Es legítimo considerar que el principal centro de acción yihadista se ha transferido desde Oriente Medio hasta el continente africano.

Escenarios yihadistas al sur del Sahel

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PHOTO/ARCHIVO - Región del Sahel

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

En los últimos años, África subsahariana se ha convertido en un espacio fértil para la deriva de la yihad global. Las dos principales redes yihadistas mundiales -Al Qaida y Estado Islámico— han extendido sus ataques en el continente africano con el objetivo de imponer el rigorismo salafista. En el presente documento se analizará la actividad yihadista al sur del Sahel empezando por  dos escenarios limítrofes con la región saheliana e íntimamente relacionados con ella: Nigeria y la cuenca del Chad por un lado y los países costeros del golfo de Guinea por el otro, concretamente Benín, Togo, Costa de Marfil y Ghana. Posteriormente se analizará la situación actual de otros escenarios como Mozambique, Somalia, Kenia, la República Democrática del Congo y Uganda.

Introducción

En los últimos años, África subsahariana se ha convertido en un espacio fértil para la deriva de la yihad global. Las dos principales redes yihadistas mundiales -Al Qaida y Estado Islámico— han extendido sus ataques en el continente africano con el objetivo de imponer el rigorismo salafista. Resultado de esta situación, es legítimo considerar que el principal centro de acción yihadista se ha transferido desde Oriente Medio hasta el continente africano.

Si bien en la década de los noventa el germen de la yihad en África se gestó en Argelia, la presión militar de sus fuerzas de seguridad provocó que los yihadistas huyeran al norte de Mali, donde fundaron Al Qaida en el Magreb Islámico en 2007. Años después, las Primaveras Árabes del norte de África y el derrocamiento del régimen de Gadafi en Libia facilitaron la propagación y el fortalecimiento del yihadismo al sur del Sahel, lo que ha generado escenarios de inestabilidad política y de violencia terrorista en regiones de África subsahariana1. En estos escenarios los grupos yihadistas gozan de capacidad para reclutar, entrenar, abastecer, desplegar sus fuerzas y, lo que es más importante, generar ingresos económicos mediante el saqueo, la extorsión, el control de explotaciones mineras o el dominio de las rutas comerciales. Esta resistencia operativa y financiera conlleva que acabar con estos grupos o expulsarlos en el corto plazo sea poco probable2.

Una consecuencia directa de los niveles de la violencia infligida por los militantes yihadistas es el desplazamiento forzoso de unos 12,5 millones de personas de las regiones afectadas. Asimismo, unos 40 millones padecen las consecuencias de la violencia y se enfrentan a la inseguridad alimentaria. Algunas zonas de Somalia y Nigeria están sufriendo condiciones similares a la hambruna3.

Algunas de las principales causas que sustentan y alientan el avance del yihadismo en esta región son la violencia o la exclusión política que practican algunos gobiernos contra amplios sectores de su ciudadanía. Esta circunstancia se ha convertido en el pretexto de buena parte de los extremistas que, muchas veces por pragmatismo, abrazan el terrorismo yihadista como táctica contra regímenes políticos incapaces de atender las demandas de sus sociedades4. En relación directa con lo señalado, los grupos militantes prosperan con facilidad en regiones con gobiernos débiles, incapaces de ofrecer una fuerza estatal eficaz para frenar a los terroristas. Así, una contrainsurgencia eficiente requiere legitimidad gubernamental, voluntad política, control de la corrupción e inversión en actividades de desarrollo para toda la población5. Otra de las principales causas que alientan el terrorismo yihadista en África subsahariana es su relación con el crimen organizado, que, además de permitir la financiación de estos grupos, debilita todavía más al Estado y ahonda así en el factor mencionado.

Si bien los fines de los grupos del crimen organizado y de los terroristas son distintos —en términos generales, los primeros buscan el lucro económico y los segundos actúan por motivaciones ideológicas y políticas—, los medios para conseguirlos son similares: extorsión, robo, saqueo, tráfico ilícito o asesinato. Así las cosas, en muchas ocasiones resulta complejo discernir la autoría de hechos delictivos si no existe algún tipo de reivindicación. La cooperación entre bandidos y terroristas constituye uno de los aspectos más problemáticos de las zonas desestabilizadas, pues genera un contrapoder difícil de derrotar por parte de las fuerzas de seguridad estatales. Aunque resulta complejo determinar la relación entre ambos grupos, es cierto que los yihadistas se aprovechan de la inestabilidad y el debilitamiento del poder del Estado que generan los grupos criminales armados6.

En los últimos años, el panorama ideológico yihadista se ha fracturado entre los modelos contrapuestos de yihad y gobernanza de Al Qaida y el Estado Islámico. Al Qaida suele favorecer un enfoque relativamente gradual, tratando de derrocar los regímenes existentes con el objetivo de establecer un Estado religioso supranacional. El Estado Islámico, por el contrario, hace hincapié en la creación de un Estado a partir de los países existentes que pueda desafiar el orden actual. Estas visiones diferentes se vieron la década pasada con la creación y el posterior colapso de un califato autoproclamado por el Estado Islámico, lo que para sus partidarios demostró que el enfoque más agresivo del grupo era posible, pero para sus críticos confirmó como más efectivo el enfoque gradual de Al Qaida7.

En África pueden encontrarse un amplio número de organizaciones extremistas violentas con un poderoso componente terrorista yihadista, en gran medida vinculadas a Al Qaida o al Estado Islámico. Estas dos grandes franquicias, que cuentan con grupos locales que les juran fidelidad, en la mayoría de las ocasiones compiten entre ellas y pocas veces cooperan. Cuando no se ven obligadas a enfrentarse directamente, pueden coexistir, aunque persiguen agendas independientes. Cuando compiten por recursos, territorio o seguidores, pueden entrar en un conflicto violento que se convierte en el objetivo primordial de ambos grupos, pasando a un segundo plano las operaciones contra los gobiernos y otros objetivos8.

Es destacable el rápido crecimiento del Estado Islámico en el continente africano. Así, en apenas cinco años ha conseguido crear franquicias en regiones donde el apoyo a la ideología yihadista todavía se encontraba en fase incipiente. Para ello, se ha servido en algunos casos del establecimiento de alianzas y de la suma de sinergias con movimientos islamistas radicales locales, como ha ocurrido en la República Democrática del Congo o Mozambique. En otros, ha aprovechado el arraigo ideológico generado por grupos vinculados a Al Qaida y ha conseguido provocar en la marca rival escisiones y la formación de nuevas organizaciones que se sitúan ahora bajo su paraguas de influencia9.

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En el presente documento se analizará la actividad yihadista al sur del Sahel empezando por dos escenarios limítrofes con la región saheliana e íntimamente relacionados con ella: Nigeria y la cuenca del Chad por un lado y los países costeros del golfo de Guinea por el otro, concretamente Benín, Togo, Costa de Marfil y Ghana. Posteriormente se analizará la situación actual de otros escenarios como Mozambique, Somalia, Kenia, la República Democrática del Congo y Uganda.

Nigeria y la cuenca del Chad

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El principal grupo yihadista en esta región es Boko Haram. De origen nigeriano, su actividad terrorista ha traspasado fronteras y se ha extendido a los vecinos Camerún, Chad y Níger. Boko Haram nació como un grupo fundamentalista islámico suní que defendía una forma estricta de la sharia y ha pasado a convertirse en un grupo salafista yihadista. Incluso ha mantenido en ciertos periodos lazos con el Estado Islámico. Boko Haram fue el grupo terrorista más letal en 2014, época de su mayor apogeo10. Su actividad, sin embargo, ha ido disminuyendo considerablemente desde entonces, pero continúa activo.

Su nombre oficial es Jama’at Ahl as-Sunnah lid-Da’wah wa’l-Jihad (‘Personas Comprometidas con la Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Yihad’), pero es más conocido como Boko Haram, que puede traducirse como ‘la educación occidental es pecado’. El origen del grupo se remonta a 2002 y su liderazgo recaía en el predicador Mohammed Yusuf. En sus primeros años la actividad violenta era escasa. No obstante, a partir de 2008 se produce un giro en los discursos de Yusuf, que pasaron de ser una invitación a la conversión interior al islam a centrarse en un llamamiento a la yihad y a la violencia como método de acción. En 2009 tuvo lugar un incidente entre jóvenes seguidores del grupo y policías que derivó en un tiroteo. El líder de Boko Haram declaró entonces públicamente la yihad y el consiguiente estallido de violencia se extendió por el norte del país. La respuesta por parte de la policía y del Ejército nigeriano se tradujo en un millar de seguidores del grupo muertos y la ejecución extrajudicial de su líder, Yusuf. La intención de los poderes del Estado era visibilizar un castigo ejemplar que desanimara a los adeptos del grupo a continuar por el camino de la violencia, pero el resultado fue el contrario. Así, la persecución alentó a sus seguidores, que además pasaron a ser liderados por Abubakar Shekau, el lugarteniente más radical de Yusuf, que convirtió a Boko Haram en una máquina de infligir violencia: un grupo terrorista en toda regla cuya actividad se dirige contra objetivos gubernamentales y grupos cristianos principalmente11.

La violencia actual se debe tanto a los ataques de Boko Haram como a las operaciones de contrainsurgencia llevadas a cabo por la Fuerza Multinacional Conjunta (Multinational Joint Task Force, MNJTF). La MNJTF nace del esfuerzo de los Estados de la cuenca del lago Chad —Camerún, Chad, Níger y Nigeria— para aunar recursos contra los yihadistas que los amenazan y combatirlos mediante operaciones antiterroristas12.

La crisis regional provocada por Boko Haram ha causado desplazamientos internos y transfronterizos, destrucción física y ha agravado la inseguridad alimentaria en la región. Tras más de una década de conflicto, el grupo sigue ejecutando ataques terroristas contra el ejército y la población civil, principalmente en los estados del noreste: Borno, Yobe y Adamawa. La violencia de Boko Haram en esta zona de Nigeria ha afectado ya a más de 13 millones de personas. Ha provocado desplazamientos masivos y, al mismo tiempo, ha restringido los movimientos: ha interrumpido el suministro de alimentos, ha obstaculizado el acceso a los servicios básicos y ha limitado las actividades agrícolas13.

Algunos analistas consideran que la violencia de Boko Haram está arraigada en las divisiones étnicas y religiosas entre el sur cristiano, rico en petróleo, y el norte islámico. Más concretamente, en la interacción de diferentes factores en el norte de Nigeria, como el agravio económico, la ideología religiosa extrema y la oportunidad política. Estos elementos habrían conformado el contexto en el que se ha desarrollado la insurgencia. En el transcurso de 2014 y 2015, la violencia de Boko Haram se incrementó exponencialmente respecto a los años anteriores. El noreste de Nigeria fue testigo de un nuevo patrón de ataques suicidas perpetrados por mujeres, frecuentes secuestros, la toma de ciudades y pueblos y la expansión de las actividades de Boko Haram más allá de las fronteras de Nigeria para incluir una presencia más agresiva en Camerún a partir de la segunda mitad de 2014 y ataques a Níger y Chad desde febrero de 2015. Se incrementaron, además, los ataques contra los cristianos que viven en el norte: en abril de 2014 el grupo secuestró a 276 niñas cristianas que asistían a una escuela de Chibok, en el estado de Borno, una acción que rápidamente adquirió notoriedad mundial14.

Gracias a su fama y a la ineficiencia del Ejército y del Gobierno para poner coto al crecimiento y dominio territorial del grupo, así como al creciente número de victorias obtenidas en batalla, el 23 de agosto de 2014 Shekau declaró que las zonas de Nigeria bajo control de Boko Haram constituían un califato islámico. Esto se producía tan solo un par de meses después de que Abu Bakr al-Baghdadi declarara el califato islámico en Siria e Iraq. A partir de entonces, Boko Haram pasó a ser cortejado por los grandes grupos yihadistas, que veían en los terroristas nigerianos una formidable posibilidad de entrar en África, un apetecible escenario de acción gracias a su población joven, tradición islámica, gobiernos débiles o grandes extensiones sin control. Si bien Al Qaida ya contaba con grupos afines y franquicias en el continente africano, no era así en el caso del Estado Islámico, cuya presencia en esos momentos era testimonial en África. Cuando en marzo de 2015 Shekau decide prestar juramento de fidelidad a Al-Baghdadi, el Estado Islámico lo recibe con los brazos bien abiertos. Pero las diferencias de criterio tanto ideológicas como tácticas entre Shekau y la cúpula del Estado Islámico surgen desde el principio y se produce una escisión del grupo en dos facciones claramente diferenciadas: Boko Haram, dirigida por Shekau, y el Estado Islámico en África Occidental (Islamic State West Africa Province, ISWAP), bajo el control del Estado Islámico. Boko Haram continuará sembrando el terror entre la población civil con frecuentes saqueos de pueblos y el secuestro de mujeres y niños, a los que entrenan para combatir junto a ellos. Alrededor del 70 % de las víctimas de los ataques de Boko Haram han sido civiles. Por su parte, los ataques de ISWAP se centran en objetivos militares y fuerzas de seguridad. Aunque sí atentan contra civiles que colaboran con las autoridades, normalmente intentan evitar dañar a la población, entre la que buscan apoyo15. Pero la diferenciación entre Boko Haram e ISWAP no constituyó la primera fractura en el fenómeno yihadista en Nigeria. Previamente, en 2012, se había producido una escisión en las filas de Shekau. El grupo surgido entonces se autodenominó como Vanguardia para la Ayuda y Protección de los Musulmanes en el África Negra, y es conocido comúnmente como Ansaru16.

En mayo de 2021 se informó de que el líder de Boko Haram, Shekau, había muerto en una operación lanzada por su rival ISWAP para acabar con su vida. El fallecimiento del líder de Boko Haram aparentemente ha mermado la capacidad de acción del grupo, y desde entonces su actividad ha caído en picado. En términos cuantitativos, en 2020 Nigeria fue el país más afectado por la violencia yihadista de la región, pero en 2021 quedó por detrás de Burkina Faso y Mali17. Así pues, los tres últimos años han supuesto un punto de inflexión. Pese a que continúa siendo el país más afectado de la cuenca del Chad, la caída en el número de atentados registrados es notable si se comparan los 242 de 2020 con los 146 de 202218.

Estados costeros del golfo de Guinea: Benín, Togo, Costa de Marfil y Ghana

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La crisis de seguridad que atraviesa el Sahel central se está expandiendo a las regiones septentrionales de los países costeros del golfo de Guinea: Benín, Togo, Costa de Marfil y Ghana. De esta manera, los incidentes violentos y ataques terroristas están traspasando las porosas fronteras de Burkina Faso con los Estados costeros. Entre enero de 2021 y julio de 2023, se han registrado 459 incidentes —171 disturbios sociales y 288 episodios de violencia— en las regiones del norte de Benín, Togo, Ghana y Costa de Marfil19.

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La red de áreas forestales protegidas de la región facilita la expansión yihadista. Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín albergan un total aproximado de 588 reservas forestales que cubren alrededor de 142.000 kilómetros cuadrados; 188 de esas reservas, incluidas cuatro de las cinco mayores, se encuentran a menos de 10 kilómetros de una frontera internacional. Solo en Costa de Marfil hay 249 reservas, más de una cuarta parte linda con otras y ninguna está separada por más de 26 kilómetros. Estas zonas protegidas son fundamentales para preservar la vida salvaje que queda en la región, pero están en el centro de un problema de seguridad sin precedentes. Como escondites y vías para actuar pasando inadvertido, las reservas son un recurso que favorece los planes de expansión de los grupos terroristas20.

Los yihadistas vinculados tanto al Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) como a la franquicia regional de Al Qaida, Jama’at Nasr al-Islam wal-Muslimin (JNIM), llevan años desplazándose con impunidad por las mencionadas reservas forestales. Su movimiento se observó por primera vez a lo largo de los corredores de trashumancia que se extienden desde el sur de Argelia hasta estos bosques en las fronteras de los Estados litorales poco después de que comenzaran las operaciones antiterroristas de Francia en Mali en 2013. Los yihadistas locales, familiarizados con los mencionados corredores, se desplazaron hacia el sur en busca de espacios de descanso seguros en los bosques durante las operaciones francesas en el Sahel. Estas reservas forestales dificultan la vigilancia aérea, proporcionan acceso a suministros de alimentos y combustible y facilitan el discreto reclutamiento de jóvenes para que se unan a la causa yihadista entre las comunidades marginadas21. Así, grupos como JNIM e ISGS han demostrado su eficacia a la hora de transformar a una serie de actores armados —bandidos, rebeldes, milicianos, contrabandistas, militantes locales y cazadores furtivos— en grupos aliados y auxiliares, estableciendo una unidad de propósito para subvertir el control estatal y facilitar las actividades ilícitas22.

La salida al mar de estos cuatro países y su posición estratégica favorecen la implantación del crimen organizado, que utiliza sus puertos y costas como centro logístico y de distribución. Así, el golfo de Guinea y concretamente Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benín y Nigeria constituyen un punto de entrada y de tránsito en las rutas de la cocaína y otros estupefacientes y del tráfico de armas. Otras actividades delictivas importantes son el contrabando de tabaco, motocicletas y vehículos a motor. Este tráfico ilícito fomenta directamente la actividad terrorista, ya que, aparte del vínculo entre los grupos terroristas y las redes criminales para la adquisición de armas, puede establecerse una relación entre el flujo ilegal de determinados productos y el modus operandi de las organizaciones yihadistas. El tráfico ilícito de fertilizantes es un ejemplo, puesto que estos son utilizados para la creación de artefactos explosivos improvisados, introducidos como productos de contrabando desde Ghana a Burkina Faso23. Así pues, en el norte de los países costeros se viene registrando una creciente presencia de células yihadistas, que previamente a cometer atentados desarrollan un proceso de acercamiento e implantación local.

La llegada de este tipo de violencia es una fuente de especial preocupación para los Gobiernos de los países ribereños del golfo de Guinea, pero también para la comunidad internacional, que teme que la desestabilización de la región sea origen de nuevas crisis humanitarias o agrave problemas preexistentes. Benin, Togo, Costa de Marfil y Ghana son económicamente más fuertes que sus vecinos septentrionales del Sahel, pero cuentan también con debilidades: factores como la falta de oportunidades económicas y educativas entre la juventud, las disputas étnicas, la diferencia entre las condiciones de vida de las poblaciones del norte y el sur o los conflictos por el dominio de tierras facilitan el posible establecimiento de grupos terroristas24.

Hasta hace poco, los expertos en contraterrorismo desconfiaban de la capacidad de los yihadistas para expandirse por el litoral de África occidental porque estos Estados, a diferencia de sus vecinos sahelianos, son más estables políticamente y tienen un mayor control de sus fronteras. Según esta lógica, las fuerzas de seguridad y las estructuras de gobierno más sólidas hacían que el yihadismo no fuera bienvenido. Sin embargo, aunque los países de la costa no son tan frágiles como los del Sahel, tal y como se ha señalado, presentan vulnerabilidades estructurales, perpetuadas por una división norte-sur en cuanto a desarrollo y oportunidades económicas. El subdesarrollo predomina en el norte, debido a la lejanía de las ciudades en auge económico, cercanas a los puertos. La brecha norte-sur se agrava por las deficientes infraestructuras y la falta de carreteras. Las poblaciones del norte suelen verse privadas de recursos —como el acceso al empleo y la educación— de los que disponen las regiones más industrializadas del sur25. A estas diferencias socioeconómicas e intercomunitarias se añade un factor religioso: a diferencia del Sahel, los países del golfo de Guinea cuentan con una población cristiana numerosa y unas élites que a veces tienden a marginar a los musulmanes26.

En respuesta al aumento de la amenaza, los Estados costeros de África occidental han ido adoptando un enfoque militar en la lucha antiterrorista mediante el incremento de la seguridad transfronteriza. Así, en los dos últimos años Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín han ampliado el despliegue de tropas en sus territorios septentrionales. En el ámbito regional, en 2017 se estableció la Iniciativa de Accra, un mecanismo multilateral de cooperación en materia de seguridad, establecido por Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana y Togo, que cuenta además con Malí y Níger como miembros observadores27. Cinco años después de su creación, la Iniciativa de Accra ha acordado reunir una fuerza militar multinacional para detener la propagación del yihadismo. Esta fuerza operativa estará compuesta por 10.000 soldados, la mayoría de los cuales estarán destinados en Tamale (Ghana), con un componente de inteligencia en la capital burkinesa, Uagadugú. A pesar de la reciente retirada de fuerzas europeas del Sahel, la Iniciativa de Accra ha recibido 135 millones de euros por parte de la Unión Europea. Se calcula que la fuerza multinacional conjunta requiere 550 millones de dólares para funcionar eficazmente, y los Estados miembros esperan que, a parte de la Unión Europea, puedan aportar fondos la Unión Africana, la CEDEAO y Gran Bretaña. Nigeria ha aceptado unirse a esta iniciativa como observador y proporcionar apoyo aéreo y logístico28.

Más allá de estos dos escenarios planteados, es posible encontrar focos terroristas en diferentes puntos de África, que se esbozarán sucintamente a continuación.

Mozambique

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El protagonista del terrorismo yihadista en Mozambique es el Estado Islámico de Mozambique, conocido localmente como Ahlu Sunna Wal Jama’a (ASWJ). El grupo surgió en la región de Cabo Delgado en 2007 como una escisión de jóvenes predicadores y estudiantes salafistas descontentos con las autoridades del Consejo Islámico de Mozambique, institución religiosa reconocida por el Gobierno. Al menos en sus comienzos no era un grupo armado, sino una comunidad musulmana heterodoxa marginada. Poco a poco esta se fue consolidando y consiguió sumar adeptos provenientes de las capas sociales más desfavorecidas de Cabo Delgado. Con el tiempo su objetivo pasó a ser la implantación de la sharia en las áreas bajo su control. El discurso del Estado Islámico de Mozambique fue calando entre los pescadores pobres de la etnia kimwani. Otro factor que favoreció la consolidación del grupo fue el agravio histórico con respecto a los makonde, una etnia cristiana que vive en el interior y que siempre ha estado vinculada al poder. Con el tiempo, la fuerte represión y la multiplicación de los enfrentamientos con los servicios de seguridad mozambiqueños condujeron a que la organización se militarizara. El 5 de octubre de 2017 el ASWJ lanzó su primera ofensiva contra estaciones de policía en la ciudad costera de Mocímboa da Praia. Comenzaba así un ciclo de violencia que ha seguido escalando desde entonces; se estima que actualmente el grupo está formado por entre 600 y 1200 efectivos. En abril de 2018 el ASWJ prometió lealtad al Estado Islámico, pero no fue reconocido como su franquicia hasta agosto de 2019. Esta adhesión al Estado Islámico les ha reportado beneficios como equipos, ayuda con el reclutamiento y el entrenamiento, además de la inclusión en las campañas de propaganda29.

No obstante, no hay pruebas claras de que el ASWJ reciba órdenes en materia de mando y control por parte del Estado Islámico ni financiación externa significativa. El actual líder espiritual del grupo es Abu Yasir Hassan, de nacionalidad tanzana, y el jefe de operaciones es Bonomade Machude, de nacionalidad mozambiqueña. Los combatientes terroristas extranjeros son originarios de Tanzania y Kenia fundamentalmente, y en menor medida de la República Democrática del Congo, Somalia y Uganda30.

Gracias a la actuación de las fuerzas de seguridad de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC) y del Ejército ruandés, la actividad terrorista del grupo ha mermado desde julio de 2021. Los 301 sucesos y 596 víctimas mortales sufridos en 2023 son los registros más bajos en Mozambique desde que el ASWJ comenzó su actividad terrorista31.

Somalia y Kenia

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El grupo yihadista Karakat Shabab al-Mujahidin (Movimiento de Jóvenes Muyahidines), conocido internacionalmente como Al Shabab, se constituyó en 2006 como la milicia armada del ala más extremista de la Unión de Tribunales Islámicos de Somalia, movimiento que luchó contra los señores de la guerra y consiguió gobernar en algunas regiones del país, pero que fracasó en su intento de imponer un régimen islamista en el conjunto del fragmentado Estado somalí. Desde su constitución, Al Shabab ha cometido atentados en Somalia y en Kenia, principalmente contra las autoridades públicas, las fuerzas de seguridad y las operaciones militares internacionales, en especial contra los efectivos de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). Al Shabab siempre ha apoyado los postulados de Al Qaida, pero no selló su alianza formal con la organización hasta 2012. Aunque su capacidad para cometer atentados decayó a partir de 2015, durante los últimos cinco años ha conseguido remontar en su actividad terrorista y ha recuperado parte de su cohesión y fortaleza. En la actualidad, Al Shabab continúa atentando principalmente en la capital somalí y conserva un poder importante en zonas rurales del centro y sur del país, donde se ha convertido en proveedor de servicios sociales y protección para una población que vive bajo la imposición rigorista de la ley islámica, pero que experimenta un cierto sentido de pertenencia, algo que les sucede especialmente a los jóvenes sin otra expectativa vital32.

Desde agosto de 2022, el presidente Hassan Sheikh Mohamud lidera una destacada ofensiva militar contra Al Shabab. Como consecuencia de los ataques aéreos y operaciones militares, los yihadistas han sufrido importantes pérdidas. No obstante, informes de Naciones Unidas33 consideran que su capacidad financiera y operacional no ha disminuido, y se calcula que el grupo cuenta con entre 7000 y 12.000 combatientes. Al Shabab estaría generando 100 millones de dólares al año con los impuestos que recauda en suelo somalí. En los últimos seis meses, el grupo se ha centrado en llevar a cabo ataques estratégicos contra bases militares somalíes y de la Misión de la Unión Africana en Somalia. En su ataque más mortífero, más de 500 combatientes asaltaron una base de la mencionada misión en Buulo Mareer y mataron a un número considerable de efectivos ugandeses. Pero los yihadistas de Al Shabab no son los únicos: desde 2016 comparten escenario con el Estado Islámico en Somalia, agrupación que pretende arrebatarle el liderazgo de la yihad local y que opera principalmente en la región de Puntland. No obstante, por el momento el Estado Islámico en Somalia no dispone de la capacidad necesaria para controlar grandes extensiones de terreno ni para llevar a cabo operaciones de envergadura, y se calcula que solo cuenta con entre 100 y 200 combatientes34.

Somalia representó el 36 % de las víctimas mortales relacionadas con militantes islamistas en el continente africano en 2022, lo que la convierte en el segundo escenario más activo después del Sahel35.

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En Kenia, Al Shabab ha cometido importantes acciones terroristas como respuesta al envío de tropas a Somalia en 2011 por parte del Gobierno keniata con el objetivo de cooperar en la lucha contra el grupo yihadista. Así, en 2013 la organización atacó un centro comercial en Nairobi en el que murieron 67 personas36; en 2015 cometió un atentado contra el campus de la Universidad Garissa que dejó 147 estudiantes muertos37 y en 2019 perpetró otro contra un hotel de Nairobi que se saldó con 21 víctimas mortales38. En 2020 Al Shabab atacó una base militar en Kenia que utilizan militares estadounidenses39. Los yihadistas también han asaltado escuelas y autobuses cerca de la frontera con Somalia.

República Democrática del Congo y Uganda

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Las Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA) son un grupo fundado a mediados de la década de 1990 por un cristiano ugandés convertido al islam, Jamil Mukulu, que reunió a seguidores descontentos con el trato que el Gobierno ugandés daba a los musulmanes, que representan alrededor del 14 %40 de la población del país, predominantemente cristiano. Ante la presión de las fuerzas de seguridad ugandesas, las FDA se reagruparon en el interior de la República Democrática del Congo (RDC), en el territorio de Beni. Desde sus bases en las montañas congoleñas han promovido la ideología yihadista y han realizado incursiones en el suroeste de Uganda. A lo largo de décadas han cometido numerosas acciones terroristas tanto en la RDC como en Uganda contra objetivos militares y civiles41.

En 2018 las FDA se unieron al Estado Islámico, pasándose a denominar también Estado Islámico en África Central. El Estado Islámico reivindicó su primer atentado en este escenario en abril de 2019: un ataque contra el Ejército de la RDC cerca de la frontera con Uganda. Entre 2014 y 2020, las FDA/Estado Islámico han matado a aproximadamente 4000 civiles. En octubre de 2020, protagonizaron el asalto a una prisión en la ciudad congoleña de Beni que dio lugar a la fuga de unos 1300 presos, entre ellos cerca de 250 combatientes del grupo yihadista. En abril de 2022 llevaron a cabo su primer atentado suicida en Goma (RDC) y en agosto del mismo año perpetraron otra fuga en una prisión de Kivu del Norte (RDC), durante la cual fueron liberados 800 presos42.

En enero de 2023 los terroristas detonaron un artefacto explosivo en la iglesia de Lubiriha, en Kasindi (Beni). Como consecuencia de la explosión murieron 16 personas y más de 60 civiles resultaron heridos. Esta bomba, la más potente utilizada hasta el momento por las FDA, ha causado el mayor número de víctimas mortales registrado en una sola explosión43.

En 2021, después de que las FDA mataran a cientos de civiles, las autoridades de la RDC y Uganda decidieron colaborar para combatir a los rebeldes. En noviembre de 2021, Uganda envió tropas para que ayudaran a las de la RDC a luchar contra los miembros de la FDA en el marco de la operación conjunta Shujaa, que tiene como objetivo a los mandos y combatientes del grupo y que está consiguiendo dispersar a los yihadistas de sus bastiones tradicionales. Se calcula que la organización cuenta actualmente con entre 1500 y 2000 combatientes en activo, liderados por Seka Baluku (alias Musa Baluku)44.

Conclusiones

Aunque el terrorismo yihadista, en términos generales, se encuentra en auge en África subsahariana, una actuación inteligente y eficaz por parte de los Estados afectados podría revertir la tendencia. En el caso de los escenarios limítrofes con el Sahel, la fragilidad política de los Gobiernos golpistas sahelianos y la inseguridad regional se reforzarán mutuamente, y cabe esperar con ello que la amenaza yihadista sobre la cuenca del Chad y los Estados costeros del golfo de Guinea siga creciendo. No obstante, varios factores podrían dificultar la progresión de los grupos yihadistas más al sur, empezando por la necesidad de crear alianzas locales. Así, a medida que los grupos yihadistas se desplacen a regiones meridionales, les resultará más difícil establecer bases duraderas y conseguir el apoyo de los habitantes de estas zonas predominantemente cristianas. Además, perderán gran parte de su capacidad para moverse sin ser detectados entre la población local. En cualquier caso, la reciente oleada de golpes de Estado en el Sahel ha puesto de manifiesto que no es necesario que los yihadistas se extiendan por todo el territorio de un país para crear una crisis que desemboque en un Estado fallido y el caos.

Las experiencias de lucha contra los grupos yihadistas en África subsahariana han demostrado la eficacia y el importante papel que están jugando las misiones internacionales y alianzas de cooperación de naturaleza regional: la Fuerza Multinacional Conjunta, que engloba a los Ejércitos de los Estados de la cuenca del lago Chad; la Iniciativa de Accra; las fuerzas de seguridad de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional en Mozambique; la Misión de la Unión Africana en Somalia o la alianza de los Ejércitos de la RDC y Uganda en la operación Shujaa. Estas operaciones conjuntas están limitando significativamente las capacidades de los yihadistas, aunque su éxito en algunos casos viene acompañado de una escalada en la intensidad de los ataques, como está ocurriendo en Somalia o en la RDC. De cualquier modo, se trata de reacciones a corto plazo que, si los éxitos de las operaciones se prolongan, no podrán ser mantenidas en el medio-largo plazo por los terroristas.

Como medida complementaria a la acción de naturaleza militar, el éxito de los Gobiernos sobre los grupos yihadistas no será posible sin el restablecimiento de procesos legítimos de gobernanza que fortalezcan la acción del Estado y que permitan además que la prestación de servicios sociales alcance a todos los ciudadanos, especialmente a los pertenecientes a grupos susceptibles de ser atraídos a la acción yihadista. El objetivo es que la acción violenta deje de ser una posible vía que lleve aparejadas garantías de subsistencia o un orden social en teoría más justo.

La legitimidad y el fortalecimiento de una acción del Estado capaz de trazar un nexo entre la seguridad y el desarrollo podría resultar la estrategia más eficaz para aplacar la amenaza yihadista en África subsahariana.


Óscar Garrido Guijarro* Analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Doctor en Paz y Seguridad Internacional
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Referencias:

1 DÍEZ ALCALDE, Jesús. «África 2019: la expansión de la amenaza yihadista y la urgencia de ponderar la respuesta». Instituto Español de Estudios Estratégicos, 23 de enero de 2019. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2019/DIEEEA03_2019DIEZ-YihadArabe.pdf
2 SIEGLE, Joseph. «Taking Stock of the Surge in Militant Islamist Violence in Africa». Africa Center for Strategic Studies, 7 de marzo de 2023. Disponible en: https://africacenter.org/spotlight/taking-stock- surge-militant-islamist-violence-africa/
3 SIEGLE, Joseph y WILLIAMS, Wendy. «Militant Islamist violence in Africa surges – deaths up nearly 50 %, events up 22 % in a year», The Conversation. 7 de marzo de 2023. Disponible en: https://theconversation.com/militant-islamist-violence-in-africa-surges-deaths-up-nearly-50-events-up-22- in-a-year-200941
4 DÍEZ ALCALDE, Jesús. Op. cit.
5 SIEGLE, Joseph y WILLIAMS, Wendy. Op. cit.
6 SANCHEZ HERRÁEZ, Pedro. «El Sahel: epicentro yihadista en África Occidental», Cuaderno de Estrategia 2014 (Terrorismo internacional: mutación y adaptación de un fenómeno global). Instituto Español de Estudios Estratégicos, 27 de diciembre de 2022. Disponible en: https://www.ieee.es/publicaciones-new/cuadernos-de-estrategia/2022/Cuaderno_214.html
7 THORSON, Charles. ”The Future of Jihadism in a Multipolar World”, Stratford. 25 de agosto de 2023. Disponible en: https://worldview.stratfor.com/article/future-jihadism-multipolar-world
8 NACIONES UNIDAS. Trigésimo segundo informe del Equipo de Apoyo Analítico y Vigilancia de las Sanciones presentado de conformidad con la resolución 2610 (2021), relativa al EIIL (Dáesh), Al-Qaida y las personas y entidades asociadas. 25 de julio de 2023. Disponible en: https://documents-dds- ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N23/189/77/PDF/N2318977.pdf?OpenElement
9 IGUALADA, Carlos. “¿Es posible un nuevo califato yihadista de Daesh en África?”, Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. 28 de julio de 2022. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/actividades/es-posible-un-nuevo-califato-yihadista-de-daesh-en-africa/
10 INSTITUTE FOR ECONOMICS AND PEACE. Global Terrorism Index 2014. Disponible en: https://www.economicsandpeace.org/wp-content/uploads/2015/06/Global-Terrorism-Index-Report- 2014.pdf
11 FUSTER, R. «Descripción y análisis de un grupo terrorista. Boko Haram. Un ejemplo de los riesgos (inter)nacionales en un Estado fallido», Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, n.o 18. 2021, pp. 177-208. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/604108
12 INTERNATIONAL CRISIS GROUP. «What Role for the Multinational Joint Task Force in Fighting Boko Haram?» (Report, n.o 291). Disponible en: https://www.crisisgroup.org/africa/west-africa/291-what-role- multinational-joint-task-force-fighting-boko-haram
13 ACAPS. «Nigeria. Boko Haram». 2021. Disponible en: https://www.acaps.org/country/nigeria/crisis/boko-haram-
14 ADAMO, A. «The terrorist and the mercenary: Private warriors against Nigeria’s Boko Haram», African Studies, vol. 79. 2020, pp. 339-359.
15 SUMMERS, M. y YAGÜE, J. «Boko Haram e ISWAP: dos caras de la misma moneda» (Documento OIET, 14/2020). Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/actividades/boko-haram-e-iswap-dos- caras-de-la-misma-moneda
16 LABORIE, M. «¿Quién es Ansaru?», Boletín del Instituto Español de Estudios Estratégicos. 2013. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_informativos/2013/DIEEEI05- 2013_Quien_es_Ansaru_MLI.pdf
17 OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SOBRE TERRORISMO, COVITE. Anuario del
terrorismo yihadista 2021. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/eedyckaz/2022/03/ANUARIO-2021-version-final.pdf
18 OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SOBRE TERRORISMO, COVITE. Anuario del
terrorismo yihadista 2022. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/eedyckaz/2023/07/ESPANOL-ANUARIO-2022_final.pdf
19 GRANIT. «Outil de veille multirisques pour les pays côtiers d’Afrique de l’Ouest». 11 de septiembre de 2023. Disponible en: https://reliefweb.int/report/benin/outil-de-veille-multirisques-pour-les-pays-cotiers- dafrique-de-louest-benin-cote-divoire-ghana-togo-granit-au-31-juillet-2023
20 BROTTEM, Leif. «Jihad Takes Root in Northern Benin». The Armed Conflict Location & Event Data Project, 23 de septiembre de 2022. Disponible en: https://acleddata.com/2022/09/23/jihad-takes-root-in- northern-benin/
21 BERNARD, Aneliese. «Jihadism is spreading to the gulf of guinea littoral states, and a new approach to countering it is needed». Modern War Institute, 9 de septiembre de 2021. Disponible en: https://mwi.westpoint.edu/jihadism-is-spreading-to-the-gulf-of-guinea-littoral-states-and-a-new-approach- to-countering-it-is-needed/
22 NSAIBIA, Héni. «In Light of the Kafolo Attack: The Jihadi Militant Threat in the Burkina Faso and Ivory Coast». The Armed Conflict Location & Event Data Project, 24 de agosto de 2020. Disponible en: https://acleddata.com/2020/08/24/in-light-of-the-kafolo-attack-the-jihadi-militant-threat-in-the-burkina-faso- and-ivory-coast-borderlands/
23 COLLADO, Carolina. «Evaluación de la amenaza yihadista y sus posibilidades de expansión en el Golfo de Guinea», Revista Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Agosto de 2021. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/eedyckaz/2021/08/5-Evaluacion-de-la-amenaza-yihadista-y-sus- posibilidades-de-expansio%CC%81n-en-el-Golfo-de-Guinea-Carolina-Collado.pdf
24 SUMMERS, Marta. «Actividad yihadista en el Magreb y en el Sahel occidental», Anuario del terrorismo yihadista 2022. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/eedyckaz/2023/07/ESPANOL- ANUARIO-2022_final.pdf
25BERNARD, Aneliese. Op. cit.
26 GUIFFARD, Jonathan. «Gulf of Guinea: Can the Sahel Trap Be Avoided?». Institut Montaigne, 1 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.institutmontaigne.org/en/expressions/gulf-guinea-can-sahel- trap-be-avoided
27 Idem.
28 AFRICA DEFENSE FORUM. «Accra Initiative Takes Aim at Extremism’s Spread». 13 de diciembre de 2022. Disponible en: https://adf-magazine.com/2022/12/accra-initiative-takes-aim-at-extremisms-spread/
29 MORA TEBAS, Juan Alberto. «Conflicto de Cabo Delgado (Mozambique): ¿riesgo de “sahelización” en África Meridional?», Panorama geopolítico de los conflictos 2022. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/PGC2022/PGC2022_Capitulo08.pdf

30 NACIONES UNIDAS. Op. cit.
31 AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. «African Militant Islamist Group-Linked Fatalities at All-Time High». 31 de julio de 2023. Disponible en: https://africacenter.org/spotlight/africa-militant- islamist-group-linked-fatalities-at-all-time-high/
32 DÍEZ ALCALDE, Jesús. «Somalia: hay futuro», Panorama geopolítico de los conflictos 2019. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/panorama_geopolitico_conflictos_2019.pdf
33 NACIONES UNIDAS. Op. cit.
34 Idem.
35 AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. Op. cit.
36 HOWDEN, Daniel. «Terror in Nairobi: the full story behind al-Shabaab’s mall attack», The Guardian. 4 de octubre de 2013. Disponible en: https://www.theguardian.com/world/2013/oct/04/westgate-mall- attacks-kenya
37 BBC NEWS. «¿Quiénes son los extremistas de Al Shabab, el grupo que mató a 147 estudiantes en Kenia?». 2 de abril de 2015. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150402_perfil_al_shabab
38 BBC NEWS. «Kenya attack: 21 confirmed dead in DusitD2 hotel siege». 16 de enero de 2019. Disponible en: https://www.bbc.com/news/world-africa-46888682
39 EFE. «Al Shabab ataca una base militar en Kenia donde hay militares de EE. UU.», La Vanguardia. 5 de enero de 2020. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/internacional/20200105/472718510390/al-shabab-ataca-base-militar- kenia-militares-estadounidenses.html
40 CIA. «Uganda», The World Factbook. Disponible en: https://www.cia.gov/the-world- factbook/countries/uganda/#people-and-society
41 GLOBAL SECURITY. «Allied Democratic Forces». Disponible en: https://www.globalsecurity.org/military/world/para/adf.htm
42 CIA. «Terrorist organizations», The World Factbook. Disponible en: https://www.cia.gov/the-world- factbook/references/terrorist-organizations/
43 BNN NEWSROOM. «ISIS-Linked Bombing at DR Congo Church Kills 17 and Injures Many». Enero de 2023. Disponible en: https://bnn.network/watch-now/isis-linked-bombing-at-dr-congo-church-kills-17-and- injures-many/
44 NACIONES UNIDAS. Op. cit.