Kazajstán en el Consejo de Seguridad ONU: una evaluación

Prof. Antonio Alonso Marcos. Universidad San Pablo CEU

Pie de foto: Balance de la presidencia de Kazjstán en el Consejo de Seguridad de la ONU realizado en la Universidad CEU San Pablo con la intervención del rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, Justo Lacunza Balda, el catedrático emérito de Seguridad (UCM) y Director de UNISCI, Antonio Marquina Barrio, y el profesor de la universidad Antonio Alonso Marcos.

Kazajstán acaba de cumplir su mandato como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU (2017-2018). Con el relevo ya efectuado es hora de hacer, al menos, una primera revisión de su papel dentro de este órgano internacional tan relevante y cómo ha influido esto en Kazajstán.

Su papel en el mundo.

Kazajstán consiguió su independencia en 1991. Desde entonces, el Presidente Nazarbáyev ha conseguido estructurar una política exterior multivectorial que no fuera dependiente de ninguna potencia extranjera pero que, a su vez, consiguiera estar a bien con todos los países involucrados en la región. 

Uno de los primeros retos a los que tuvo que hacer frente fue la desnuclearización de su territorio. Prácticamente de inmediato se deshizo del arsenal nuclear soviético que había quedado en su país, eso sí, siguiendo las pautas de una seria y concisa observación internacional (la Comisión Nunn-Lugar o Nunn–Lugar Cooperative Threat Reduction). Se conviritó así en el primer país del mundo en renunciar a la posesión de este arma disuasoria.

Siguiendo ese itinerario de búsqueda de confianza multilateral (veníamos de los tiempos de la desconfianza de la Guerra Fría, no hay que olvidarlo) Kazajstán lideró iniciativas propias enfocadas a tal fin, además de integrarse plenamente en el sistema internacional y en el entramado de Tratados, Acuerdos, organismos, cuerpos,… de las principales organizaciones internacionales.

Sus trabajos en el Consejo de Seguridad ONU

Uno de sus puntos más relevantes al frente del Consejo de Seguridad fue su liderazgo en la cuestión de Afganistán, su contribución para estabilizar la zona, su papel en la nada fácil resolución del conflicto sirio (iniciando el llamado “proceso de Astaná”). Así pues, Kazajstán ha contribuido a la creación de usos, modos y estructuras que generan confianza entre Estados, lo que ayuda aprevenir y resolver conflictos. Como aportación principal y novedosa de una de las resoluciones impulsadas por la presidencia kazaja está la inclusión de la no proliferación de armas de destrucción masiva como medida para evitar conflictos. De ahí la preocupación manifestada recientemente por el Ministro de Asuntos Exteriores, Beibut Atamkulov, por la retirada de Estados Unidos y de Rusia del Tratado INF.

Por otro lado, Kazajstán ha impulsado la reforma de las Naciones Unidas pues ya no reflejan el actual sistema internacional sino que son herederos, y en cierta parte rehenes, del pasado, de la configuración mundial resultante del final de la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, han surgido nuevos polos de poder, el mundo ya no gira en torno a Francia y Gran Bretaña como lo hacía en la época de los imperios coloniales. Según Astaná, es imprescindible ampliar el número y la composición de la composición permanente del Consejo de Seguridad con la inclusión de representantes de todas las regiones del mundo, además de revisar el derecho de veto y la relación entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad.

La postura kazaja se ha manifestado con claridad cuando el Consejo ha tenido que manifestar su opinión acerca de temas relacionados con Oriente Medio, Siria o Corea del Norte. Ha demostrado que puede formar un polo de opinión distinto y que puede servir de contrapeso a los bloques levantados en ocasiones por Estados Unidos o Rusia. Cuando Nazarbáyev presidió la sesión del Consejo de Seguridad, propuso abandonar la división de los países en bloques militares, ya que "su existencia se vuelve provocativa y sin sentido", y solo un retorno a la confianza política y un diálogo sistemático en la vida internacional pueden contribuir a una resolución constructiva del problema nuclear de Corea del Norte.

Como se ve, Kazajstán no abogó ni por un endurecimiento de las sanciones ni por una dulcificación de las mismas contra Corea del Norte, sino que ofreció un camino distinto, novedoso. De manera semejante se situó Kazajstán en la cuestión siria, negándose a plegarse a los deseos de Rusia o EE.UU. y ofreciendo una vía alternativa que ha sido vista finalmente con buenos ojos por parte de Rusia, Turquía e Irán y aceptada por EE.UU. y la UE: el proceso de Astaná.

Por último, Kazajstán trabajó para que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara el Código de Conducta para lograr un mundo libre de terrorismo. El documento que propusieron fue reconocido como muy útil para fortalecer el sistema de las Naciones Unidas contra el terrorismo y fue firmado por los Ministros de Asuntos Exteriores y altos representantes de más de 70 países del mundo.

Por último, retomando su interés por Afganistán, Kazajstán ha trabajado activamente durante estos dos años para lograr la estabilización del país. La primera misión sobre el terreno de la delegación del Consejo de Seguridad de la ONU en Kabul (2018) había sido preparada desde 2010. Esa visita permitió a varios miembros del Consejo comprender mejor la situación sobre la que suelen deliberar en Nueva York. De ahí la importancia de desarrollar la cooperación regional, tal y como subrayaba el presidente del Consejo de Seguridad en una declaración aprobada tras la visita a Kabul; es necesario apoyar desde la ONU los esfuerzos conjuntos de los países de la región para expandir la zona de paz, cooperación y prosperidad.

Un aire nuevo.

Como conclusión se puede decir que Kazajstán ha desempeñado un papel protagonista, activo, no pasivo, en estos dos años de membresía del Consejo de Seguridad ONU. Su presencia allí ha puesto de manifiesto que es necesario contar con la opinión y la experiencia de países en desarrollo a la hora de construir una gobernanza mundial eficaz, no sólo por dar otra comprensión del mundo sino por sus soluciones novedosas para prevenir y resolver conflictos.

Eso, de paso, aporta un poco más de fe en una de las instituciones más importantes del mundo y genera más influencia del Consejo de los asuntos que trata a diario.