El círculo cerrado de la lucha de poder en Irán por la Presidencia

Elecciones Irán

Con la entrada de Alí Larijani en la campaña de las elecciones presidenciales iraníes, el espectáculo adquirió un nuevo flujo que puede desbaratar la elección preorquestada por Jamenei. Por un lado, ha sacado de la competición al ministro de Asuntos Exteriores Javad Zarif al hacer público el archivo de audio de sus discursos internos; por otro, ha aconsejado a Hasán Jomeini, nieto de Ruhollah Jomeini, que no participe en las elecciones y ha hecho que, de forma inédita, 220 diputados quieran que Ibrahim Raisi se presente como candidato. Es evidente que Jamenei tiene la intención de que Raisi salga de las urnas.

Jamenei tuvo que aceptar inevitablemente a Hasán Rohaní como presidente en las últimas elecciones de hace cuatro años por miedo a otro levantamiento, ya que la gente odiaba a Raisi por la masacre de 30.000 presos políticos en 1988 -la mayoría de los cuales eran miembros y partidarios de la Organización Mojahedin Khalq (MEK)- y le llamaban Ayatolá de la Muerte. Dos años más tarde, Jamenei, como consuelo para Raisi, lo nombró jefe del Poder Judicial en sustitución de Sadegh Larijani, hermano de Alí Larijani. Y en su discurso de Nowruz, haciendo hincapié en el temor a lo sucedido en las elecciones de 2009, Jamenei subrayó que las elecciones no deben ser algo bipolar, aunque ambos polos estén bajo la jurisdicción de Velayat-e-Faqih.

Cabe señalar que en 2009 se produjo una ruptura entre las dos facciones denominadas reformistas, lideradas por el ex primer ministro Mir Hossein Musavi y el presidente del Parlamento Mehdi Karroubi, por un lado, y la facción conservadora liderada por Ahmadineyad, por otro. Debido al fraude generalizado llevado a cabo por orden de Jamenei para conjurar a Ahmadinejad en las urnas, el pueblo se rebeló contra la decisión de Jamenei y el nombramiento del presidente Ahmadinejad, y en poco tiempo se produjeron manifestaciones generalizadas en todo Irán. Jamenei se vio obligado a matar y arrestar a sus oponentes en gran medida para sofocar el levantamiento, y a poner bajo arresto domiciliario a Mir Hossein Mousavi y Karroubi, que no fueron liberados hasta pasados 12 años.

Curiosamente, Ahmadineyad también irritó a Jamenei durante los dos últimos años de su presidencia en una lucha por el poder y fue atacado por la facción de Jamenei. 

Este año, Ahmadinejad se ha inscrito también para presentarse a las elecciones, pero como sabe que lo más probable es que el Consejo de Guardianes designado por Jamenei lo inhabilite y no le permita presentarse a las elecciones, ha amenazado de que, si el Consejo lo inhabilita, boicoteará las elecciones y de alguna manera dirá a sus partidarios que no voten. 

Conviene señalar que la mayoría de los iraníes han anunciado que no participarán en las elecciones, boicoteándolas. Además, se prevé que esta vez se produzca la menor participación de los últimos 42 años. Por tanto, estas elecciones harán cada vez más evidente la ilegitimidad del Gobierno de Jamenei. Por esta razón, Jamenei y todos sus oradores del viernes han declarado que participar en las elecciones es un deber nacional y religioso y la solución a todos los problemas del pueblo, y cualquier tipo de boicot electoral se considerará hostilidad hacia el sistema.

Alí Larijani, antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria (IRGC), se ha inscrito para presentarse también a las elecciones. Fue presidente del Parlamento durante 10 años, durante los cuales expresó su lealtad a Jamenei en numerosas ocasiones. También demostró que su único objetivo era reprimir y saquear al pueblo iraní a través del Parlamento del régimen. Recientemente, desempeñó un papel importante en el infame contrato de venta de Irán a China por 25 años. Él y sus tres hermanos controlan gran parte de los recursos financieros de Irán mediante el robo y el saqueo. Ante la inminente muerte de Jamenei, no quieren abandonar el círculo de poder y entregarlo al entorno de Jamenei. En particular, el antiguo jefe del Poder Judicial, Sadegh Larijani, fue acusado recientemente de corrupción generalizada y malversación de fondos, y su adjunto, Akbar Tabari, fue condenado a 31 años de prisión por el robo a gran escala de varios miles de millones de dólares. Y sólo a instancias de Jamenei, el propio Sadegh Larijani se ha librado por el momento de las auditorías internas del régimen y de las luchas de poder. Si los hermanos Larijani salen del círculo de poder, es posible que tras la muerte de Jamenei, se reabra su caso relativo a la guerra civil del régimen y se expongan sus grandes saqueos.

Ahora, con la entrada de este nuevo actor en el juego electoral presidencial, Jamenei está mucho más preocupado porque es plenamente consciente del polvorín social y sabe que, en caso de que se produzca alguna fisura, existe la posibilidad de que se produzca un nuevo levantamiento y estallido, que sería mucho mayor que los levantamientos de 2009, 2018 y 2019. Y si así sucede, esta vez no será fácilmente reprimido porque el 80% del pueblo vive por debajo del umbral de la pobreza, está harto de este Gobierno y no tiene nada que perder. Esta vez, el levantamiento del pueblo puede llevar al derrocamiento de todo el régimen de Velayat-e-Faqih. 

Así lo han reconocido en repetidas ocasiones los líderes de ambas facciones gobernantes. Y se han advertido mutuamente de que, en caso de producirse, el barco del régimen se hundirá.

Cyrus Yaqubi es un analista de investigación y comentarista de asuntos exteriores iraníes que investiga las cuestiones sociales y la economía de los países de Oriente Medio en general y de Irán en particular.

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