Francia se recupera poco a poco del brutal atentado de Normandía

Paco Soto

Pie de foto: Manifestación contra el terrorismo yihadista en las calles de París.

Francia sigue en pie de guerra contra el terrorismo yihadista, que esta semana asesinó a un sacerdote de 86 años, Jacques Hamel, e hirió de gravedad a un parroquiano en la pequeña localidad de Saint-Étienne-du-Rouvray, cerca de Rouen, durante el asalto a una iglesia católica de la población normanda. Los asaltantes, dos jóvenes terroristas vinculados a Daesh, fueron abatidos por las fuerzas de seguridad. A pesar del dolor, desconcierto y preocupación que provocó el ataque yihadista, el último de una larga lista de crímenes terroristas cometidos en el último año y medio, la sociedad francesa se recupera poco a poco del trauma causado por el atentado de Saint-Étienne-du-Rouvray. El país se encuentra en estado de emergencia y las fuerzas de seguridad patrullan y vigilan intensamente lugares estratégicos en todas las grandes ciudades.

París ha movilizado a 23.500 policías, gendarmes, militares y reservistas para proteger las actividades estivales programadas en todo el país ante la amenaza yihadista. El presidente francés, François Hollande, confirmó la constitución de una guardia nacional para hacer frente al terrorismo. Por su parte, el Gobierno de Manuel Valls, que prometió mano dura contra el terrorismo, hace grandes esfuerzos para que no cunda el pánico en la población y quiere mantener a raya el auge de la xenofobia antimusulmana. No es tarea fácil en un país donde viven más de cinco millones de musulmanes y las ideas ultraderechistas defendidas por el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen y multitud de grupos, plataformas y medios digitales extremistas tienen muchos adeptos.

Estrategia yihadista

La derecha tradicional coquetea muchas veces con las ideas ultras, porque piensa que es una manera de quitarle votos al FN de Le Pen. La izquierda socialdemócrata y sus aliados gubernamentales han perdido la confianza y el apoyo electoral de las clases populares, que votan mayoritariamente a la extrema derecha xenófoba o se abstienen; y la izquierda radical es una corriente minoritaria que ofrece muchos eslóganes, pero pocas alternativas viables a la sociedad francesa. Los yihadistas son asesinos y delincuentes, pero no son idiotas, y llevan a cabo una estrategia que busca asustar y dividir a la sociedad, provocar conflictos por motivos étnicos y religiosos y desafiar a los aparatos del Estado. De momento, el Estado no ha caído en la trampa de los terroristas y sigue respetando la ley, y la sociedad mantiene un cierto nivel de unidad y cohesión frente a la barbarie. Pero la situación social de Francia es muy compleja. El politólogo Alain Schulz hace un diagnóstico muy severo de lo que ocurre en su país para Atalayar: “Francia es un país con graves problemas políticos, institucionales, económicos y sociales. Hay mucha pobreza y desigualdad en los barrios periféricos de las ciudades grandes y medianas. Muchas víctimas de la injusticia son jóvenes de origen magrebí o africano subsahariano que no han conseguido integrarse en la sociedad. Los barrios pobres y olvidados por los poderes públicos están en bastantes casos en manos de imanes radicales y grupos yihadistas violentos que controlan la vida social y reclutan a futuros terroristas. Son los territorios abandonados de la República”.

Pie de foto: Un grupo de militares patrulla en Marsella para evitar atentados.

Vía policial, social y educativa

Alain Schulz opina que “el terrorismo se combate por vía policial y militar, sin duda, pero también solucionando los problemas sociales y económicos, acabando con el caldo de cultivo que genera extremistas; dando oportunidades a los jóvenes cuyos padres y abuelos fueron inmigrantes magrebíes, promocionando un islam moderno y adaptado al siglo XXI, y combatiendo las ideas salafistas que se han apoderado de muchos cerebros”. A juicio del politólogo de origen alsaciano, “Francia está perdiendo la batalla, y el monstruo que hemos dejado crecer entre nosotros es cada día más voraz y peligroso”. El periodista de izquierda Edwy Plenel, autor del libro ‘Pour les musulmans’ (Para los musulmanes), no es tan pesimista como Schulz, y piensa que “tenemos que invitar a los musulmanes a recorrer el mismo camino que nosotros”. La cuestión es saber “¿cómo lo hacemos?” para evitar que la sociedad se fracture entre musulmanes y no musulmanes, se interroga el filósofo Michel Onfray. Antiguo trotskista, experiodista de Le Monde y promotor del exitoso periódico digital Mediapart, Plenel lleva a cabo un combate sin descanso a favor de la plena integración social de los musulmanes en su país, y es un firme adversario de las ideas reaccionarias del mediático periodista Eric Zemmour y del pesimismo crónico sobre la identidad francesa del filósofo Alain Finkielkraut.

Como señala el islamólogo y académico Olivier Roy, es “un error y un tópico” pensar que la mayoría de los musulmanes no están integrados en Francia. Hay una clase media de origen musulmán y nacionalidad francesa que no tiene problemas de identidad e integración, practica un islam moderado y goza de un buen nivel de vida. Muchos de sus integrantes son profesionales liberales, empresarios, comerciantes, funcionarios, periodistas, artistas, escritores, intelectuales y políticos. “El problema es el sector de la juventud mal integrado y desheredado, casi analfabeto, sin identidad y sin principios, nihilista, que puede ser carne de cañón de los yihadistas o de la delincuencia organizada”, explica Alain Schulz. Como indica el periodista argelino Akram Belkaïd en Le Quotidien d´Oran, “Francia es prisionera de una dinámica infernal, y nos preguntamos con angustia cuál será el próximo episodio” terrorista. El periodista recuerda: “La suspicacia generalizada hacia los musulmanes, sean éstos poco y muy practicantes, es uno de los objetivos de Daesh”.

“Necesidad de cohesión”

Frente a esta situación, “Francia tiene una necesidad vital de cohesión”, subraya Belkaïd. Mientras Francia intenta volver a una cierta normalidad social y política, las fuerzas de seguridad siguen con su trabajo de investigación del último atentado terrorista. Según los medios franceses, la Policía identificó al segundo terrorista que participó en el asalto a la iglesia católica del municipio normando. El primero en ser identificado fue Adel Kermiche, un yihadista de 19 años fichado por la Policía que intentó viajar a Siria en dos ocasiones. El segundo asaltante, también de 19 años, se llamaba Abdel Malik P., nació en la región de las Vosges y vivía en Saboya. Daesh difundió a través de su agencia de prensa AMAQ la identidad de los dos asesinos. Según el diario Le Monde, los dos terroristas “se pusieron en contacto” poco antes del atentado.

Fuentes de la lucha antiterrorista confirmaron que poco antes del último ataque recibieron una información sobre un individuo dispuesto a “participar en un atentado en el territorio nacional”, acompañada de una foto que se parece “mucho” a Abdel Malik P. Este joven también estaba fichado por la Policía desde el pasado mes de junio, pero nunca había sido condenado por actividades terroristas, según publicó el diario Le Parisien. La Policía llevó a cabo registros en el domicilio de la madre del terrorista, en Aix-les-Bains, en Saboya, y en la vivienda de un familiar, en la localidad de Montluçon, en el departamento del Allier. El miércoles de esta semana, tres personas sospechosas del entorno de Abdel Malik P. fueron detenidas por agentes de la Dirección Central de la Policía Judicial (DCPJ), que han analizado los ordenadores y teléfonos móviles encontrados en los domicilios de los dos yihadistas muertos.

Pie de foto: Medios franceses que se oponen a publicar fotos de terroristas.

Decisión mediática

Después del atentado de Saint-Étienne-du-Rouvray, varios medios franceses como el grupo France Médias Monde (RFI, France 24 y Monte Carlo Doualiya) decidieron que ya no publicarían fotos de autores de atentados. Los medios en cuestión no quieren glorificar a los terroristas y hacerle propaganda gratis a Daesh. Tampoco quieren poner al mismo nivel a víctimas y victimarios. Además del grupo citado, se unieron a esta iniciativa medios como la cadena de televisión BFM TV, el diario católico progresista La Croix y Le Monde. En cambio, el periódico de izquierda Libération no se sumó a esta decisión, porque considera que “no es lo mismo publicar fotos de terroristas que glorificarlos”.

El director de Le Monde, Jérôme Fenoglio, piensa que “hay un problema que está relacionado con la glorificación póstuma que pueden esperar este tipo de personas” cuando cometen actos terroristas. “No tenemos la obligación de participar en esta empresa de glorificación póstuma” de terroristas, pone de manifiesto el director de Le Monde. Por su parte, la secretaria de Estado para la Ayuda a las Víctimas del Terrorismo, Juliette Méadel, estudia la posibilidad de que el Gobierno no vuelva a desvelar la identidad de los autores de atentados.