Opinión

La filosofía de las enseñanzas del Islam (8)

islam

Cinco remedios contra la indecencia

En estos versículos, Dios Altísimo no sólo nos facilita excelentes enseñanzas para llegar a la castidad, sino también nos proporciona cinco remedios contra la indecencia. Éstos son: abstenerse de mirar de forma prohibida a los ajenos, abstenerse de escuchar sus voces y relatos de su belleza; evitar las ocasiones en las que se tema verse tentado a cometer este vicio; y controlarse durante el celibato, mediante ayunos, alimentos ligeros, etc.

Podemos asegurar con plena confianza que estas excelentes enseñanzas y los medios para obedecerlas, contenidos en el Santo Corán, son privativos del islam. Ha de tenerse en cuenta que puesto que la condición natural del hombre, fuente de sus pasiones, es tal que no puede dominarla sin una transformación total, es natural que se exciten sus pasiones peligrosamente cuando se ofrezca la ocasión para cometer este vicio. Por lo tanto, Dios Altísimo no nos autoriza a mirar libremente a las mujeres, ni a contemplar su belleza, ni observar sus movimientos al bailar, etc., si lo hacemos con miradas puras. Tampoco nos enseña a escuchar sus cantos, ni relatos de su belleza, con tal de hacerlo con oídos puros. Nos enseña a abstenernos de mirar, por puras que sean nuestras intenciones, y nos prohíbe escuchar sus voces dulces y los relatos de su hermosura, aunque sea con corazón puro. Nos enseña a despreciar estas cosas igual que despreciamos la carroña, para que no tropecemos. Porque es cierto que tarde o temprano la mirada libre provocaría nuestra caída.

Como Dios Altísimo desea que nuestros ojos, corazones y todo nuestro cuerpo queden siempre puros, nos ha dado esta excelente enseñanza. No hay duda de que las miradas libres nos llevan al peligro. Si ofrecemos pan tierno a un perro hambriento, sería un vano deseo esperar que el perro no le hiciera caso. Dios Altísimo, pues, deseaba que no se presentara ninguna ocasión para el ejercicio secreto de las facultades humanas, y que el hombre nunca se viera enfrentado a nada que pudiera excitar en él tendencias peligrosas.

Esta es la filosofía en la que se basan las normas Islámicas referentes al uso del velo. El Libro de Dios no pretende encerrar a las mujeres como presas, aunque este sea el concepto que tienen aquellos que ignoran las normas islámicas reales. El propósito de estas normas es hacer que los hombres y las mujeres se abstengan de mirarse libremente, y de lucir sus adornos y su hermosura. Porque en esto reside el bien de ambos sexos.

Se ha de tener en cuenta que la restricción de la mirada, el mirar solamente lo debido, se llama en árabe “ghadde basar”, expresión empleada en este contexto del Santo Corán. No es digno de una persona piadosa que desea mantener la pureza de corazón, que alce la mirada y mire en todas direcciones como un animal. Es esencial que el hombre practique la costumbre de “ghadde basar” en la vida social. Es una costumbre virtuosa, a través de la cual sus impulsos naturales se convierten en cualidades morales superiores sin afectar a sus necesidades sociales. Es esta cualidad la que en el islam recibe el nombre de castidad.

La honradez

La segunda cualidad comprendida en la categoría de la abstención del mal es la que se denomina honradez o integridad. Consiste en no perjudicar a los demás, apoderándose ilegalmente o deshonestamente de sus bienes. La integridad es una de las condiciones naturales del hombre. Por esta razón, un niño que siga su impulso natural, y que no haya adquirido ninguna mala costumbre, se opondrá a mamar la leche de otra mujer que no sea su madre. Si no se le designa una nodriza cuando está recién nacido y todavía carece de conciencia del mundo externo, resultará difícil para la nodriza criar al niño. Es naturalmente reacio a ser amamantado por una mujer que no sea su madre. Esta aversión a veces le causa grandes sufrimientos, llevándole en casos extremos al borde de la muerte. ¿Cuál es el secreto de tal aversión? Simplemente que el niño no desea dejar a su madre y aceptar a alguien ajeno.

No cabe duda de que este hábito infantil se halla en la raíz de toda honradez e integridad. No se puede atribuir la cualidad de integridad a nadie cuyo corazón no esté lleno de odio hacia los bienes ajenos, como ocurre con un niño. Pero un niño no siempre utiliza esta costumbre en la ocasión debida y, como consecuencia, se impone grandes sufrimientos. El hábito no es más que una condición natural que se muestra involuntariamente; no es por lo tanto una cualidad moral - aunque sea la raíz de la cualidad moral de la integridad -. Del mismo modo que no se puede calificar de piadoso ni digno de confianza a un niño que demuestre tal costumbre, tampoco se puede atribuir esta cualidad moral a una persona que no practique este hábito natural en la ocasión debida.

Resulta muy difícil llegar a ser una persona de integridad y digna de confianza. Si una persona no guarda todas las normas de la integridad, no se le puede denominar totalmente honrada o digna de confianza. A este respecto, Dios Altísimo nos ha instruido en distintos aspectos de la integridad, en los siguientes versículos:

islam (1)

“Y no entreguéis el control de los bienes que os pertenecen, que Al’lah os ha dado como medio de subsistencia, a los que son mentalmente incapaces de manejarlos adecuadamente. Por tanto, alimentadles y vestidles convenientemente, y dirigidles palabras amables. Y probad el entendimiento de los huérfanos hasta que alcancen la edad del matrimonio. Entonces, si los encontráis de sano juicio, entregadles sus bienes, y no los dilapidéis en extravagancias y de forma apresurada antes de que crezcan: el que sea rico que se abstenga, y el que sea pobre que haga uso de ellos razonablemente. Y cuando les entreguéis sus bienes, llamad a unos testigos en su presencia. Y recuerda que Al’lah es suficiente para llevar las cuentas”. (4:6-7)

Si entre vosotros hubiere propietarios menores o huérfanos, y si se temiere que debido a su escaso juicio derrocharan sus bienes, debéis asumir el control de éstos en calidad de consejeros tutelares, y no entregárselos, puesto que todo el sistema del comercio y de la seguridad social depende de la buena administración de la propiedad. Una parte de la renta producida por estos bienes ha de dedicarse al mantenimiento de su propietario, y debéis enseñarle todos los valores equitativos, que ayudarán a desarrollar su razón y su entendimiento, proporcionándole la formación adecuada para que de esta forma no permanezca inmaduro ni ignorante. Si es hijo de un mercader, puede ser instruido en los negocios y el comercio, y si su padre tenía otro oficio o profesión podéis instruirle adecuadamente, examinándole regularmente para ver si progresa. Y cuando llegue a la madurez, con aproximadamente dieciocho años, y advirtáis que ha desarrollado la inteligencia suficiente para administrar sus propios bienes, entregádselos. No los derrochéis mientras están bajo vuestra administración, temiendo que cuando el propietario llegue a la madurez os lo quite. Si el tutor es rico, se debe abstener de cobrar los gastos de administración de la propiedad; si es pobre, que torne la remuneración debida.

Era costumbre entre los árabes el que los tutores de un huérfano utilizaran la propiedad como capital para los negocios, asegurando de las ganancias el porvenir del huérfano y dejando intacto el capital. El tutor cobraba una remuneración justa por administrar los bienes. Este versículo se refiere a dicho sistema. Además dice el Santo Corán: “Y cuando les entreguéis sus bienes, llamad a unos testigos en su presencia.”

islam (2)

“Y que teman a Dios aquellos que, si dejaran tras ellos una descendencia débil, se angustiarían por ella. Por tanto, que teman a Al-lah y digan la palabra justa. En verdad, quienes devoran injustamente los bienes de los huérfanos no hacen más que tragar fuego en sus entrañas, y arderán en un fuego llameante”. (4:10-11)

Destacan los muchos aspectos de honradez e integridad expuestos por Dios Altísimo en estos versículos. Una persona realmente honrada tendrá en cuenta todas estas enseñanzas. Si esto no se realizara con perfecta inteligencia, la honradez superficial de una persona ocultaría muchos engaños. En otra parte se establece:

islam (3)

“Y no devoréis mutuamente vuestros bienes mediante la falsedad, ni los ofrezcáis como soborno a las autoridades para apropiaros conscientemente y con injusticia de una parte de los recursos ajenos”. (2:189)

islam (4)

“En verdad, Al-lah os ordena entregar lo encomendado a quienes tengan derecho a ello”. (4:59)

islam (5)

“Al’lah no ama a los traidores” (8:59).

islam (6)

“Y cuando midáis, dad la medida completa, y pesad con una balanza equilibrada”. (17:36)

islam (7)

“Y no paguéis a la gente menos del valor real de sus cosas, ni actuéis con corrupción en la tierra cometiendo maldades”. (26:184)

Esto significa que no debemos andar por el mundo con malas intenciones, robando bolsos u otras cosas, o apoderándonos ilegalmente de los bienes ajenos.

islam (8)

“No cambiéis lo malo por lo bueno”. (4:3)

es decir, así como es ilegal la malversación de fondos, también es ilegal la venta de mercancías defectuosas, ocultando los defectos, y el cambio de artículos defectuosos por artículos en buenas condiciones.

En todos estos versículos, Dios Altísimo ha descrito las prácticas deshonestas de forma tan comprensiva que no se omite ningún tipo de engaño. No se limita a prohibir el robo, por si el necio pensara que aunque se prohíbe el robo se permiten otros medios ilegales de adquirir la propiedad ajena. La verdadera sagacidad reside en prohibir todos los métodos injustos de apoderarse de los bienes ajenos. En resumen, la persona que no posee la cualidad de integridad en todos sus aspectos no se puede considerar honrada, aunque en ciertas cosas se comporte honradamente. Porque en tales casos se trataría de su condición natural, desprovista de la discriminación razonable y de la percepción.

(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.

[Continuaremos con la entrega 9, donde seguiremos explicando remedios que propone el Sagrado Corán para la abstención del mal. También comenzaremos a tratar las cualidades morales relacionadas con hacer el bien]