarrollo de este tipo de estrategias. UK es descrito como un estado con “alcance e influencia global”, de hecho, el segundo de los objetivos de seguridad nacional es “proyectar nuestra influencia global”29. Según UK, este objetivo debe ser alcanzado expandiendo “nuestro world-leading soft power”, “fortaleciendo el orden internacional basado en el estado de derecho” y “creando estabilidad fuera de las fronteras británicas”30. Todas estas expresiones trasladan la idea de que UK ostenta un “papel global” y que su persecución y mantenimiento del status de gran potencia es sin duda un factor continuista en la cultura estratégica británica.

Otro pilar que caracteriza la cultura estratégica de este país es su equilibrio entre el “compromiso continental y poder marítimo”31, o el “mantenimiento del equilibrio Europeo”32. Este “debate” también se puede entender como la lucha de poderes entre el dominio terrestre y naval. Al comienzo del siglo XX surgió el debate sobre qué estrategia debía ser empleada para enfrentarse a la amenaza Alemana, resultando en un cambio de tendencia hacia el dominio y poder terrestres33. Liddle Hart, influenciado por las dramáticas bajas de la Primera Guerra Mundial, argumentaba que no existía ninguna razón para abandonar el énfasis naval que había dominado la estrategia británica durante 3 siglos34, defendiendo unas relaciones secundarias o más indirectas con Europa. Sin embargo, historiadores como Howard, defendían que el poder naval no era suficiente y que era necesario un mayor compromiso con el continente europeo35. La preponderancia del poder naval en la cultura estratégica británica deriva de la permanente necesidad de protección de sus arterias vitales, las líneas de comunicación marítimas36. Como una nación dependiente de la importación de bienes materiales a través de sus costas, UK no se podría permitir el lujo de perder el control naval. Es en esta necesidad donde radica la importancia estratégica del poder naval británico, poder con el cual debería ser capaz de proteger sus líneas de comunicación marítimas.

Analizando la continuidad de esta tendencia, se puede observar cómo la estrategia de seguridad nacional resalta la importancia del comercio, una palabra utilizada en 45 ocasiones37. De hecho, el primer ministro menciona en la introducción que “necesitamos que las líneas de comunicación permanezcan abiertas y que las arterias del comercio global fluyan con libertad”38, subrayando la importancia del comercio para el Gobierno británico.

En la ESN también se puede apreciar el compromiso con el continente europeo, con multitud de referencias a la importancia de la cooperación con la UE. Se manifiesta que esta cooperación debe continuar para mantener un país próspero y seguro39. A pesar de estas referencias a la UE, este documento no refleja la permanente disputa interna de UK con este compromiso europeo. Por el contrario, este ensayo mantiene que uno de los posibles ejemplos de la continuidad de este debate puede encontrarse en el Brexit. Este debate y el consiguiente comportamiento del estado demuestran la permanencia de esta lucha en la cultura estratégica británica.

Aunque las causas del Brexit pueden ser múltiples, entre ellas un posible rechazo a la clase política o incluso al sistema económico británico, se considera que el Brexit fue el reflejo de un debate que comenzó en 1990, entre aquellos a favor de continuar con la UE y sus detractores40, a favor de una posición más aislacionista. El apoyo al Brexit obtuvo un poco más del 50%, demostrando que el debate seguía muy presente en la sociedad Británica41. Por lo tanto, parece quedar demostrado que estos dos pilares de la cultura estratégica británica han influenciado las políticas de seguridad británicas, tanto en el pasado como en el presente. Esto refuerza la idea de que la cultura estratégica puede facilitar la comprensión de las políticas de seguridad de los estados y sus comportamientos asociados. Una vez analizado el RU, es el momento de abordar la cultura estratégica Rusa.

Pilares de la Cultura Estratégica Rusa

Centrándonos en Rusia, se puede considerar que la constante búsqueda de seguridad, fundamentada en la percepción de que la política internacional es una lucha permanente42, y como UK, su consideración de gran potencia43, son características de la cultura estratégica rusa. Sin embargo, es conveniente centrarse en su “defensa agresiva”44, y “centralismo autoritario”45. Este autor considera que estas características tienen una clara influencia en los comportamientos y decisiones actuales de su líder, Vladimir Putin.

La tendencia rusa al comportamiento agresivo tiene su origen en su permanente obsesión con la defensa de sus fronteras, realizada con frecuencia a través del uso de la fuerza46. Su vasto tamaño e indefendibles fronteras, junto con la multitud de invasiones que sufrió a lo largo de su historia, ha generado una sensación de vulnerabilidad y el consiguiente sentimiento de estado de guerra permanente47. Esta creencia está enraizada en el pasado imperial, apoyado en parte por las invasiones mongolas des siglo XIII y los ataques francés y alemán en los siglos XIX y XX respectivamente48. Este sentido de vulnerabilidad puede verse reflejado en la descripción de los estados extranjeros como amenazas y en la militarización de la cultura estratégica en los siglos XVI y XVII, cuando el poder militar era considerado como el principal pilar del estado49. Este poder miliar ha sido empleado a lo largo de la historia como un medio para defender el estado de las amenazas externas50. Todos estos factores han provocado que Rusia desarrolle una tendencia por las medidas sorpresa y preventivas, con la finalidad de ganar ventaja estratégica51.

Igualmente, el “centralismo autoritario” está enraizado en ese sentimiento de estado de guerra permanente e imperiosa necesidad de controlar un territorio inmenso52. Consecuentemente, a lo largo de la historia ha sido necesario disponer de un gobierno central fuerte y autoritario, capaz de controlar su propio territorio y población, y a su vez de defenderlo de agresiones extranjeras53. Para conseguir la ansiada seguridad interna, Rusia nunca tuvo reparos en usar la violencia y recurrir a medidas coercitivas para por ejemplo recaudar los impuestos necesarios para gobernar el país54, con la idea subyacente de que la población rusa no debería nunca retar las reglas establecidas55.

En lo relativo a la Rusia actual y su ESN, se puede concluir que las ESN rusas están caracterizadas por la descripción de estados extranjeros, especialmente los occidentales, como amenazas56. Ya la ESN rusa publicada en diciembre de 2015, describía a EEUU, sus aliados y a la OTAN como una  amenaza a su seguridad nacional57. Rusia considera que Occidente está intentando contenerla y presionarla, para así mantener la hegemonía mundial58. Occidente es percibido como una influencia negativa en la región Euroasiática, poniendo en peligro los intereses rusos59. Además, analizando los comportamientos actuales de la Rusia de Putin, se puede concluir que la percepción de “agresión” y “intervencionismo extranjero” procedente de occidente, unido al temor ruso de verse sorprendido y al deseo de evitar revoluciones internas dentro de sus fronteras, pueden ser causas de la decisión de Putin de intervenir en Ucrania, tanto en el año 2015 como en la actual guerra de 202260. La intervención de 2015 podría haber sido la respuesta agresiva a la amenaza que supuso la revolución Maidan61, que fue percibida como una amenaza real contra el gobierno central62.

En lo que respecta a la guerra de 2022, son varios los académicos que sin dejar de culpar a Putin por las atrocidades cometidas en este conflicto, coinciden en señalar que esta guerra es la respuesta agresiva de Putin contra la amenaza que representa Occidente, la OTAN y un posible ingreso de Ucrania en la misma63. Tal y como mencionan entre otros Marshall y Baqués Quesada, Rusia ha sufrido multitud de invasiones a lo largo de su historia y fruto de la geografía, muchas de ellas han discurrido a través de las extensas praderas del terreno ucraniano64. A los ojos de Putin, el ingreso de Ucrania en la OTAN siempre ha constituido una línea roja, ya que jamás podría permitir que occidente desplegase medios militares en este país. Putin, al igual que los Zares y Bolcheviques hicieron anteriormente, siempre han luchado por ganar profundidad estratégica defensiva, trasladando su frontera hacia el oeste65. Los acercamientos de Ucrania hacia la OTAN y viceversa, han sido vistos por Putin como una amenaza existencial, exigiendo por tanto una respuesta agresiva. Es cuanto menos paradójico observar cómo académicos como el ya referenciado Tim Marshall en 2015, fue capaz de explicar en su libro “prisioneros de la geografía”, que el ingreso de Ucrania en la OTAN sería sin dudarlo casus belli para Rusia. Lo que pone de manifiesto la importancia del estudio de la cultura estratégica de los estados, para poder de esta manera poder prever o por lo menos intuir posibles comportamientos o decisiones de los estados ante distintos estímulos o amenazas.

Por lo tanto, puede observarse cómo el temor a no verse sorprendido66, y el deseo de evitar cualquier tipo de amenaza contra el gobierno y país, todavía es capaz de explicar no sólo las políticas de seguridad rusas sino también algunos comportamientos agresivos. Sin embargo, habiendo analizado las continuidades en la cultura estratégica de ambos estados, y su reflejo en las políticas de seguridad, a continuación se van a analizar los momentos en que dichos países se comportaron o decidieron de manera contraria a su cultura estratégica.

Discontinuidades

Empezando con UK, mientras que la persecución del status de gran potencia puede ser considerada invariable a lo largo de la historia, no se puede decir lo mismo sobre su compromiso con el continente Europeo y la prominencia del dominio naval sobre el terrestre. El masivo empleo de fueras terrestres dedicadas a combatir las dos Guerras Mundiales puede considerarse como un cambio en la cultura estratégica británica. Primero, porque el enorme ejército de tierra empleado en las dos ocasiones cuestiona la supremacía del dominio naval67, y segundo, porque su uso materializó un claro compromiso con Europa.

Académicos como Snyder siempre han admitido la posibilidad de cambios en la cultura estratégica y de la existencia de diferentes sub-culturas dentro de la principal o dominante68. Estas múltiples sub-culturas están permanentemente luchando por influir en el proceso de toma de decisiones69, y pueden causar cambios en la cultura estratégica. Por lo tanto, podría ser el caso que una sub-cultura estratégica que defendiese un mayor compromiso con Europa empezase a ser dominante en ese momento. Sin embargo, este artículo mantiene que en el caso de las dos Guerras Mundiales, el cambio en el comportamiento y decisiones políticas de seguridad fue consecuencia de una nueva interpretación de la amenaza.

Tal y como se ha expuesto en la primera parte, las amenazas a la seguridad de un país, bien sean de origen externo o doméstico, son ejemplos de las variables que pueden influir en las políticas de seguridad. Por lo tanto, en este caso, la nueva amenaza que representaba Alemania, que podía ser considerada hasta cierto punto existencial, provocó un schock en las creencias existentes por entonces, requiriendo que UK reorientase su preponderancia militar sobre el dominio terrestre70. Tal y como menciona Lantis, los shocks externos pueden poner en riesgo los valores y creencias dominantes en un momento específico, requiriendo de los políticos la toma de nuevas decisiones que pueden ser contrarias a su tendencia histórica71. Por lo tanto parece demostrarse que en este caso, el schock generado por la amenaza alemana, variable distinta a la cultura estratégica, fue el causante del cambio en la política de seguridad del UK y en su comportamiento.

En el caso ruso, el ejemplo más claro de falta de continuidad en su cultura estratégica se puede encontrar en los años finales de la Unión Soviética y el comienzo de la existencia de la Federación Rusa, con los gobiernos de Gorbachov y Yeltsin respectivamente. El primero comenzó a alejarse de la preponderancia del poder militar y buscó otras combinaciones de medios para conseguir influencia en la esfera internacional72. El segundo, en contra de la visión de Putin, buscó una mayor cooperación con occidente, al menos en la primera parte de su mandato73. Como en ocasiones anteriores, se podría concluir que otras sub-culturas estratégicas diferentes, que optaran por una postura más “democrática” y menos “militarista”, llegaron a ser dominantes, relegando a la cultura “militarista” y “agresiva”, a un segundo plano. Sin embargo, este artículo mantiene que en este caso, fue la crisis doméstica la que causó el cambio en las políticas y decisiones en el ámbito de la seguridad. El schok interno producido por la crisis, que empezó en 1970, derribó los pilares de la cultura estratégica tradicional permitiendo que Gorbachov llegase al poder74. En esta ocasión, la percepción de la amenaza, por lo menos en los principios de los años 1970, no cambió, y por lo tanto no puede justificar el cambio en las políticas de seguridad. Parece más apropiado pensar que la tremenda crisis, sus consecuencias internas para toda la población y los escasos medios que Rusia tenía para competir con EEUU75, provocaron el cambio en la política de seguridad rusa. Además, la propia personalidad de Gorbachov, y su animadversión hacia cualquier derramamiento de sangre76, también jugó un papel fundamental en el diseño de las políticas de seguridad, promoviendo posturas más democráticas y menos agresivas. Por lo tanto, esto parece demostrar que además de la cultura estratégica, existen muchas otras variables que pueden influir en las estrategias de seguridad de un estado y que la cultura estratégica por sí misma no es capaz de explicar todas estas decisiones.

Conclusiones

Este trabajo ha demostrado que la cultura estratégica importa y que puede contribuir a entender las políticas de seguridad77. Habiendo analizado algunos de los pilares de la cultura estratégica de UK y Rusia, se puede considerar que ambos países tienen claras tendencias hacia unas decisiones y comportamientos determinados. Por un lado, el Reino Unido tiende a comportarse como una gran potencia, valorando constantemente su compromiso con el continente Europeo. Por otro lado, Rusia muestra una tendencia clara a defenderse agresivamente debido a la desconfianza y temor generados por los países occidentales, que son percibidos como una constante amenaza. Sin embargo, estos patrones de comportamiento no explican ciertos cambios en las decisiones estratégicas relacionadas con la seguridad. En muchos casos, estas decisiones son contrarias a la tendencia seguida por la cultura estratégica de los estados a lo largo de los años78. La cultura estratégica debe ser vista como una más de las variables que contribuyen a aumentar la comprensión de las decisiones y comportamientos de los estados en lo que respecta a las cuestiones de seguridad. Sin embargo, no es la única, y su utilidad para predecir estas políticas es limitada si se usa aislada del resto de variables. Lo que parece demostrado también, es que cuanto más conozcamos sobre la cultura estratégica de un país, más nos podremos aproximar a poder entender el pensamiento estratégico de sus líderes y consecuentemente, quizás seamos capaces de reducir el abanico de posibles decisiones que ese estado pueda tomar en materia de seguridad. El pensamiento estratégico importa.

Javier Veiga Gasalla

Referencias: 

1 MACMILLAN, Alan. Strategic culture and national ways in warfare: The British case. The RUSI Journal, 140, 5 /1995.

2 SUN-TZU. El arte de la guerra. Obelisco/2009.

3 AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS, Federico. El espacio de decisión estratégico, Instituto Español de Estudios Estratégicos / 2023.

4 HEUSER, Beatrice y JOHNSON, Jeannie. Introduction National Styles and Strategic Culture. Cambridge: Cambridge University press / 2017.

5 Ibid.

6 Ibid.

7 LANTIS, Jeffrey S. Strategic Culture: from Clausewitz to Constructivism.2006. https://fas.org/irp/agency/dod/dtra/stratcult-claus.pdf (consultado 15/02/2023)

8. DESCH, Michael C. Culture Clash: Assessing the importance of ideas in Security Studies. International Security, 23, 1/ 1998.

9 LANTIS, Jeffrey S. Strategic Culture and National Security Policy. International Studies Review, 4, 3/2002.

10 Ibid.

11 Ibid; LONGHURST, Kerry y LEES, Charles. On Strategic culture. Germany and the Use of Force. Manchester University Press / 2005.

12 BLOOMFIELD, Alan. Time to Move On: Reconceptualizing the Strategic Culture Debate. Contemporary Security Policy, 33, 3 / 2012.

13 Ibid.

14 REES, Wyn y ALDRICH, Richard J. Contending Cultures of Counterterrorism: Transatlantic Divergence or Convergence?. International Affairs, 81, 5 / 2005; GRAY, Colin S. Strategic Culture as Context: The First Generation of Theory Strikes Back. Review of International Studies, 25, 1 / 1999.

15 SNYDER, Jack L. The Soviet Strategic Culture: Implications for limited nuclear operations. Rand Corp Santa Monica Cali / 1977. https://www.rand.org/pubs/reports/R2154.readonline.html (consultado 12/02/2023)

16 LANTIS. Strategic Culture: from Clausewitz to Constructivism.

17 DALGAARD-NIELSEN, Anja. The Test of Strategic Culture: Germany, Pacifism and Pre-emptive Strikes. Security Dialogue, 36, 3 / 2005.

18 BLOOMFIELD. Time to Move On.

19 LANTIS. Strategic Culture and National Security Policy.

20 LANTIS. Strategic Culture: from Clausewitz to Constructivism.

21 THOMSON y BLAGDEN. A Very British National Security State.

22 LANTIS. Strategic Culture: from Clausewitz to Constructivism.

23 GRAY. Strategic Culture as Context.

24 MACMILLAN. Strategic culture and national ways in warfare.

25 BLAGDEN, David. Two Visions of Greatness: Roleplay and Realpolitik in UK Strategic Posture. Foreign Policy Analysis, 15 / 2019.

26 GOOCH, John. The weary titan: Strategy and policy in Great Britain, 1890-1918. The making of Strategy: Rulers, States and War. Cambridge University Press / 1996.

27 MACMILLAN. Strategic culture and national ways in warfare.

28 Ibid.

29 Estrategia de Seguridad Nacional. Página oficial del Gobierno del Reino Unido. London: HM Government / 2015. https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/478933/52309_C m_9161_NSS_SD_Review_web_only.pdf (consultado 25/05/23)

30 Ibid.

31 Ibid.

32 GOOCH. The weary titan.

33 Ibid.

34 HEUSER. Introduction National Styles and Strategic Culture.

35 MACMILLAN. Strategic culture and national ways in warfare.

36 Ibid.

37 HM. ESN 2015.

38 Ibid.

39 Ibid.

40 MENON, Anand.  Why the British Chose Brexit: Behind the Scenes of the Referendum. Foreign
affairs. https://www.foreignaffairs.com/reviews/review-essay/2017-10-16/why-british-chose-brexit (consultado 22/02/23)

41 En el siguiente artículo de la BBC se puede consultar más datos sobre el resultado del referéndum: https://www.bbc.co.uk/news/politics/eu_referendum/results (consultado 22/06/2023)

42 GRAY. Comparative Strategic Culture.

43 RENZ, Bettina. Russian responses to the changing character of war. International Affairs, 95, 4 / 2019; IGUMNOVA, Lyudmila. Russia's Strategic Culture Between American and European Worldviews. Journal of Slavic Military Studies, 24, 2 /2011.

44 GALETOTTI. Russian strategic culture.

45 ERMARTH, Fritz W. Russia’s strategic culture: past, present, and… in transition?. Defence Threat Reduction Agency Advanced Systems and Concepts Office, 4. https://fas.org/irp/agency/dod/dtra/russia.pdf (consultado 24/10/23)

46 Ibid.

47 KARI, Martti J. y PYNNÖNIEMI, Katri. Theory of strategic culture: An analytical framework for Russian cyber threat perception. Journal of Strategic Studies / 2019.

48 GERMAN, Tracey. Harnessing protest potential: Russian strategic culture and the coloured revolutions. Contemporary Security Policy, 41, 4 / 2020.

49 ERMARTH. Russia’s strategic culture.

50 KARI y PYNNÖNIEMI. Theory of strategic culture.

51 COVINGTON. The culture of Strategic Thought.

52 ERMARTH. Russia’s strategic culture.

53 GALETOTTI. Russian strategic culture.

54 Ibid.

55 Ibid.

56 Russian National Security Strategy 2016. Instituto Español de Estudios Estratégicos http://www.ieee.es/Galerias/fichero/OtrasPublicaciones/Internacional/2016/Russian-National-Security-Strategy- 31Dec2015.pdf (consultado 23/11/23)

57 Ibid.

58 Ibid.

59 Ibid.

60 SKAK Mette. Russian strategic culture: the role of today’s chekisty. Contemporary Politics, 22, 3 / 2016; BAQUÉS QUESADA, Josep. De la geopolítica a la reconfiguración del orden mundial. La Guerra de Ucrania, los 100 días que cambiaron Europa. Catarata, Ejércitos / 2022.

61 SKAK. Russian strategic culture.

62 MYKHNENKO, Vlad. Causes and consequences of the War in Eastern Ukraine: An Economic Geography Perspective. Europe-Asia Studies, Routledge / 2020.

63 MEARSHEIMER, John J. The Causes and Consequences of the Ukraine War. Horizons: Journal of International Ralations and Sustainable Development / 2022; DUNFORD, Michael. Causes of the Crisis in Ukraine. International Critical Thought, 13, 1, Routledge / 2023; COLOM PIELLA, Guillem. La guerra de Ucrania, los 100 días que cambiaron Europa.

64 MARSHALL, Tim. Prisioneros de la Geografía. Península / 2021; BAQUÉS QUESADA, Josep. De la geopolítica a la reconfiguración del orden mundial.

65 MEARSHEIMER. The Causes and Consequences of the Ukraine War; MARSHALL. Prisioneros de la Geografía.

66 GERMAN. Harnessing protest potential.

67 STRACHN, Hew. The limitations of strategic culture: the case of the British way in warfare. Cambridge University Press / 2014.

68 SNYDER. The Soviet Strategic Culture.

69 BLOOMFIELD. Time to Move On.

70 GOOCH. The weary titan.

71 LANTIS. Strategic Culture: from Clausewitz to Constructivism.

72 RENZ. Russian responses to the changing character of war.

73 Ibid.

74 ERMARTH. Russia’s strategic culture.

75 Ibid.

76 Ibid.

77 DESCH. Culture Clash.