La crisis hídrica en Turquía ha alcanzado niveles críticos debido a la mala gestión del agua durante las últimas décadas. La construcción de presas en los ríos Tigris y Éufrates no ha resuelto el problema, sino que ha empeorado la situación al reducir el caudal de agua dirigido a Irak y Siria. Esto ha llevado a una reducción significativa en los niveles de agua en muchos embalses y ríos, lo que ha afectado a la agricultura y la producción de electricidad. A medida que la crisis empeora, Turquía enfrenta un futuro incierto. Toda esta situación está provocando que el agua se vuelva cada vez más escasa, contaminada y cara, afectando a la salud y el bienestar de millones de personas. Las medidas preventivas, como el uso de la tecnología para ahorrar agua, el desarrollo de infraestructura para el abastecimiento de agua, la prevención de la contaminación y la educación sobre el uso adecuado del agua son necesarias para ayudar a garantizar un suministro de agua seguro en el país asiático.
Los datos oficiales han determinado que el país ha experimentado una disminución significativa en la cantidad de agua utilizable por persona durante el último par de décadas. En 2000, se estimaba que el promedio de agua utilizable por persona era de 1.652 metros cúbicos, pero para 2020 esa cifra había disminuido a 1.346 metros cúbicos, una reducción del 18,7%. Esta disminución refleja una tendencia creciente de la escasez de agua en Turquía, la cual se ha visto agravada por factores como el cambio climático, la explotación excesiva de los recursos hídricos y el impacto humano sobre los ecosistemas acuáticos.

El Índice Volkenmark de Escasez de Agua clasifica a los países según la cantidad de agua disponible per cápita. Los países con menos de 1.700 metros cúbicos de agua per cápita están clasificados como “estresados”. Turquía tiene una cantidad de agua per cápita de 1.200 metros cúbicos, lo que significa que está seriamente estresada. Esto es una señal de alarma para el país, ya que la desertificación es un resultado probable. El Panel Internacional sobre el Cambio Climático predijo que el 60% del área del país estaría sujeta a la desertificación si la cantidad de agua per cápita disminuye.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha advertido de la escasez de agua en las ciudades más grandes de Turquía. Los embalses que suministran agua a Estambul han caído a un nivel sin precedentes, alcanzando un 25% de su capacidad. Esto ha llevado a la necesidad de limitar el consumo de agua en la localidad. Levent Kurnaz, experto en clima de la Universidad del Bósforo, ha declarado que el agua disponible es insuficiente para satisfacer las demandas de la ciudad. Además, los niveles bajos de agua han afectado la calidad del agua, lo que significa que los residentes de Estambul tendrán que limitar su consumo. El WWF también ha informado de una escasez de agua similar en Izmir, Ankara y otras ciudades turcas.

Turquía también ha tomado algunas medidas para enfrentar el cambio climático. Esto incluye el aumento de la producción de energía renovable en un 15% para 2030. El Gobierno de igual forma está aumentando los esfuerzos para proteger sus bosques con la creación de un fondo de carbono para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero, así ha iniciado un programa para mejorar la eficiencia energética y reducir el consumo de combustible fósil. Por otra parte, el Gobierno ha iniciado un proyecto de restauración de lagos, que incluye la recuperación de varios lagos secos, como el lago Mármara.
Jim Altibermack, el abogado que representa al grupo, ha señalado que la construcción de represas y el uso excesivo de granjas cerca del lago han contribuido a su desaparición. A pesar de las súplicas de los habitantes de la zona para que se tomen medidas, los funcionarios del agua locales no han tomado ninguna acción. Como resultado, los agricultores turcos siguen practicando el riego convencional en lugar de optar por el riego por goteo o el riego por aspersión, lo que lleva a un desperdicio significativo de agua. Esto afecta a la agricultura a largo plazo, ya que el Egeo y el mar Negro, que son dos de los principales recursos hídricos del país, están cada vez más contaminados. El Gobierno turco debe tomar medidas para abordar esta situación, como impulsar proyectos innovadores para aumentar la eficiencia del riego agrícola y fomentar una cultura de conservación del agua. El Partido Justicia y Desarrollo, en el Gobierno, no tiene en cuenta la opinión de los expertos y persigue su propia agenda, a menudo sin considerar las consecuencias. Esto ha llevado a una serie de tragedias humanas y crisis ambientales que podrían haberse evitado si el Ejecutivo hubiera tomado en cuenta la opinión de los especialistas.