Nourdine Mouati: “España es un ejemplo de cooperación descentralizada para el desarrollo de las relaciones con el Magreb”

Henar Hernández

Pies de foto: ATALAYAR

Uno de los puntos fundamentales abordados en la intervención de Nourdine Mouati, experto en cooperación institucional y desarrollo empresarial entre España y Marruecos, y director de Desarrollo de Negocio de Audakia Lab, ha sido la relación de “socio estratégico” existente entre España y Marruecos, una categoría lograda por varias razones, como la cercanía geográfica, la historia compartida, la importante población marroquí residente en España como más de 600.000 personas – de esta cifra, el 18% se encuentra en Andalucía – y los intereses mutuos en materia de Seguridad, Defensa, Infraestructuras Energéticas y el transporte marítimo en el estrecho de Gibraltar, entre otras cuestiones.

En este sentido, Mouati ha mencionado los datos económicos que vinculan a los dos países. Así, Marruecos se constituye como el primer socio comercial de España en África del Norte. En concreto, el 60% de las exportaciones totales a la región tuvieron como destino el Reino. Cabe recordar que según datos de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), España se ha confirmado en 2019 como el principal socio comercial de Marruecos, con un 33,5% del total de las exportaciones europeas al Reino en el primer trimestre de este año, por delante de Francia, con un 21,6%, Alemania, con un 8,9%, Italia, con un 8%, y los Países Bajos, con un 5,1%. La relación es mutua, pues de acuerdo con Eurostat, España también se ha reafirmado como principal ‘comprador’ de productos marroquíes durante los tres primeros meses del presente año, con un 41,1% del total de las importaciones de la UE desde territorio marroquí.

Más cifras que ilustran el escenario económico entre ambos países son que, entre enero y marzo de 2019, la exportación de España a Marruecos alcanza los 2.091 millones de euros, una cantidad que supone que se han incrementado tanto en volumen como en porcentaje, y que la importación desde Marruecos a España tiene un valor de 1.841 millones de euros, según expone la Oficina Económica y Comercial de España en Rabat. Con estos datos sobre la mesa, España para Marruecos es el primer mercado proveedor y el primer mercado cliente; y Marruecos para España es el octavo mercado destino, el primer mercado africano y el segundo fuera de la Unión Europea.

Del mismo modo, Mouati ha explicado que el V Plan Director clasifica a Marruecos como “país de asociación de renta media”, categoría bajo la cual ha recibido más de 6 millones provenientes de España en concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), distribuida a través de las 30 Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) que operan sobre el terreno, entre otros actores, con una importante presencia de las agencias de Andalucía y Cataluña. El experto ha querido resaltar que la cooperación descentralizada proveniente de nuestro país se centra en la financiación de la mejora de la gobernanza de la Administración marroquí.

Para concluir, Mouati ha expuesto que, a la hora de recibir AOD, Marruecos se divide en tres aéreas prioritarias: la zona norte y oriental, con Tánger, Tetuán y Alhucemas, donde se centra la labor andaluza; Casablanca; y la región costera del sur, con Agadir, región en la que se desarrolla fundamentalmente la actividad catalana, focalizada, sobre todo, en materia de igualdad de género y emancipación de la mujer. Asimismo, durante el turno de preguntas, el experto ha resaltado que las zonas de desarrollo en el territorio marroquí se están desplazando, pues ahora ha cobrado relevancia la ciudad de Kenitra y sus inmediaciones, en auge económico y sociocultural tras ser englobada en la zona franca y tras el establecimiento de la multinacional Peugeot.

Por ello, como ha declarado Mouati, se necesita un “cambio de paradigma”: la inversión no debe orientarse solo en concepto de ayuda humanitaria, sino también a crear riqueza. Del mismo modo, los empresarios, entre ellos los españoles, deben tornar sus viras comerciales, pues “siempre van a Casablanca y a Rabat, lo que es un error porque es un mercado maduro”, obviando las oportunidades existentes en la zona sur o en la zona oriental. 

La cooperación descentralizada

La intervención de Nourdine Mouati se enmarca en el curso de verano “Magreb, Oriente Medio y Europa: Entendimiento entre culturas. Relaciones y desafíos”, celebrado en la 17ª edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide.

El tema de su ponencia ha sido “la cooperación descentralizada para el desarrollo de las relaciones con el Magreb”. La Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID) define la cooperación descentralizada como “aquella que realizan las Comunidades Autónomas y los entes locales (Diputaciones provinciales, Cabildos y Ayuntamientos)”. A través de ella se establecen relaciones directas entre entidades regionales y órganos de representación local”. En esta línea, Mouati ha puesto de manifiesto una serie de datos que ilustran este escenario: según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la AOD de Gobiernos subregionales representa algo menos del 2% de la ayuda bilateral mundial, con un valor de casi 1.800 millones de euros”. En este contexto, “el primer donante de AOD descentralizada es Alemania, con casi 900 millones de euros, orientados, entre otros programas, a financiar los costes de estudiantes extranjeros de países en desarrollo”. En cuanto a la distribución geográfica, “Asia es la región principal que recibe ayudas subnacionales, seguido de Oriente Medio y África subsahariana, si bien esta región se configura como el primer destino de la ayuda bilateral en su conjunto”.

Situando el enfoque en España, Mouati destaca que nuestro país se configura como “el mayor donante descentralizado en términos relativos y cualitativos”. Del total de AOD que se emite desde España, “el 29% de la ayuda bilateral neta española proviene de Comunidades Autónomas y entidades locales” y “el 80% de la AOD descentralizada española se canaliza vía ONGD”. En el ránking, País Vasco ocupa la primera posición como comunidad emisora de AOD, mientras que Andalucía se sitúa en el quinto lugar. Entre medias, se encuentran Extremadura, Navarra y Baleares. En cuanto a las regiones receptoras de la ayuda española, de acuerdo con datos de 2015, América se consolida como el primer destino, con 299 millones de dólares recibidos; seguido de África, con 101; y la región MENA (Oriente Medio y Norte de África) con 86. Cierran la clasificación Asia y Europa, con 15 cada una; y Oceanía, que no recibe fondo alguno. Por países, Perú lidera la tabla con 14,03 millones de euros y Marruecos logra la segunda posición con 12,52.

Mouati, en su análisis, ha resaltado que las dos administraciones priorizan los sectores sociales como la educación o la salud a la hora de financiar proyectos, copando el 34% del total de AOD emitida en el año 2015. 

En esta línea, el experto ha querido poner de manifiesto que “España es un ejemplo a seguir de cooperación descentralizada para el desarrollo de las relaciones con el Magreb”, lo que se fundamenta en tres factores: los costes de administración de la AOD descentralizada española son menores que los del Gobierno central, este tipo de mecanismo asegura la presencia española en países ya abandonados por el formato centralizado y, además, fortalece la democracia participativa a través de las ONGD.

Sin embargo, Mouati ha explicado que, si bien “en la cooperación centralizada radican algunas de las principales fortalezas del sistema español de ayuda”, también se encuentran “sus más importantes debilidades”, como la dispersión geográfica y sectorial, fragmentación, la falta de dirección estratégica o las dificultades para su apropiación por parte de los receptores. Todo ello se suma a la crisis acaecida desde 2008 y las consecuentes políticas de ajuste aprobadas desde entonces, lo que ha mermado la emisión de AOD descentralizada bajo “la necesidad de reducir ineficiencias en la Administración Pública”. Asimismo, como advierte Mouati, España “debe adaptarse a los nuevos retos y mecanismos de cooperación internacional”, recogidos en la Agenda 2030y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados en 2015 por Naciones Unidas.