Riesgos y amenazas exteriores vistas con Inteligencia

Fernando Cocho. Socio Fundador de H4dm
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Se dice coloquialmente que vivir ya es un riesgo, y que todo lo que hacemos en nuestras vidas es sortear las dificultades que se nos ponen como obstáculos. La empresa no es menos y la inteligencia es la herramienta que nos asiste en ello.
En Inteligencia siempre se intenta reducir los riesgos y la incertidumbre para que las organizaciones y sus miembros puedan desempeñar su trabajo, lograr sus objetivos, generar riqueza… pero, precisamente, en el mundo empresarial los competidores hacen lo mismo y, por tanto, comienzan a confluir intereses o generar oposiciones de los mismos.
Un riesgo o una amenaza se produce cuando algo, un nuevo producto en un mercado por ejemplo, aparece como competidor nuestro y se convierte en amenaza cuando su posición compite o detrae nuestra cuota de mercado o se opone a nuestra expansión comercial.
Si lo anterior viene de una organización cuya matriz es extranjera, cuyos intereses vienen desarrollados por intereses económicos no nacionales, con objetivos de sustitución de servicios o productos derivados de industrias no autóctonas… decimos que son riesgos y amenazas exteriores. Para evitar problemas diremos, como juego de ficción, que los intereses de organizaciones pertenecientes a la UE no son considerados como amenazas exteriores ya que todos en teoría estamos alineados en los objetivos comunes, compartimos ideario de proteger nuestro mercado interior y favorecer la libre e igualitaria distribución de bienes o mercancías entre nosotros.
La inteligencia opera por tanto para analizar estos intereses, estas personas e instituciones, estas redes de colaboración entre empresas y sus estados promotores, que vienen a nuestro mercado de la UE a contraponerse a nuestros intereses y a desarrollar sus estrategias. La labor de los analistas es precisamente detectar esos riesgos, prevenir a las organizaciones nacionales de los mismos, y ayudar en la elaboración de estrategias para analizar los escenarios posibles que permitan tomar decisiones.
En algunos países menos sensibles a conceptos poco políticamente correctos lo llaman sencillamente Guerra Económica. Aquí lo llamamos protección de intereses económicos estratégicos contra competidores y sus intereses. Y la Inteligencia es la punta de lanza.
Según esta protección sea elaborada por los Estados o empresas, la llamamos Inteligencia Económica e Inteligencia Empresarial; si esta segunda se hace analizando la competencia de nuestra organización se llama Inteligencia Competitiva. Coloquialmente se llama a todo Inteligencia económica para resumir y porque se supone que todas las empresas u organizaciones nacionales, están más o menos alineadas con los intereses comunes, compartiendo por tanto las cuatro acciones de inteligencia necesarias para superar las amenazas y riesgos, a saber: los objetivos estratégicos del país; generando de manera sincera las sinergias o alianzas necesarias; un frente común para oponerse a los intereses de la otra parte; elaborando nosotros las acciones para hacer lo propio en sus mercados cuando exportamos.
Si lo anterior es cierto, y se cumple, estamos en condiciones de plantearnos la posibilidad de prevenir los riesgos y amenazas de empresas u organizaciones que vienen a nuestro unido y altamente colaborativo mercado UE a “ofrecer transparentemente” sus servicios, productos e “integrar” sus intereses con los nuestros. Y, evidentemente, nosotros cuando exportamos hacemos lo mismo.
Para ir terminando haremos una breve aproximación a las acciones con las que la inteligencia nos asiste para ver los riesgos o amenazas exteriores. Si se nos permite usaremos una regla lógica básica para hacer el razonamiento, se llama transitividad y la aprendimos en el colegio hace mucho:
1.- Si una empresa decide implantarse en otro país lo hace obedeciendo intereses económicos de expansión de sus nacionales o de la economía subyacente del estado. Las acciones consiguientes que debe ejecutar son análisis de la competencia, el mercado, las leyes, las fortalezas institucionales o sus debilidades, la cohesión económica y las alianzas, la preparación en redes de conocimiento o en procesos de monitorización económicos, la protección de infraestructuras de desarrollo o sus capacidades y por supuesto el nivel de capacitación o la formación de su capital humano.
2.- Realizada esta labor planificará su implantación, la dotara de recursos económicos, legales, de infraestructura, la apoyará con logística estatal y promocionará su salida de territorio nacional para entrar en el nuestro. Mandara una avanzadilla o misión económica, abrirá delegaciones/empresas o tomará forma en territorios favorables a sus intereses, luchará por conocer las vulnerabilidades de la competencia, objetivara su mercado y lo desarrollará.
3.- Si hace bien lo anterior habrá entrado en el mercado y dará pie a la llegada de otros. Será un riesgo o una amenaza exterior desde el punto de vista de la Inteligencia Económica ya que obedecerá transitivamente a intereses globales y no a los particulares de una empresa.
Como siempre no se trata de temer al lobo, ni ver sombras donde no existen, sólo se trata en este mes donde Miguel de Cervantes se nos ha aparecido más real y tangible que nunca, dejar de ser tan “quijotescos y ser un poco más sanchopanzistas”.