Europa sólo pone parches

F. Javier Blasco
Cada día nos desayunamos con uno o varios atentados de diversa índole en Europa, Oriente Medio, África, Asia y EE.UU. Ahora en Europa se suceden en Alemania; Francia acapara la atención por lo aparatoso de los suyos y cada vez quedan menos países fuera del listado; aunque se unirán. Los servicios de inteligencia, policías y los flujos de información entre países y organismos internacionales se afanan en taponar estas brechas mediante el análisis y seguimiento de los mismos, la identificación de los perfiles de los que los llevan cabo y con predicciones sobre los posibles lugares a ser golpeados.
Sabemos que su origen es el Daesh y sus correligionarios. Un grupo terrorista desgajado de Al Qaeda, alimentado y mejorado por iraquíes sunitas descontentos con las políticas contra su grupo étnico-religioso y el maltrato recibido tras la caída de Sadam Husein en Iraq y por los conflictos guerra civilistas en Siria.
Esta mezcla explosiva nada bueno nos iba a reportar, había que combatirla desde los primeros momentos de su establecimiento. Pero pensábamos que la cosa sería fácil; eran muchas las diferencias de todo tipo entre sus capacidades y las nuestras y, que simplemente las fuerzas locales, con apoyos en logística, información y por el aíre, algo de material, y una adecuada instrucción serían capaces de lograrlo por si solos. No necesitábamos implicarnos directamente en los conflictos; las bajas propias son muy difíciles de justificar por reprocharlas el electorado.
Llevamos más de un año vendiendo que se ha recuperado el 40% del territorio ocupado por los yihadistas sin que dicha cifra apenas crezca y ahora, a pesar de saberlo desde el principio, nos damos cuenta de que los combatientes locales no son suficientes, no tienen el valor ni los medios y mandos necesarios. Para paliarlo en parte, en la última reunión de la Coalición Internacional contra el Daesh se decidió que los militares occidentales deberían acompañar a los locales para dirigirlos con eficacia, aunque con la utopía de que “no deben intervenir por el fuego”.
Nos preocupa tener que justificar unas bajas en tierras lejanas sin darnos cuenta de que hacerlo con las de cada día y en tierras propias es mucho más difícil de hacer. Es muy posible, que no hubiéramos llegado hasta el punto de sufrir atentados casi a diario, si el problema se hubiese solucionado de raíz hace años y no dejarlo crecer a la par que el número de refugiados y de infiltrados entre ellos. Lo hicimos por una simple y cobarde razón y ahora, no solo sufrimos sus consecuencias, sino que no sabemos cómo atajarlo. Los parches, nunca han resuelto totalmente un problema.