Las relaciones entre Marruecos y la Unión Europea se tambalean por una mala sentencia

Jamal Eddine Mechbal
Los medios de comunicación informaron estos días sobre la decisión del Gobierno marroquí de suspender todos los contactos con la Unión Europea después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea invalidara el acuerdo agrícola y pesquero con Marruecos por incluir el Sáhara Occidental. (Ver Atalayar del 26 de febrero 2016 "Marruecos suspende los contactos con la UE por la ruptura del acuerdo comercial").
Las implicaciones de esta grave crisis no solo recaen sobre las relaciones de Marruecos con la Unión Europea, sino también sobre los efectos psicológicos en la sociedad marroquí que se siente injustamente acosada y mal juzgada por un Occidente al cual pensaba unir su futuro.
Marruecos, en árabe se llama "Al Maghrib Al Aksa", es decir "El Extremo Occidente", al situarse en el extremo occidente del mundo musulmán. Esta situación geográfica, permitió a Occidente y a este Reino, el mas antiguo del mundo, mantener relaciones permanentes y continuas a través la Historia.
En épocas recientes, durante la Guerra Mundial, Mohamed V se alineó a favor de los aliados haciendo un llamamiento a los marroquíes para combatir codo con codo en defensa de los valores de Occidente.
El 11 de enero de 1944 la élite marroquí, apoyada por la unanimidad del pueblo marroquí, publicó el Manifiesto en el que reclamaba "la independencia de Marruecos dentro de su integridad territorial, bajo los auspicios de SM Majestad Sidi Mohamed Ben Youssef" , acto seguido, el Manifiesto solicitaba "la adhesión de Marruecos a la Carta del Atlántico y la participación en la Conferencia de la Paz".
En 1956 cuando se decide poner fin al régimen del protectorado, este se realiza mediante una declaración conjunta franco-marroquí, en la que se proclama a Marruecos, “Estado independiente unido a Francia mediante lazos permanentes de una interdependencia libremente consentida y definida”. Esta interdependencia ha sido primero con Francia e inmediatamente extendida a España y al resto de los países occidentales, además de lo que era la Comunidad Europea (CEE). Desde siempre esta especial relación ha sido inamovible y es la que caracterizó la relación de Marruecos con la Unión Europea y EEUU.
No es baladí que el actual Rey de Marruecos haya elaborado su tesis doctoral en la Universidad de Niza sobre el tema "La cooperación entre la Comunidad Económica Europea y la Unión del Magreb", presentada en octubre de 1993 ante el jurado obteniendo el titulo de Doctor en Derecho. También tiene un especial significado que el que estaba destinado a ser Rey haya sido enviado por su padre Hassan II a Bruselas para efectuar durante largos meses estudios y practicas en el seno de la Comisión europea presidida entonces por Jaques Delors.
La inversión de Marruecos en su infraestructura, su economía, su política exterior, su formación incluida la de su propio Monarca ha sido siempre dentro de esa "interdependencia libremente consentida y definida", llevada a cabo con buena fe y extrema lealtad.
Este Reino, durante su extrema debilidad a principios del siglo XX, vio modificadas sus fronteras a sus espaldas, sus territorios amputados y repartidos, todo esto mediante acuerdos secretos entre países europeos y no hechos público hasta después de someterlo a un régimen de Protectorado. Después de la anulación del sistema del Protectorado procedió a recuperar sus territorios en un largo proceso integrador pacifico. En este proceso integrador se inscribe el conflicto del Sahara, en que los 40 millones de marroquíes están convencidos de su justa causa y que la ONU anima a que las partes encuentren una solución.
No es necesario tener mucha imaginación y/o sensibilidad para entender la reacción de Marruecos ante la sentencia del Tribunal de Justica de la Unión Europea, ni el gran enfado de todos los marroquíes y su manifiesta repulsa. Aunque todos los países de la UE impugnaron la decisión del tribunal y la misma UE presentó una apelación contra la sentencia emitida, la crisis de confianza logró instalarse y el recelo reina en el espíritu de los marroquíes. Se piensa que Occidente actúa de mala fe, intenta poner una vela a Dios y otra al Diablo y para ello se reparten los papeles y los roles. En este contexto hay que entender las declaraciones emitidas por los responsables del Reino de Marruecos.
El ministro Mustafa El Khalfi ministro de Comunicación y Portavoz del Gobierno marroquí declaró que "Marruecos no puede aceptar ser tratado como un simple sujeto de un proceso judicial, ni reducido a ser tambaleado entre los diferentes servicios e instituciones de la Unión Europea. Continuar en dicha posición puede comprometer la mutua confianza y la perennidad del partenariado definitivamente" incluso la continuación de la colaboración entre ambas partes".
La resolución del TJUE destacó mas por su aspecto político que la parte jurídica. El hecho de admitir documentos firmados por el secretario general del Polisario, el que se hace llamar Mohamed Abdelaziz, muestra una grave negligencia y falta de rigor jurídico. Pues el hecho de que el secretario general del Polisario oculte su verdadera identidad y su verdadera nacionalidad en un asunto jurídico plantea un grave vicio de forma y anula la validez de su representación.
La verdadera identidad del que se presenta bajo el falso nombre de Mohamed Abdelaziz es Hmatou ouled Khelili Mohamed Salem Rguibi de nacionalidad marroquí. Su padre es un jubilado del Ejército marroquí, que al igual que sus hermanos son marroquíes. La Ley de la Nacionalidad en Marruecos, considera marroquí de origen el hijo de un padre o madre marroquí, exactamente como las leyes europeas y es el caso de quien se presenta bajo la falsa identidad de Mohamed Abdelaziz.
El actual secretario general del Polisario, sigue siendo considerado marroquí, por las leyes marroquíes y nunca presentó una demanda para retirarle esa nacionalidad. El TJUE , por otra parte, no puede considerar a este en posesión de la nacionalidad saharaui, puesto que tal nacionalidad no existe y la misma RASD no es reconocida por ningún país de la UE. La identidad y la nacionalidad del querellante son pues una de las principales cuestiones previas que el TJUE no se preocupó de abordar.
Por otra parte, el hecho de crear una organización político militar, apoyada por regímenes no democráticos, como Argelia o la Libia de Gadafi, no es de ninguna manera elemento que permita otorgar alguna representatividad de una población especialmente en países democráticos como la UE. Tampoco ésta representatividad se puede reconocer a un Secretario General de un movimiento armado monocolor de pensamiento único, con antecedentes en el crimen organizado, terrorismo, piratería y secuestros. Crímenes en los que ciudadanos de la misma Unión han sido víctimas.
En lo que se refiere al fondo de la cuestión, llama la atención entre otros vicios, que la resolución mencione la Convención de Viena de 23 de mayo 1969 sobre el Derecho de los Tratados, pero se salta el artículo 26, el "PACTA SUNT SERVANDA" que estipula "Todo Tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe". Es decir, si un estado o varios estados, como es el caso de la UE, después de la negociación de un acuerdo internacional y cumplir todos los requisitos del derecho interno, publicándolo en el Boletín Oficial ya no se puede dar marcha atrás, ni escudarse en argumentos de cualquier índole. El artículo 27 lo dice claramente, "Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un Tratado."
La resolución ha sido calificada por muchos de incoherente. Una de las incoherencias es que se pretende que la UE castigue a miles de ciudadanos del Sahara, impidiéndoles explotar los recursos naturales de su territorio, solo para satisfacer a un movimiento armado que carece de legitimidad democrática. La resolución parece desconocer que en ese territorio hubo elecciones municipales y legislativas cuya transparencia nunca ha sido puesta en duda por observadores internacionales, entre ellos los de la UE. Por ello, existen hoy representantes con legitimidad democrática a nivel local, regional y nacional e incluso a nivel del propio Gobierno de la nación.
La otra incoherencia resultante de esta resolución, es que las relaciones de la UE con Marruecos en el tema del Sahara las sitúa en una posición dual contradictoria. Por una parte, la relación en el mismo territorio es bienvenida y muy valorada para controlar las migraciones y la lucha contra el terrorismo y, por otra parte, ese territorio para otras cosas se convierte en un coto vedado. En este sentido, el ministro de Agricultura y Pesca marroquí calificó la sentencia de «incoherente» y que va en el sentido contrario al histórico espíritu del partenariado entre la UE y Marruecos.
El comunicado del Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores y Cooperación del 11 de diciembre 2015 resaltaba que para Marruecos este acuerdo con la Unión Europea, es "como todos los acuerdos bilaterales firmados, conforme a la legalidad internacional" y hace un planteamiento básico y vital de cara al futuro, con la frase, "Marruecos se pregunta legítimamente sobre la oportunidad de mantener el sistema contractual que las dos partes han logrado construir durante largos años en los campos político, humano y de seguridad". Es decir, Marruecos no esta dispuesto a mantener unas relaciones desiguales , donde no se respeta lo pactado y que cada parte asuma las consecuencias de sus actos, incluidos el errar en las dunas del Sáhara.