
“La preocupación es que las compañías extranjeras aprovechen las débiles valoraciones del mercado de renta variable para aumentar posiciones a través de fusiones y adquisiciones”
La COVID-19 impulsará tendencias como el aumento del proteccionismo y el nacionalismo. Para sacarles partido serán necesarios un horizonte de inversión a largo plazo y una selección de valores bottom-up.
Las posiciones hacia la inversión extranjera directa procedente de China han cambiado y ya estamos asistiendo a una incipiente propensión de los países a proteger a sus ‘campeones nacionales’. Tomemos el ejemplo de India, la semana pasada aprobaron una nueva legislación que limita la inversión extranjera directa, aumentando los obstáculos para China. En Europa, Alemania y España también han endurecido sus reglas, imponiendo un límite del 10% para las compañías de importancia estratégica. La preocupación es que las compañías extranjeras aprovechen las débiles valoraciones del mercado de renta variable para aumentar posiciones a través de fusiones y adquisiciones.
La tecnología y la innovación también serán ganadores relativos a largo plazo. La banca online, el comercio electrónico, el streaming y las empresas de juegos y apuestas en internet han experimentado un aumento. Si bien habrá un cierto retroceso en el uso de la tecnología tras el confinamiento, estamos viendo una clara aceleración de alternativas online y creemos que estos cambios serán permanentes.
Otra tendencia importante que veremos es el paso de la desregulación a la regulación y el aumento de la intervención gubernamental. No solo veremos impuestos mucho más altos a nivel individual y corporativo, sino también mucha más regulación en las empresas. Anteriormente, se aumentó la intervención en el sector bancario en términos de niveles de capital Tier 1, retribuciones a los CEO, así como distribuciones de dividendos y recompra de acciones. Se espera que esta tendencia se extienda a otras industrias y afecte a una franja de las empresas. Las industrias que han recibido apoyo de los gobiernos se someterán, especialmente, a un escrutinio regulatorio.
En cuanto al posicionamiento de la cartera, tenemos menos exposición al comercio global debido a la creciente tendencia a la desglobalización. Estamos mirando más a las compañías de tipo doméstico y evitando activamente las compañías afectadas por el proteccionismo.
Durante un largo período de tiempo, ha existido muy poca correlación entre el crecimiento económico y la rentabilidad bursátil. Por ejemplo, China ha crecido 4 veces más rápido que Estados Unidos en términos de PIB en los últimos 25 años. Pero la rentabilidad de las acciones de China y EEUU han sido casi idénticas. Es importante que veamos el crecimiento a nivel de empresa junto con la estructura de la industria, y como eso puede o no cambiar con el tiempo.
Nuestro largo horizonte de inversión es una ventaja competitiva clave y una parte integral de nuestro enfoque de selección de valores bottom-up. Es importante preguntarse cómo será el mundo dentro de cinco, seis o siete años y qué compañías se beneficiarán de ello. Si se buscan valoraciones en el primer o segundo año y no se estudian las percepciones a largo plazo, se pueden perder oportunidades clave. Es importante ignorar el ruido a corto plazo para poder navegar por estos tiempos difíciles y sin precedentes.
Nicholas Grace, Gestor de renta variable de Capital Group