
El próximo 24 de marzo se cumplirá un mes desde que Europa se levantó con la trágica noticia de que una guerra había estallado en su territorio. Ese día, Rusia atacó Ucrania con el propósito de desnazificarla. Desde entonces, esta guerra, geográficamente lejana de España, se nos ha hecho familiar gracias a su omnipresencia en los medios de comunicación y a sus consecuencias económicas ejemplificadas en una subida exponencial de los precios del combustible y cesta de la compra.
Más allá de su protagonismo en los medios de comunicación y sus consecuencias económicas, este conflicto deja unas reflexiones interesantes sobre el cómo vemos y tratamos a los refugiados, libertad de prensa y el foco mediático en eventos que han tenido lugar en el resto del mundo durante la guerra de Ucrania:
Refugiados de primera y de segunda: El conflicto ucranio ha puesto de manifiesto el racismo de las sociedades europeas con los refugiados según su país de origen. Si bien es cierto que la guerra de Ucrania es una tragedia y que hemos de ayudar a los refugiados de este conflicto, sorprende la rápida reacción de la Unión Europea y las sociedades europeas, que no dudaron en movilizarse para acoger ucranios que huían del conflicto con la indiferencia y el desprecio mostrado hacia otros refugiados de tez más oscura y países más pobres. Sírvase como ejemplo de esta hipocresía el hecho de que el 13 de este mes, naufragó una patera en las costas marroquíes con destino a canarias, muriendo 44 subsaharianos.1 La noticia tuvo escaso eco en la prensa nacional, como tampoco se ha puesto sobre la mesa el hecho de qué criterios hay para decidir qué refugiados merecen ser acogidos y cuáles no. ¿Acaso los migrantes que saltan las vallas de Ceuta y Melilla y llegan en barco a Canarias no tienen los mismos derechos que los ucranianos que huyen de una guerra? No olvidemos que nuestros migrantes –repito los de tez más oscura- no migran por placer, si no que huyen de las guerras en sus países de origen y las falta oportunidades en sus países de origen- igual que los ucranianos en estas fechas.
Una más que cuestionable libertad de expresión: A los pocos días de empezar en conflicto, la Unión Europea tomo la decisión de prohibir la emisión de Russia Today y Sputnik –conocidos medios de comunicación al servicio de Moscú- del espacio comunitario como gesto de solidaridad con Ucrania. Aunque el gesto se puede entender como una muestra de apoyo a Ucrania, no impedirá que la gente tenga curiosidad por saber cómo Rusia cubre la guerra. Máxime si tenemos en cuenta que Russia Today se emite en español y que tiene un gran seguimiento en América Latina. Además, hoy en día es muy fácil conectarse a cualquier país con una app que te garantiza una conexión VPN a cualquier país donde aún se pueda ver Russia Today y Sputnik. Con esta decisión también le estamos dando alas a Moscú para que construya una narrativa de un Occidente antirruso e hipócrita con la libertad de expresión que no duda en criticar la represión dentro de Rusia de manifestaciones pidiendo en fin de la guerra mientras censura medios de comunicación que no se ciñen al “Orden Occidental”.
Tragedias más allá de Ucrania: La omnipresencia de Ucrania en los medios de comunicación traslada la impresión de que no pasa nada en el resto del mundo. Más lejos de la realidad. Pakistán está viviendo un mes negro, con atentados por parte del Estado Islámico del Jorasán, el Ejército de Liberación de Balochistán y el Movimiento de los Talibanes Pakistaníes que tuvieron su exponente más macabro el 4 de marzo, cuando un atentado suicida del Estado Islámico del Jorasán contra una mezquita chií en Peshawar mató a 56 personas, hiriendo a 200.2 Arabia Saudí también ha estado de actualidad, pues el pasado fin de semana ejecutó a 81 personas.3 Ambos eventos son igual de terribles que la guerra de Ucrania, pero no han copado espacio de análisis y reflexión como la guerra de Ucrania. ¿Acaso no levanta dudas morales el hecho de que un país al que le vendemos armas y compramos combustible, y que sabemos que tiene un historial pobre en derechos humanos, decida ejecutar a 81 personas? ¿No es preocupante que Pakistán que limita con Afganistán- recordémoslo gobernado por los Talibanes- esté viviendo una escalada de violencia que probablemente vaya a peor y desestabilice la estabilidad de una región ya de por sí volátil? ¿Sabemos que está pasando en el Sahel, más próxima a España que Ucrania? Si bien deberíamos ver cómo termina la guerra ucraniana, no deberíamos ignorar otras zonas, pues sus consecuencias muy probablemente tengan un impacto igual o peor para España que el conflicto ucranio.
En conclusión, si bien la tragedia ucraniana merita que ayudemos a los refugiados que huyen del país, también da pie a una serie de reflexiones sobre cómo tratamos a los refugiados según su color de piel y país de origen, la libertad de expresión y la cobertura mediática sobre eventos más allá de ucrania. Respecto a los refugiados, resulta hipócrita que facilitemos la integración de los de Ucrania mientras despreciamos a los que tienen un color de piel más oscuro. No olvidemos que los que vienen de nuestra frontera sur también son personas con derechos. La decisión de censurar Sputnik y Russia Today en la UE hace un flaco favor a la libertad de expresión, pues da pie a que Moscú critique nuestra hipocresía con la libertad de expresión, además de que hoy en día es relativamente fácil conectarse a ambos canales a través de una aplicación que te garantiza una VPN con otros países donde se pueda ver Russia Today y Sputnik. Tampoco hemos de olvidar que más allá de Ucrania, hay sufrimiento, como en Pakistán o Arabia Saudí y más cerca de España como el Sahel, que no queda tan lejos de España.