Las hojas del rábano

José María Bartol Espinosa

El rábano es un tubérculo fresco rico en vitamina C que, en cualquiera de sus variedades si intentamos extraerlo del suelo tirando de las hojas, existe un 99% de posibilidades de que nos quedemos con éstas en la mano mientras el fruto sigue en la tierra sin moverse.  De ahí la expresión “coger el rábano por las hojas” cuando se invierte el orden de las cosas o se interpreta algo de forma errónea o interesada, en definitiva, cuando alguien se equivoca (en ocasiones voluntariamente).

D.Carlos Penedo, columnista de “Estrella Digital” nos ilustra con un artículo que reproduce “ATALAYAR entre dos orillas” titulado “chispas, frustración, Marruecos”. Las chispas a las que se refiere son las hojas, el rábano -en ésta ocasión- no es otro qué la cacareada “primavera árabe”. La frustración sólo es un vehículo. Me explicaré:

En primer lugar, diré que he buscado ese pueblo idílico del cual nos habla donde no existan ciudadanos frustrados por descontento social, da igual que los representen partidos políticos, vivan bajo una dictadura o “dictablanda”; sean autónomos o mediopensionistas… es triste, pero, ¡no lo he encontrado!… ¡C’est la vie! Tampoco existe partido político que organice socialmente el desencanto del pueblo, incluso me atrevo a decir que son los malos gobernantes los que lo producen y fomentan.

Nos relata D. Carlos el triste suceso acaecido en Alhucemas donde un vendedor ambulante de pescado murió al ser aplastado por los canjilones del mecanismo de un camión de basuras. En Marruecos existe la pintoresca figura del vendedor ambulante, unos de fruta y otros de pescado, yo los veo pasar con sus carritos de un solo eje tirado por ellos mismos en los barrios periféricos de Tánger; generalmente llevan sardinas, jureles y boquerones, raras veces portan especies de la familia de los voraces como pargos y doradas.

En España, hace 40 o 50 años también se veían. Amas de casa cargadas de niños en esa época ni disponían de coche ni podían dejar suelta la tropilla para ir al mercado. Así se vendía a pie en ciudades y con furgonetas por los pueblos.

En Málaga capital, a la entrada del Puerto marítimo, existe un monumento llamado el Cenachero, obra del escultor Jaime Fdez. Pimentel del 1.968 que representa un vendedor ambulante de pescado sin carrito de ruedas sino equilibrando los cenachos al hombro con la carga del pescado. Es un bello icono malacitano.

La pregunta en Alhucemas y en cualquier rincón de Marruecos y por extensión del mundo, debería ser la siguiente: ¿Cómo es que el malogrado vendedor Mhosen Fikri llevaba en su carrito media tonelada de pez espada siendo totalmente ilegal?... ¿Quién se lo proporcionó?...

El pez espada, emperador o aguja palá como lo llamaba mi abuela en Ceuta, no había sido pescado con caña por M. Fikri, ni se le había subido solo al carrito al pasar por los muelles. Entonces… ¿cuál es la cadena del error? Si las leyes (todas y en cualquier nación que se precie) no son respetadas, la sociedad se convertirá poco a poco en una jungla salvaje y como tal acabaremos todos comportándonos como fieras.

Un cúmulo de hojas rabanescas, quiero decir de errores, nos han conducido a una tragedia doméstica; una intransigente actitud policial con la inconsciente incursión del vendedor en la caja del camión para recuperar su pescado y la irracional actitud del conductor al no parar la maquinaria, han desembocado en lo irremediable invitando a la comparación con el estudiante frutero Buazizi el 17 de diciembre del 2010. De ahí que el Sr. Penedo nos traslade a la funesta “Primavera árabe” e incluso se atreva a decir que aquella primavera fue también nuestra (¿?). Desde luego mía no ha sido ¡lo juro!… ¿Debo entender que ese “nuestro” se refiere al resabiado mundo occidental...?

Negativo, D. Carlos. En primer lugar, aquella dichosa primavera árabe donde masas cibernéticas y callejeras reclamaban más libertades, lo que consiguieron fue trocar dictadores, provocar guerras que aún perduran y aumentar las tumbas de los cementerios. Cuando las gentes que comandaban aquella -justa en orígenes- revolución, cayeron en manos de los experimentados HHMM, la frase acuñada como bandera de la revuelta era “la respuesta está en el Islam” y la gente se dio más Shária en lugar de libertades prácticas y todos quedaron a la expectativa, más pobres, mas acollonados y menos libres. ¡¡Pues vaya revolución...!!

En segundo lugar, parece mentira que el mundo mediático occidental (por seguir con la misma jerga), todavía no se haya enterado del circo la mitad y, ensimismado en sacar el rábano, quiera asimilar un drama local causado por la burricie e inoperancia de cuatro tipejos irresponsables con aquella nefasta primavera árabe; eso es un error horroroso.

Aprovechar las pacíficas pero multitudinarias e indignadas manifestaciones en todas las urbes del Maghreb, especialmente en el norte, por la muerte del pescadero Fikri para enseñorear pancartas con banderas independientes del Rif, eso es otro error y además intencionado. Eso es “coger el rábano por las hojas”.

Ahí es donde deberían actuar las Autoridades de Marruecos, el Mahazen en pleno debe cortar de raíz todo conato de independentismo rifeño. Nunca el chamal maghrebí ha estado mejor tratado por la Corona Alahuita como lo está siendo en el reinado de SM Mohamed-VI, ¡nunca! La transformación del progreso y avance en todos los campos (industrial, agrícola, ganadero, turístico, social, etc.) es innegable e imparable para el futuro del País.

En Marruecos, el escenario político de las recientes elecciones dibuja un Partido continuista con el PJD apoyado por los mismos que le ayudaron en la anterior legislatura desde el 2011, una oposición más definida y una Monarquía + Mahazen que asume el papel de moderador, constituyendo la piedra angular de la gobernanza controlando Ministerios claves.

Si España se entiende con el Maghreb en terrorismo y economía, ya es mucho más de lo que ambos gobernantes aspiraban a conseguir hace escasos años. Los lazos culturales y sociales existen en paralelo muy por encima de la clase política gobernante, con mejores y peores momentos, siempre han existido en ambos pueblos desde hace doce siglos más o menos.

¡Ojo con las “chispas”! Lo mejor es apagarlas de inmediato, incluido los cantos de sirena que las provocan. Sabido es que en los pueblos con dignidad toda injusticia provoca una reacción popular justificada, las autoridades están para escuchar al pueblo aplicando las leyes que impidan el desorden de la sociedad.

Ojalá dispusiéramos en España de tan buenos bomberos como dispone Marruecos. Nosotros, por no apagar las chispas a tiempo, ahora perdemos tiempo y dineros apagando fuegos periféricos. Y así nos va.