Érase una vez la luz
Cada día millones de personas encienden las luces de sus casas, conectan sus aparatos eléctricos y cargan sus teléfonos móviles. Miles de industrias y oficinas se ponen en marcha, circulan los trenes y los semáforos regulan el tráfico. Un milagro cotidiano que damos por hecho.
Sin embargo, miles de trabajadores de Iberdrola repartidos por todo el mundo saben que la electricidad no cae del cielo. Detrás de cada interruptor está el esfuerzo y el trabajo de personas que hacen que encender una bombilla parezca cosa de magia.