Los integristas atacan con ácido a las mujeres iraníes que se quitan el velo al volante

Por Luz García Pueyo
Foto: Una mujer iraní al volante y sin velo en Teherán.
No es una moda. Es una canallada, una más de las muchas que tienen que soportar las mujeres iraníes desde hace décadas, desde que unos revolucionarios fanáticos, barbudos, machistas y misóginos tomaron el poder en 1979 y auparon al ayatolá Jomeini. Muchas mujeres iraníes conducen el coche con la ventanilla cerrada tras una ola de ataques con ácido perpetrados por psicópatas o desequilibrados mentales que debieron leer el Corán al revés e interpretan el islam de una forma enfermiza. Las agresiones se dirigen contra mujeres que se quitan el velo al volante, y la mayoría han ocurrido en Isfahán, la tercera ciudad más grande de Irán, situada a 340 kilómetros al sur de Teherán, la capital del país. Isfahán tiene 1.540.000 habitantes. Los ataques han creado una verdadera psicosis entre muchas mujeres conductoras, que utilizan las redes sociales para desahogarse y pedir consejos. Un consejo para las mujeres que circula en la red es que no conduzcan con las ventanillas del vehículo bajadas. Parece mentira que una cosa así pueda ocurrir en el mundo de hoy. En Irán, por desgracia, ocurren muchas cosas malas. Así será mientras este país no se libere de la opresión de los fanáticos y los sectarios. Cometer una falta contra el código de vestimenta oficial para las mujeres puede ser peligroso en Irán. Las mujeres tienen que cubrirse en público con un velo o un pañuelo, aunque estén dentro de su propio vehículo. Según la agencia oficial iraní Irna, al menos cuatro mujeres han sido agredidas y varios sospechosos, detenidos.
Fenómeno habitual
Los ataques con ácido contra mujeres, por no respetar supuestamente la ley islámica y las normas de comportamiento establecidas por hombres arcaicos y acomplejados, son un fenómeno habitual en algunos países muy conservadores donde los grupos extremistas tienen poder en influencia. Es el caso de Afganistán, Paquistán y algunas regiones con mayoría musulmana en la India. En Argelia, en la década de los 90 del siglo pasado, los grupos islamistas radicales también llegaron a utilizar ácido contra las mujeres que no querían someterse a su dictadura social e ideológica. Algunas mujeres murieron y otras quedaron desfiguradas. Hasta ahora estos ataques no habían sido una práctica común en Irán. Las redes sociales, que son muy activas en Irán, alertan a las mujeres para que tomen medidas de seguridad cuando conducen. En casi todos los casos, los ataques se han producido cuando otro conductor, a veces un motorista, se acercaba a una conductora con un recipiente de ácido, y se lo tiraba a la cara o la amenazaba si se había quitado el velo dentro del vehículo. El ayatolá de Isfahán, Mohammad Taghi Rahbar, condenó los ataques, porque “nadie debe tomarse la justicia por su mano”. Los sectores más reaccionarios del régimen creen que Irán se está liberalizando y alejándose del islam por culpa de políticos moderados como el presidente del país, Hasan Rohaní, y de los estudiantes y las clases medias urbanas que piden reformas sociales y apertura política. La lucha entre integristas y moderados se da incluso en las instituciones del país. Ganan los radicales o los moderados en función de la correlación de fuerzas. El Parlamento iraní, por ejemplo, está discutiendo en estos momentos una ley que apoya a los ciudadanos que “recriminan de modo verbal” a las mujeres que no cumplen con las normas vestimentarias obligatorias.