Si hablas inglés, tienes suerte, dice el magnate de la certificación

Inglés

Si posee un certificado profesional, ya sea de tecnologías de la información o de conocimientos lingüísticos, o si tiene uno de buenas prácticas en gestión de proyectos, puede que tenga que agradecérselo a un empresario griego. 

Se trata de Byron Nicolaides, fundador y director general de PeopleCert, la empresa de pruebas globales de Atenas. 

Hace poco me senté con él en su oficina del centro de la ciudad para averiguar cómo un empresario de Grecia podía influir en las normas de conducta y rendimiento de todo el mundo. 

La historia comienza con una familia griega muy pobre que vivía en Estambul (Nicolaides utiliza el antiguo nombre de la capital turca, Constantinopla), donde antaño había una comunidad de más de 100.000 griegos, que hoy se ha reducido a sólo 2.000. 

Sus padres eran profesores de inglés y no tenían ingresos fijos. “A veces”, dijo, “les pagaban en especie con un pollo o un poco de pan”. 

A partir de esta pobreza, su hijo, Byron, se convirtió en uno de los hombres más ricos de Grecia o Turquía. La empresa que creó en 2000 es líder mundial en certificación de competencias profesionales y lingüísticas. En 2021, se convirtió en el primer unicornio griego, alcanzando un valor de capital de más de 1.000 millones de dólares. 

Nótese que sus padres eran profesores de inglés, y esto es importante. 

Mientras hablaba con Nicolaides, se mostró entusiasmado con la universalidad del inglés y cómo ha sido una fuerza unificadora en el mundo. No le preocupa que el inglés pueda aplastar a lenguas marginales pero tradicionales. 

Nicolaides es un apasionado del inglés. Sin él, no tendría el éxito que tiene hoy. Lo ve como una gran fuerza aglutinadora, un medio excelente para que los pueblos y las naciones hablen entre sí y se eviten fricciones. Quiere que todo el mundo sepa inglés. 

Me pregunta: “¿Cuál es la segunda lengua más importante del mundo?”. Miro al techo y empiezo a pensar en dos países de gran población, India y China. Digo con inseguridad: “El hindi”. 

Con alegría infantil, Nicolaides, un joven de 65 años de complexión atlética y pelo abundante, dice: “Inglés malo”. 

Su entusiasmo por la lengua inglesa lo convierte en un hombre cuya empresa examina el dominio del inglés en todo el mundo, y enumera las empresas de Fortune 500 (entre ellas Goldman Sachs y Citibank), la NASA, el FBI, la CIA, universidades y otras instituciones. 

A medida que Nicolaides desgrana la historia de su vida, uno queda cautivado por cómo un chico pobre de ascendencia griega se abrió camino hasta la Universidad del Bósforo, donde se licenció en Administración de Empresas, y luego hasta la Universidad de La Verne, en el sur de California, donde obtuvo un máster. 

Aunque la crianza y educación de Nicolaides en Turquía podría parecer un reto -Turquía y Grecia rara vez se llevan bien-, para él ha sido una gran ventaja. 

Su oportunidad llegó en 1986, cuando entró a trabajar para Merrill Lynch en Grecia, convirtiéndose en su mejor empleado. La empresa buscaba a alguien para abrir el mercado turco, ofreciéndole una prima de contratación de entre 5.000 y 10.000 dólares. Nicolaides aceptó la prima y el trabajo le hizo millonario a los 31 años. 

En ese momento, me dijo que tenía más dinero del que sabía qué hacer con él, así que hizo lo que hacen todos los griegos con dinero: “Me dediqué al transporte marítimo”. 

Nicolaides pasó un año en el sector naviero y lo odiaba. Decía que lo único de lo que hablaban los demás millonarios del transporte marítimo era de “dinero, dinero, dinero”. Aunque hoy tiene mucho, mucho más dinero, siente que está ayudando a la humanidad con el propósito educativo de PeopleCert. 

Si tuvo más suerte de la esperada con Merrill Lynch, también la tuvo con la primera ministra británica Margaret Thatcher, aunque indirectamente. 

Durante la guerra de las Malvinas, cuenta Nicolaides, la Dama de Hierro quedó horrorizada por la falta de interoperabilidad entre las fuerzas británicas. Exigió la introducción del tipo de mejores prácticas y certificación que más tarde se convirtió en uno de los pilares de PeopleCert. 

La exigencia de Thatcher fue desarrollada por una empresa británica en la que Nicolaides tenía una inversión. Más tarde, compró esa empresa y PeopleCert se hizo imparable: ha certificado a 7 millones de personas en todo el mundo y crece a un ritmo del 36% anual. 

Reflexionando sobre esta odisea de un griego de oro, me doy cuenta de que los angloparlantes nativos parten con una enorme ventaja: el mundo está abierto de una manera que no lo está para quienes no hablan inglés. 

Cuando visité Atenas por primera vez en los años sesenta, para desplazarse dependía de encontrar a alguien que hablara inglés. Había muy pocos. Hoy, todo el mundo parece hablar inglés, y bien. 

En Twitter: @llewellynking2 

Llewellyn King es productor ejecutivo y presentador de “White House Chronicle” en PBS.