El presidente de Burkina Faso abandona el poder

Por Lorenzo Medina
Foto: Un grupo de militares saludan a los manifestantes en Ouagadougou.
El presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, que llevaba 27 años en el poder, no pensaba dimitir, aunque hubieran sido disueltos el Gobierno y la Asamblea Nacional (Parlamento) y los militares hubieran tomado el poder. Su intención era liderar la transición hacia una situación de mayor normalidad política e institucional que como mucho iba a durar un año. Es el periodo de tiempo que planteó un portavoz militar. Mientras, los uniformados dirigirían los asuntos del país. El jefe del Estado Mayor del Ejército, general Honoré Nabéré Traoré, anunció la formación de un Gobierno de transición y de unión nacional que debería tener el apoyo de las fuerzas políticas. Finalmente, Compaoré, presionado por los militares y acorralado por la población, anunció su dimisión en un comunicado, y el viernes por la tarde, según fuentes de la oposición, abandonó el país. El general Honoré Nabéré Traoré asumió las riendas del poder, y prometió que Burkina Faso superará los problemas políticos y sociales y conseguirá una situación de estabilidad institucional. El general aseguró, según medios locales, que ocupará el vacío de poder en el país tras la marcha de Compaoré con el objetivo de celebrar elecciones lo más pronto posible. Por su parte, el coronel Isaac Zida manifestó: “desde hoy Compaoré ya no está más en el poder”. El motivo de la revuelta popular se encuentra en la intención de Compaoré de cambiar la Constitución para extender su mandato presidencial tras casi tres décadas en el poder. Lo que empezó siendo una masiva protesta ciudadana, acabó con un golpe militar. Compaoré llegó al poder en octubre de 1987, tras un golpe de Estado contra Thomas Sankara. Los militares acabaron ganando la batalla y obligaron al presidente a apartarse del poder. Lo que no parece probable es que las medidas adoptadas por el Ejercito sean suficientes para aplacar la ira popular.
Una batalla ganada
Muchos ciudadanos querían que el presidente, que es un exgolpista amigo de Occidente en la lucha contra el terrorismo yihadista, dimitiera y desapareciera para siempre de la vida pública. El líder de la Unión por el Progreso y el Cambio (UPC), Zephirin Diabré, declaró a la emisora ‘Radio Omega FM’ que “la dimisión del presidente es la única cosa que puede traer la paz a este país”. La batalla por la dimisión de Compaoré está ganada, pero dentro de la población muchos contestatarios no ocultan su decepción por cómo los uniformados están manejando la crisis y temen que finalmente se queden en el poder y no lo cedan a los civiles. Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Francia intentaron convencer a Compaoré de de que su iniciativa era un error político que iba a desestabilizar el país. Este viernes, se sucedieron las protestas en Ouagadougou y en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad del país, en demanda de una salida sin condiciones del presidente, y antiguos aliados de Compaoré y líderes de la sociedad civil se unieron a los manifestantes. Roch Marc Kaboré, exseguidor de Compaoré, declaró que la transición “la tienen que decidir los políticos y la sociedad civil, una vez que haya dimitido el presidente”. El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, pidió “tranquilidad” a las partes enfrentadas. Estados Unidos defendió “un proceso pacífico” y la Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (CEDEAO), la Unión Africana (UA) y la UE no ocultaron su preocupación por lo que ocurre en Burkina Faso.