¿Comprendemos la desinformación?: Rusia y la evolución de las medidas activas

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Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace

La práctica institucional de la desinformación no se realiza de forma aislada sino integrada en otros procesos más complejos que los estados llevan a cabo para alcanzar objetivos de interés nacional. El mejor ejemplo de ello son las «medidas activas», concepto surgido en torno a 1963 en la entonces URSS que, tomando como elemento central la desinformación, abarca un espectro más amplio de actividades. Y se ha escogido a Rusia por dos motivos: por un lado, es la nación que mejor integra y coordina la aplicación simultánea de efectos en ámbitos de operación físicos y no físicos, como el cognitivo o el ciberespacial; por otro, organizaciones multinacionales como la OTAN o la UE identifican a esta nación como fuente de actividades desinformativas.

Para numerosos autores occidentales este tipo de operaciones desempeñaron durante la Guerra Fría, y desempeñan aún en la actualidad, un papel fundamental en la política exterior rusa1, poniendo de manifiesto que el concepto de las «medidas activas» no ha desaparecido, sino que ha evolucionado con el tiempo y se ha revitalizado.

¿Comprendemos la desinformación?: Rusia y la evolución de las «medidas activas»

«Nuestros amigos de Moscú lo llaman “dezinformatsiya”. Nuestros enemigos en América lo llaman “medidas activas” y yo, queridos amigos, lo llamo “mi pasatiempo favorito”». Rolf Wagenbreth, director del Departmento X (desinformación) de la Stasi, 19862.


¿Sabemos encuadrar la desinformación?

Comenzaremos definiendo lo que es «desinformación» y, para ello, recurriremos a la definición de la Unión Europea, según la cual se trata de «información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público»3. Últimamente, se habla mucho del término —el principal buscador de Internet ofrece 10 500 000 resultados en español y 395 000 000 en inglés4— y se sabe que no se trata de un fenómeno nuevo, si bien han variado sus procedimientos de difusión, la magnitud de las audiencias y la capacidad de actuar con mayor precisión sobre ellas. En el presente documento no se abordan las acciones de desinformación llevadas a cabo como simple diversión, ni tampoco aquellas en las que una empresa ataca la reputación o la identidad digital corporativa de otra de la competencia. El tipo de actividad que aquí se considera es la que, llevada a cabo con intención de suministrar información falsa, es ejecutada en coordinación con otras actividades y a nivel institucional, esto es, directamente por organizaciones de un estado o a través de organizaciones interpuestas que actúan en su beneficio.

Las peculiaridades nacionales contribuyen a configurar de manera particular una misma actividad, dando lugar a conceptos diferenciados, y en el caso de la desinformación nos encontramos ante una actividad que numerosos países han desarrollado a lo largo de la historia. La práctica institucional de la desinformación ha sido asociada en las últimas décadas a términos de carácter más global como political warfare (guerra política) en el mundo anglosajón, o aktivnyye meropriyatiya (medidas activas) en Rusia, términos que similares, pero no equiparables. Nos centraremos aquí en las actividades procedentes de la esfera de actividad rusa por dos motivos: por ser Rusia la nación que mejor integra y coordina la aplicación de efectos en ámbitos de operación físicos y no físicos, como el cognitivo o el ciberespacial, y por ser esta nación la que organizaciones multinacionales como la OTAN y la UE identifican como una de las principales fuentes de actividades desinformativas.

Las amenazas y los desafíos a la seguridad que actualmente afrontan los Estados tienen un carácter complejo y, tal y como afirma nuestro Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas, la evolución en la morfología de los conflictos armados queda reflejada en hechos como la tendencia a operaciones multidimensionales en los ambientes físico, virtual y de opinión con aproximaciones militares, diplomáticas, informativas y económicas para conseguir el nivel de influencia deseado5. Buen ejemplo de dichas operaciones son las «medidas activas» —término utilizado a partir de 1963 por la entonces URSS—, que no se limitan a los ámbitos inmateriales como el cognitivo o el ciberespacial, sino que incluyen un abanico de medidas ofensivas realizadas en los ámbitos físicos destinadas a generar desestabilización. Este tipo de actividades no se interrumpió con la caída de la Unión Soviética, sino que se mantienen en la actualidad, no solo por su reconocida efectividad sino también porque el apego a los métodos probados es un elemento fundamental de la cultura política y estratégica rusa6.


Los comienzos de la desinformación institucional en Rusia

La desinformación tiene una larga tradición en Rusia, anterior incluso a la Revolución de 1917 pues la Okhrana —policía secreta del zar— utilizaba ya la falsificación de materiales como procedimiento habitual para desacreditar a sus enemigos políticos. Su uso por parte del nuevo régimen fue continuación de tácticas firmemente establecidas y la recién proclamada URSS inició rápidamente sus operaciones de influencia en el extranjero para exportar la revolución utilizando activamente la dezinformatsia, abreviadamente deza. La Cheka, primera policía secreta y servicio de inteligencia de la URSS - convertida en OGPU en 1923, en NKVD en 1934 y en KGB a partir de 1954 – fue pionera y en 1920 organizó su primera campaña de desinformación, la operación Mayak (Faro). La finalidad era sembrar la confusión entre las numerosas organizaciones de emigrados antibolcheviques existentes en Europa, generando desconfianza y enfrentamientos entre ellas. Fue continuada por otra iniciativa de mayor complejidad, la operación Trust, encargo que Lenin realizó en diciembre de 1920 al director de la Cheka, Feliks Dzerzhinskii, para desarrollar un plan que neutralizara las actividades de los grupos opositores que actuaban dentro y fuera de la URSS7. El éxito de Trust se basó en la creación de una ficticia organización monárquica en Moscú para infiltrarse en dichos grupos, coordinar sus actividades y detectar los apoyos internacionales recibidos. Según archivos rusos, la operación se desarrolló entre 1921 y 19278 mediante una compleja red donde 40 agentes controlaban a 400 colaboradores, incluyendo un entramado de verdaderos antibolcheviques que actuaban sin ser conscientes de ser manipulados.

La especialización se materializó el 11 de enero de 1923 cuando la OGPU creó el Departamento Especial (Osobyi Otde), una oficina específica de desinformación dirigida por Artur Artuzov, jefe de contrainteligencia de la organización. El Departamento centralizó la producción de desinformación relativa a la política interior y exterior de Rusia, al estado de sus fuerzas armadas y a las medidas adoptadas para la defensa de la república9. Encabezaron sus prioridades la falsificación de minutas del Politburó, memorándums departamentales y órdenes de batalla, todo destinado al consumo de potencias extranjeras. Su actividad fue intensa, y un informe de diciembre de 1924 afirmaba que habían proporcionado información militar falsa a los estados mayores de todos los Estados de Europa Central, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Japón, convenciéndoles de que la Unión Soviética disponía de unas capacidades totalmente ilusorias. De hecho, en aquellos años el Gobierno de la URSS se enorgullecía de que el 95 % de la información en la que sus adversarios basaban las estimaciones del poderío militar soviético procedía de la desinformación10. La Dirección de Inteligencia del Ejército organizó también su propia Oficina de Desinformación con similares cometidos en el ámbito militar.

Estas actividades continuaron hasta la Segunda Guerra Mundial, donde destacaron operaciones de desinformación como la creación del Comité de Alemania Libre, que utilizaba emisiones radio y el lanzamiento de octavillas para motivar la deserción de soldados alemanes desplegados en el frente. No obstante, durante el conflicto adquirieron mayor protagonismo las operaciones de maskirovka —término equiparable con el enmascaramiento y la decepción táctica— en apoyo a las campañas militares.

En los primeros años de la postguerra, se abordaron numerosas acciones de desinformación basadas en la utilización de documentos falsificados, siendo las dos Alemanias uno de los escenarios favoritos. Un interesante ejemplo fue la publicación el 15 de febrero de 1957 en el periódico de Alemania oriental, Neues Deutschland — reproducida después por otros muchos diarios— de una supuesta carta dirigida por el magnate Nelson Rockefeller al presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, diseñando un plan para manipular a las naciones que recibían ayuda económica norteamericana. Su finalidad era desacreditar la voluntad estadounidense de apoyar la retirada de las potencias coloniales de las naciones de África y Asia.

Las prácticas desinformativas se incrementaron notablemente en la segunda mitad de los años 50, siendo su objetivo Estados Unidos y la OTAN. Para coordinar la creciente actividad la Primera Dirección General del KGB constituyó en enero de 1959 una entidad específica de desinformación denominada Departamento D. Esta fue una de las medidas adoptadas por el KGB cuando decidió abandonar su papel meramente policial para convertirse en herramienta de apoyo de las políticas estatales. Las nuevas funciones, sancionadas en el 21º Congreso del Partido Comunista de la URSS, fueron presentadas en mayo de 1959 por el director del KGB —Alexandr Shelepin— a altos cargos de su organización y del partido, afirmando que «los servicios de seguridad e inteligencia de todo el bloque debían movilizarse para influir en las relaciones internacionales en las direcciones requeridas por la nueva política de largo alcance y, en efecto, desestabilizar a los "principales enemigos" y debilitar las alianzas entre ellos»11. Manifestó igualmente que «el departamento de desinformación recién establecido debía trabajar en estrecha colaboración con todos los demás departamentos relevantes del partido y del aparato gubernamental en todo el país».

El Departamento D comenzó con unas 50 personas y estuvo inicialmente al mando del coronel Ivan Ivanovich Agayants, uno de los oficiales con mayor experiencia en estas actividades. Agayants fue jefe de la delegación o residencia del KGB en París entre 1946 y 1948, siendo responsable en aquel periodo de patrocinar diversas obras falsas de carácter propagandístico, como una biografía de Stalin escrita por un inexistente sobrino, las supuestas memorias del general antibolchevique Andrei Vlasov o un libro de ficticias cartas entre Stalin y Tito12.
La existencia del Departamento D y su intensa actividad no tardaron en ser identificadas por los servicios de Inteligencia norteamericanos y se decidió hacerlas públicas en junio de 1961 mediante un informe leído por la CIA ante el Senate Judiciary Committee. En el mismo se detalló el incremento de las campañas propagandísticas soviéticas que utilizaban documentos fraudulentos, incluyendo artículos con noticias falsas, la distorsión o falsificación de documentos originales y los hechos atribuidos a organizaciones no existentes13. La CIA tenía especial interés en resaltar la importancia de tales actividades y por ello no solo designó para la ponencia a una de las personas con mayor experiencia en operaciones encubiertas propias —Richard Helms—, sino que la intervención se convirtió además en la primera sesión del Senado norteamericano traducida al español, francés e italiano para incrementar la difusión. Otro testimonio de 1965 ante el Permanent Select Committee on Intelligence14 describía la nueva organización rusa de desinformación: «Un importante programa está dirigido a la Agencia Central de Inteligencia y ha crecido notablemente en cantidad e intensidad desde el establecimiento del Departamento de Desinformación de la KGB en 1959. Este programa produce actualmente anualmente entre 350 y 400 productos despectivos. La prensa comunista y los ataques de radio contra la Agencia revelan una mayor sofisticación en los últimos años».

La importancia asignada a estas actividades en la URSS fue creciendo y en 1963 el director del KGB, Yuri Andropov, reconvirtió el Departamento en una organización de mayor entidad, denominada Servicio A, especializado en las que se denominaron «medidas activas», complejo grupo de actividades con la desinformación como principal herramienta15.


La desinformación evoluciona: las «medidas activas»

Según antiguos componentes de los servicios de inteligencia de la URSS y del desaparecido Pacto de Varsovia, a partir de 1961 las actividades de Inteligencia de la Unión Soviética fueron divididas en medidas de obtención pasivas, destinadas a la recopilación de documentos, y en las denominadas «medidas activas», a las que se dio prioridad, y cuyo objetivo era la difusión de desinformación como elemento vital de apoyo a la política exterior. El sustancial cambio fue consecuencia de la interpretación realizada por algunos ideólogos en la URSS, según la cual los Estados Unidos y sus aliados habían cambiado sus prioridades, alejándose del uso militar de la fuerza en beneficio de lo que Moscú denominó la «subversión ideológica» del comunismo16, algo que no estaba muy lejos de la realidad. 

Las   fuentes   norteamericanas   afirman   que   las   medidas   activas   incluían   la «desinformación hablada o escrita, los esfuerzos por controlar la prensa en países extranjeros, la utilización de los partidos comunistas y organizaciones tapadera, las emisiones clandestinas de radio, el chantaje personal y económico y las operaciones de influencia política»17. Otro trabajo clásico acerca del tema afirma que el término «medidas activas» carece de equivalente exacto en las potencias occidentales, siendo descrito como «técnicas abiertas o encubiertas para influenciar eventos y comportamientos en las sociedades extranjeras y en sus acciones»18. La gama de actividades que abarca el concepto varía entre los distintos investigadores occidentales del KGB, si bien existe unanimidad en que las principales herramientas son la desinformación y las falsificaciones preparadas para desacreditar a políticos, gobiernos y organizaciones.

Para comprender mejor el término, debemos recurrir a las fuentes rusas disponibles. Vasily Mitrokhin —archivista del KGB que en 1992 decidió pasarse a Occidente junto con un valioso conjunto de documentos— afirma que las medidas activas son medidas operativas «destinadas a ejercer una influencia útil en aspectos de la vida política de un país objetivo que sean de interés, en su política exterior y la resolución de problemas internacionales, engañando al adversario, socavando y debilitando sus posiciones, interrumpiendo sus planes hostiles y para el logro de otros objetivos»19. Y en este campo se incluye la desinformación, que define como «una forma de trabajo de inteligencia dentro del campo de las medidas activas, que consiste en la canalización secreta hacia un adversario de información falsa, materiales especialmente preparados y documentos fabricados diseñados para engañarlo e incitarlo a tomar decisiones y medidas que encajen en los planes e intenciones del servicio de inteligencia».

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Según Vladimir Ivanov, responsable del Servicio A desde 1975 a 1990, el proceso de desarrollo de las medidas activas es complejo, y requiere no sólo inteligencia y conocimiento, sino también gran intuición, imaginación, ingenio y sensibilidad20. Solo teniendo en cuenta todas estas sutilezas el especialista en desinformación es capaz de lograr el efecto deseado. Añade que los operadores tienen que estar en contacto con los acontecimientos políticos de los países donde despliegan para poder reaccionar rápidamente y que, para realizar su trabajo, se requerirá mantener cuidadosamente un amplio círculo de vínculos de confianza, con funcionarios públicos, parlamentarios, editores y periodistas.

Regresando al Servicio A, a partir de 1964 esta organización llevaba a cabo entre 350 y 400 operaciones anuales21, y una de sus principales responsabilidades era identificar y analizar las fisuras del adversario para poder explotar posteriormente estas vulnerabilidades de manera sistemática y, a ser posible, a escala mundial. Otra decisión relacionada con la nueva perspectiva de las misiones de inteligencia fue que Moscú ordenó a los servicios de sus países satélite crear organizaciones similares, replicándose la estructura del Servicio A en la República Democrática Alemana (RDA), Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría y Polonia. El discípulo más aventajado fue la RDA, y su Ministerio de Seguridad del Estado (la conocida Stasi) organizó en 1966 el Departamento X (Abteilung X)22, organización con 60 personas dedicadas a las medidas activas cuyos principales objetivos eran:

•    Exponer y difamar a otros estados, gobiernos, grupos políticos o individuos.
•    Incitar a la población contra las instituciones del Estado y perturbación e influencia en la toma de decisiones políticas en los Estados.
•    Trastornar las relaciones entre estados no comunistas, especialmente entre países del llamado primer y tercer mundo.
•    Crear incertidumbre y descrédito de los servicios de inteligencia occidentales.

Para garantizar la seguridad de las tareas realizadas, la existencia del Abteilung X se mantuvo en secreto dentro de la propia Stasi y no fue hasta 1986 cuando su jefe, Rolf Wagenbreth, recibió permiso para impartir una conferencia a miembros del Ministerio explicando sus funciones.

En la URSS, las medidas activas alcanzaron un punto álgido en 1979 y según Oleg Gordievsky, otro exagente del KGB, el Servicio A contaba a mediados de los años ochenta con unas 120 personas, incluyendo a 30 o 40 destinados en la agencia oficial de prensa Novosti. La importancia asignada a esta actividad queda reflejada en una instrucción del KGB remitida en 1984 a todas sus «residencias» en el extranjero definiendo las prioridades de obtención y señalando que debían concentrar los esfuerzos no solo en obtener documentos e información fiable, sino también en «preparar y llevar a cabo medidas activas a gran escala para exponer los planes y diseños del enemigos para la preparación de la guerra»23.

Respecto a su funcionamiento, el Servicio A recibía propuestas para nuevas medidas por parte de las distintas «residencias» del KGB en todo el mundo y, en el caso de delegaciones de gran entidad, ellas mismas podían preparar nuevas medidas por iniciativa propia y con personal especializado asignado24. No obstante, la jefatura del Servicio coordinaba los distintos proyectos en marcha y proporcionaba el «apoyo técnico», en especial los documentos falsificados. Una idea del volumen de actividades la proporciona un informe anual de la estación del KGB en París, donde se afirma que en 1979 se llevaron a cabo el siguiente número de medidas activas: 188 artículos remitidos a la prensa, 67 «conversaciones de influencia», 19 operaciones para difundir desinformación oralmente, 7 operaciones relacionadas con documentos falsificados, organización de 2 reuniones públicas, 4 discursos, así como la distribución de 2 libros y 4 folletos25.

Análisis posteriores del Active Measures Working Group (Grupo de Trabajo de Medidas Activas, AMWG) estadounidense centrados en los años ochenta, confirmaron que las medidas activas eran responsabilidad del Servicio A, encuadrado en la Primera Dirección General del KGB. Afirmaba también que el Servicio actuaba en estrecha coordinación con el Departamento Internacional del Comité Central del PCUS, aunque todas las restantes agencias soviéticas y sus representantes en el extranjero estaban potencialmente disponibles para apoyar tales campañas26. Conviene explicar que el AMWG fue una entidad interagencias (CIA, FBI, USIA y el Departamento de Estado) creada en 1981 por la Administración del presidente norteamericano Ronald Reagan, activa hasta 1992. El grupo modificó sustancialmente el punto de vista norteamericano respecto a la desinformación, representando el primer intento de responder integralmente al problema abordándolo al más alto nivel, elaborando informes para el Congreso y para la prensa con la información aportada por las distintas agencias.

El primer análisis del AMWG reconocía que las medidas activas utilizaban un conjunto bastante amplio de tácticas, entre ellas:

•    Esfuerzos por manipular la prensa en países extranjeros.
•    La falsificación.
•    Desinformación.
•    Control de los partidos comunistas y organizaciones tapadera.
•    Emisoras de radio clandestinas.
•    Operaciones de influencia política.
•    Empleo de académicos y periodistas: se trata de la explotación de figuras académicas, políticas, económicas y mediáticas de una nación.

En 1985, las medidas activas alcanzaron su cénit burocrático y de gasto, estimándose según fuentes norteamericanas que el presupuesto dedicado a tales actividades estaba entre los 3000 - 4000 millones de dólares de la época27. Por su parte, el Servicio A continuaba promocionando estas acciones entre los servicios de inteligencia de los países del bloque del este, insistiendo en que, con ayuda de científicos y especialistas, los responsables de tales operaciones estaban obligados a encontrar los brotes de crisis, insatisfacción, desacuerdo, rivalidad y enfrentamiento en el adversario.

Estas actividades no disminuyeron con la llegada al poder en la URSS de Mikhaíl Gorbachov y el único, aunque relevante, cambio fue que durante 1985-1986, los principales responsables fueron sustituido por líderes más jóvenes y con una visión más ecléctica de la política mundial, de manera que Leonid Makarov, el último jefe del Servicio, relevó a Vladimir Ivanov28.

La buena salud actual de las medidas activas

La caída del Muro de Berlín, de la URSS y de los Estados a ella vinculados coincidió con otra revolución, la de los medios de comunicación. Las nuevas tecnologías de la información posibilitaron la aparición de nuevas plataformas digitales basadas en Internet, viéndose afectada la posición de los medios de comunicación tradicionales. Pero los responsables de las medidas activas supieron adaptarse a los nuevos tiempos, trabajando para las agencias de inteligencia nacidas en esta nueva era, y aprovechando un nuevo escenario digital que ofrecía enormes posibilidades. Simultáneamente a la aparición de nuevos escenarios y a la transformación del KGB en nuevas organizaciones como el SVR (Servicio de Inteligencia Exterior, sucesor del Primer Directorio Principal del KGB) y el FSB (Servicio de Seguridad Federal, servicio de ámbito interior), el término «medidas activas» pareció caer en desuso.

Según la limitada información disponible, parece ser que, a comienzos de la década de los noventa, las «medidas activas» quedaron formalmente englobadas en las denominadas «medidas de apoyo» (meropriyatiya sodeystviya, MS)29, que son aquellas que complementan a las funciones de la Inteligencia tradicional como la obtención y el análisis. No obstante, según Sergei Tretiakov —oficial de inteligencia que pasó al bando norteamericano en 2002—, el Gobierno ruso se comprometió a detener las operaciones de desinformación y disolver el Servicio A del KGB y así lo hizo, pero reconvirtiéndolo en el Departamento MS dentro del SVR30. De manera similar, en 1999, el FSB también creó una estructura dedicada al mismo tipo de actividades, denominada Dirección de Programas de Apoyo31. No obstante, la expresión «medidas activas» se sigue utilizando.

La principal diferencia de las medidas activas desarrolladas a partir de la década de los noventa radica en la incorporación del ciberespacio como nuevo escenario junto a los previamente existentes. La utilización de Internet y las redes sociales ha supuesto poder difundir información a una audiencia global y de forma más inmediata que los medios de comunicación tradicionales. Esta amplificación de la difusión no tiene precedentes en la historia de las medidas activas.

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Fueron los elementos más técnicos de los servicios de inteligencia —tradicionalmente dedicados a tareas de escucha electrónica, inteligencia de señales (SIGINT) y descifrado
— los primeros en vislumbrar las posibilidades del ciberespacio y en adaptar sus capacidades. Dentro del ámbito del servicio de inteligencia militar (GRU) el salto al ciberespacio lo protagonizó la Unidad 26165, entidad especializada en descifrar claves que, a mediados de la década de los 2000, expandió sus cometidos incorporando la explotación de vulnerabilidades en redes y el acceso no autorizado a sistemas informáticos32. Al mando de Sergey Gizunov —ingeniero premiado por crear sistemas informáticos de altas prestaciones—, la unidad fue evolucionando y en 2016, año en que Gizunov se convirtió en segundo jefe del GRU, disponía de amplia experiencia en hacking. Se asocia a la Unidad 26165 con sofisticadas operaciones de intrusión33 atribuidas a grupos que las empresas de ciberseguridad denominan APT28, Sofacy o Fancy Bear; de facilitar operaciones de desinformación y de estar relacionada con el acceso ilegal del Democratic National Committee e interferir en la campaña presidencial de Hillary Clinton34. Más recientemente se ha asociado a otra entidad del GRU, la Unidad 74455, con el grupo Sandworm, cuya misión es realizar acciones destructivas en el ámbito ciberespacial, como el ataque en junio de 2017 a Ucrania mediante el malware NotPetya35.

Según agencias de inteligencia estadounidenses, en estas actividades el GRU no está solo, pues al SVR se le asocia con el grupo de ciberespionaje APT29, hecho recientemente confirmado en una declaración conjunta formulada por el FBI y otras agencias norteamericanas36. Resulta interesante reseñar que los distintos servicios, debido a su feroz competencia, atacan a veces idénticos objetivos sin coordinación. Como prueba de ello, la firma de ciberseguridad Crowdstrike analizó la intrusión sufrida por el Democratic National Committee norteamericano en 2016, mostrando evidencias de que tanto GRU como SVR accedieron a la red de forma independiente37.

Además de los órganos especializados de inteligencia en estas actividades se utilizan entidades intermedias sin vinculación gubernamental aparente (proxies), práctica que dificulta la atribución de las acciones. Una de dichas organizaciones, activa entre 2013 y 2018, fue el Internet Research Institute de San Petesburgo, conocido como «la fábrica de trolls» en la prensa occidental38. Su finalidad era idéntica a la de otras organizaciones creadas por la URSS en Berlín durante la Guerra Fría —Kampfgruppe o LCCASSOCK—
, servir de pantalla para generar y difundir (ahora mediante redes sociales) gran volumen de documentos y noticias falsas en apoyo de operaciones de desinformación. El Instituto fue creado por Yevgeniy Prigozhin, hombre de negocios al que los estadounidenses sitúan en el círculo íntimo del presidente Vladimir Putin y que, debido a esta iniciativa, fue acusado por los Estados Unidos en febrero de 2021 de haber realizado actividades encaminadas a entorpecer las actividades de la Federal Election Commision. La orden de búsqueda emitida por el FBI —que ofrecía 250 000 por información conducente a su captura— afirmaba que «supuestamente supervisó y aprobó operaciones de interferencia política y electoral en los Estados Unidos que incluyeron la compra de espacio de servidor informático estadounidense, la creación de cientos de personas ficticias en línea y el uso de identidades robadas de personas de los Estados Unidos»39.

Los países vecinos de Rusia han sido testigos de renovadas medidas activas en los últimos años. En abril de 2007, tras la decisión gubernamental de trasladar un monumento soviético, Estonia fue uno de los primeros países en sufrir una combinación de ataques en ámbitos de operación no físicos. Por un lado, las protestas de la minoría rusa en Estonia fueron exacerbadas con falsas informaciones en medios de comunicación rusos que afirmaban que la estatua, así como las tumbas de guerra soviéticas, estaban siendo destruidas; por otro, y casi simultáneamente, esta nación sufrió durante semanas ciberataques a gran escala que afectaron a organismos gubernamentales, bancos y medios de comunicación40.

En cuanto a la aplicación de las medidas activas en conflictos bélicos recientes comenzaremos refiriéndonos el de Siria. Aunque la intervención militar rusa se inició en 2015, los esfuerzos por apoyar al régimen del presidente sirio Asad pudieron haber comenzado en 2011, momento en que se iniciaron las manifestaciones en su contra. Para algunos autores, el éxito político del régimen sirio en el ámbito internacional puede atribuirse en parte a la realización por parte de actores provenientes de Rusia de medidas activas, que inicialmente se centraron en crear una narrativa alternativa sobre la revolución siria —calificada como una lucha contra el terrorismo—, socavando los procesos políticos externos mientras se utilizaban las fuerzas militares para alterar lentamente la realidad sobre el terreno. De esta manera se ha conseguido influir en las políticas occidentales hacia Damasco y sembrar la confusión en las sociedades occidentales41.
En este sentido existe un estudio en el que, a partir de 3 millones de mensajes de Twitter generados por el Internet Research Institute entre 2014 y 2018, se examina un subconjunto de 4936 específicos sobre Siria y que, además de identificar las narrativas dirigidas al público estadounidense, destaca dos puntos42:

1.    Rusia explota Siria como una cuña integrada en su campaña más amplia de medidas activas para dividir a los estadounidenses y socavar la política y la sociedad de Estados Unidos.
2.    Rusia busca estratégicamente avanzar en sus objetivos de política exterior en Siria, tratando de influir en la opinión pública estadounidense contra la participación de Estados Unidos en el conflicto.

Otro escenario actual es el conflicto en Ucrania, en el que fuentes rusas respondieron a la revolución del Euromaidán de 2013 y al derrocamiento del presidente pro-Kremlin Viktor Yanukovich combinando desinformación, acciones en el ciberespacio y enviando tropas sin distintivos para tomar control de Crimea en marzo de 2014. Las campañas de desinformación comenzaron utilizando narrativas tales como la negación de la implicación de Rusia en la anexión ilegal de Crimea, el debilitamiento de la credibilidad de Ucrania como Estado independiente, noticias falsas sobre supuestas crueldades de los ucranianos —la supuesta quema de un hospital o la falsa crucifixión de un niño por soldados ucranianos— así como el fomento de teorías conspirativas sobre complots occidentales para instalar un gobierno títere en Kiev43. En las últimas semanas de enero de 2022, el Gobierno ucraniano ha sufrido numerosos ciberataques, que incluyen la utilización de malware destructivo en ordenadores gubernamentales o la inserción de avisos como «Ten miedo y prepárate para lo peor»44. Serhii Demediuk, vicesecretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, afirmó recientemente que se han producido numerosos ataques contra su país en los ámbitos informativo y ciberespacial, identificándose una división de objetivos entre los distintos servicios rusos: objetivos militares para el GRU y gubernamentales e infraestructuras críticas para el SVR45.

Finalmente, en cuanto a la vigencia del concepto de «medidas activas», resulta muy ilustrativa la respuesta del presidente Vladimir Putin en una entrevista a la cadena CBS cuando, al ser preguntado acerca de las acciones realizadas por el régimen de Asad en contra de su población, responde que «hablando en el lenguaje profesional de los servicios de inteligencia, puedo decirle que este tipo de evaluación es claramente una medida activa de los enemigos de Asad, es propaganda anti-Siria»46.

Conclusiones

Una característica fundamental en la estrategia de medidas activas en los tiempos de la Unión Soviética y de Rusia ha sido siempre la de crear confusión e incertidumbre acerca de sus actividades, posiciones y objetivos políticos, así como desorientar las percepciones en otros Estados, en los que se genera desestabilización. Además, la estrategia favorita de estas campañas ha sido siempre explotar las vulnerabilidades existentes en las relaciones de las alianzas occidentales (OTAN y UE).

Según el punto de vista norteamericano, la importancia de las medidas activas en el enfoque ruso de las relaciones internacionales es consecuencia de la naturaleza totalitaria del sistema político soviético. Para los estadounidenses, en la URSS, y en buena medida en la Rusia actual, la élite del partido gobernante ha controlado no solo la estructura gubernamental y la economía, sino también todas las demás manifestaciones formales de la sociedad, incluida la Iglesia ortodoxa rusa, los medios de comunicación, las asociaciones profesionales, las instituciones académicas, los sindicatos, los grupos juveniles, etc.47.

Expertos occidentales describen las medidas activas como la versión rusa de la guerra política —political warfare—, reconociendo su larga tradición en el empleo de la desinformación y la propaganda como herramienta central de la misma. El concepto de guerra política es esencialmente anglosajón y con él nos referimos al tipo de enfrentamiento donde se utilizan instrumentos militares y no militares, definido en 1948 por George Keenan —diplomático y politólogo estadounidense— como «el empleo de todos los medios al alcance de una nación, sin llegar a la guerra, para lograr sus objetivos nacionales, ampliar su influencia y así debilitar la de sus adversarios»48. Considero que, si bien se trata de términos aparentemente similares, ambos están separados por las peculiaridades culturales e ideológicas de las sociedades que los originaron. En este sentido, las medidas activas son un subconjunto de las actividades comprendidas en la guerra política y, además, pueden considerarse parte fundamental de las actualmente tan en boga estrategias híbridas.

Las medidas activas son una expresión de la cultura estratégica de Rusia. Una de las principales diferencias de las medidas activas actuales con las de décadas anteriores es que se ha pasado de una férrea centralización a una situación donde la responsabilidad se ha diversificado, incluso se ha universalizado, generando competición entre los distintos actores, de los que se espera que realicen sus propios planes de forma semiautónoma para trabajar en favor de los objetivos generales.

Las técnicas utilizadas por las medidas activas no han variado sustancialmente con los años y el principal cambio tuvo lugar a partir de la década de los noventa con la incorporación del ciberespacio como nuevo ámbito de operaciones. Ello ha supuesto una ampliación de la panoplia de herramientas utilizadas y una mejora sin precedentes en la capacidad de difusión.

Para el modo de pensamiento ruso, la información no es tan solo un multiplicador de la fuerza del poder militar tradicional, sino que considera que las acciones cinéticas y no cinéticas (donde se incluye la información) se apoyan mutuamente, siendo potencialmente las no cinéticas las más importantes. Quizá por ello a determinados actores de Rusia les ha sido muy rentable haber invertido en aquellas capacidades — utilización del ciberespacio y redes sociales— que representan vulnerabilidades para sus adversarios.

Ser capaces de entender la complejidad de esta clase de procesos —llamados «medidas activas», «medidas de apoyo», o lo que actualmente pudiera corresponder—, supone una inestimable ayuda para poder identificar, comprender y contrarrestar la desinformación.

Finalizaremos con la opinión de Oleg Kalugin —miembro durante 32 años del KGB y ex jefe de su Dirección de Contrainteligencia—, quien en una entrevista de 1998 a la CNN reflexionaba respecto a los objetivos de su antigua organización: «Por otro lado —y esta es la otra cara de la inteligencia soviética, muy importante: quizás la describiría como el corazón y el alma de la inteligencia soviética— estaba la subversión. No la recopilación de información, sino la subversión: medidas activas para debilitar a Occidente, para abrir brechas en las alianzas comunitarias occidentales de todo tipo, especialmente en la OTAN, para sembrar la discordia entre los aliados»49.

Francisco Marín Gutiérrez* Teniente coronel del Ejército de Tierra SHAPE, Strategic Employment Directorate

Referencias

1 GALEOTTI, Mark. "Active Measures: Russia’s Covert Geopolitical Operations", Security Insights Number 031, June 2019George C. Marshall European Center for Security Studies. Disponible en: https://www.marshallcenter.org/en/publications/security-insights/active-measures-russias-covert- geopolitical-operations-0 Fecha de la consulta 16.02.2022.

2 BOHNSACK, Günter y BREHMER, Herbert. “Auftrag: Irreführung: Wie die Stasi Politik im Westen machte” Carlsen, Hamburgo, 1992.

3 “La lucha contra la desinformación en línea, COM(2018) 236 final”, Comisión Europea, Bruselas, 2018. Disponible en: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52018DC0236&from=PL. Fecha de la consulta 12.02.2022.

4 Búsqueda en Google el 01.02.2022.

5 “Concepto de empleo de las Fuerzas Armadas (CEFAS), Cambio 2”, EMAD, 30MAY18. Disponible en: https://emad.defensa.gob.es/Galerias/emad/files/CEFAS-cambio-2.pdf Fecha de la consulta 15.01.2022.

6 DARCZEWSKA, Jolanta y ŻOCHOWSKI, Piotr. “Active Measures. Russia’s key export”. Point of View nº 84, Ośrodek Studiów Wschodnich im Marka Karpia, Centre for Eastern Studies. Varsovia, junio de 2017. Disponible en: https://www.osw.waw.pl/en/publikacje/point-view/2017-05-30/active-measures-russias-key-

7 GERSON, Lennard. “The Secret Police in Lenin's Russia”, Temple University Press. Philadelphia, 1976.

8 SPENCE, Richard. “Russia’s Operatsiia Trest: A Reappraisal”, Global Intelligence Monthly, abril de 1999. Disponible en: https://ia802806.us.archive.org/32/items/1999-operatsiia-trest/1999-operatsiia-trest.pdf Fecha de la consulta 16.01.2021.

9 HASLAM, Jonathan. “Near and Distant Neighbors. A new History of Soviet Intelligence”, Oxford University Press. Oxford, 2015.

10 ABRAMOV, V. “Kontrrazvedka:Shchit i mech protiv Abvera i TsRU” (“Contrainteligencia: Espada y Escudo contra el Abwehr y la CIA”). Iauzma Eksmo. Moscú, 2006. Citado en HASLAM, “Near and Distant

11 GOLITSYN, Anatoliy. “New Lies for Old. The Communist Strategy of Deception and Disinformation”.

12 CHRISTOPHER, Andrew y GORDIEVSKY, Oleg. “KGB. The inside story of its foreign operations from Lenin to Gorbachev”, Harper Perennial. Nueva York, 1991.

13 HELMS, Richard. “Communist Forgeries”. Ponencia ante el Committee on the Judiciary, U.S. Senate del
2 de junio de 1961. Government Printing Office. Washington DC, 1961. Disponible en: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=umn.31951d02092309h&view=1up&seq=5 Fecha de la consulta 26.01.2021.

14 “The Soviet and Communist Bloc Defamation Campaign”, Congressional Record, House.

15 DARCZEWSKA, Jolanta y ŻOCHOWSKI, Piotr. “Active Measures. Russia’s key export”.

16 BITTMAN, Ladislav. “The Deception Game. Czechoslovak Intelligence in Soviet Political Warfare”. Syracuse University Research Corporation. Nueva York, 1972. BITTMAN fue durante 14 años oficial del servicio de inteligencia checoslovaco, 2 de ellos a cargo de las actividades de desinformación.

17 “Soviet Active Measures: Forgery, Disinformation, Political Operations”, United States Department of State, Bureau of Public Affairs, Special Report No 88, octubre de 1981. Disponible en: https://www.hsdl.org/?view&did=807615 Fecha de la consulta 17.01.2021.

18 SCHULTZ, Richard y GODSON, Roy. “Dezinformatsia. Active measures in Soviet Strategy”, Pergamon

19 MITROKHIN, Vasiliy. “KGB Lexicon. The Soviet Intelligence Officer’s Handbook”, Frank Cass & Co. Ltd.

20  IVANOV, Vladimir. “Изкуството на планирането, разработката и осъществяването на АМ” (“El arte de planificar, desarrollar e implementar AM”). Presentación ante el PGU-DS enero 1985. “ДС И КГБ” (“DS y KGB”), Archivo COMDOS. Sofia (Bulgaria), 2010. Disponible en: https://archive.org/details/1985-01-

21 RID, Thomas. “Active Measures The Secret History of Disinformation and Political Warfare”, Farrar, Straus and Giroux. Nueva York, 2020.

22  “Stasi. Häufig zum Tee”, Der Spiegel, 30/1991, 21 de julio de 1991. Disponible en: https://www.spiegel.de/politik/haeufig-zum-tee-a-f62f7f5e-0002-0001-0000-000013489650?context=issue

23 Instrucción No. 2106/PR de 17 de diciembre de 1984 “Medidas destinadas a intensificar los trabajos sobre los problemas de la estrategia militar”. Publicada en: ANDREW, Christopher M y GORDIEVSKY, Oleg. “More Instructions from the Centre: Top Secret Files on KGB Global Operations, 1975-1985”, Frank Cass, 1992.

24 MITROKHIN, Vasili. “KGB Active Measures in Southwest Asia in 1980-82”, History and Public Lecture Program Digital Archive; CWIHP Buletin 14/15, 2004. Disponible en: http://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/110013 Fecha de la consulta 24.01.2021.

25 ANDREW, Christopher y MITROKHIN, Vasili. “The KGB in Europe and the West. The Mitrokhin Archive”. Penguin Books, 1999.

26 “Active Measures: A Report on the Substance and Process of Anti-U.S. Disinformation and Propaganda Campaigns”, U.S Department of State, Department of State Publication 9630, agosto de 1986. Disponible en: http://insidethecoldwar.org/sites/default/files/documents/Soviet%20Active%20Measures%20Substance% 20and%20Process%20of%20Anti-US%20Disinformation%20August%201986.pdf Fecha de la consulta

27 “Soviet Active Measures”, House of Representatives Permanent Select Committee on Intelligence, 13- 14 julio 1982, 97th Congress, 2nd session (Washington, DC: Government Printing Office), pp. 15, 221.

29 JUURVEE, Ivo. “The resurrection of ‘active measures’: Intelligence services as a part of Russia’s influencing toolbox”, The European Centre of Excellence for Countering Hybrid Threats, Hybrid CoE Strategic Analysis 7, Helsinki, abril de 2018. Disponible en: https://www.hybridcoe.fi/wp- content/uploads/2020/07/Strategic-analysis-7-April.pdf Fecha de la consulta 07.06.2021.

30 EARLEY, Pete. “Comrade J. The Untold Secrets of Russia’s Master Spy in America After the End of the Cold War”. G.P. Putnam´s Sons. Nueva York, 2007.

31 SOLDATOV, Andrei y BOROGAN, Irina. “KGB/FSB. Władcy Rosji” (“KGB/FSB. Gobernantes de Rusia”).

32 RID, Thomas. “Active Measures The Secret History of Disinformation and Political Warfare”,

33 “U.S. Charges Russian GRU Officers with International Hacking and Related Influence and Disinformation    Operations”,    US    Department    of    Justice,    4    octubre    2018. https://www.justice.gov/opa/pr/us-charges-russian-gru-officers-international-hacking-and-related- influence-and Fecha de la consulta 15.02.2022.

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36 “NSA-CISA-FBI Joint Advisory on Russian SVR Targeting U.S. and Allied Networks”, Cybersecurity and Infrastructure    Security    Agency    (CISA),    15    de    abril    de    2021.    Disponible    en:    https://us- cert.cisa.gov/ncas/current-activity/2021/04/15/nsa-cisa-fbi-joint-advisory-russian-svr-targeting-us-and- allied Fecha de la consulta 03.10.2021.

37 ALPEROVITCH, Dmitri. “Bears in the Midst: Intrusion Into the Democratic National Committee”, Crowdstrike Blog, 14 de junio de 2016. Disponible en: https://www.crowdstrike.com/blog/bears-midst- intrusion-democratic-national-committee/ Fecha de la consulta 02.02.2022.

38     CHEN,   Adrian.   “The   Agency”,   New   York   Times,   2   de   junio   de   2015.   Disponible   en:

39 “Yevgeniy Viktorovich Prigozhin. Conspiracy to Defraud the United States”, FBI, 26FEB2021. Disponible en: https://www.fbi.gov/wanted/counterintelligence/yevgeniy-viktorovich-prigozhin/yevgeniy-vicktorovich- prigozhin.pdf/view Fecha de la consulta 29.05.2021.

40 HERZOG, Stephen. "Revisiting the Estonian Cyber Attacks: Digital Threats and Multinational Responses", Journal of Strategic Security, Vol 4, No. 2, Summer 2011: Strategic Security in the Cyber Age.

41 ALAMI, Mona. “Russia’s disinformation campaign has changed how we see Syria”, Atlantic Council, SyriaSource,    4    de    septiembre    de    2018.    Disponible    en: https://www.atlanticcouncil.org/blogs/syriasource/russia-s-disinformation-campaign-has-changed-how-we- see-syria/ Fecha de la consulta 22.01.2022.

42 “Measuring the impact and effectiveness of adversarial propaganda and disinformation”, School of International    and    Public    Affairs,    Columbia    University.    Disponible    en: https://www.sipa.columbia.edu/academics/capstone-projects/measuring-impact-and-effectiveness- adversarial-propaganda-and Fecha de la consulta 22.01.2022.

43 BENTZEN, Naja. "Foreign influence operations in the EU", European Parliamentary Research Service, julio    de    2018.    Disponible    en: https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2018/625123/EPRS_BRI(2018)625123_EN.pdf

44 ALPEROVITCH, Dmitri. "How Russia Has Turned Ukraine Into a Cyber-Battlefield”, Foreign Affairs, 28ENE2022. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/articles/russia-fsu/2022-01-28/how-russia-has- turned-ukraine-cyber-battlefield Fecha de la consulta 29.01.2022.

45 CYBERSEC Global Forum 2022, Panel “Cyber deterrence – can it prove useful in the next crisis?”, 25FEB2022. Disponible en: https://cybersecforum.eu/cs-global22-forum/ Fecha de la consulta 25.02.2022.

46 “President Vladimir Putin, PT. 1”, Charlie Rose, The Power of Questions, entrevista del 28 de septiembre de 2015, minuto 19. Disponible en: https://charlierose.com/videos/22696 Fecha de la consulta 22.01.2022 (curiosamente la transcripción que aparece en medios oficiales rusos http://en.kremlin.ru/events/president/news/50380 no cita las medidas activas, además de incluir ligeras

47 “Soviet Active Measures in The 'Post-Cold War' Era 1988-1991”, United States Information Agency. Report prepared at the Request of the United States House of Representatives Committee on Appropriations by the United States Information Agency June 1992. Disponible en: http://intellit.muskingum.edu/russia_folder/pcw_era/ Fecha de la consulta 12.10.2021.

48 KENNAN, George F. “The Inauguration of Organized Political Warfare”, Memorándum for the National Security    Council,    30    de    abril    de    1948.