Medidas económicas contra el virus en el mundo: una comparativa

Coronavirus calle vacía

Una recesión económica global como la que se avecina permite analizar el grado de acierto o desacierto de las decisiones que los distintos países han anunciado ya para que sus estructuras financieras no se derrumben. Una emergencia para los mercados del planeta comparable a las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y que va a dejar pequeña la recesión provocada por la crisis financiera de finales de los años 2000. Las medidas que se pueden adoptar, como estamos viendo ya en esta primera fase de ataque contra los efectos del parón, fusionan de alguna manera las dos corrientes de la filosofía económica mundial de las últimas décadas: keynesianismo frente a liberalismo. Más medidas de estímulo implican un mayor déficit en las cuentas públicas de los países. Austeridad es igual a dejar atrás a mucha gente. Por eso ningún país entre las principales potencias está siendo plenamente ortodoxo en defender un tipo de medidas o el contrario. 

La regla que puede diferencias a unos y otros está siendo la decisión de aliviar la política fiscal o no hacerlo. La mayoría de europeos optan por suspender el pago de hipotecas y tanto gobiernos socialistas como liberales convierten en avales o garantías estatales las partidas multimillonarias destinadas a sus sistemas empresariales y bancarios. 

Italia: orgullo transalpino tras el balcón

De los grandes países europeos Italia es el que más medidas sociales ha adoptado, pero seguramente el que menos ha desplegado hasta ahora su artillería monetaria para atacar las consecuencias del virus. Pero lo anunciado es sólo el primer paso del plan Giuseppe Conte, que preside un gobierno de centro izquierda al que se supone mucho más dispuesto a aligerar el bolsillo público para beneficiar a la clase trabajadora. 

El paquete de medidas asciende de momento a 25.000 millones de euros. De ellos, 3.500 van directamente inyectados al sistema sanitario, muy castigado por la avalancha de pacientes. Diez mil millones se dedicarán a medidas directas para apoyar al empleo.

Italia, orgullosa con su bandera ondeada tras los balcones de sus ciudadanos confinados, se ha atrevido a hacer algo que España, con coalición de gobierno del mismo signo, no ha hecho: suspender los impuestos y contribuciones para las empresas que facturan hasta dos millones de euros, las consideradas PYMES. 

Se congela el pago de la hipoteca a los trabajadores más afectados que vean suspendidos sus ingresos. Los autónomos cuentan ya con una ayuda lineal de 600 euros en el primer mes de la crisis. 

Estados Unidos: el plan de casi un billón de dólares

La Reserva Federal fue de las primeras instituciones en aprobar medidas contundentes, como fue la bajada de tipos hasta situarlos casi en el cero, pero en una fase en la que la Casa Blanca aún ridiculizaba el impacto del virus. Semanas después, el Gobierno federal ha cambiado su actitud y ha desplegado el mayor contingente de ayuda a la economía de todo el mundo: 700.000 millones de dólares. De ellos, 10.000 millones de dólares irán destinados para los mercados.

Donald Trump ha adoptado la misma medida fiscal que Pedro Sánchez: las compañías de los sectores más afectados tendrán la posibilidad de diferir el pago de sus impuestos y las beneficiadas serán aerolíneas, fletadoras de cruceros, hoteles y el resto del sector turístico. 

España: 200.000 millones público-privados

El Gobierno español ha sido de los últimos europeos en aprobar su plan de contingencia económica ante la emergencia de la situación de su tejido productivo. Las discusiones entre los socios de la coalición de Gobierno de izquierda han sido sonoras y han alumbrado unas medidas generalmente bien aceptadas salvo en el colectivo de los autónomos, más de tres millones de trabajadores por cuenta propia a los que no se ofrece ninguna novedad importante distinta a la cobertura de la que ya disponen.

Los despidos temporales en empresas que se vean obligadas a parar su actividad tendrán más protección, y los empleados del Régimen General tendrán el colchón de las cuentas públicas para no perder sus ingresos. Las familias más acuciadas podrán dejar de pagar su hipoteca y no podrán suspenderse los suministros básicos de electricidad, agua y calefacción.

La cantidad desplegada por el Gobierno se libera en forma de avales y de líneas de financiación para empresas y bancos, y responsabiliza a la iniciativa privada en un total de 83.000 millones de euros de los doscientos mil anunciados. 

En su comparecencia ante el Congreso, el presidente del país ha renunciado a su programa económico inicial al comenzar la legislatura y ha anunciado la elaboración de unos Presupuestos de reconstrucción social y económica, para los que pide que la oposición no haga política y los apoye incondicionalmente. 

Francia: 300.000 millones de euros a las empresas 

Las empresas serán las grandes beneficiarias del plan Macron, lo que le diferencia del español, que va más dirigido a los trabajadores. Es más proteccionista porque los créditos solicitados a los bancos van a ser pagados por el Estado. 

Bruno Le Maire, el ministro de Finanzas, se plantea la suspensión del pago de suministros básicos, pero aún no se ha adoptado esa medida. 

Alemania: medio billón de euros rompe la austeridad

Angela Merkel corrige su defensa a ultranza de la austeridad fiscal, impresionada por el alcance real de esta crisis mundial que afectará también a la poderosa industria alemana. El despliegue no es plenamente dinerario, no obstante: se realizará, como en España, en forma de avales para las empresas. Pero habrá también ayudas directas a las empresas, aún no cuantificadas por el ministro de finanzas Olaf Scholz.

Si el 70 por ciento de la población va a acabar contrayendo el COVID según los cálculos de la canciller, la inmensa mayoría de las empresas alemanas tiritarán por la caída brutal de ingresos. Y sus bancos, que renquearon en la recesión de hace una década, precisarán de oxígeno para regar al sistema de créditos ventajosos. 

Reino Unido: la soledad económica ante el virus

El plan de contingencia de Boris Johnson, otro de los que se ha desperezado tarde, asciende a 360.000 millones de euros. La modalidad para su reparto se asemeja a las elegidas en España y Alemania: garantías destinadas a las empresas, aunque el primer ministro y su responsable de Finanzas Rishi Sunak sí se ha atrevido a suspender el pago de impuestos en sectores especialmente castigados como el turismo y para las empresas muy pequeñas, con uno o dos trabajadores. Economía real a la que no se ha atrevido España. 

UK afronta su primera gran crisis económica en solitario tras su salida de la Unión Europea. La credibilidad que consiga el recién reelegido PM, con un país ahora aislado y sin socios con los que compartir los daños, dependerá del éxito en la lucha contra las consecuencias económicas del coronavirus.