El régimen iraní: sumido en una profunda crisis y al borde del colapso

El nuevo presidente, Masoud Pezeshkian, todavía no ha hecho declaración de intenciones sobre el sector espacial nacional. En imagen, recibiendo el nombramiento de presidente de manos del ayatolá Jamenei - PHOTO/ Gobierno de la República Islámica Irán
Desde su creación, la dictadura religiosa de Irán nunca se había enfrentado a una crisis tan múltiple y compleja. El aumento de las desigualdades sociales, la pobreza absoluta que afecta a dos tercios de la población, una inflación sin precedentes, la corrupción sistémica y el hundimiento de su posición internacional son signos de la profunda erosión del régimen, tanto interna como externamente
  1. Una sociedad al borde de la explosión
  2. Estancamiento económico e incapacidad de reforma
  3. Una pérdida de posición regional
  4. La resistencia organizada y el papel de las unidades de resistencia 

Según las estadísticas, se han llevado a cabo 607 ejecuciones desde que Massoud Pezeshkian asumió la presidencia el 30 de julio, una cifra que ilustra claramente el agravamiento de la crisis y los intentos del régimen de contener el descontento mediante la represión.

Estas crisis pueden examinarse desde cuatro ángulos principales:

1. Una sociedad al borde de la explosión

En la actualidad, Irán se enfrenta a un descontento público generalizado. Según una encuesta realizada por fuentes cercanas al régimen, el 92% de la población se declara insatisfecha. La pobreza, el desempleo, la inflación y la corrupción sistémica, combinadas con una represión brutal y una gestión ineficaz, han llevado a la sociedad a un punto de ruptura.

Los levantamientos nacionales de los últimos años, sobre todo en 2019 y 2022, han demostrado que el pueblo ve el cambio de régimen como la única solución. Estas protestas, a menudo lideradas por mujeres y jóvenes, demuestran el potencial de una inminente explosión social.

En un intento de impedir otro levantamiento, el régimen ha recurrido a aventuras militares en Oriente Medio. Sin embargo, esta política ha resultado contraproducente e ineficaz. Esta situación marca un contexto favorable para un cambio fundamental en Irán.

2. Estancamiento económico e incapacidad de reforma

Estructuralmente, el régimen iraní es incapaz de llevar a cabo ningún tipo de reforma económica. Las reformas exigen un mínimo de libertad política y transparencia, incompatibles con la naturaleza de este régimen. El desempleo masivo, la hiperinflación y el colapso de la moneda nacional hacen que la vida cotidiana sea insoportable para la población.

Por ejemplo, desde 2011, los precios de los alimentos se han multiplicado por 40, mientras que la inversión en infraestructuras como la industria eléctrica ha caído en picado. El aumento significativo del presupuesto militar en la ley presupuestaria de 2024-2025, en comparación con sectores como la educación, la sanidad y el transporte, refleja las prioridades bélicas del régimen, en detrimento de las necesidades básicas de la población.

3. Una pérdida de posición regional

A nivel regional, las políticas expansionistas del régimen han fracasado. Las fuerzas proxy iraníes, como Hezbolá, Hamás y los hutíes, han perdido gran parte de su eficacia y ya no pueden servir como herramientas de influencia para el régimen. 

La caída de Bashar al-Assad en Siria ha asestado un golpe devastador a la estrategia regional de Irán. El cuartel general operativo del régimen en Damasco, que planificaba guerras por poderes en Oriente Próximo, ya no existe. Según Mehdi Taeb, un alto oficial de inteligencia de la Guardia Revolucionaria, Siria era tan estratégica para Irán que declaró: “Si el enemigo nos ataca y tenemos que elegir entre conservar Siria o Khuzestan [la provincia petrolera de Irán], debemos dar prioridad a Siria. Porque conservando Siria, podemos recuperar Juzestán, pero si perdemos Siria, ni siquiera podremos conservar Teherán” [diario Asré Iran 14 feb 2013]. 

4. La resistencia organizada y el papel de las unidades de resistencia 

A pesar de la intensa represión, la Resistencia iraní se ha convertido en una fuerza muy eficaz. Las unidades de resistencia, formadas principalmente por jóvenes, están activas en todo el país. Estos pequeños grupos de 3 a 5 miembros, organizados a nivel local, tienen capacidad para encabezar levantamientos y movilizar un poder callejero capaz de enfrentarse a las fuerzas represivas.

La experiencia de la revolución siria ha demostrado que es imposible derrocar una dictadura brutal sin una resistencia organizada. En Irán, las unidades de resistencia ofrecen la capacidad operativa necesaria para llevar a cabo dicho derrocamiento.

El colapso de las estrategias de supervivencia del régimen

La supervivencia del régimen se ha basado históricamente en tres pilares principales:

  • La represión interna: las actuales protestas masivas demuestran que la represión ya no es suficiente para contener el descontento.
  • El expansionismo regional: la caída de Bashar al-Assad y el declive de las fuerzas proxy han privado al régimen de sus principales herramientas de influencia regional.
  • La búsqueda de armas nucleares: Esta política ha aislado aún más al régimen y podría desencadenar ataques militares contra sus instalaciones nucleares.

Estas estrategias están seriamente comprometidas y parecen estar al borde del colapso total.

Temor a un escenario sirio en Irán

El régimen iraní y sus partidarios extranjeros han utilizado a menudo el argumento de la “sirianización” de Irán para disuadir a la comunidad internacional de apoyar un cambio de régimen. Sin embargo, los hechos demuestran que este temor es infundado. 

Maryam Rajavi, dirigente del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), denunció esta “mentira” en una conferencia internacional, afirmando: “El principal factor de inestabilidad y destrucción en la región es el propio régimen iraní. La alternativa a este régimen no es el caos, sino un Irán libre y democrático”.

Una solución iraní para el cambio democrático

La solución a esta dictadura religiosa pasa por un cambio fundamental, dirigido por el pueblo y las unidades de resistencia. El Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI), como brazo político de este movimiento, propone un programa claro para después del régimen:

  • La formación de un Gobierno provisional de seis meses para organizar elecciones libres.
  • La redacción de una nueva Constitución basada en la libertad, la igualdad y la separación de religión y Estado.
  • La abolición de la pena de muerte, el establecimiento de la justicia social y la construcción de un Irán libre de armas nucleares.

Conclusión

El régimen iraní se enfrenta a una crisis multidimensional que es incapaz de gestionar. La Resistencia iraní no pide a la comunidad internacional que asuma la responsabilidad del cambio, sino simplemente que reconozca el derecho del pueblo iraní a luchar contra el régimen. Apoyando las legítimas aspiraciones del pueblo iraní, el mundo libre puede desempeñar un papel esencial en el establecimiento de la paz y la estabilidad en la región.