La mediación marroquí en Libia: un éxito que perturba al “otro mundo”

Mohamed VI discurso Marcha Verde 2024
Mohamed VI pronuncia su discurso con motivo del aniversario de la Marcha Verde acompañado del príncipe heredero Moulay Hassan. Photo/MAP
La diplomacia marroquí acaba de anotarse otro éxito significativo en la cuestión libia, confirmando su papel de mediador clave en la región
  1. La reunión de Bouznika: un gran éxito diplomático
  2. Una reacción que revela un profundo malestar
  3. Una estrategia de desestabilización al descubierto
  4. Marruecos como actor regional estabilizador

La reunión de Bouznika, celebrada los días 18 y 19 de diciembre de 2024, entre la Cámara de Representantes libia y el Alto Consejo de Estado, es la continuación de los esfuerzos del Reino desde el histórico acuerdo de Skhirat en 2015. Esta nueva etapa del proceso de reconciliación interlibio se produce en un contexto regional especialmente tenso, marcado por los intentos de Argelia -ahora denominada «el otro mundo» o «mundo paralelo» (العالم الآخر) en palabras utilizadas por el rey Mohammed VI durante su discurso de la Marcha Verde- de mantener su menguante influencia en la escena magrebí.

La reunión de Bouznika: un gran éxito diplomático

La reunión de Bouznika supuso un avance significativo en el proceso de reconciliación libio. Las dos instituciones acordaron continuar sus reuniones conjuntas, demostrando así su confianza en la mediación marroquí.

Las partes se pusieron de acuerdo sobre varios puntos cruciales:

  • La continuación de los contactos entre las presidencias de las dos instituciones y sus miembros.
  • La importancia de hacer prevalecer la competencia y el mérito en la gestión de las instituciones
  • La necesidad de organizar elecciones libres y transparentes basadas en las leyes «6+6
  • La unificación de las instituciones soberanas y la reforma institucional
  • La elaboración de una hoja de ruta con un calendario preciso
  • Una distribución equitativa de los recursos y un desarrollo basado en una gobernanza local activa.

Estos resultados concretos atestiguan la eficacia del enfoque marroquí, basado en el diálogo inclusivo y el respeto de la soberanía libia, un enfoque que está en consonancia con el acuerdo de Skhirat de 2015.

Una reacción que revela un profundo malestar

La reacción del Ministerio de Asuntos Exteriores libio, considerada por muchos observadores como inspirada por Argel, suscitó una respuesta elocuente por parte de las autoridades marroquíes. Según informó una fuente bien informada en Rabat: «con respecto a todo lo que pueda venir directa o indirectamente del vecino oriental, la expresión “mundo paralelo” (العالم الآخر), es suficiente en sí misma y debe ponerse en factor para evitar repeticiones fastidiosas». Esta mesurada respuesta diplomática refleja la madurez del enfoque marroquí ante los intentos de desestabilización.

La declaración del ministerio libio criticando la falta de coordinación previa fue rápidamente desmentida por las propias instituciones libias participantes. En particular, el Consejo Superior del Estado libio calificó esta injerencia de «violación flagrante» de sus prerrogativas, reiterando enérgicamente su independencia del ejecutivo y su derecho soberano a participar en diálogos sin supervisión gubernamental.

La reacción de la prensa argelina, en particular el artículo de TSA (Tout sur l'Algérie) que calificó precipitadamente la mediación marroquí de «fracaso estrepitoso», refleja una interpretación ideologizada, desconectada de las realidades sobre el terreno y de los progresos concretos realizados.

Una estrategia de desestabilización al descubierto

La organización de una reunión de los servicios de inteligencia en Trípoli, marcada por la notable ausencia de varios países estratégicos (Malí, Burkina Faso, Egipto, Mauritania), revela un intento de contrarrestar la creciente influencia de Marruecos. El incidente más revelador fue el discurso hostil del jefe de los servicios de inteligencia argelinos que, en flagrante violación de la práctica diplomática, lanzó un ataque en toda regla contra Marruecos desde la capital libia, dejando así al descubierto la verdadera naturaleza de esta reunión supuestamente dedicada a la seguridad regional.

Esta actitud es una continuación de los sucesivos fracasos de Argel en la construcción de alianzas regionales alternativas. El reciente intento de crear una agrupación regional que excluyera a Marruecos, al que finalmente Mauritania se negó a responder, es una perfecta ilustración. Esta iniciativa abortada atestigua el fracaso de la estrategia argelina de aislar al Reino.

Marruecos como actor regional estabilizador

Los recientes éxitos diplomáticos de Marruecos van mucho más allá de Libia. La exitosa mediación en la liberación de cuatro ciudadanos franceses en Burkina Faso ilustra la capacidad del Reino para actuar como facilitador creíble en la escena internacional. Este creciente reconocimiento del papel estabilizador de Marruecos se basa en resultados tangibles, en contraste con el enfoque de Argelia, basado principalmente en la retórica y la obstrucción.

El enfoque diplomático de Marruecos, integrador y respetuoso con la soberanía de los Estados, sigue demostrando su pertinencia frente a los desafíos regionales. Este enfoque constructivo contrasta con la visión anticuada de Argel, basada en una concepción antagonista de las relaciones internacionales y en la perpetuación artificial de las tensiones regionales.

El éxito de la mediación marroquí en Libia confirma el estatus del Reino como actor clave de la estabilidad regional. Los intentos de desestabilización de Argelia sólo sirven para subrayar su creciente aislamiento y el fracaso de su estrategia de obstrucción sistemática.

Los crecientes éxitos diplomáticos de Marruecos, tanto en Libia como en otros teatros de operaciones, están perfilando los contornos de un nuevo Magreb, donde la cooperación constructiva prevalece sobre el antagonismo estéril. El progresivo aislamiento de Argelia parece, pues, la consecuencia lógica de una diplomacia desfasada respecto a las aspiraciones de paz y estabilidad de la región.

En última instancia, el éxito de la mediación marroquí en Libia demuestra la solidez de la visión marroquí, que sitúa el diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones concretas en el centro de su acción diplomática, en contraste con la diplomacia argelina, cuya única brújula parece ser la oposición sistemática a las iniciativas exitosas del Reino.

Abdelhakim Yamani

Instituto Geopolítico Horizontes