May ofrece proponer en el Parlamento un nuevo referéndum si antes se aprueba su plan para el ‘Brexit’

Raúl Redondo

Pie de foto: La primera ministra británica, Theresa May. AP PHOTO/ALASTAIR GRANT

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha ofrecido a los opositores laboristas una consulta en la Cámara de los Comunes sobre un posible nuevo referéndum si antes los parlamentarios británicos aprueban de una vez por todas su plan sobre el ‘Brexit’, que acordó el pasado mes de noviembre con los dirigentes de la Unión Europea (UE), de cara a la salida de su país de las instituciones comunitarias.

Si los diputados dan vía libre al texto del ‘Brexit’ propuesto por May, esta se ha comprometido a someter a votación parlamentaria la posibilidad de celebrar un nuevo referéndum en el que, en este caso, los británicos tendrían la opción de aprobar o rechazar las condiciones finales de la separación de Reino Unido de la UE.

En un nuevo intento desesperado, Theresa May sigue haciendo guiños a aquellos que no aprobaron su plan de salida de la UE, principalmente a sectores del laborismo británico, para que por fin se dé luz verde en sede parlamentaria al pacto que alcanzó con las altas instancias europeas para la marcha de los británicos de la Unión. En este caso, la propuesta pasa por dar la posibilidad de que se vote en el Parlamento británico la convocatoria de una nueva consulta popular entre los británicos sobre los términos finales del ‘Brexit’ a cambio de que haya una mayoría necesaria para dar trámite finalmente a su plan de salida de la UE, que ya fue rechazado en tres ocasiones por los diputados británicos.

La primera ministra trata así de atraer a una parte de la bancada laborista, en un número necesario para llegar a una mayoría de votos suficientes para aprobar su propuesta. Aunque tal ofrecimiento no parece haber surtido el efecto buscado por los conservadores de May en el seno rival ya que el líder de la izquierda laborista, Jeremy Corbyn, ha indicado que no apoyará en cualquier caso “una versión reempaquetada del mismo antiguo acuerdo”.

Lo que sí está fijado de momento es el hecho de que en la primera semana de junio se volverá a votar por cuarta vez la propuesta de ‘Brexit’ de Theresa May, que estaba vinculada a otra de las ofertas realizadas por la primera ministra para desbloquear la situación, la cual tenía que ver con el planteamiento de su marcha voluntaria del poder; una retirada que abría la puerta a la elección en primarias de un nuevo líder entre las filas del partido ‘tory’, quien quedaría automáticamente investido como primer ministro en lugar de May. A este puesto ya se postuló Boris Johnson, exalcalde de Londres y exministro de Exteriores británico; “por supuesto, voy a ir a por ello”, afirmó Johnson. El presidente del grupo parlamentario conservador, Graham Brady, ha avanzado que se reunirá con May tras la votación prevista a principios de junio a fin de establecer el calendario para unas primarias.

Ya en fechas previas hubo una larga negociación entre ‘tories’ y laboristas, que duró seis semanas, de cara a llegar a un pacto final sobre el ‘Brexit’, pero esta se dio por finalizada por falta de consenso entre ambos partidos debido a las diferencias abismales entre ellos. A pesar de lo cual, sí hubo un reconocimiento del esfuerzo realizado por ambos bandos. El propio Corbyn habló del “considerable esfuerzo” llevado a cabo en este sentido, aunque no se llegase a un entendimiento final.

Pie de foto: La primera ministra británica, Theresa May, en el centro, en la primera fila, escucha los resultados de la votación en la Cámara de los Comunes, Londres, el miércoles 13 de marzo de 2019. Photo: Jessica Taylor/UK Parliament via AP

Hay varios escollos, de momento insalvables, para alcanzar un acuerdo. Uno de los principales es la ‘salvaguarda irlandesa’, que tiene que ver con la frontera y aduana que habría entre Irlanda del Norte (país adscrito a Reino Unido y que quedaría fuera de la UE con el ‘Brexit’) y la República de Irlanda (país independiente que seguiría en el seno comunitario), la cual exigiría una negociación posterior entre mandatarios europeos y Gran Bretaña para tratar el asunto de la libre circulación de productos y personas entre las dos irlandas, algo considerado desde el punto de vista conservador británico como una pérdida de soberanía, al tener que depender de un acuerdo con instancias europeas para normalizar la situación en territorio irlandés, y un agravio al pacto de paz alcanzado en el pasado para la pacificación del Ulster. De esta forma, se teme por cómo esta cuestión podría afectar a la frágil paz entre unionistas y republicanos irlandeses, que ha traído de momento el fin de los actos terroristas en la zona.

Otro impedimento tiene que ver con que los laboristas siempre han pedido como condición para apoyar el ‘Brexit’ una unión aduanera permanente con los países del ámbito de la UE. Este requisito supondría abolir las tarifas sobre importaciones y las cuotas de productos en las transacciones comerciales entre ellos. Los miembros de esta mantendrían así unas tarifas externas comunes, por lo que las mercancías que proviniesen del exterior del área comercial pagarían siempre los mismos aranceles, con independencia del país a través del cual hubiese entrado al territorio que cubriese esa unión aduanera.

May rechaza de plano esta unión aduanera permanente que reclaman los laboristas, lo que supone otro importante obstáculo para que haya un apoyo suficiente al plan de salida de las instituciones comunitarias planteado por la primera ministra británica. Lo más lejos que ha llegado es a proponer una "unión aduanera temporal", solo para mercancías, hasta las próximas elecciones en el Reino Unido, previstas por ahora para 2022. May dijo que quiere garantizar que un futuro Gobierno británico pueda modificar ese arreglo.

Los laboristas, por el contrario, pedían garantías para que el primer ministro que sustituya a May, que podría formar parte del ala euroescéptica de los conservadores, no pueda revocar una eventual unión aduanera. "No ha hecho ningún movimiento fundamental en términos de alineamiento comercial o sobre la unión aduanera", reseñó Corbyn.

Reino Unido tenía como fecha límite para su marcha de la UE hasta el 29 de marzo, pero este plazo se retrasó hasta el 31 de octubre tras la ampliación acordada por los dirigentes comunitarios después de que hubiese llegado el tercer rechazo en sede parlamentaria sobre el acuerdo de ‘Brexit’ planteado por May. La mandataria conservadora ya ofreció su propia salida del poder a finales de marzo a cambio del apoyo parlamentario a su plan en la última votación que hubo al respecto, la tercera, pero ni aún así logró el apoyo necesario. May sigue insistiendo en que dimitirá si por fin se aprueba su plan para el ‘Brexit’, tal y como reclamaba incluso el sector euroescéptico de su partido. Una primera ministra que quedará en una posición difícilmente sostenible si su propuesta de salida de Reino Unido de la UE es rechazada por cuarta vez consecutiva en la Cámara de los Comunes.