El nuevo Afganistán de los talibán

Isabel García

Tras el ataque terrorista perpetrado el pasado 11 de diciembre contra la Embajada Española en Kabul en el que murieron dos policías, cabe preguntarse cuál es la situación por la que atraviesa actualmente Afganistán, que en estos momentos parece haber pasado a un segundo plano mediático después del auge de Daesh en Siria. La división interna de los talibán ha vuelto a sumir al país asiático en una gran escalada de violencia, que si bien es cierto nunca abandonó, durante estos últimos meses ha resurgido con más fuerza, volviendo a preocupar su devenir a la comunidad internacional.

Tal es la situación que Obama ya anunció el pasado mes de octubre que mantendrá durante la mayor parte del 2016 las 9.800 tropas que aún están desplegadas en el territorio. Lejos queda ya aquella proclama lanzada en diciembre de 2014, cuando afirmaba desde su retiro vacacional, que daba por concluida la guerra en Afganistán. Y es que, en los últimos meses los talibán han incrementado su presencia en el país, llegando incluso en septiembre a controlar la ciudad de Kunduz y aunque fue por solo unos días, se trató de su primera gran victoria desde que hace 14 años fueran expulsados del poder.

Pese a los esfuerzos de la comunidad internacional Afganistán se encuentra aún lejos de poder llegar a controlar su territorio y, mucho menos, ahora que se ha abierto una lucha interna dentro de la insurgencia talibana después de que, tras años de rumores, el presidente afgano comunicara de manera oficial la muerte del mulá Omar el pasado mes de julio. Las voces discrepantes dentro del movimiento no se han hecho esperar tras la autoproclamación del nuevo líder, Akhtar Mansour, que trata de ganar adeptos y reafirmar su poder a golpe de propaganda y ataques violentos.

Esta fragmentación se hizo palpable en una de las primeras muestras de liderazgo que tuvo Mansour al atacar a una facción talibán al sur del país, cuyo mulá le ha negado fidelidad y además es sospechoso de favorecer a Daesh. Y es que la sombra de este grupo planea en el país asiático y son muchos los combatientes talibanes que lo consideran la opción más viable para continuar con la yihad.

Avance de Daesh

Aprovechando esta fragmentación Daesh ha comenzado a hacerse notar en la zona y actualmente tiene presencia en 3 de las 34 provincias de Afganistán y parecen dispuestos a disputarle la supremacía a Mansour. Las primeras células surgieron en el año 2014 y a estas alturas, según la ONU, cuentan con 6.000 combatientes dentro del territorio afgano. A primeros de este año ya se anunció la creación del emirato de Khorasan, como una provincia del Califato y que contiene parte de Afganistán, Pakistán e Irán.

Además, se han hecho con parte del negocio de la droga y cuentan con un respaldo ideológico y religioso detrás con el que sembrar más discrepancia entre las facciones de los talibán. La estructura clásica del Estado islámico apunta a que estos líderes deben obediencia y sumisión al nuevo Califa no obstante, los talibán de Pakistán y Afganistán han rechazado el califato de al-Baghdadi. La respuesta de Daesh no se hizo esperar y en uno de los últimos números de Dabiq, su revista de cabecera, tildaba de mentiroso a Mansour.

Con el panorama actual, las negociaciones de paz están más lejos que nunca de llegar a buen puerto y con el deshielo que trae la primavera todo parece indicar que Afganistán verá recrudecida, aún más si cabe, su escalada de violencia, retrocediendo a aquel 2001 que condujo al país a un parece que ya endémico caos y desgobierno.