El terrorismo yihadista acosa a África

Paco Soto
 
Pie de foto: Unos policías marroquíes durante una operación contra el terrorismo yihadista.
 
El terrorismo yihadista vinculado a Daesh, Al Qaeda y otras corrientes del salafismo radical como Boko Haram y Al-Mourabitoune, golpea con dureza al continente africano desde hace varios años. El mal llamado Estado Islámico, o Daesh, que controla varias zonas de Irak y Siria, es en estos momentos el grupo terrorista más activo en África; también el más sanguinario. Diversos grupos terroristas africanos han jurado lealtad a Daesh, lo que demuestra la extensión del fenómeno yihadista en África y la necesidad de que Occidente y los propios países musulmanes lleven a cabo un combate adecuado desde el punto de vista militar y policial e inteligente en el ámbito político, social, económico, cultural y religioso contra la barbarie. Esta es la opinión del especialista francés sobre Oriente Medio en la Universidad Lyon 2 Fabrice Balanche. Como señala el citado experto en el semanario Jeune Afrique, Daesh “está de moda”, pero esto no significa que sea el único grupo terrorista que actúa en África. Lo que caracteriza a los matarifes del grupo liderado por Abu Bakr al-Baghdadi es su internacionalismo terrorista sin límites, su juventud y su extrema violencia.
 
Los miembros de Daesh son, además de terroristas, delincuentes comunes, saqueadores y violadores. Por todo ello, los terroristas que juran fidelidad a la banda de Abu Bakr al-Baghdadi saben que van a conseguir poder, dinero, mujeres esclavas sexuales y prestigio en el mundo violento en el que se mueven. “No debemos olvidar que prometer lealtad al Estado Islámico o Al Qaeda, es un medio de potenciar una ideología que se basa en acciones criminales”, señala Fabrice Balanche. Cuatro grandes grupos yihadistas se han unido a Daesh en el continente africano, fundamentalmente en el Magreb, en los últimos tiempos. Existen otros movimientos terroristas vinculados a Al Qaeda, básicamente en el Sahel, mientras que Boko Haram martiriza a la población de Nigeria
 
En Túnez, el grupo Okba Ibn Nafaa, que se fundó en el año 2012 y durante un tiempo fue miembro de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), mantiene una actividad terrorista vinculada a Daesh en la región montañosa de Chaambi, situada cerca de la frontera con Argelia. Este movimiento ha llevado a cabo varios atentados contra las fuerzas de seguridad tunecinas. En Argelia, los terroristas de Jund al-Khilafah (Los Soldados del Califato), disidentes de AQMI, actúan como representantes de Daesh en este país norteafricano. En octubre de 2014, esta milicia terrorista fue la responsable del secuestro y asesinato del guía y ciudadano francés Hervé Gourdel, en la región de la Cabilia. Una semana antes del secuestro de Gourdel, el jefe de Jund al-Khilafah, Abdelmalek Gouri, alias Khaled Abou Slimane, muerto por el Ejército argelino en diciembre de 2014, juró fidelidad a Daesh. 
 
Numerosos atentados
 
En Egipto, el grupo Ansar Beit al-Maqdis, implantado en el Sinaí, también anunció su vinculación a Daesh. Anteriormente estuvo vinculado a Al Qaeda. Esta milicia yihadista egipcia ha llevado a cabo numerosos atentados contra las fuerzas de seguridad. Este grupo podría ser el autor del atentado terrorista contra un avión ruso el pasado mes de octubre. Libia es también un territorio donde actúa Daesh, que ha llevado a cabo numerosos atentados. La expansión de los yihadistas en Libia, un país caótico y con dos gobiernos y parlamentos enfrentados, ha sido meteórica. Las milicias armadas yihadistas relacionadas con Daesh o Al Qaeda y grupos como Ansar al-Sharia han hundido al país norteafricano en la violencia y la miseria y mantienen a millones de libios aterrorizados. Los grupos terroristas y sus adversarios armados intentan controlar los recursos petroleros de Libia, principal fuente de ingresos de un país donde el estado está prácticamente desaparecido. En Nigeria, pero también en Camerún, Chad y Níger, Boko Haram lleva a cabo una actividad terrorista constante. Los secuestros masivos de chicas menores de edad para convertirlas en esclavas sexuales, los atentados con coche bomba y los asesinatos de representantes del poder son prácticas comunes de este grupo de criminales y delincuentes comunes que utilizan el islam como simple coartada ideológica. 
 
Durante varios años, Boko Haram fue un problema nigeriano, hasta que los responsables de dicho movimiento decidieron internacionalizar su actividad criminal. Los terroristas, entre 5.000 y 7.000 hombres, lograron conquistar varias localidades del norte de Nigeria frente a la relativa pasividad del Ejército de este país africano. Después, Boko Haram perdió la mayoría de sus posiciones y tuvo que enfrentarse a fuerzas militares de Camerún, Chad y Níger. El grupo terrorista, que ahora se hace llamar Estado Islámico en África del Oeste, ha perdido algunas batallas importantes y la fuerza militar regional que se creó hace poco tiempo le hace la vida más difícil, pero sigue actuando y causando mucho daño, sobre todo a través de los atentados suicidas. Mientras, Estados Unidos y Francia han decidido enviar soldados a Camerún e implicarse más en el conflicto. La mayoría de los yihadistas de Daesh son tunecinos, libios, argelinos, marroquíes, egipcios, malienses, chadianos, sudaneses, nigerianos y senegaleses. 
 
Salafismo marroquí
 
El salafismo combatiente también actúa en Marruecos. Unos 1.500 marroquíes combaten en las filas de Daesh en Siria e Irak. Casi la mitad de los terroristas, entre 600 y 700, proceden del empobrecido norte del país, de ciudades como Tánger, Martil y Fnideq. En Tánger, el popular barrio de Beni Makada, de 250.000 habitantes, es un vivero de yihadistas. Desde 2001, centenares de yihadistas han abandonado este barrio para ir a combatir a países de Oriente Medio. En el último año, decena de presuntos terroristas han sido detenidos por la policía en Marruecos, y también en España, sobre todo en Madrid, Barcelona y Ceuta. Las fuerzas de seguridad y los servicios secretos españoles y marroquíes colaboran estrechamente en la vigilancia y detención de yihadistas, y han desarticulado varias redes criminales que iban a cometer atentados en ambos países. En Irak, hay al menos seis presuntos yihadistas marroquíes encarcelados y 34 desaparecidos. 
 
El desmantelamiento de muchas células yihadistas en Marruecos ha frenado los viajes de jóvenes marroquíes a países musulmanes en conflicto, según el Observatorio del Norte de Derechos Humanos (ONDH).  Entre enero y junio de 2015, 16 jóvenes abandonaron Fnideq, M´diq, Tetuán y Martil para combatir en Siria en las filas de Daesh. Antes de que estallara el conflicto sirio, en 2011, la media era de 35. El ONDH alerta sobre un hecho preocupante: el nivel educativo de los partidarios del terrorismo yihadistas es cada vez más elevado. El 37% de estos aspirantes a terroristas han realizado estudios universitarios, lo que cuestiona el tópico de que los yihadistas son todos pobres y analfabetos o apenas saben leer y escribir.