La mujer más rica de África controla la mitad de la economía de Portugal

Por Lorenzo Medina
Foto: Isabel dos Santos, la mujer más rica de África.
 
Su fortuna es de unos 3.000 millones de dólares, según la revista estadounidense ‘Forbes’. Es la hija mayor del presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, que está en el poder desde 1979, y de su primera esposa, Tatiana Kukanova. Se llama Isabel dos Santos y nació en abril de 1973 en Bakú, la capital y ciudad más poblada de Azerbaiyán, del mar Caspio y del Cáucaso. Se crió en Londres después del divorcio de sus padres y en esta ciudad hizo estudios de ingeniería mecánica y electrónica en el King´s College. También estudió gestión de empresas en el Royal College de la capital británica. Conoció a su marido Sindika Dokolo, un coleccionista de arte originario de la República Democrática del Congo e hijo del fundador del Banco de Kinshasa. Se casaron en 2002, y el matrimonio tiene tres hijos. Isabel dos Santos vive a caballo entre Luanda (capital de Angola), Londres, Lisboa y Johannesburgo (Sudáfrica). Abrió su primera empresa con 24 años, fue un restaurante night club, el Miami Beach, en Luanda. Actualmente,  es propietaria del establecimiento Oon.dah, posee el 25% del capital de Unitel, una de las redes de telefonía móvil de Angola. También es propietaria del 25% del capital del Banco BIC de Angola y hace negocios en diversos sectores como la industria del cemento, el petróleo y la energía. Según el diario portugués ‘Público’, “es una mujer de negocios muy inteligente y dinámica, y es profesional y simpática”. Además, es la presidenta de la Cruz Roja angoleña. No suele conceder entrevistas y se sabe poco de su vida personal. La angoleña Isabel dos Santos es considerada la mujer más rica de África, y Portugal es su principal base  de operaciones fuera de su país. Es tan rica y poderosa, que en Portugal la llaman la nueva DDT, las siglas en la lengua de Luís Vaz de Camões de “Dueña de Todo Esto”. Así era llamado en Portugal el antiguo presidente del  Banco Espírito Santo (BES), Ricardo Salgado. 
 
Éxito empresarial
La revista ‘Forbes’ sitúa a Isabel dos Santos  en la octava posición en la lista de los más ricos del continente africano. Pero es la  mujer más rica, si la clasificación se circunscribe al ámbito femenino. Su voracidad empresarial no tiene límites. Hace pocos días, presentó una oferta de 1.210 millones de euros por Portugal Telecom (PT) SGPS, una compañía sin actividad operativa pero con un porcentaje relevante de acciones en la firma brasileña de telecomunicaciones Oi. Si consigue su propósito empresarial, Dos Santos  podrá tener voz y voto en la empresa. A sus 41 años,  gestiona un coloso empresarial, y dicen los expertos que controla la mitad de la economía de Portugal, la antigua potencia colonial de Angola. Sus amigos celebran el éxito empresarial de esta mujer angoleña. Sus detractores la acusan de beneficiarse de la “corrupción” que existe en su país de origen. Sin embargo,  todos están de acuerdo con una cosa: empezó a forjar su imperio al entrar en la compañía de telecomunicaciones Unitel, que hoy en día es una empresa poderosa en Angola que quiere convertirse en uno de los  grandes operadores del continente africano. Sus negocios en el sector  petrolífero y también en otros ámbitos económicos y financieros han sido muy rentables. Las relaciones creadas con el mundo empresarial y financiero durante años le  facilitaron su salto a Lisboa. En Portugal, cuenta con participaciones en la petrolera GALP, en el Banco Portugués de Inversiones (BPI) y en la empresa de telecomunicaciones NOS. Además, hace negocios en otros países africanos de lengua portuguesa como Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe.  Angola es el segundo mayor productor de petróleo de toda África y tiene una gran riqueza natural. Es un país que crece pero sigue siendo muy pobre  y la esperanza de vida (55 años) es de las más bajas del mundo. ONGs como  Transparencia Internacional  (TI) y  Human Rights Watch HRW)  denuncian la corrupción en el país y acusan al presidente Dos Santos de impedir una verdadera democratización.