España condecora a los tres máximos responsables de la lucha antiterrorista en Marruecos

Por Rachid Elalamy
Foto: Abdelatif Hammouchi, el jefe del servicio secreto interior marroquí condecorado por el Ministerio del Interior español.
La colaboración antiterrorista entre España y Marruecos va viento en popa. Esta cooperación entre las fuerzas de seguridad y los servicios secretos de ambos países ha permitido en los últimos meses la desarticulación de varias células yihadistas en ciudades marroquíes como Nador, Castillejos, Tetuán y Fez, y en Ceuta y Melilla. Para agradecer a Marruecos su esfuerzo, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, condecoró el miércoles de esta semana a los tres máximos responsables de la lucha antiterrorista del Reino Alauí. Estas distinciones, concedidas por la Dirección General de la Policía, fueron otorgadas al director de la Dirección General de la Vigilancia del Territorio (DGST, servicio secreto interior) de Marruecos, Abdelatif Hammouchi, y a otros dos altos mandos de la Policía marroquí. Los tres responsables recibieron la Cruz Honorífica al Mérito Policial con distintivo blanco. Las Policías de Marruecos y de España desarrollan un “ejemplar trabajo, coordinado y reforzado en los últimos años, contra la amenaza del terrorismo yihadista”, según señaló el Ministerio del Interior español. Para este departamento, es un motivo de satisfacción que este año se hayan llevado a cabo cinco operaciones de forma conjunta, en las que han resultado detenidas 40 personas. Todas las operaciones tenían como objetivo el desmantelamiento de redes terroristas cuyas actividades consistían en la financiación, captación, adoctrinamiento ideológico y envío de combatientes a las zonas de conflicto de Irak y Siria. En este sentido, la colaboración entre la DGST de Marruecos y la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía ha sido clave, y pone de manifiesto la excelente relación política y diplomática entre Madrid y Rabat. “Ambos cuerpos mantienen un excelente clima de confianza, reconocimiento y respeto mutuo, más aún en un ámbito tan sensible y complejo como es la lucha contra el terrorismo”, se felicitó el Ministerio del Interior español.
Una decisión polémica
La decisión tomada por el Ministerio del Interior no pasó inadvertida para algunos actores políticos y mediáticos en Marruecos, porque se dan las circunstancias de que que Abdelatif Hammouchi está reclamado por la Justicia francesa. El origen de las tensiones políticas y diplomáticas entre Marruecos y Francia está ahí. El pasado mes de febrero, un juez galo decidió perseguir a Hammouchi por su presunta “complicidad” en varios casos de tortura. A raíz de este hecho, el Gobierno marroquí rompió la colaboración con Francia en materia judicial, y desde entonces las relaciones franco-marroquíes van de mal en peor. “Abdellatif Hammouchi, perseguido en Francia, condecorado en España”, titula un artículo sobre el alto responsable de la DGST el periódico digital marroquí ‘yabiladi.com’. Cabe recordar que el jefe de la DGST fue condecorado con la Legión de Honor francesa por el presidente Nicolas Sarkozy. Eran otros tiempos. “Abdelatif Hammouchi es un hombre feliz. El Gobierno español le ha acordado una de sus más altas distinciones”, destaca ‘yabiladi.com’. La televisión pública y la agencia MAP marroquíes informaron ampliamente sobre esta noticia. Otros medios ignoraron el asunto. Un periodista del semanario de información general ‘TelQuel’, en declaraciones a Atalayar, calificó de “extraño” que “un gobierno democrático como el español dé una medalla a un señor que está perseguido por un juez francés por encubrir presuntamente a unos torturadores”. “No lo entiendo”, dijo este periodista. Fuentes de la Organización Marroquí de Derechos Humanos (OMDH) expresaron a Atalayar su “desacuerdo” y “descontento” con la decisión del Ministerio del Interior español, porque “encubre a un señor que ha cometido presuntamente un delito”. En cambio, el analista político Yassine Maghribi consideró que “no hay que polemizar sobre decisiones políticas que reflejan las buenas relaciones que España y Marruecos mantienen en la lucha antiterrorista. España y Marruecos son países soberanos y no actúan en función de lo que diga y haga un juez francés”.
Cristianos franceses
La decisión española tampoco gustó en Francia a la Asociación de Cristianos por la Abolición de la Tortura (ACAT), que fue el grupo que denunció al jefe de la DGST por dos presuntos casos de tortura. Las víctimas, según ACAT, son un saharaui casado con una francesa, Naama Asfari, que cumple una condena de 30 años en la prisión marroquí de Salé, cerca de Rabat; y Adil Lamtalsi, un franco-marroquí que ahora vive en Francia. Estas dos personas aseguran que fueron torturadas por agentes de la DGST en las dependencias de este servicio de seguridad y sus abogados defensores se querellaron contra Hammouchi. Este alto responsable marroquí estaba en París cuando el pasado 20 de febrero siete agentes de la Policía judicial francesa se presentaron en la residencia del embajador de Marruecos en Francia, en la periferia rica de la capital gala, para entregar a Hammouchi una convocatoria del juez de instrucción. Hammouchi se negó a comparecer ante el magistrado y regresó rápidamente a Marruecos. Según el periodista de ‘El Mundo’ Ignacio Cembrero, el Ministerio del Interior español trató que la ceremonia de entrega de las condecoraciones a Hammouchi y otros dos jefes policiales marroquíes fuera “discreta, pero los medios marroquíes se hicieron abundantemente eco de ella porque, probablemente, la medalla española repara un poco la afrenta padecida por Hammouchi en París”. Otro Gobierno español, el del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, impuso en 2005 la Gran Cruz de Isabel la Católica al general y comandante en jefe de la Gendarmería Real marroquí (un cuerpo de seguridad parecido a la Guardia Civil), Hosni Benslimane, que estaba reclamado por la Justicia francesa en el marco de la investigación sobre el secuestro y asesinato, en París, en el año 1965 del líder de la izquierda marroquí Mehdi Ben Barka. Se supone que Ben Barka fue secuestrado y asesinado por los servicios secretos del rey Hasan II y que éstos contaron con la complicidad de ciertos aparatos de seguridad franceses, pero la Justicia gala nunca lo ha podido demostrar.