La saga de los Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostiene una muestra de petróleo en un foro empresarial en Qasr Al Watan durante la última parada de su visita al Golfo, en Abu Dabi - REUTERS/ BRIAN SNYDER
La incertidumbre es una de las peores situaciones para cualquier persona, para cualquier organización, para cualquier país; y si esa incertidumbre es causada por una gran potencia como Estados Unidos, es el mundo el que sufre con unas consecuencias nada sencillas de predecir

Al revés, todo se complica: los recelos provocan reacciones agresivas y muy negativas; la economía no solo se ralentiza, se para a la espera de lo que pueda pasar; las empresas guardan todos los recursos posibles y las inversiones que se iban a acometer se retrasan. El resumen de lo que pasa podríamos decir que no es que esté muy revuelto: el mundo es peligrosamente convulso y las decisiones que se toman no es que sean a la defensiva, es que pretenden ganar ventaja por lo que pueda pasar.

Esto no es teoría del comportamiento humano, empresarial o político: es una cruda realidad que estamos sufriendo todos tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Quizá el problema no sean sus decisiones abruptas, provocadoras y desmesuradas, con el objetivo manifiesto de hacer grande a América otra vez, y a él y sus intereses. Sin embargo, lo que está haciendo es empobrecer en muchos casos a millones de norteamericanos. Veremos cómo funciona el baile de aranceles con todos y cada uno de los países del mundo. Los sube, los baja, los cambia... 

Ha pasado con China, ahora con Vietnam y se negocia contrarreloj con la Unión Europea. Miles de familias en los países europeos dependen de esos aranceles. Por ejemplo, en España, los productores de aceite, de aceitunas, de vino y de otros productos están a la espera del resultado de la negociación.

Trump ha logrado que el Senado y el Congreso aprueben su Ley Fiscal que tantas repercusiones va a tener. Y eso que a Elon Musk le parece que se queda muy corta. Entre muchas consideraciones, lo que provoca un daño que va a ser irreparable para millones de personas en el mundo es la desaparición de la USAID, la mayor agencia de ayuda al desarrollo del mundo porque el Gobierno de Trump ha decidido dejar de aplicar los programas de asistencia exterior que no se alineen con las políticas de su Administración y promuevan los intereses estadounidenses. 

Los jueces dieron la semana pasada un respiro a Trump al autorizar algunas de sus decisiones contra la inmigración en Estados Unidos, pero otra cuestión es la falta de resultados en sus pretensiones de acabar con la guerra de Ucrania y la de Gaza en unos pocos días. 

Trump va navegando como puede y como se le ocurre en unas aguas complicadas, donde su golpe de autoridad contra Irán le ha proporcionado cierto respeto, pero no el suficiente para que Putin acepte el alto el fuego en Ucrania. Veremos si Israel lo hace con Hamás en Gaza. 

El mundo asiste como puede a las ocurrencias o no de Trump. Hay quien afirma que todo está más pensado y preparado de lo que parece, y por eso es muy preocupante que los hijos de Trump se postulen para suceder a su padre, que no puede volver a presentarse a un nuevo mandato, según la Constitución. 

El populismo autoritario es la gran amenaza para la estabilidad y la seguridad del mundo por su intención de acabar con las democracias liberales. Los hijos de Trump sería una saga muy difícil de digerir o aceptar….  Pero son los norteamericanos los que votan y ahí hay que reclamar la responsabilidad de los demócratas, pero también de los propios republicanos.