Trump se corona como rey de la antipolítica

Miguel Ángel Benedicto/ Profesor Relaciones Internacionales de la Universidad Europea/Teinteresa.es
Saltó Donald Trump noqueado al cuadrilátero de St. Louis donde le esperaba un Hillary Clinton dispuesta a darle el golpe de gracia, pero se encontró con un rival que no solo esquivó los golpes sino que le lanzó el uppercut de la cárcel a su contrincante.
El formato de la pelea dialéctica favoreció al candidato republicano acostumbrado al talk show y a los combates de pressing catch de los que fue promotor en su día. Ante el primer golpe sobre el vídeo machista contraatacó con virulencia acusando al marido de su oponente de pasar a los hechos mientras él se había quedado solo en las palabras.
Cuando sintió dolor por las acusaciones de impago de impuestos, Trump reconoció que se sirvió de la legalidad para pagar menos. Lejos de amilanarse, el empresario comenzó a moverse por el ring y hacer sombra a su adversaria al espetarle que consigue tanto dinero para su campaña porque está en el poder.
Trump dominó el formato del debate con marrullerías constantes cuando en principio lo tenía todo perdido. Clinton estuvo presidencial pero estática, fría y aburrida. Quizás la presencia antes del debate del empresario con 3 mujeres que acusan presuntamente a su marido de acoso sexual y violación, la dejaron sin tanta fuerza.
El candidato republicano evitó el KO y eso le convierte en el púgil menos malo del combate. Su estilo agresivo se impuso a una Clinton más nerviosa que en el primer debate y le permite seguir en la carrera presidencial pese a que muchos de sus correligionarios de partido han pedido su cese por miedo a perder también el Congreso.
Clinton no supo llevarle al terreno de las propuestas políticas. Trump es un populista que sabe cómo llegar a las emociones de los suyos, se ha convertido en el rey de la política postfactual en la que el fact check y los expertos son despreciados por este líder de los instintos más oscuros del sentir popular.
Trump es el triunfador de la antipolítica, de aquellos que rechazan al establisment washingtoniano y a Wall Street. Es un Putin en potencia, capaz de amenazar con la cárcel a sus oponentes, que se ha aprovechado de la polarización social que inició el Tea Party, de la desigualdad y la falta de confianza en el sueño americano. Sus soluciones: muros contra la inmigración, proteccionismo frente a China y mano dura con el Estado Islámico sin analizar el contexto.
Queda el tercer asalto para dentro de una semana pues ni su propio partido ni la candidata demócrata han sido capaces de frenar al hombre espectáculo. El show de Trump continuará hasta el 8 de noviembre.