Sahel-Iberoamérica, ¿nuevo vínculo clave en la geopolítica de la droga?

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.
El Sahel, una amplia y desconocida región que actúa de núcleo de interconexión entre el Magreb y los países africanos del sur, alberga rutas de comercio lícito e ilícito, con un pasado milenario. Por estas mismas razones, hoy en día, se transportan miles de toneladas de droga con el objetivo de alcanzar a los diferentes consumidores globales de estupefacientes, destacando entre estos el mercado del continente europeo. Tras la falta de control estatal en las diferentes naciones sahelianas y, por el contrario, una presencia de organizaciones terroristas y criminales adueñadas del espacio, los carteles iberoamericanos vieron la oportunidad perfecta en la región para expandir así su negocio. Desde entonces, se produce una simbiosis entre Iberoamérica y el Sahel, desarrollando este último una importante función en la geopolítica de la droga. Un análisis final articula este documento.
El Sahel, región al margen de la ley
El Sahel, el corazón de África, el núcleo de interconexión entre el Magreb (Sáhara) y los países del sur… Una región que pasa desapercibida a pesar de dar refugio a diversas organizaciones terroristas, elevada presencia de crimen organizado y rutas, con un pasado milenario, que agrupan los mayores tráficos ilícitos globales. Teóricamente, la franja territorial del Sahel se extiende de oeste a este del continente alrededor de 5.500 kilómetros, y agrupa de 10 a 12 naciones (según las fuentes consultadas), desde la costa atlántica de Mauritania hasta la costa del mar Rojo de Eritrea. Sin embargo, son cinco los grandes Estados protagonistas de la región: Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad. Países que, por su común historial tras la descolonización frente a Francia, comparten en gran medida sistemas y estructuras1. Como a su vez comparten desafíos, amenazas y los mismos retos, en 2014, se decidió denominar a dicha agrupación de Estados sahelianos G5 Sahel2, con el objetivo de fortalecer la cooperación, y minimizar los riegos transnacionales.
Esta región ha sido, es y será, ante todo, una extensión fronteriza. Es más, la palabra «sahel» proviene del término árabe que tiene como denotación «costa», «borde» o «frontera». Primeramente, dio cobijo a incontables viajeros árabes medievales, para los que establecía el terreno divisorio entre el desierto y las áreas fértiles del interior de África Occidental3. Con los años, la región del Sahel a su vez se convirtió en tierra de esclavos que, desde sus rutas, transitaban y desembarcaban para alcanzar las costas del nuevo continente americano. En cuanto a lo que la civilización islámica respecta, el Sahel desempeñaba un esencial rol periférico entre las diferentes relaciones del mundo islámico.
Actualmente, muchos de los países que conforman la región se pueden englobar bajo el término de «ingresos bajos», y suelen situarse en la parte inferior de cualquier índice que analice el desarrollo y el crecimiento. En su mayoría, la figura estatal en los distintos espacios del Sahel es inexistente, y las grandes dimensiones de terreno árido de estos países —solo la región G5 conforma una superficie 10 veces mayor a la de España— no hacen más que agravar la inestabilidad.
Alrededor del 80 % de los habitantes sahelianos, se dedican al sector primario de la economía. En otras palabras, viven de la explotación de los recursos naturales, y es por ello que se encuentran dependientes de la distribución de los mismos. Si ya en situaciones normales, el clima es variable y se experimentan tanto años de grandes sequías como periodos de lluvias torrenciales4, bajo la premisa del cambio climático y sus consecuencias, el clima en el Sahel está aún más alterado, y las poblaciones se ven directamente afectadas y sujetas a estos nuevos e incontrolables ritmos climáticos5. A todo ello se le añade el incremento de población en la región en los últimos años, pues solo los países que conforman el G5 ya constan de 85 millones de habitantes. ¡Cambio climático y aumento en la demografía!, dos ingredientes perfectos para asentar el caos en la región y aumentar las tensiones para distribuir los recursos.
Con ello, si las estructuras estatales no materializan el poder ni controlan los territorios nacionales, la población necesita encontrar una vía alternativa para poder subsistir… Y dado que las principales fuentes de ingresos en la región resultan ser el comercio lícito e ilícito y la inmigración, las maneras más evidentes y populares entre los sahelianos para abastecer a sus familias es acudir a estas mismas fuentes. Ese cúmulo de realidades, tanto estructurales como circunstanciales, se ha convertido en un ciclo vicioso, y la explosiva combinación de tantas causas ha conseguido convertir a la región del Sahel en uno de los puntos globales con mayor inestabilidad.
Los tráficos ilícitos sahelianos
La compleja región del Sahel se caracteriza por tradicionales lazos familiares y tribales arraigados en la población, y unos Estados que carecen del monopolio de la violencia. La carencia de un control exhaustivo y eficaz ha dado pie a un desarrollo de nuevas estructuras transnacionales de naturaleza tribal, e incluso familiar. Dichas nuevas configuraciones, con el fin de abastecer las necesidades básicas de la población, han conseguido desbordar las fronteras y han constituido relaciones sociales basadas en el comercio y los tráficos ilícitos6. Así, en los últimos años, la región del África Occidental, y por ende el Sahel, se ha consolidado como mercado de tránsito de drogas, de armas, de personas e incluso de animales exóticos.
¿Cuándo se empezó a comercializar con droga?
El tráfico ilícito de drogas en la región no llega a ser un proceso nuevo en el continente. Este territorio comenzó a servir como punto de circulación en la década de 1950 a pequeña escala. Desde puertos o aeropuertos africanos, las organizaciones libanesas dedicadas al crimen organizado enviaban a Nueva York correos humanos, principalmente nigerianos, cargados con heroína, para así satisfacer la demanda estadounidense del momento7. Posteriormente, adentrándose en la década de los 90, destacaba la presencia en la región africana (fundamentalmente en Mali y Senegal) de organizaciones españolas y portuguesas, con el fin de comercializar con drogas, y blanquear así sus beneficios a través de fachadas de empresas destinadas a las exportaciones.
El gran protagonista, el hachís
El hachís es la principal sustancia con la que se ha traficado en Sahel. Desde hace décadas, su producción se concentra, en mayor parte, en la región del norte del continente, siendo el área del Rif, en el norte de Marruecos, la productora por excelencia. Dicho estupefaciente viaja desde allí hasta el estrecho de Gibraltar, para llegar a abastecer los mercados europeos8. El 80 % del consumo europeo anual de dicha sustancia accede al viejo continente a través de esta vía, y más de 600 toneladas son incautadas al año en dicho tramo del estrecho9. Sin embargo, en los últimos años, se ha ido asistiendo a una nueva apertura de rutas cuya finalidad es alcanzar Agadez en Níger, atravesando para ello, el sur del Sáhara, Mauritania y Mali, desde entonces el Sahel entró en escena en este tráfico ilícito de hachís. Desde allí, la mercancía se divide entre dos recorridos alternativos para 1) abastecer los mercados del este de Europa, desde Libia y Egipto, 2) alcanzar los mercados del Medio Oriente (cuyo consumo ha crecido exponencialmente en la última década), desde el Chad y el Sudán10.
El terrorismo y el crimen organizado se adueñan del poder
En este espacio sin ley existen diversas organizaciones terroristas que evolucionan constantemente e incluso, en ocasiones, cooperan entre ellas. Como toda organización, dichos grupos terroristas necesitan ingresos para cumplir sus objetivos. ¿Cuál es su método entonces? Establecen puntos fronterizos de control en las rutas de tránsito, imponiendo una tarifa aduanera de protección tanto a las caravanas que transportan la mercancía por vía terrestre, como a las poblaciones de la zona11. Un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo estima que en el continente africano se recauda una media de 40.500 millones de euros anuales en el desarrollo de actividades criminales (incluyendo el tráfico de drogas), con el mero objetivo de financiar dichas organizaciones terroristas12. Aun así, los yihadistas de la región y los narcotraficantes son enemigos estratégicos, si bien, como se ha citado antes, aliados tácticos. Aunque sus objetivos sean diferentes, buscan acabar con el monopolio de la violencia por parte del Estado. Los terroristas, por un lado, sueñan con implantar un califato en el continente, mientras que los carteles de droga tienen como interés expandir las rutas de su comercio y así conseguir más beneficio económico.
La inestabilidad en la región por los continuos golpes de Estado, las grandes e incontrolables extensiones de desierto, y los niveles de corrupción tan pronunciados dificultan la labor de los gobiernos para erradicar los problemas de seguridad, e incrementan, de hecho, la presencia de grupos criminales en África Occidental13. Es más, el auge de las organizaciones terroristas no podría entenderse sin asociarlas al crimen organizado, pues estas actividades ilícitas son las que les proporcionan poder político, influencia social, acceso a recursos y publicidad.
Iberoamérica y la cocaína
La región de Iberoamérica concentra la producción global de hoja de coca, pasta base de cocaína y clorhidrato de dicha sustancia. A su vez, la marihuana cada vez se cultiva más con el fin de exportarla mundialmente, y de manera creciente, tanto el opio como la heroína también se elaboran en la región. Esta subida en la producción de drogas ilícitas se ha visto afectada por la incorporación de grandes extensiones de campesinos e indígenas a los cultivos del narcotráfico14. Al final, la rentabilidad de cultivos ilícitos sigue siendo mayor frente a las cosechas lícitas. En Bolivia, por ejemplo, se estima que solo la actividad económica de la cocaína ocasiona unos 135.000 empleos, lo que equivale a un 6,4 % del empleo total del país15. Con todo ello, y a pesar de la expansión en el mercado de las drogas, el principal problema que afecta a la región de Iberoamérica es el cómo lidiar con la exportación global de la cocaína, dada la concentración total de su producción en Colombia, Perú y Bolivia. Los tres países, juntos, alcanzan las 200.000 hectáreas cultivadas de este estupefaciente, lo que se traduce en una generación de 1.200 toneladas de cocaína de máxima pureza16. Gran parte de estas finalizan su trayectoria en los Estados Unidos, principal consumidor, mientras que la otra gran parte tiene como objetivo alcanzar el continente europeo. Y es aquí donde entra en juego la región del Sahel… ¿será esta región el nuevo socio del narcotráfico iberoamericano?
¿Nuevo vínculo clave para el narcotráfico?
Como muchos expertos en la materia indican, hacia el 2005 ya eran los actores locales del Sahel los que trabajaban mano a mano con carteles iberoamericanos17. La superficie de cultivo en los países productores de cocaína se encontraba en aumento, y llegó a extenderse hasta un 76 % durante esos primeros años del siglo XXI18. A consecuencia, rutas y estrategias para distribuir la oferta de sustancias estupefacientes mutaron, y la región del Sahel acabó involucrada en todo el proceso.
En paralelo a lo mencionado, muchos Estados americanos reforzaron sus mecanismos de control hacia el tráfico de drogas, siendo estos más fuertes y precisos; y los carteles mexicanos monopolizaron el tránsito de drogas en el norte, lo que llevó a las organizaciones criminales colombianas a encontrar nuevos puertos de acceso19. De igual modo, y como último factor que asentó el vínculo entre Iberoamérica-Sahel y el tráfico ilícito, fue el surgimiento de Europa como mercado de demanda creciente en estupefacientes.
¡El Sahel es el completo y perfecto caos!
Los carteles de drogas iberoamericanos tienen como principal interés asegurar su comercio ilícito de drogas alrededor del mundo, evitando cualquier elemento que impida completar su finalidad. Es por ello que, en su proceso de establecer nuevas rutas de tránsito, el Sahel se posicionaba como la alternativa más viable para nutrir un nuevo y potente mercado consumidor, el europeo.
Si las naciones sahelianas cuentan con escasas capacidades militares y policiales,
¿cómo se evitaría, en los Estados de dicha región, la entrada de la droga? Esto viene a relacionarse directamente con la debilidad estatal tan pronunciada en la región, uno de los factores más significativos que incentivaron dicha alianza entre Iberoamérica y el Sahel. El Estado, por lo general, ejerce un orden informal, en el que las relaciones clientelares priman por encima de la legalidad20. A su vez, la falta de consolidación de un sistema democrático y un desarrollo insuficiente de las instituciones públicas generan los ingredientes perfectos para que impere el caos en el Sahel. Se han normalizado tanto los altos niveles de corrupción institucional como las alianzas entre políticos y organizaciones delictivas, lo cual dificulta la búsqueda de soluciones desde las más altas esferas de las naciones sahelianas.
Narcotraficantes: por tierra, por mar y por aire
Según las agencias de control del narcotráfico, el medio de transporte por excelencia son los grandes buques pesqueros o de carga. El proceso de distribución es el siguiente. La mercancía se oculta en barcos más pequeños —desde lanchas, veleros o barcos de pesca— en el trayecto marítimo desde Iberoamérica a puertos africanos. Una vez alcanzado el continente destinatario, las drogas son divididas, siempre en pequeñas cantidades, entre vuelos comerciales y trayectos de tierra, utilizando «mulas de carga» a través del desierto del Sáhara hacia el Magreb, y seguidamente a Europa como destino21. A finales del 2009, como simple muestra, un Boeing 727 fue encontrado accidentado en el norte de Mali, cerca de Tarkint, tras haber sido empleado para el transporte de toneladas de cocaína desde Venezuela22. Para evitar este tipo de pérdidas en el comercio, algunos observadores remarcan dicho ejemplo del caso «Air cocaine», conocido así de manera popular, como el inicio del uso de correo humano en el narcotráfico transatlántico.
Es más, la Comisión sobre el impacto de las drogas en la gobernanza, seguridad y desarrollo en África Occidental (WACD23) viene alertando, desde hace años, que son las bandas criminales, concretamente nigerianas, las responsables de transportar la droga que desembarca en su país procedente de Iberoamérica al resto de la región de África Occidental24. Nigeria, cuya situación geográfica lleva siendo clave desde hace siglos para el tráfico ilícito transatlántico: desde el desembarco de esclavos que partían hacia América hasta los miles de toneladas de droga que alcanzan sus costas cada año, opera como país encargado de almacenar inicialmente la mercancía25. Y gracias a sus contactos con Benín, Ghana, Burkina Faso y actualmente Guinea Bissau, y el entorno tan permisivo que ha ido originando el Estado nigeriano, este país se ha consolidado como la sede más importante de la oferta y la demanda de estupefacientes26. Una vez la mercancía se descarga, son las bandas criminales, mencionadas anteriormente, las encargadas de distribuir toneladas de droga por el Sahel, para alcanzar finalmente el mercado europeo.
¿Pero solo Europa o desde el Sahel se distribuye a más partes del planeta?
Los primeros colombianos en adentrarse y probar la eficacia de las rutas en el Sahel fueron los Zetas, los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación27. Ahora bien, su previa instalación en el Estado español, y en menor medida, en el portugués, fue crucial para que este nuevo proceso de comercio resultase fructífero. Es más, la convergencia y el apoyo entre las organizaciones criminales tanto españolas, italianas y marroquíes con las iberoamericanas dedicadas al narcotráfico ha facilitado el comercio ilícito de drogas en Europa, con la región del Sahel como centro del proceso28.
Así, todas tenían, y tienen, un rol a desempeñar en dicho ciclo criminal: las iberoamericanas se centran en la producción y el envío trasatlántico, las africanas occidentales en su recepción y distribución a través del continente, y las europeas de proteger la logística y el cargamento para llegar a finalizar la cadena de distribución con éxito hasta el comprador final, quién ya habría negociado el precio y la cantidad con las organizaciones iberoamericanas. Pese a la aparente distancia y etapas intermedias, desde Iberoamérica y vía Sahel, la droga llega hasta Europa. Pero no solo a Europa…
No solo a Europa… geopolítica global de la droga
Pues, es de importancia mencionar que, hasta hoy, la región del Sahel no solo se considera pieza clave en la distribución de drogas para el continente europeo como destinatario final, sino que actúa, a su vez, como pieza clave en el comercio ilícito hacia el norte de América, Oriente Medio, Asia e incluso Oceanía. Así, por ejemplo, en las amplias zonas al margen del control del Estado en el Sahel, se están instalando algunos de los laboratorios de metanfetamina del planeta. O como se puede apreciar en la «figura 1», el Sahel, como ha sido siempre de manera secular, se ha convertido en un nodo de interconexión, solo que, en la actualidad, a escala planetaria, para las redes de distribución de estupefacientes.
Conclusión
Esa gran desconocida región del Sahel, finalmente, desempeña un rol esencial y necesario para interconectar los diferentes mercados de drogas. Un aumento en las extensiones de producción de cocaína y las restricciones estatales estadounidenses, para controlar la entrada de droga en el país, pusieron en el punto de mira esta gran franja territorial del Sahel, que interconecta el desierto del Sáhara con las sabanas de África Occidental. Y debido a que en este amplio espacio saheliano no se cuenta con un control real del territorio, hay una mayoría de población dependiente a los recursos primarios, y existe la presencia de organizaciones terroristas adueñadas del espacio, el Sahel no hacía más que presentar las características perfectas para que se asentasen las nuevas rutas del narcotráfico. Los carteles iberoamericanos lo tenían claro… aunque parezca inexistente, y casi «imposible» la conexión entre ambos continentes separados por el gran océano Atlántico, lo cierto es que al mal no lo separa nada ni nadie.
Ya lo afirmaba en su día Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea: «La seguridad del continente no comienza en la orilla del Mediterráneo, sino a 4.700 kilómetros más lejos». La inestabilidad creada en el territorio no solo afecta a las naciones sahelianas en cuestión, sino que la seguridad del continente europeo depende de ella. No solo supone ser el principal emisor de drogas hacia el continente europeo, sino, y de manera también creciente, hacia Oriente Medio, Asia e incluso Oceanía. Esta región sin ley y sumida en un caos creciente es una amenaza real a la estabilidad global desde múltiples facetas, por lo tanto, nos hace pensar que se deberán seguir mejorando las condiciones de seguridad en el Sahel.
Lucía Rodríguez Arias
Estudiante de Relaciones Internacionales
y Comunicación Global
Referencias:
1 SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. «Sahel: ¡tormenta perfecta de amplitud e intensidad creciente!», Panorama Geopolítico de los Conflictos 2021, capítulo octavo. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/PGC2021/Cap_8_Sahel.pdf
NOTA: Todos los vínculos de internet del presente documento están activos a fecha 27 de marzo de 2023.
2 Página web oficial https://www.g5sahel.org/
3 SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. «Sahel: ¡tormenta perfecta de amplitud e intensidad creciente!», Panorama Geopolítico de los Conflictos 2021, capítulo octavo. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/PGC2021/Cap_8_Sahel.pdf
4 VV. AA. «Prospective Sahel», Observatoire géopolitique des enjeux des changements climatiques en termes de sécurité et de défense, Rapport d´étude n.º 3. Ministère de la Défense, septiembre 2017,
p. 12.
5 WORLD BANK. «Where climate change is reality: supporting Africa´s Sahel pastoralists to secure a resilient future». 21 de septiembre de 2020. Disponible en: https://www.worldbank.org/en/news/immersive-story/2020/09/21/where-climate-change-is-reality- supporting-africas-sahel-pastoralists-secure-a-resilient-future
6 COBO FUENTE, Ignacio. La amenaza híbrida: Yihadismo y crimen organizado. IEEE, 3 de diciembre de 2014. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2014/DIEEEA57- 2014_AmenazaHibridaSAHEL_IFC.pdf
7 SANSO RUPERT, Daniel. «¿Por qué África?: desentrañando la geopolítica criminal del tráfico ilícito de cocaína entre América Latina y Europa (vía España)», Real Instituto El Cano. 12 de abril de 2018.
Disponible en: https://www.realinstitutoelcano.org/documento-de-trabajo/por-que-africa-desentranando- la-geopolitica-criminal-del-trafico-ilicito-de-cocaina-entre-america-latina-y-europa-via-espana/
8 COBO FUENTE, Ignacio. La amenaza híbrida: Yihadismo y crimen organizado. IEEE, 3 diciembre 2014. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2014/DIEEEA57- 2014_AmenazaHibridaSAHEL_IFC.pdf
9 REDONDO, Jesús. «Droga navegando sobre el mar», Splus Magazine. Septiembre 2014. Disponible en: http://splusmagazine.com/droga-navegando-sobre-el-mar/
10 Transnational Organized Crime in West Africa: A Threat Assessment. Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito (UNODC), 2013, p. 7. Disponible en: http://www.unodc.org/toc/es/reports/TOCTAWestAfrica.html
11 OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SOBRE EL TERRORISMO. Actividad yihadista
en el Magreb y el Sahel Occidental, 2020. Disponible en: https://observatorioterrorismo.com/analisis/observatorio-de-la-actividad-yihadista-en-el-magreb-y-el- sahel-occidental-de-enero-2020/
12 CABALLERO, Chema. «El comercio ilegal arruina África», El País. 2018. Disponible en: https://elpais.com/elpais/2018/02/25/africa_no_es_un_pais/1519578914_727964.html
13 BADINE EL YATTIOUI, Mohamed y BARONA CASTAÑEDA, Claudia. «Narcotráfico entre América Latina y África: un caso contemporáneo entre seguridad y gobernanza global», Revista de Estudios en Seguridad Internacional, vol. 5, n.º 1. 2019, pp. 1-19. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18847/1.9.2
14 ARRIAGADA, Irma y HOPENHAYN, Martín. «Producción, tráfico y consume de drogas en América Latina», CEPAL. 2000. Disponible en: https://repositorio.cepal.org/handle/11362/5974
15 COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA (CEPAL, 1997). Latino barómetro 1995: opiniones y actitudes de los ciudadanos sobre la realidad económica y social. LC/R 1750, Santiago.
16 SAMPÓ, Carolina. «Las rutas de la cocaína», El Economista. 2018. Disponible en: https://eleconomista.com.ar/internacional/las-rutas-cocaina-n21534
17 WACD (West Africa Commision on Drugs). «Not Just in Transit. Drugs, the State and society in West Africa». 2014. Disponible en: https://www.globalcommissionondrugs.org/wp- content/uploads/2017/02/WACD_En_Report_WEB_051114.pdf
18 SAMPÓ, Carolina. «El tráfico de cocaína entre América Latina y África Occidental», URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad. 2019. Disponible en: https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/3700
19 SAMPÓ, Carolina. «El tráfico de cocaína entre América Latina y África Occidental», URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad. 2019. Disponible en: https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/3700
20 DÍEZ ALCADEZ, Jesús. «África: escenario de conflictividad en el inmediato europeo», en J. Roldán Barbero (dir.), La seguridad nacional de España: Un enfoque geoestratégico. Tirant lo Blanch Humanidades, Valencia, 2017, pp. 224-273. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=706567
21 BADINE EL YATTIOUI, Mohamed y BARONA CASTAÑEDA, Claudia. «Narcotráfico entre América Latina y África: un caso contemporáneo entre seguridad y gobernanza global», Revista de Estudios en Seguridad Internacional, vol. 5, n.º 1. 2019, pp. 1-19. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18847/1.9.2
22 BADINE EL YATTIOUI, Mohamed y BARONA CASTAÑEDA, Claudia. «Narcotráfico entre América Latina y África: un caso contemporáneo entre seguridad y gobernanza global», Revista de Estudios en Seguridad Internacional, vol. 5, n.º 1. 2019, pp. 1-19. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18847/1.9.2
23 Página oficial: https://www.globalcommissionondrugs.org/wacd
24 CABALLERO, Chema. «Droga y terrorismo van de la mano en el Sahel». El País. 27 de marzo de 2019. Disponible en: https://elpais.com/elpais/2019/03/18/africa_no_es_un_pais/1552933180_326955.html
25 BADINE EL YATTIOUI, Mohamed y BARONA CASTAÑEDA, Claudia. «Narcotráfico entre América Latina y África: un caso contemporáneo entre seguridad y gobernanza global», Revista de Estudios en Seguridad Internacional, vol. 5, n.º 1. 2019, pp. 1-19. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18847/1.9.2
26 CASTIEN MAESTRO, Juan Ignacio. «Islam y procesos de construcción democrática en el Sahel». IEEE, junio, 2018. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_investig/2018/DIEEEINV14- 2018_Islam_Sahel_Castien_Maestro.pdf
27 DE LOS SANTOS, Germán. «África: la nueva ruta de los carteles», La Nación. 2 de julio de 2017. Disponible en: https://elcomercio.pe/mundo/africa/africa-nueva-ruta-droga-carteles-traficar-europa- interactivo-439052-noticia/
28 SANSO RUPERT, Daniel. «¿Por qué África?: desentrañando la geopolítica criminal del tráfico ilícito de cocaína entre América Latina y Europa (vía España)», Real Instituto El Cano. 12 de abril de 2018.
Disponible en: https://www.realinstitutoelcano.org/documento-de-trabajo/por-que-africa-desentranando- la-geopolitica-criminal-del-trafico-ilicito-de-cocaina-entre-america-latina-y-europa-via-espana/
29 Disponible en: Africa’s main drug routes - ENACT Africa