Los Santos, nada inocentes

José María Bartol Espinosa

    A.I. (Amnistía Internacional) es una organización creada por el abogado británico Sir Benenson en 1961 que presume de independencia ideológica, económica y religiosa. A.I., dice integrar 7 millones de personas que por lo visto se toman las injusticias del mundo cruel como algo personal en la confianza de que su labor no se acabará nunca mientras exista una sola cámara de tortura, Estados sin abolir la pena de muerte, refugiados y emigrantes, ciudadanos sin libertad y dignidad. En resumen, mientras existan gobiernos que se pasen la Declaración  Universal de los Derechos Humanos de la ONU, por el forro de sus ministerios.

    A pesar de las intenciones utópicas de dicha organización, la mayoría de las personas de bien ven con buenos ojos su función y cometido. En muchas ocasiones siembran dudas sobre la veracidad de los testimonios aportados, si han comprobado los hechos o solo les interesa el efecto impactante en los medios.

    Por supuesto sus socios y miembros, no se mueven igual en los países donde regía una dictadura de corte fascista (el Chile de Pinochet) que en otras dictaduras  de régimen comunista (la Cuba de Castro); ni que decir tiene que en países retrógrados de intolerancia religiosa como Arabia Saudí, o de oscurantismo político como Corea del Norte, ni asoman la gaita, sencillamente porque cuidan sus vidas como cualquier ser racional.

    En cambio galleaban por Iberia en los últimos años de O. Salazar y de Franco. Ellos saben donde pueden y les dejan entrar y de donde pueden hablar y hasta donde sin que se jueguen el pellejo. Bien, son personas normales nadie les pide que sean héroes.

    A caballo entre marzo y mayo del 2013, justo hace ahora tres años, y cuando la revista “ATALAYAR entre dos orillas” sacaba en el n° 2 y 3 de su publicación, un excelente reportaje sobre la -ignorada por nuestra Administración- batalla de Najaf en el Irak invadido por las fuerzas  de la coalición mundial, ocurrió algo muy desagradable. Recordemos primero que, nadie ignora que tras la guerra despachada por EEUU y Gran Bretaña se procedió a la ocupación y control de ciudades y regiones entre las cuales el Ejército español estuvo en Najaf entre otros lugares. Justo por esas fechas el diario El País publicó un video con imágenes en las cuales soldados españoles, concretamente legionarios, apalizaban salvajemente a un nativo iraquí. (¿?).

    Hasta aquí, los hechos fríos. En su momento, la revista ATALAYAR hizo las pertinentes pesquisas y supimos que se trataba de la detención de un confidente de nuestras tropas, cobarde delator de cuya traición había resultado sorprendida una patrulla de soldados con el balance de varios heridos uno de ellos de gravedad, los hechos ocurrieron en Diwaniya donde fueron atacados por  milicianos terroristas del clérigo chii Mohtar Al Sadar, personaje siniestro que gobernaba las entrañas de Irak y a quien los norteamericanos no tuvieron arrestos para detener en su primera aparición y amenaza pública.  Aquel Imam de mirada torva y no otro, era el autentico enemigo a batir en aquel fallido Estado de gobernanza caótica. Los soldados españoles, cargados de justa ira le “sacaron” hasta donde había llegado su delación para estar prevenidos en futuras acciones.

    Hace unos días, a finales de Abril 2016, la Red de Facebook a instancias de Amnistía Internacional ha vuelto a sacar aquel video. Automáticamente un listado de foristas se han volcado como locos sedientos de justicia y venganza, los había que pedían un juicio con testigos antes de proceder a esa “terrible paliza”, expulsión y juicio sumarísimo a esos soldados cobardes y asesinos decían otros, el lastimoso coro de plañideras no ha dejado de publicar tonterías, idioteces impropias de gente con dos dedos de cerebro y una tacita de cultura informativa.

    Lo que en guerra normal habría sido un fusilamiento inmediato, lo solventaron cuatro soldados a tortazos  y patadas,  pero ésta acción ha provocado una cascada de insultos hacia Ejército, ministros, Gobierno, en definitiva hacia España. Pienso que detrás de toda ésta marabunta de pusilánimes y papanatas se esconde el antimilitarismo tan común en gente de izquierda apátrida y anarquista, los antisistema que aprovechan la mínima ocasión para despotricar de nuestra institución mas prestigiosa, los becerros que siguen diciendo “Ejército franquista” a soldados cuyos padres incluso abuelos, ni lucharon en la Guerra Civil. Y todo porque les avergüenza decir Ejército de España, ¡así, con todas las letras! .

    Estúpido y absurdo recordatorio de Amnistía Internacional, innecesario y fuera de lugar. Ellos presumen de: “arrojar la luz sobre los hechos oscuros”…. ¿La luz o el odio, pregunto yo? . Por cierto, ya puestos a suplantar la Justicia gubernativa de las naciones, les invito a que las buenas gentes de A.I. nos “arrojen luz” sobre el asesinato de Marta del Castillo, conste que, por desgracia existen otros muchos más ejemplos donde volcar su interés por las  “injusticias” de la Tierra. La parcialidad manifiesta hace que A.I. sea a los Derechos Humanos, lo que los Verdes ecologistas al environment.

La sociedad no precisa de “santos” tan poco inocentes.