Opinión

Viabilidad de un futuro Estado palestino: victimización, incitación a la violencia y recompensa del terrorismo como forma de hacer política

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

Desde que en la década de 1990 se inició el llamado Proceso de Oslo, que cristalizó en los Acuerdos de Paz de 1993, por los que Israel y la entonces Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se reconocían mutuamente y sentaban las bases para avanzar en un proceso de autonomía que condujera finalmente al establecimiento de un Estado palestino junto a Israel en las fronteras de 1967 (Cisjordania y Gaza), la fórmula de los dos Estados basada en el intercambio territorial ha fracasado. A pesar de que las propuestas se adecuaron a las demandas   palestinas en varias ocasiones —2000, 2002, 2008, 2014, 2017—, el liderazgo palestino ha rechazado ejercer el derecho a la autodeterminación en su parte del territorio, porque ello implica aceptar la soberanía judía del Estado de Israel en el otro lado, que siguen considerando usurpado.

Introducción

La principal razón de la violencia palestina es estructural, tiene picos y su extensión e intensidad se manifiestan en una combinación de esfuerzos diplomáticos en el ámbito internacional (deslegitimación de Israel) y una guerra de desgaste a nivel interno (terrorismo y resistencia popular). La cuestión palestina pierde su activo en la agenda internacional a medida que las realidades geoestratégicas se centran en asuntos más vitales para la seguridad internacional e Israel normaliza sus relaciones con el mundo árabe y se convierte en un actor estratégico esencial ante los desafíos comunes — energía, desarrollo regional, expansión iraní, terrorismo yihadista—. En un contexto en el que la frustración ante la falta de perspectivas económicas y vitales, la pérdida de legitimidad de los líderes tradicionales, la corrupción, la represión de la disidencia, la atmósfera de incitación al odio y de violencia y el victimismo como legitimadores de la construcción nacional van en aumento, el debilitamiento de la Autoridad Palestina y la posibilidad de que colapse el único interlocutor del país reconocido por la comunidad internacional abren un escenario incierto, que aleja la posibilidad de un arreglo futuro y desliza hacia Israel la carga de las necesidades civiles palestinas.

La estrategia de desgaste cuidadosamente calibrada por parte de la Autoridad Palestina ha terminado por quebrar la confianza en beneficio de los palestinos. La determinación de aplicar la soberanía israelí en ciertas zonas en disputa de Samaria y el valle del Jordán (Zona C de Cisjordania), de valor estratégico vital para la seguridad de Israel, podría socavar las relaciones con Egipto y Jordania, cuyos intereses tácticos, que no estratégicos, les han permitido ejercer una influencia adicional en el campo regional. Tanto Egipto como los países del Golfo (Emiratos, Arabia Saudí, incluso Qatar) y Jordania apuestan por la unificación del liderazgo palestino en un equilibrio más pragmático y realista, pero inviable en la actualidad.

Antecedentes

La historia a veces es recurrente, y podría parecer que algunos episodios del pasado siguen condicionando el presente y paralizan el futuro. Tributarios de su historia, para entender el fondo de la violencia palestina y la raíz del conflicto entre árabes y judíos en nuestro tiempo, tendríamos que remontarnos a los sucesos que trastocaron todo el mapa de Oriente Medio a principios del siglo XX, tras la desaparición del Imperio otomano, y que pueden resumirse en la negativa de los árabes a reconocer el derecho a existir de un pueblo judío, y mucho menos su derecho a la soberanía en alguna parte de lo que perciben como un espacio musulmán1. No es un argumento simple, porque la negativa a reconocer la responsabilidad principal del nacionalismo palestino por la guerra de 19472 y sus consecuencias impide dibujar opciones para un mejor futuro, a pesar de los frustrados intentos que se han dado, sobre todo a partir del llamado Proceso de Oslo en 19933. Es difícil decir algo nuevo sobre un conflicto que despierta tantas emociones, que está tan viciado de ideología y sobre el que se escriben ríos de tinta a diario. Pero, si algo del pasado podemos aprender, es que la aspiración a una nacionalidad independiente que fundamenta sus principios en la victimización, la incitación al odio y la recompensa del terrorismo, en lugar de apostar por las ventajas del progreso y el desarrollo económico, social y tecnológico, no es viable. Israel ha enfrentado desafíos a lo largo de su historia que han ido desde el aislamiento económico y diplomático a la guerra, pasando por conflictos de baja intensidad o acciones de guerra híbrida en zona gris —incluidos los dominios cognitivos y el ciberespacio—. Sin embargo, la capacidad de resiliencia y de adaptación a los cambios geopolíticos de la región, su ventaja cualitativa, su apuesta por el capital humano y su posición como líder regional frente a los esfuerzos de expansión de Irán están posicionado a Israel como un socio estratégico no solo entre los Estados árabes sunitas del Golfo, sino también en el Mediterráneo Oriental, donde la alianza con Chipre y Grecia puede ayudar a sortear las sanciones de la Unión Europea y a mejorar las relaciones con Turquía en un momento en el que se aprecia un desplazamiento de los intereses de Estados Unidos de la región, una mayor presencia de Rusia y una incipiente pero constante penetración de China.

La opción regional. La sombra del pasado

Las relaciones de poder en Oriente Medio cuestionan la aparente fortaleza de los Estados. El escenario global transita hacia un sistema multipolar y los intereses contrapuestos de las grandes potencias se superponen en una región que, por primera vez en muchas décadas, no está en el centro de la agenda diplomática de Occidente. La guerra en Ucrania deja espacio a la región para que establezca relaciones equilibradas con ambos bandos y la distensión entre los países árabes, Irán, Turquía e Israel después de los Acuerdos de Abraham4 aleja el patrón de inestabilidad que comenzó con las llamadas Primaveras Árabes y abre una ventana de posibilidad a la integración regional, el comercio transfronterizo y la coordinación económica. Pero también hay riesgo de colapso de los Estados frágiles o fallidos, como Irak, Siria, Líbano o Jordania. Y desafíos y problemas de gobernabilidad en las fronteras de la periferia5, espacios y territorios que cuestionan el poder del Estado o, en su lugar, la autoridad legalmente reconocida, que influyen en la generación de las narrativas, no siempre pragmáticas, y que, al final, terminan tratando a su sociedad civil como una amenaza, al privarla de las oportunidades, las libertades y los derechos humanos que le son inherentes. Zonas también donde la violencia, y no solo institucional, está presente en la forma de tráficos ilícitos, desplazamientos forzados y en el llamado «terrorismo transversal»6, practicado por organizaciones políticas, grupos religiosos, nacionalistas, revolucionarios o de resistencia. Objetivos diferentes ligados a unos mismos fines destructivos y al poder disuasorio frente al enemigo, con la particularidad de que algunos de ellos —como Hizbulah, que ha sabido adaptar su narrativa a las nuevas circunstancias cambiantes en la región— muestran una eficacia muy útil y atractiva para la población civil a través de su extensa red de protección social, educativa y sanitaria. Presentes en Líbano, Siria e Irak, podrían ser también un elemento de atracción para una generación joven de palestinos necesitados de un liderazgo alternativo y útil en la gestión de los asuntos públicos. Los encuentros entre líderes de diferentes partidos y facciones políticas palestinas (y no solo de Hamás o la Yihad Islámica) y altos funcionarios de Hizbulah son frecuentes, y la proximidad busca afianzar un proyecto de consolidación de alianzas a largo plazo, más allá de compartir una narrativa común de resistencia activa frente a Israel. Esto supone ventana de oportunidad para la penetración directa de Irán y un motivo más de preocupación para las autoridades israelíes, conscientes de que el enfoque utilizado hasta la fecha para disuadir a Irán y que abandone sus aspiraciones nucleares no ha dado resultado. A pesar del éxito parcial de haber conseguido retrasar el programa, la voluntad del régimen iraní de convertirse en un Estado nuclear se mantiene intacta. Así pues, la potencial amenaza existencial percibida por Israel se mantiene en un nivel de alerta alta y la necesidad de coordinarse con la Administración norteamericana para llegar a un acuerdo (el PAIC/JCPOA7 fue un trato, no un acuerdo) que satisfaga las necesidades de seguridad de Irán sin conducir a la región a una escalada regional conforma una prioridad8. La posibilidad de que Hizbulah o facciones terroristas palestinas se hagan con una bomba sucia o tecnología nuclear no parece factible, aunque tampoco es descartable, por lo que una pérdida de confianza de Estados Unidos supondría un desafío importante, que añadiría incertidumbre a la forma en la que se puede gestionar la reciente escalada de violencia palestina.

Y, en este escenario de incertidumbre y volatilidad, el intento de mantener vivo el simbolismo transnacional de la causa palestina, que hoy está fuera de las agendas de los países árabes que tienen más peso en la región, se reduce a acciones de marketing político externo (escenificaciones, deslegitimación en las instituciones internacionales y guerra cognitiva)9 y resistencia interna (acciones de baja intensidad y terrorismo).

El conocido como Acuerdo del Siglo10, el plan anunciado en febrero de 2020 por el expresidente norteamericano Donald Trump y Benjamin Netanyahu, a pesar del rechazo que suscitó, representó un elemento novedoso, evidencia de un nuevo Oriente Medio, mucho más real y pragmático, que desvinculaba la cuestión palestina para establecer relaciones abiertas con Israel. «Un acta notarial de que los palestinos han perdido la guerra», como escribió el director general de Política Exterior y de Seguridad en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y de Cooperación, Enrique Mora11.

Ausencia de un horizonte político

Durante mucho tiempo, la Autoridad Palestina (junto con Fatah y la OLP) y Hamás han favorecido una atmósfera de tensión con Israel lo suficientemente cuidada como para evitar que la inseguridad entre la población judía provocara una reacción global por parte de los sucesivos gobiernos en Israel. Y eso, incluso cuando las aspiraciones de las dos organizaciones son manifiestamente divergentes y la competencia entre ellas las obliga a una neutralización mutua12. La islamización de la Franja de Gaza y la nueva realidad que se aprecia en Cisjordania preocupan a Israel y condicionan la viabilidad de una entidad palestina autónoma. Los resultados de las pasadas elecciones en Israel y el espíritu que guía al nuevo Gobierno en su determinación de contener la violencia palestina contra ciudadanos israelíes obligan a redefinir la política de seguridad en Cisjordania y a modificar una estrategia que se aprecia ya como insuficiente13. Los acuerdos de coalición incluyen el control del Área C y la creación de las condiciones para aplicar la soberanía (anexión) de las poblaciones judías del valle del Jordán14. Esta estrategia presupone que, al no haber infraestructura institucional lo suficientemente fortalecida, la imposibilidad de coordinarse con una autoridad nacional funcional y no hostil hará inviable cualquier renovación de un pacto que apueste por un proyecto autónomo palestino medianamente sostenible.

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Fuente: polgeonow.com

Admitir que la cultura palestina, en su guerra contra el sionismo, no solo normaliza el terrorismo (mediante su enaltecimiento, sueldos vitalicios para los terroristas y sus familiares, cobertura gratuita de educación y sanidad y la garantía de una posición social acomodada en la infraestructura de la Autoridad Palestina)15, sino que lo considera una expresión de su identidad nacional16 contradice la narrativa de quienes consideran aún posible una solución basada en el intercambio territorial17. De hecho, establecer la equivalencia moral entre un asesinato indiscriminado contra civiles israelíes y una operación antiterrorista de las Fuerzas de Defensa Israelíes contra células de Hamás o la Yihad Islámica es habitual en las coberturas mediáticas occidentales, en los discursos políticos de ciertos sectores ideológicos y, paradójicamente, también en el marco de las organizaciones internacionales.

Nuevos actores en la política palestina: resistencia y unidad nacional. La Guarida de los Leones

El martes 25 de octubre de 2022, el programa de noticias del canal israelí Kan 11 adelantaba, en su edición vespertina18, la neutralización de un comando terrorista palestino en la localidad de Nablus (norte de Cisjordania) por parte de las Fuerzas de Defensa israelíes (IDF por sus siglas en inglés): una operación conjunta entre el Ministerio de Defensa, el Shin Bet (el Servicio Interior) y unidades especiales del Ejército, que, la noche anterior, habían recibido la orden del gabinete del todavía primer ministro, Yair Lapid, de liquidar al jefe de la infraestructura y no limitarse a realizar meras detenciones, por muy simbólicas que estas fueran. La eliminación del líder y cofundador del grupo, Wadi al-Houh, de treinta y un años, y de otros cinco altos operativos suponía descabezar una organización, la Guarida de los Leones19, de la que los ciudadanos israelíes apenas habían oído, salvo que estaba detrás de la colocación de un explosivo en la gasolinera del asentamiento de Kedumim o del tiroteo de Rujeib (Cisjordania) en el que resultó muerto el sargento de veintiún años Ido Baruch20, apenas unos días antes.

La importancia de Gov Aryot (en hebreo) o Arin al-Usud (en árabe) para el Gobierno y la inteligencia israelí trasciende, no obstante, la mera actividad de un grupo armado de apenas varias decenas de miembros que apareció a lo largo del verano de 202221 y que opera   en   el   entorno   de   Nablus   perpetrando   operaciones de   baja   intensidad —disparos contra los puestos de control de las IDF, escaramuzas (apuñalamientos o atropellos) contra civiles judíos que transitan los caminos que llevan al asentamiento de Har Bracha o que acuden a rezar a la tumba de José—. No son los únicos en este galimatías del mapeo del terror que existe en la política palestina. Solo en el norte de Cisjordania hay en la actualidad seis grupos operativos. En Nablus también compiten el Batallón de Nablus, vinculado a la Yihad Islámica; la Brigada de los Mártires de Al-Aqsa, asociada a Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), o las Brigadas Izz al-Din al-Qassam, la propia ala militar de Hamás, en un proceso muy parecido al que tiene lugar en otras ciudades de Cisjordania —como Jenin, Tulkarem, Hebrón o Ramallah—, donde la debilidad de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) está propiciando desde hace años la descomposición de los grupos operativos tradicionales —como los Pantera Negra, ligados a Fatah, o Águila Roja, la organización vinculada al Frente Popular— que adquirieron importancia durante la primera intifada y cuyos miembros fueron asesinados o encarcelados por las IDF.

La falta de confianza en el presidente palestino, Mahmud Abbas, se siente en la pérdida de influencia y de control sobre el terreno y es aprovechada por nuevos grupos armados, surgidos del descontento, que reclaman un liderazgo nuevo y la unidad nacional al margen de los intereses de las facciones tradicionales. Este proyecto de resistencia y lucha armada colectiva contra Israel bajo un eslogan religioso —«No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta»—22 asusta no porque sea un nuevo fenómeno nacional que atrae a las masas23, sino por la sofisticación de unos incipientes escuadrones muy bien equipados y entrenados, que inducen a pensar en una financiación externa (Irán)24, incluso en el apoyo implícito de la propia ANP25, en un movimiento de previsión y preparación ante un más que probable escenario de colapso de las instituciones palestinas. Dicho horizonte preocupa particularmente en el entorno regional más cercano si el presidente, muy deteriorado por edad y salud, fallece sin antes convocar al Consejo Legislativo Palestino26 y deja resuelta la cuestión de su sucesión o si el nuevo Gobierno israelí, surgido tras las elecciones del 1 de noviembre de 2022, considera que el tiempo de un interlocutor válido y fiable en la arena palestina ha concluido y que es irrelevante, por lo tanto, cualquier acuerdo político. Para algunos analistas, el enfoque del control de la violencia palestina por medio del uso de la fuerza se ha agotado y es necesario preparar los nuevos escenarios que anticipan un cambio en el liderazgo y en las reglas de juego, y que pueden conducir a una mayor inestabilidad, tensión y enfrentamiento con Israel27.

Conclusiones

La multiplicidad de actores y escenarios impide aventurar cuál va a ser el futuro del proyecto palestino. A la dificultad de la ruptura interna se unen los intereses particulares y los grados de influencia diversa y muy limitada que tienen actores relevantes, como los estados del Golfo, Egipto y Jordania, incluso Marruecos o Turquía. Los repetidos esfuerzos por trazar fronteras han sido una constante en el pasado y lo serán también en el futuro, a pesar de la insistencia de destacados líderes que consideran que el mapa de Palestina no se limita a las fronteras de Cisjordania y Gaza, que apuestan por la resistencia armada y que creen que los Acuerdos de Oslo fueron solo un primer paso para la recuperación de una Palestina desde el río (Jordán) hasta el mar28. El ciclo de la violencia se retroalimenta con unas aspiraciones nacionales inviables (derecho de retorno, absorción de refugiados o capitalidad en Jerusalén), una narrativa que incentiva la violencia y busca desconectar la historia y el legado judío de la Tierra de Israel y recompensa al terrorismo.

La separación política, territorial y demográfica de los palestinos parece ser un objetivo deseable para la sociedad israelí, que asume que crear las condiciones para la estabilidad futura precisa del consenso de la comunidad internacional, el apoyo de los países árabes más pragmáticos y el compromiso de los propios palestinos. Hoy no existe una entidad palestina responsable que renuncie al objetivo de ejercer su derecho a la autodeterminación sin que implique la negación de la autodeterminación judía y la sustitución del Estado de Israel, pero la legitimidad y la posición regional de Israel pueden, a través de la cooperación, obligarles a abandonar esa fantasía, favoreciendo un proceso de desarrollo político, diplomático y económico que supere el actual statu quo, condicionando la ayuda a la gestión eficaz, a la inversión en desarrollo, al cumplimiento de los parámetros de gobernabilidad y al respeto de los derechos humanos.

Marta González Isidoro*
Periodista y politóloga Analista de Israel y Oriente Medio
@Bejaelma

Referencias:

1 El nacionalismo palestino, hoy aceptado como el movimiento que busca la restauración de los derechos de los árabes palestinos en Palestina, surgió, en un área sin sentido geográfico ni político específico, como contraposición al sionismo, el movimiento de restitución nacional judío. La presión se materializó a través de la diplomacia y la violencia. Las ideas de federación y partición, rechazadas todas, surgen ya en este momento. A partir de 1937 comienza también la lucha de los judíos por su independencia y se consolida el mito del «imperialismo sionista», representado en los mapas que el movimiento nacional palestino utilizaría en su propaganda desde 1947 hasta la actualidad (LORCH, Netanel. Las guerras de Israel. Árabes contra judíos desde 1920. Epublibre, ePub r1.4, Titivillus [editor digital], 23de noviembre de 2018).

2 SCHWARTZ, Adi y WILF, Einat. La guerra del retorno. Cómo la indulgencia occidental con el sueño palestino ha obstaculizado el camino hacia la paz. Nagrela Editores, 2022.

3 Acuerdos entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), más tarde Autoridad Nacional Palestina (ANP), que sientan las bases para la implementación de la solución de dos Estados bajo la fórmula «paz por territorios» (UNITED NATIONS PEACEMAKER. «Declaration of Principles on Interim Self-Government Arrangements (Oslo Accords)». United Nations Peacemarker, 13 de septiembre de 1993. Disponible en: https://peacemaker.un.org/sites/peacemaker.un.org/files/IL%20PS_930913_DeclarationPrinciplesnterimS elf-Government%28Oslo%20Accords%29%28esp%29.pdf).

4 Acuerdo de normalización de las relaciones diplomáticas entre Israel y dos países del Golfo, los Emiratos Árabes Unidos y Barhéin, firmado el 13 de agosto de 2020 y ratificado en la Casa Blanca el 15 de septiembre del mismo año. En octubre se unió Sudán, en diciembre Marruecos y en febrero de 2021 Omán. El proceso está abierto y no se descartan más adhesiones. Este proceso está suponiendo una inflexión en la geopolítica de Oriente Medio, con el triunfo del realismo político frente al simbolismo (DENTICE, Giuseppe. «Más allá del Proceso de Paz», Política Exterior, n.o 62. 29 de abril de 2021. Disponible en: https://www.politicaexterior.com/articulo/mas-alla-del-proceso-de-paz/).

5 Son espacios que conectaban poblaciones de diferentes etnias, lenguas, religiones y culturas, circuitos de comercio y pastoreo y que quedaron divididos por fronteras trazadas artificialmente. El desajuste entre las fronteras políticas y las ambientales no se da solo en Oriente Medio sino también en África, y está en el origen de muchos de los problemas actuales que siguen condicionando estos territorios. Un interesante estudio sobre la región de Jazira (y parte de la Rojava) y los conflictos que la atraviesan es el de Samuel Dolbee («The Jazira’s Long Shadow over Turkey and Syria», Peripheries and Borderlands of North Africa and the Middle East, Middle East Report, n.o 305. Invierno de 2022. Disponible en: https://merip.org/2023/01/the-jaziras-long-shadow-over-turkey-and-syria/).

6 Construcción conceptual que nace en el ámbito académico latinoamericano para intentar entender el uso particular que hacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) de las acciones y estrategias del terrorismo (TORRIJOS RIVERA, Vicente. «Seguridad y Defensa en las Américas: el terrorismo simbiótico transversal, TST», Revista Política y Estrategia, n.o 117. Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos [ANEPE], enero-junio 2011. Disponible en: https://www.politicayestrategia.cl/index.php/rpye/article/view/162).

7 GONZÁLEZ ISIDORO, Marta. «Acuerdo nuclear con Irán: riesgo u oportunidad para repensar Oriente Medio», Voces desde Oriente Medio. Disponible en: http://vocesdesdeorientemedio.blogspot.com/p/golpe-al-multilateralismo-torpeza.html

8 El exjefe de Inteligencia Militar israelí y actual director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), Tamir Hayman, vincula el apoyo norteamericano para frenar el programa nuclear iraní a la gestión del escenario palestino y a la resolución de otros asuntos de naturaleza interna que preocupan a la actual Administración de Joe Biden (LIS, Jonathan. «Ex-Military Intel Chief: We cannot have the bomb precede the fall of Iran’s regime», Haaretz. 2 de enero de 2023. Disponible en: https://www.haaretz.com/israel-news/2023-01-02/ty-article-magazine/.premium/if-the-bomb-precedes-the- fall-of-irans-regime-theres-an-existential-threat-to-israel/00000185-720a-d464-a197-f67b36570000).

9 Campañas para refutar la legitimidad del Estado de Israel, su derecho a la autodeterminación política o su conexión religiosa e histórica con la Tierra de Israel instigadas por el propio presidente de la ANP, Mahmud Abbas (DOCHUH-HALEVI, Yonatan. «La campaña palestina para refutar la narrativa sionista y negar el derecho del pueblo judío en la Tierra de Israel» [en hebreo]. Jerusalem Center for Public Affairs [JCPA], 30 de enero de 2023. Disponible en: https://jcpa.org.il/article/%d7%94%d7%9e%d7%a2%d7%a8%d7%9b%d7%94-
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10 Iniciativa norteamericana bajo la Administración de Donald Trump que buscaba poner fin a la cuestión palestina mediante dos acciones, una política (trazado de fronteras, refugiados y seguridad) y otra económica. Reconoce la soberanía israelí sobre los territorios en disputa de la Zona C de Cisjordania, parte del valle del Jordán y los Altos del Golán, la capitalidad de Jerusalén como ciudad indivisible (excepto dos distritos periféricos al este, en la zona de Shuafat y Abu Dis) y apuesta por el desarrollo económico mediante un plan de inversiones muy ambicioso. El documento, de 180 páginas, da por concluido el marco planteado por los Acuerdos de Oslo (1993-1995) y elimina el derecho de retorno y la absorción de refugiados palestinos. Para un análisis exhaustivo de las propuestas del documento y de su relevancia en el contexto más amplio del conflicto palestino-israelí, cfr. LEVIN ARY, Kevin. «Algunos apuntes en torno al “Acuerdo del Siglo” de Trump», Anuario en relaciones internacionales 2020. Instituto de Relaciones Internacionales (IRI). Disponible en: https://www.iri.edu.ar/wp- content/uploads/2020/09/a2020medioOrienteArtLevin.pdf

11 MORA, Enrique. «El “acuerdo del siglo”, y la tarea del mes», Política Exterior. 19 de febrero de 2020. Disponible en: https://www.politicaexterior.com/acuerdo-del-siglo-la-tarea-del-mes/

12 La brecha entre la OLP (como movimiento nacional palestino secular) y Hamás (movimiento islamista radical), que desafió la legitimidad de la Autoridad Palestina como representante del movimiento nacional y único interlocutor en la arena internacional, se agudizó tras las elecciones de 2006 en las que Hamás venció a Fatah y obtuvo la mayoría en el Consejo Legislativo. Las diferencias entre las dos organizaciones (ninguna de las dos reconoce el carácter judío del Estado de Israel y ambas desean establecer un Estado palestino suplantando a Israel) son estratégicas, existenciales y políticas y responden a un proyecto de idea nacional que no se escenifica solo en un conflicto de banderas (FIGHEL, Jonathan. «The “islamization” of the Palestinian Flag». International Institute for Counter- Terrorism [ICT], 17 de diciembre de 2008. Disponible en: https://ict.org.il/the-islamization-of-the- palestinian-flag/).

13 BEN MENACHEN, Yoni. «El terrorismo palestino se hace más fuerte en Samaria», Noticias de Israel. 15 de noviembre de 2022. Disponible en: https://israelnoticias.com/editorial/el-terrorismo-palestino-se- hace-mas-fuerte-en-samaria/ BEN MENACHEN, Yoni. «Palestinian Terror Groups Challenge PA Forces». Jerusalem Center for Public Affairs, 4 de enero de 2023. Disponible en: https://jcpa.org/palestinian-terror-groups-challenge-pa-forces/

14 Los Acuerdos de Oslo, firmados por Yasser Arafat en 1993, reconocían la autonomía palestina en Cisjordania y Gaza. Para ello, establecían el reparto del territorio de Judea y Samaria (Cisjordania) en tres categorías o zonas: de influencia y control palestino (A), en disputa y sometido a negociación futura (B) y de control exclusivo israelí (C). No se habla de la creación efectiva de un Estado palestino ni se establecen límites fronterizos fijos, sino que se expresa un deseo sujeto a la negociación y a la buena voluntad de las partes, una vez cumplidos los requisitos establecidos en materia de seguridad. Para una comprensión de aquel evento, cfr. RAJMIL, Daniel, «Los Acuerdos de Oslo: 20 años de oportunidades y decepciones» (Documento de Opinión, n.o 84). IEEE, 11 de septiembre de 2013. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2013/DIEEEO84- 2013_AcuerdosOslo_20_AnosOportunidadesDecepciones_DRajmil.pdf

15 KUPERWASSER, Yossi. «Incentivizing Terrorism: Palestinian Authority Allocations to Terrorists and their Families». Jerusalem Center for Public Affairs (JCPA), 2016. Disponible en: https://jcpa.org/paying- salaries-terrorists-contradicts-palestinian-vows-peaceful-intentions/

16 Los medios de comunicación palestinos, las instituciones religiosas o educativas, la literatura, la música o los discursos políticos transmiten el valor de la cultura de la violencia, la devoción por la iconografía de la muerte y el sacrificio, así como el apego por una identidad sustentada en el victimismo. La ONG Palestina Media Watch (https://palwatch.org/), con sede en Jerusalén, constantemente monitorea, documenta y analiza los casos de incitación en los medios palestinos. La incitación a la acción a través de mensajes distorsionados y/o deliberadamente falsos se lleva a cabo por medio de campañas coordinadas desde los medios oficiales palestinos y distribuidas en los medios de comunicación, redes sociales o canales alternativos en una estrategia de guerra de desgaste cuidadosamente calibrada (WOOTLIFF, Raoul. «Videos teach would be Palestinian attackers how to stab», The Times of Israel.15 de octubre de 2015. Disponible en: https://www.timesofisrael.com/videos- teach-would-be-palestinian-attackers-how-to-stab/
GOODMAN, Hirsh y KUPERWASSER, Yossi [eds.], «The Knife and the Message: the Roots of the New Palestinian uprising». Jerusalem Center for Public Affairs [JCPA]. 9 de febrero de 2015. Disponible en: https://jcpa.org/the-knife-and-the-message-the-roots-of-the-new-palestinian-uprising/).

17 GONZÁLEZ ISIDORO, Marta. «Estado palestino, última oportunidad», El Medio. 3 de febrero de 2020. Disponible en: http://elmed.io/estado-palestino-ultima-oportunidad/

18 https://www.kan.org.il/item/?itemid=136734

19 Grupo armado palestino, sin vínculos formales aparentes con organizaciones tradicionales, fundado en el verano de 2022 por Muhammad Al-Azizi (Abu Saleh) y Abd al-Rahman Zubah (Abu Adam) y cofundado por Ibrahim al-Nabulsi, Adham al-Shishani, Mohammad al-Dakhil y Ashraf Mubaslat. Todos han sido eliminados por las Fuerzas de Defensa israelíes. Su actual líder, arrestado por las Fuerzas de Seguridad de la Autoridad Nacional Palestina en septiembre de 2022, es Musab Shtayyed.

20 https://www.maariv.co.il/news/israel/Article-953246

21 La prensa generalista en Israel coincide en que la primera aparición en público del grupo fue el 2 de septiembre de 2022, durante una marcha por la katiba (ciudad vieja) de Nablus en honor de dos militantes de la Yihad Islámica muertos en julio. La manifestación del 9 de diciembre en la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde volverían a tener presencia, fue mayor en número de combatientes y apoyo social, más ordenada en cuanto a las medidas de seguridad y visualmente más llamativa, porque mostró un equipamiento que induce a pensar (visionando los videos y las fotografías que aparecen en prensa y que son fácilmente localizables en internet) en la coordinación y cooperación con otras organizaciones paraguas, en una financiación externa o incluso en el desvío de fondos desde la propia ANP, dado que muchos de sus componentes tienen lazos familiares con miembros de Fatah y las Fuerzas de Seguridad de la ANP.

22 Declaración de fe islámica o shahada.

23 El grupo es muy activo en las redes sociales, especialmente a través de canales en las plataformas Telegram y Tik-Tok, desde donde se coordinan campañas de boicot, huelgas y manifestaciones, también contra la Autoridad Palestina. Además, tanto su mensaje (despertar un levantamiento popular) como sus símbolos (uniforme negro y máscara, cintas rojas en la solapa y el fusil y logo de dos rifles M-16 cruzados sobre la Cúpula de la Roca) resultan muy atractivos para una juventud que se opone a la línea política que representa una Autoridad Palestina que consideran corrupta y, en cierta manera, colaborativa con Israel.

24 BEN MENACHEN, Yoni. «Iran Supporting New West Bank Terrorist Groups with Money and Weapons». Jerusalem Center for Public Affairs, 4 de diciembre de 2022. Disponible en: https://jcpa.org/iran-supporting-new-west-bank-terrorist-groups-with-money-and-weapons/

25 TAWIL, Bassam. «Cómo los Estados Unidos y Europa envalentonan el terrorismo palestino», Noticias de Israel. 27 de octubre de 2022. Disponible en: https://israelnoticias.com/editorial/como-los-ee-uu-y- europa-envalentonan-el-terrorismo-palestino/

26 Mahmud Abbas (Abu Mazen) es secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), presidente de Fatah y presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desde la muerte de Yasser Arafat en 2004. Las elecciones, previstas para mayo de 2021, fueron canceladas, por lo que no hay un sucesor acordado. La capacidad del sistema palestino para hacer frente a la salida —precipitada o no— de Abbas va a depender de que la ANP sea capaz de llevar a cabo una transferencia pacífica del poder (DEKEL, Udi y SHUSTERMAN, Noa. «The Day after Abbas: Strategic Implications for Israel», INSS Memorandum, n.o 225. Diciembre de 2022. Disponible en: https://www.inss.org.il/publication/the- day-after-abu-mazen/).

27 DEKEL, Udi. «The Lion’s Den: A Wake-Up Call for Imminent Challenges», INSS Insight, n.o 1651. 19 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.inss.org.il/publication/lions-den/

28 En una entrevista concedida a la agencia de noticias libanesa Al-Mayadeen y recogida en The Times of Israel el 22 de enero de 2016, Tawfik Tirawi, alto cargo del Comité Central de Fatah, reconoce que «un Estado palestino junto a Israel es sólo una etapa y que Palestina debe extenderse finalmente del río Jordán al mar» (TOI STAFF. «Fatah official: Palestine alongside Israel is just “a phase”», The Times of Israel. 22 de enero de 2016. Disponible en: https://www.timesofisrael.com/fatah-official-palestine- alongside-israel-is-just-a-phase/).