Opinión

Los 29 segundos bilaterales que Pedro Sánchez se dignó conceder a Joe Biden

photo_camera Joe Biden Pedro Sánchez

La humildad que caracteriza a Pedro Sánchez ha impedido que pueda explicar de forma extensa su reciente y transcendental reunión bilateral con Joe Biden, a la sazón presidente de Estados Unidos, una cita entre dos reconocidos líderes mundiales que puede cambiar el curso de la historia.

Considerado en Tasmania, Biafra, Kiribati y las Islas Vírgenes como el paladín indiscutible de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el presidente Sánchez llegó a la sede central de la Alianza Atlántica en Bruselas envuelto en un baño de multitudes y acompañado por las ministras de Exteriores y Defensa, Arancha González Laya y Margarita Robles, respectivamente. 

Su modestia le hizo ceder al presidente Biden el puesto preeminente de la cumbre de la OTAN, por más que sus allegados le insistieron en que ocupara la posición central de la foto de familia. Sin embargo, para dejar testimonio de su llaneza, el español prefirió situarse en un rincón de la penúltima fila, eso sí, a la izquierda. O quizás fuese una exigencia de las precedencias que reinan en la Alianza.

Pedro Sánchez llegó a la sede central de la Alianza Atlántica acompañado por la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya (detrás), y de Defensa, Margarita Robles, con cazadora roja

Al parecer, Sánchez también desoyó los ruegos de su equipo para que efectuara una declaración institucional ante sus compañeros llegados de toda Europa y América del Norte. La nueva sede de la organización en Bruselas era el lugar idóneo para poner de manifiesto que desde su más tierna infancia fue un declarado partidario de la OTAN. Cuentan que uno de sus canticos juveniles preferidos consistía en proclamar a los cuatro vientos la consigna de “OTAN si, bases también”.

Pero todo lo anterior ha quedado oscurecido por sus perversos y bellacos opositores políticos que, llevados por la insana envidia que les corroe las extrañas, han tergiversado lo que debe ser considerado como uno de los grandes éxitos de la historia de la diplomacia española de todos los siglos: asesorar en 29 segundos al presidente de Estados Unidos. En cambio, sus enemigos declarados lo han calificado de “paseíllo”, cuando en realidad fue una “reunión bilateral” en toda regla, como a continuación va a quedar demostrado de forma fehaciente.

Los dignatarios de los 30 países miembros de la OTAN antes de iniciar la cumbre de Bruselas del 14 de junio. El presidente Biden es el que está a la derecha de quien se encuentra de pie. Sánchez es el cuarto en la mesa a la izquierda de Biden.
Reunión bilateral: eran dos y estaban juntos

En primer lugar, ha sido palpable que eran dos las personas, Sánchez y Biden, las que caminaban juntas, una al lado de la otra, lo que ratifica el carácter “bilateral” de su conversación. En segundo término, queda patente que se trataba de una reunión, ya que uno vive en Washington y el otro en Madrid y se habían concertado para verse en la capital de Bélgica. Y a eso se le llama reunión. Por tanto, queda demostrado que fue una “reunión bilateral”.

Las imágenes de televisión dejan testimonio de que Sánchez era quien llevaba la voz cantante y Biden… bueno Biden ni hablaba, ni asentía, solo caminaba. Pero el hecho de andar pegados en plena pandemia de COVID-19 es una prueba indiscutible de que el presidente de Estados Unidos estaba recibiendo con gran satisfacción y alegría los sabios consejos del presidente español.

Respecto a los tan criticados 29 segundos del monólogo, perdón, de la conversación, nada que objetar, al contrario, es una demostración palpable de la alta productividad que impera entre los altos cargos de la Administración del Estado, de la que el líder español ha dado cumplido testimonio.

El presidente español dejó constancia de la alta productividad que impera entre los altos cargos de la Administración del Estado. A su derecha, el secretario general de la Alianza, el noruego Jens Stoltenberg

El hecho de que la probada “reunión bilateral” se prolongase durante un tiempo muy exiguo fue debido a que Pedro Sánchez utilizó al pie de la letra los consejos recogidos en el siglo XVII por el insigne Baltasar Gracián en su libro ‘Oráculo Manual y Arte de Prudencia’. Para no cansar a su interlocutor norteamericano, el español siguió paso a paso la recomendación de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Llegados a este punto, alguien podría preguntarse si las palabras de Sánchez fueron “buenas”. No hay razones para dudarlo. De su boca solo salen iniciativas que gozan del beneplácito de todos los españoles sin excepción. Lo de los indultos a los condenados por sedición y malversación de fondos públicos puede considerarse una excepción sin importancia, que no levanta ampollas entre nuestros compatriotas ¿O sí? 

Volviendo al hilo del asunto. Las infundadas críticas al escaso tiempo de la “reunión bilateral” hay que entenderlas como un desatino. Para una persona vulgar, 29 segundos pasan en un plis-plas. Pero para alguien superdotado, tan escaso tiempo es más que suficiente para leer ‘El Quijote’ o las obras completas de Julio Verne.

En la foto de familia en la sede central de la Alianza, el presidente español se encuentra el segundo por la izquierda
Tan español como un paseíllo y olé

A pesar de la reducida duración de la magna “reunión bilateral”, al presidente Sánchez le bastó para trasladar a Biden la necesidad de “reforzar los lazos militares que tenemos entre Estados Unidos y España”; “explicarle la posición del Gobierno de España, que es actualizar ese acuerdo bilateral de Defensa”; y “conversar sobre la situación en Latinoamérica”.

Pero no solo eso. Tal y como detalló frente a los corresponsales de prensa, que escuchaban anonadados la dimensión cósmica de la conversación, esos 29 segundos le permitieron trasladarle a Joe Biden “mi preocupación por la situación migratoria y económica de la región como consecuencia de la pandemia”; “felicitarle por la agenda progresista que ha puesto en marcha” y “por la vuelta a esos grandes consensos multilaterales, sobre todo del cambio climático y el acuerdo de Paris”. ¡Inconmensurable! ¡Apoteósico! ¡Lo nunca visto!

En relación con el “paseíllo” ¿Habrá algo tan español como un “paseíllo”? Eso sí, sin capa ni montera. No cabe duda de que Pedro Sánchez quiso dejar constancia que Bruselas perteneció hace siglos a la monarquía hispánica de la Casa de Austria. Es evidente que el presidente descartó soltar algún ejemplar de Miura en plena sede de la OTAN. Un morlaco hubiese hecho las delicias de muchos de los mandatarios allí congregados, muy en espacial del equipo de escoltas de Biden. Pero no era el momento.

La oposición ha tergiversado lo que debe ser considerado como uno de los grandes éxitos de la historia de la diplomacia española de todos los siglos: asesorar en 29 segundos al presidente de Estados Unidos

Quisiera destacar lo que ha pasado desapercibido para muchos. La elegante forma en que Pedro Sánchez hizo mutis por el foro y desapareció, torciendo a la derecha y dejando a Biden que culminara en solitario su “paseíllo”. Fue un nuevo alarde de caballerosidad, un signo más de su humildad.

Hay insistentes comentarios de que otros presidentes y jefes de Gobierno presentes en la cumbre de la OTAN se han sentido menospreciados. Se habla de que el presidente de la Republica de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, y su homólogo de Canadá, Justin Trudeau, así como otros cuantos más allí presentes están impacientes por mantener una reunión bilateral del mismo tipo con Pedro Sánchez.

Aspiran a escuchar de su boca sus acertadas valoraciones sobre política y economía internacional. También es el caso de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, que antes de dejar su cargo en fechas próximas arde en deseos de tal muestra de confianza y afectividad.

En definitiva, la reunión bilateral entre los presidentes Pedro Sánchez y Joe Biden es la constatación del cambio de paradigma que se ha producido en el Orden Mundial, un escenario en el que el líder indiscutible de España, Europa y gran parte del extranjero es una figura en alza llamada a protagonizar importantes “paseíllos”. Uno que parece estar próximo es el de acompañar a los condenados por sedición y malversación de fondos públicos, un “paseíllo” que a la inmensa mayoría de españoles les va a suponer pocas sonrisas y muchas lágrimas.