Opinión

Un conflicto interesado

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Mientras Rusia pide explicaciones a Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad, al respecto de dónde han sacado el dato de cien mil soldados rusos desplegados en la frontera con Ucrania, la implicación de Biden y también del primer ministro británico, Boris Johnson, en esta fase inicial del conflicto tiene en sí mismo un amplio interés no solo electoral, sino de distractor, para la opinión pública.

Acosado por sendas investigaciones al respecto del llamado ‘partygate’ que mantiene al  premier británico en mínimos de popularidad y contrariado con varios miembros de su propio partido que piden su dimisión, hace unos días Johnson habló vía telefónica con el mandatario Putin e intercambiaron impresiones y reproches: el político británico dijo que la OTAN no le cerrará las puertas a Ucrania y el presidente ruso le recriminó que los europeos no tomen en cuenta las preocupaciones de seguridad de Rusia.

A Johnson le viene muy bien distraer el foco de la atención pública en los medios ingleses para concentrarlo en el tema del conflicto Ucrania y Rusia; de hecho, ha realizado un viaje relámpago a Kiev para reunirse con su homólogo Volodimir Zelenski.

Por el mismo sendero anda Biden que tiene las encuestas en mínimos de aprobación: según un sondeo realizado por la Universidad de Quinnipiac, solo un 33% de la población lo aprueba en su primer año de Gobierno; y el próximo noviembre habrá elecciones legislativas con unos primeros sondeos que avizoran un batacazo para los demócratas.

Así es que la tensión con Rusia permite a Biden calentar un poco el ambiente interno desviando la atención acerca del impacto de la inflación o de la situación en la gestión de la pandemia. La economía de guerra siempre lubrica una maquinaria a la que muchos otros políticos estadounidenses se han agarrado para ganar elecciones.

Pero ¿cómo ven los europeos a Biden ante el actual conflicto entre Rusia y Ucrania? Al respecto hablé con dos destacados expertos: en la opinión de Juan Solaeche-Jaureguizar y Bielsa lo hacen con preocupación.

“En estos momentos atraviesa su peor momento político en Estados Unidos y Europa lo sabe por lo que no aceptará imposiciones directas suyas. Recordemos las próximas elecciones a mitad de curso en las que se espera una derrota y pérdida de la mayoría demócrata en las Cámaras. Europa es la Europa de los mercaderes”, confiesa.

En voz del rector de la Sociedad de Estudios Internacionales hay que redefinir a la ONU desde hace muchos años atrás: “Ya lo señalaba Alvin Toffler, en su obra ‘La tercera ola’. Ni por PIB, ni por capacidad, ni por representatividad están los auténticos poderes representados en la ONU”.

“Recientemente se ha elegido a Corea del Norte como presidente de la Comisión de Desarme... eso da idea de la situación internacional de los países en la ONU. Corea del Norte presidirá la Conferencia de Desarme de la ONU, mientras sigue probando misiles nucleares”, indica sorprendido.

Hacia dónde puede desembocar este conflicto, ¿otra guerra? O bien, ¿una nueva magna Guerra Fría con dos bloques confrontados: Occidente versus Rusia, China, ¿Irán y los que se sumen?

-Esta tensión servirá para que Rusia concrete su mapa de influencias apoyado por China; reorientando las conversaciones y acuerdos de Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. El 25 de diciembre de 1991, se disolvió oficialmente la Unión Soviética y las circunstancias son parecidas ahora para Estados Unidos con una situación interna muy discutida, como nunca se ha vivido a lo largo del siglo XX y una pérdida de prestigio del Ejército americano en los diferentes frentes. Me recuerda a la extinta URSS... aunque con algo más de dinero y de deuda.

En el mismo sentido, Javier Jiménez Olmos, doctor en Paz, comenta que Biden está actuando tal y como se esperaba “lo que no quiere decir que sea lo más prudente” y lo hace porque siente que Estados Unidos tiene el control de la OTAN.

En la opinión del también escritor y miembro de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza, el papel de la ONU es cuestionable partiendo de quienes forman parte del seno del Consejo de Seguridad.

“El Consejo de Seguridad está compuesto por Estados Unidos y Rusia entre otros que tienen el derecho de veto, entonces por supuesto Rusia no es parte interesada en que el Consejo hable de este asunto; y Estados Unidos con los problemas internos que ha tenido con Trump y luego con la elección de Biden no se ha situado… de todas formas yo no tengo ninguna confianza de que el Consejo de Seguridad vaya a resolver nada”, confiesa.

En estos conflictos, según Jiménez Olmos, hay que ver la lógica desde las dos partes si se quiere llegar a un acuerdo y al que se podría llegar, como él mismo espera.

Ya se vio en su momento en la crisis de los misiles de 1962

-Claro, Rusia no quiere enfrente de su casa a la OTAN, pero las soluciones normalmente llegan. En la crisis de los misiles de Cuba, en Occidente salió un victorioso Kennedy tras retirarse los misiles; pero lo que no se dijo en la prensa es que, como contrapartida, los norteamericanos retiraron de Turquía los misiles de corto alcance que tenían.  Así es que en el actual conflicto se pueden hacer concesiones perfectamente.

¿Por ejemplo, que Ucrania no ingrese a la Alianza?

-Yo como analista pienso que la entrada de Ucrania a la OTAN no añade nada a la seguridad europea, al contrario, lo que hace es enervar más a la otra parte; podría lograrse que Ucrania no entre a cambio de que Rusia reconozca la soberanía plena de Ucrania. La zona del Donbás puede ser desmilitarizada con un régimen autonómico y se pueden añadir más cosas en los acuerdos como asuntos económicos, los misiles, las tropas, el gas, etcétera.

No son pocos los expertos internacionales que opinan que el actual amago ruso no desembocará en una guerra y Jiménez Olmos apunta en el mismo sentido: “A ninguna de las partes racionalmente le interesa y Putin será un autócrata que no respeta los derechos humanos, pero él procede de los servicios de inteligencia de la KGB; él es muy racional y sabe que una guerra no le conviene, entre otras cosas, cómo va a invadir a un país como Ucrania que tiene más de 40 millones de habitantes  y una extensión más grande que la de España… es imposible no tiene medios para hacerlo”.

Las temidas sanciones históricas que amenaza Biden también podrían afectar a la aldea global, Rusia en castigo podría cerrar el gas, lo que Jiménez Olmos avizora como muy dañino porque traería una serie de consecuencias funestas para las economías.

La misma advertencia realizada por Solaeche-Jaureguizar y Bielsa experto europeísta: “¿Sanciones? Tendrá que opinar Alemania y los países que tienen acceso al gas ruso... lo único que le haría especialmente daño a Rusia sería la salida del Sistema SWIFT. Eso sí daría lugar a una guerra, ya que dejaría fuera del mercado mundial y del dólar a Rusia lo que llegaría a asfixiarle financieramente”.

Mientras las negociaciones parecen entrar en terreno fangoso, el mundo sigue en vilo a la espera de saber si a las tensiones de la maldita pandemia tenemos que añadir ahora un conflicto bélico sumamente peligroso y dañino. Aquí hay muchos intereses en juego.