Gasoducto Marruecos-Nigeria, la promesa de África
El megaproyecto que hará de África occidental el socio energético principal de Europa
Un proyecto que no solo promete el impulso en las economías africanas, si no que, además, conduce al fomento de la integración del continente y al progreso en la interdependencia del gas. Se trata, efectivamente, del gasoducto entre Marruecos y Nigeria.
- Dimensiones del gasoducto
- Los países involucrados
- 2024, año clave
- Intereses en el desarrollo del proyecto
- Socios energéticos de Europa
- Posible ramal en Cádiz
- ¿Quién pone el dinero?
- Amenazas y retos
- Argelia, competencia de Marruecos
Dimensiones del gasoducto
Bajo la premisa de “todos ganan”, se sigue avanzando en el que será el oleoducto submarino más largo del mundo. Su capacidad será de 30.000 millones de metros cúbicos aproximadamente y su longitud rondará los 6.000 kilómetros. Recorrerá unos 5.600 kilómetros por alta mar, a los que se suman otros 1.700 kilómetros por tierra. El coste será de en torno a 25.000 millones de euros.
Los países involucrados
El objetivo por el que se quiere crear el oleoducto es que la economía de las naciones de África occidental registre un impacto positivo y notable.
Con la iniciativa se abrirán nuevos puestos de trabajo y aumentará la calidad de vida en los lugares que participan, por lo que también se registrarán mejoras a nivel social. Por esa razón, desde que se anunció el plan en 2016, varios países se han sumado a la iniciativa.
Hasta la fecha, la suma de países que han querido que la infraestructura atraviese sus territorios en su recorrido por África, es de 13 participantes: Nigeria, Benín, Togo, Ghana, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea Bissau, Gambia, Senegal, Mauritania y Marruecos.
2024, año clave
Desde que se planteó, el proyecto siempre ha resultado muy atractivo. Sin embargo, no fue hasta 2016 cuando la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas marroquí (ONHYM) y la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria (NNPC) definieron la iniciativa.
2024 es un año crucial en el progreso de la propuesta, ya que es cuando se asegurarán las fases más importantes: la firma de los acuerdos intergubernamentales requeridos, la creación de una entidad encargada de vigilar y dirigir las operaciones y el aseguramiento de los memorandos de entendimiento firmados por la ONHYM.
Como ya decía Laila Ben Ali, la ministra marroquí de Transición Energética, se está avanzando “a pasos agigantados”.
Intereses en el desarrollo del proyecto
Nigeria está en una posición muy favorable. Tiene un excedente considerable de gas natural. Sus reservas llegan a los 209 billones de pies cúbicos. Su producción ha llegado recientemente a los 1,7 millones de barriles diarios y ahora trabaja para levantar nuevas infraestructuras y líneas principales de gas natural dentro de sus fronteras. También, el ministro de Estado de Recursos Petrolíferos de Nigeria, Ekperekebe Ekpo, ha asegurado que, una vez esté operativo el tubo, su país mantendrá el flujo ininterrumpido de suministros.
En este contexto, pretende trasladar el excedente de gas natural a los países africanos en los que la población no tiene acceso al suministro energético (priorizando a aquellos que participarán en el plan del gasoducto). También quiere suministrar el gas a Mali, Níger y Burkina Faso, tres países miembros de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO).
Marruecos, por otro lado, aseguró que esta alianza de países afroatlánticos liderada por Rabat, tendía consecuencias positivas en términos económicos y sociales, pero, además, llevaría a una integración de los países de la región que haría de la zona un lugar fuerte y más poderoso.
El futuro sector energético de los países relacionados con esta iniciativa parece conducirse a un futuro floreciente y las economías regionales a un crecimiento significativo. De ahí el gran interés de los países africanos a involucrarse en el desarrollo del proyecto.
Socios energéticos de Europa
Con el gasoducto se abre una nueva opción energética para los países de Europa.
Desde que estalló el conflicto armado en Ucrania, los miembros de la Unión Europea han diversificado la combinación energética por medio de energías renovables y acuerdos de suministro con otros Estados.
Esta situación es muy interesante para África occidental. Con su proyecto, Marruecos y Nigeria abren un nuevo mercado del gas en la región africana, con el que no resulta remota la posibilidad de convertirse en un centro de transporte de gas a Europa.
Posible ramal en Cádiz
España conoce de primera mano la incertidumbre del gas argelino. Contar con Marruecos como principal socio energético para suministrar gas nigeriano, haría posible una mayor seguridad para el país ibérico.
Se ha puesto sobre la mesa una posible prolongación del tubo hasta Cádiz. Con ello, se abriría la puerta a las conexiones nacionales, por las que se podría seguir transportando el gas. Incluso, al utilizar las plantas de gas natural licuado españolas, el gas nigeriano se podría distribuir por todo el continente europeo.
La relación entre España y Marruecos es estable. Es verdad que han afrontado crisis cíclicas (como la del Sáhara Occidental), pero el interés es recíproco y mantenido en el tiempo.
La exportación de gas desde África estrecharía los lazos entre los dos actores. Esto haría más fácil la toma conjunta de decisiones, no solo en relación con el sector de la energía; también sobre asuntos de peso para España y Marruecos, como son la inmigración o la cooperación militar.
Pero en esta ecuación también entra Nigeria, que a su vez experimentaría un acercamiento con España. Las cantidades de petróleo y gas natural nigeriano que ahora llegan a tierra española son enormes. Así, aumentar la exportación en el contexto actual resulta muy atractivo. Por la otra parte, a Nigeria le interesan la seguridad y ayudas en la prevención del terrorismo que obtendría con la colaboración internacional española.
¿Quién pone el dinero?
El gasoducto es una prioridad para Marruecos y Nigeria. Por eso, ambos tienen interés en agilizar los procesos. La etapa de planificación ya está definida. Hay que seguir avanzando… pero para eso, se necesita dinero.
Con una declaración del Banco Islámico de Desarrollo (BID), en la que anunció que financiaría a la NNPC para el materializar los procesos de construcción del oleoducto, se aseguraba el principio del plan. En concreto, a partir de un acuerdo firmado entre la primera entidad, el Ministerio de Economía y Finanzas y ONHYM, el BID se encargaba de aportar una cifra superior a 90 millones de euros para respaldar la fase de planificación.
También ha contribuido financieramente en los estudios preliminares la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con ayudas de 14,3 millones de euros.
El BID incluso anunció su voluntad de llevar una parte de los ingresos a los pagos en virtud de los contratos de prospección (ya sean offshore u onshore) de la zona sur entre Nigeria y Senegal.
Recientemente, la ONHYM ha confirmado que se encargará de crear una empresa con la que vigilar la financiación y el levantamiento del tubo.
La ONHYM, junto con NNPC, financiarán el proyecto inyectando, cada una de las partes, la mitad de los 25.000 millones de euros de importe.
El pasado 20 de marzo, Mele Kyari, presidente de la NNPC, la empresa estatal de petróleo en Nigeria, aprovechó la CERAWeek, conferencia anual sobre energía celebrada en Houston, para asegurar que en diciembre se obtendrá la financiación necesaria para poner en marcha sobre el terreno el megaproyecto marroquí-nigeriano.
Amenazas y retos
Este es un megaproyecto, por lo que las dificultades a las que tendrá que hacer frente también serán de grandes dimensiones.
El primer punto en contra es la inseguridad. Algunos de los países involucrados cuentan con regímenes políticos de transición. Estas son las naciones golpistas de Mali, Chad, Burkina Faso y Níger. Su situación política es de inestabilidad. Por lo tanto, resulta difícil para ellos garantizar una seguridad nacional fiable y permanente.
A ello se suma la actividad terrorista. ISIS y Al-Qaeda por la parte sahelosahariana y el grupo Boko Haram en Níger, son una amenaza directa. El gasoducto podría ser un objetivo para las organizaciones terroristas, por lo cual, la implementación del proyecto y su protección podrían verse seriamente afectadas.
Por otro lado, el hecho de que sean 13 los países miembros es otro de los desafíos. La razón es que, cuanto más alto sea el número de participantes, mayor es el riesgo de que surjan conflictos comerciales y económicos entre ellos. Algunos territorios tienen dificultades para proporcionar la financiación que les corresponde. Por eso, a la hora de implantar el tubo y conseguir el gas natural, para determinados países no será posible hacer frente a sus obligaciones económicas.
Pero esto no es todo. También existen riesgos medioambientales, pues la infraestructura pasará por las costas del océano Atlántico. Las estrategias y acuerdos sobre seguridad marítima hacen que esta iniciativa sea un tema delicado. En el caso de dañar los recursos ambientales o la vida de la fauna y flora acuática, las organizaciones encargadas de la conservación de este entorno, así como activistas ambientales, podrían impedir el desarrollo del gasoducto.
Argelia, competencia de Marruecos
En agosto de 2021, Argel rompió sus relaciones diplomáticas con Rabat y frenó el envío de gas a España a través de Marruecos. Quedaron separados por una tensión evidente.
El gas es un asunto que urge a Marruecos y en el que Argelia puede presumir de haber tenido una posición privilegiada con relación a Europa. Tal es así, que, en el año 2023, Argelia fue el segundo país proveedor de gas a Europa y el primer país africano en la exportación de gas natural licuado (GNL), superando a Nigeria.
La incertidumbre en cuanto a la actitud argelina frente al gasoducto eleva el interés en el proyecto.
Si los objetivos conjuntos entre Marruecos y Nigeria se cumplen, el nuevo gasoducto podrá competir de forma directa contra el gas argelino.