Putin se anticipa a Trump y nombra a un joven economista al frente de la Agencia Espacial de Rusia

Al frente de la compañía de satélites de comunicaciones Gonets en 2011, Dimitri Bakanov explica a Dimitri Medvedev, entonces mano derecha de Putin, las singularidades de uno de sus satélites - PHOTO/Gonets Satellite System
El nuevo mandamás de Roscosmos tiene el reto de hacer completar una estación espacial, cohetes, cápsulas tripuladas y de carga de nueva generación 
  1. Personificación de un cambio tecnológico 
  2. Entrar en 2030 con infraestructuras terrestres y de vuelo de nueva generación  

Rusia se resiste con uñas y dientes a dejar de ser una de las principales potencias espaciales del mundo y a quedarse al margen de la aceleración que vienen sufriendo las actividades ultraterrestres que abren un enorme mercado comercial a escala global. 

Para dejar constancia de su férrea voluntad de ser un actor privilegiado, el presidente  Vladimir Putin ha tomado la delantera a Donald Trump ‒que todavía no tiene máximo responsable en la NASA‒ y acaba de publicar un decreto por el que nombra a un joven economista de 39 años al frente de Roscosmos, la Agencia Espacial del Kremlin. 

De la noche a la mañana, Dimitri Bakanov, hasta el 6 de febrero viceministro de Transportes, se ha convertido en el personaje más joven en regir los destinos de Roscosmos, la corporación estatal que agrupa a 117 empresas y acoge a 180.000 empleados públicos. El directivo no es un recién llegado a la astronáutica rusa, al tratarse de un conocedor del tejido industrial espacial de la nación por haber sido entre 2011 y 2019 el máximo responsable del Sistema Satelital Gonets, una constelación estatal de satélites de comunicaciones en órbita baja.  

El director general de Roscosmos, Yurí Borisov, tenía la misión impuesta por el presidente Putin de potenciar el corrupto sector espacial ruso, lo que parece ser que no ha conseguido - PHOTO/Roscosmos

Bakanov sustituye al general Yurí Borisov, de 69 años, que fue nombrado director general de Roscosmos en julio de 2022, por lo que ha ejercido su cargo durante menos de tres años. Su relevo se produce un día después del primer lanzamiento espacial de Rusia en lo que va de año, que ha puesto en órbita tres satélites espía desde el cosmódromo militar de Plesetsk. Al hacerlo así, Putin ha tenido una deferencia con Borisov, que ha podido anticipar personalmente su marcha al jefe de las Fuerzas Estratégicas de Misiles, general Sergei Karakaev. 

El recién incorporado a la alta dirección de Roscosmos se encuentra con el visto bueno de Putin al programa espacial tripulado trazado por Borisov, que trabajaba a marchas forzadas en ultimar la entrada en servicio del nuevo cosmódromo siberiano de Vostochny, completar el desarrollo de varias familias de lanzadores ‒Angara y Amur‒, de las cápsulas tripuladas PTK y de las astronaves de aprovisionamiento Progress-ROS de nueva generación. 

Maqueta de la Estación Orbital de Rusia, ROS, que Putin quiere que a partir de 2030 sea el relevo ruso de la Estación Espacial Internacional - PHOTO/Energia Roscosmos

Personificación de un cambio tecnológico 

Salvo que Dimitri Bakanov y su equipo introduzcan cambios en los planes ya establecidos, su primera responsabilidad va a consistir en poner los cimientos para construir de aquí a 2030 una estación espacial de absoluta propiedad de Rusia. Denominada Estación Orbital de Rusia ‒ROS por su acrónimo en inglés‒, debe tomar el testigo y reemplazar a partir de 2030 a la Estación Espacial Internacional (ISS) que comparte desde finales del siglo XX con Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá.

En la decisión de Putin de sustituir al general Yuri Borisov han sido determinantes diferentes factores, se comenta en los ambientes espaciales de Moscú. Roscosmos tan sólo ha podido efectuar 17 misiones orbitales en 2024 ‒un mínimo histórico‒ y de nuevo ha sido desbancada con creces por China, que consiguió 68 lanzamientos ‒cuatro veces más‒ y, por supuesto, por Estados Unidos, con 154 lanzamientos, nueve veces más.

También han contado los “insalvables obstáculos” a los que se ha enfrentado Borisov en su lucha contra la corrupción y los retrasos. Por supuesto, también ha pesado el fracaso en agosto de 2023 de la sonda de descenso Luna-25, que suponía el retorno de Rusia a la Luna tras casi cinco décadas de ausencia. Apadrinado por el exministro de Defensa, el general Sergei Shoigu, y sin el aval del titular de la cartera militar desde mayo de 2024, el economista Andrei Belusov, “el relevo era cosa hecha”.

Para poder posicionar en órbita los modulos del complejo espacial Ros, los lanzadores y las infraestructuras del Angara A5M deben estar completados para poder despegar desde el nuevo cosmódromo de Vostochny - PHOTO/Energia Roscosmos

Putin ve con preocupación que Rusia pueda llegar a descolgarse de la terna de naciones que encabezan el ecosistema espacial mundial. Quiere potenciar el sector privado comercial y hacer florecer una economía ligada a las aplicaciones espaciales. Tiene el inconveniente de estar desangrándose en su ilegal guerra contra Ucrania, tener su economía volcada en financiar el conflicto y su industria pesada centrada en alimentar con misiles, municiones, carros y vehículos de combate la agresión a su vecino y hermano país.  

El presidente Vladimir Putin y el pueblo ruso se sienten herederos de los logros alcanzados por la Unión Soviética durante la Guerra Fría y se consideran pioneros, porque lo son, del acceso al espacio, de los vuelos espaciales tripulados, de su conocimiento de la vida en condiciones extremas de microgravedad y de la exploración del cosmos. Denis Kravchenko, vicepresidente del Comité de Política Económica de la Duma, entiende que el nombramiento de Bakanov es “una señal muy importante de rejuvenecimiento, personificada en un líder para el cambio”.

El diseñador jefe de la corporación espacial Energia, Vladimir Solovyov, de 78 años, es un veterano cosmonauta que conoce bien la industria espacial rusa - PHOTO/Tspk Roscosmos

Entrar en 2030 con infraestructuras terrestres y de vuelo de nueva generación  

Rusia descarta por el momento un asalto de sus cosmonautas a la Luna. Es un objetivo irrenunciable para antes de 2030 en el que están volcados el presidente de China, Xi Jinping, y también lo estaba su homólogo norteamericano Joe Biden. Sin embargo, en el caso de Washington, es una meta que todavía debe confirmar Donald Trump que, influido por Elon Musk, parece prestar más atención al camino de Marte que al de nuestro satélite natural. A la decisión final es evidente que también contribuirá el futuro administrador de la NASA, muy posiblemente el empresario Jared Isaacman, el nominado por Trump. 

Pero el hecho de que las autoridades del Kremlin hayan excluido que sus cosmonautas pisen la Luna en la presente década no significa que Moscú haya tirado la toalla por mantenerse en el pódium de las potencias espaciales. Lo que pasa es que Roscosmos está centrada en levantar su estación espacial ROS de nueva generación, proyecto cuya etapa final ya ha recibido el visto bueno de Putin y que conlleva ultimar las infraestructuras terrestres y de vuelo que están en marcha. 

Plan conjunto de Roscosmos y la corporación industrial energía para levantar a partir de 2028 la estación espacial ROS - PHOTO/Energia Roscosmos

El programa espacial tripulado de Roscosmos lo ha dado a conocer en Moscú hace escasos días Vladimir Solovyov, el diseñador jefe de Energía, la muy importante corporación industrial espacial de Rusia. Los datos ofrecidos por Solovyov ‒de 78 años y veterano cosmonauta con 362 días en órbita‒ contemplan el complejo orbital ROS y, en paralelo, dedicar grandes esfuerzos financieros y tecnológicos en concluir el desarrollo de varias familias de lanzadores, capsulas tripuladas y astronaves de aprovisionamiento equipadas con nuevas tecnologías. 

Hacer realidad la nueva estación orbital tripulada ROS conlleva una etapa de transición entre 2028 y 2030. En el citado trienio, Roscosmos y Energía han planeado alternar las misiones tripuladas y con cargas de los veteranos cohetes Soyuz desde el cosmódromo de Baikonur con lanzamientos desde el siberiano de Vostochny.  

Con capacidad para entre cuatro y seis cosmonautas, las cápsulas tripuladas las capsulas TPK, antes Orel, surcarán el espacio para transportar tripulantes al complejo orbital ROS - PHOTO/Energia Roscosmos

En esos tres años finales de la década de 2020, los nuevos lanzadores Angara A5M deben estar completamente desarrollados para volar desde el nuevo cosmódromo de Vostochny llevando a bordo las cápsulas TPK con capacidad para entre cuatro y seis cosmonautas o las astronaves logísticas Progress-Ros. Según los planes de Solovyov, la última cápsula Soyuz con tres cosmonautas a bordo debería despegar en 2029, y la que cierra la vida de las astronaves de carga Progress debería volar en 2030. 

Los informes y planes que ya obran en poder de Dimitri Bakanov establecen que las pruebas del megaproyecto que ha cerrado la etapa de su antecesor Yuri Borisov se prolongarán hasta finales de 2027. Un par de vuelos tripulados de evaluación serán en 2028 para ensayar el sistema de emergencia del cohete Angara A-5M, así como los paracaídas que reducen la velocidad de descenso de la cápsula tripulada PTK. En definitiva, al nuevo mandamás de Roscosmos le aguardan unos años de absoluta dedicación para intentar recuperar parte la ventaja espacial que Rusia ha perdido ante China.