El Kurdistán iraquí continúa en el centro del huracán de Oriente Medio

Javier García Gómez
Pie de foto: Un miembro de la seguridad kurda hace guardia en un restaurante donde diplomáticos turcos y empleados del consulado turco fueron asesinados en Erbil, Irak, el 17 de julio de 2019. REUTERS/AZAD LASHKARI
El pasado miércoles el Kurdistán iraquí vivía la muerte a tiros de un diplomático turco y dos ciudadanos iraquíes que trabajaban en el Consulado General de Turquía en Erbil, la capital de la región autónoma del norte de Irak. El tiroteo se produjo en el restaurante HuQQabaz, en una zona de la ciudad transitada por personal diplomático y de empresas transnacionales.
Como apuntaron fuentes locales recogidas por la agencia Anadolu, un hombre que portaba dos pistolas entró en el restaurante, amenazó a los empleados y comenzó a disparar contra el grupo en el que se encontraba el diplomático cenando. Seguidamente escapó en un vehículo que le estaba esperando fuera del local. Los hechos sobre quién perpetró el ataque o por qué no fueron esclarecidos por las autoridades.
Tanto el Gobierno iraquí como el turco iniciaron una investigación del ataque, “nuestras agencias de inteligencia están trabajando también en ello. Haremos todo lo posible por esclarecer lo ocurrido”, dijo el jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Çavusoglu. El Ministerio de Exteriores de Turquía implicaría posteriormente a tres atacantes y otros medios turcos dirían que fueron dos personas las que abrieron fuego. La identidad del diplomático aún no ha sido revelada y se conoce que uno de los iraquíes abatidos era guarda de seguridad del diplomático.
La comunidad internacional no dudó en responder al ataque. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos, que están viviendo etapas bajas en sus relaciones con Turquía en los últimos meses, se apresuraron a condenar los hechos. El presidente de Irak, Barham Salih, expresó sus condolencias al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y, por su parte, el ministro de Exteriores iraquí aseguró que el ataqué no tendría consecuencias sobre las relaciones entre los dos países.
Medios de comunicación turcos y la mayoría de los analistas del país se han decantado por señalar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como el responsable detrás del ataque. Este grupo armado se encuentra en la lista de organizaciones terroristas de Turquía, EEUU y la Unión Europea. En las últimas semanas las escaladas militares entre Turquía y este grupo militar han ido en aumento en la frontera norte de Irak y Turquía. Sin embargo, Diyar Deniz, el portavoz del ala militar del PKK se ha desvinculado del ataque: “No tenemos información sobre dicho incidente y solo hemos sabido de él a través de los medios”.
El Kurdistán iraquí y Turquía mantenían unas relaciones relativamente positivas debido a su dependencia económica y especialmente por la situación buena situación económica en la que se encuentra la región autónoma de Irak con la existencia de reservas de petróleo en su territorio. Este mismo año, el presidente de la región, Nechirvan Barzani, visitó Estambul y mantuvo una reunión con Erdogan. Turquía anunció después del ataque una “respuesta apropiada”, que no se hizo esperar.
El pasado jueves, las Fuerzas Armadas turcas bombardearon suelo iraquí en una ofensiva aérea contra las milicias kurdas. Turquía lleva desde el año pasado interviniendo en el norte de Irak con el establecimiento de bases militares que buscan neutralizar las infiltraciones de los rebeldes kurdos en ciudades otomanas. La semana pasada se aprobó por el país euroasiático la operación Pençe 2 y el propio PKK ha dicho que estas operaciones han causado la muerte de altos mandos de la organización militar.
Pie de foto: El presidente turco Tayyip Erdogan. REUTERS/DADO RUVIC
Irán ha sido otro país que se ha sumado recientemente a las operaciones militares contra grupos kurdos. La Guardia Revolucionaria anunció la semana pasada haber llevado a cabo una ofensiva en su frontera con algunas zonas de la región autónoma iraquí. Según ha explicado el cuerpo militar iraní los ataques se han realizado “en respuesta a los recientes ataques terroristas en zonas del oeste y el noroeste de Irán”.
Sin embargo, los ataques iraníes no solo se han quedado en el norte. Un cohete impactó el pasado miércoles en un complejo de operaciones petroleras de la ciudad de Basora, al sur de Irak, entre las que se encontraba la empresa estadounidense ExxonMobil. Estos no son los primeros ataques que sufre la población civil estadounidense en suelo iraquí y por eso el Gobierno de Donald Trump ordenó la retirada de funcionarios no esenciales de su embajada en Bagdad el pasado mayo.
Como respuesta a estos incidentes, el pasado martes EEUU hizo público el envío de 1.000 soldados más a la zona. Estos hechos han endurecido más el clima de tensión en el que se encuentran Irán y EEUU desde que Trump rompiera unilateralmente el tratado nuclear con la nación persa y le impusiera un gran bloqueo económico.
El papel de Daesh
Pese a que la organización terrorista Daesh no controle territorio en la región, todavía permanece como una amenaza latente a la que tienen que hacer frente Turquía y los grupos kurdos. En la última semana, esta organización terrorista publicó un video en el que se dirigían al Estado turco diciendo que la guerra no había terminado y en el que amenazaban al presidente Erdogan personalmente. Del mismo modo los ciudadanos kurdos miran con desagrado la intervención contra el PKK, la que entienden como una falta de respeto a su soberanía, ya que esta organización jugó un papel decisivo en la lucha contra Daesh en Irak.