África debe confiar en África

Anwar Zibaoui 

En la última cumbre de la Unión Africana, se tomó una de las decisiones más importantes de la reciente historia de la organización: crear la zona de libre comercio. 44 de los 54 países aprobaron participar en una comunidad económica regional, con diversos grados de integración. El acuerdo firmado el 21 de marzo de 2018 en Ruanda entrará en vigor el próximo mes de julio en una cumbre extraordinaria de la organización continental en Níger, después de su ratificación por 22 países el umbral mínimo requerido para su entrada en vigor, aunque aún queda mucho por hacer para que sea efectivo.

El mercado africano único aumentará el comercio interior al 25% en 2023, desde el 18% actual. El potencial es considerable y la integración es un factor clave en el desarrollo. En Europa, el 64% de las exportaciones se realizan dentro de la UE, en Asia, la tasa es del 59%. Pero, África es un continente muy poco integrado y que precisa derribar barreras para cambiar sus opciones.

Sin embargo, África no se puede describir con una sola narrativa. La brecha entre el país más rico y el más pobre es sustancial: el PIB per cápita en las Seychelles es de 16.000 dólares, mientras en Sudán del Sur es de 250 dólares. Pero existen preocupaciones comunes: el riesgo político y el déficit democrático contamina la región y los conflictos internos y transfronterizos afectan a una docena de países.

Las trabas a la integración regional son la seguridad, las débiles infraestructuras de energía y transporte y la baja capacidad de procesado de productos. Una África unida se convertiría en el mayor exportador mundial de petróleo, oro, cobre y cobalto, entre otros muchos productos. Además, la población llegará a 2.000 millones de personas en 2050. El continente no sólo es rico en recursos, su fuerte demografía, sus diversos ecosistemas, y su diversidad cultural, económica y humana abren muchas opciones de futuro.

En un contexto internacional de incertidumbre, África mantiene el rumbo y es una esperanza para el crecimiento mundial. Se espera un crecimiento que pasa del 3,5% de 2018 al 4% en 2019. El continente precisa crear 20 millones de empleos al año y multiplicar centros de formación para satisfacer el crecimiento de la población y también, para evitar convertirse en el mayor exportador de inmigrantes y el escenario ideal para el crecimiento del terrorismo.

Cabe mencionar una evidencia sobre la migración africana que preocupa mucho en Europa. El 80% de la migración se debe a las perspectivas económicas y sociales, no a la inseguridad, y el 70% de los migrantes, un 3% de la población total del continente, se mueven dentro de África.

La proporción general de la población que vive bajo la línea de pobreza ha disminuido, pero siguen más de 431 millones de 1.200 millones de africanos viviendo en la pobreza extrema. La calidad de vida ha mejorado, y habrá una aparición de una clase media regional. África no fue responsable de la crisis financiera de 2008 ni de la crisis ambiental, aunque está sufriendo sus consecuencias, y por ello necesita abrir oportunidades económicas

La integración regional puede aumentar la inversión, la competitividad y el tamaño del mercado, por lo que hay que tomar medidas concretas para lograr estos objetivos, y no es solo una ambición política. África necesita la inversión en sectores como infraestructuras, tecnología y educación, y apostar por la industrialización y la integración, que mejore su participación en el comercio mundial.

En África, los Estados deben facilitar el papel de las empresas y éstas deben ser las socias para ayudar a resolver los problemas de los ciudadanos. El sector privado debe tener éxito, pero necesita ser sostenible y rentable, para crear empleos y ser una parte positiva del sistema. Las empresas deben ayudar a los gobiernos a mejorar el contenido del crecimiento del empleo. En el siglo XXI, las economías están dirigidas por el sector privado, cuando el gobierno lo estaba haciendo en el siglo XX. En África, como un continente en crecimiento, es el momento de superar los retos.

El espíritu empresarial es clave para la liberalización económica de las mujeres. En África hay una de las tasas más altas del mundo, con 7.5 millones de microempresas y pymes que trabajan en el sector formal liderado por mujeres, y cuatro veces más en el sector informal. Las mujeres pueden jugar un papel clave cuando los esfuerzos se dirigen a cerrar y financiar las brechas económicas en África. Pero se necesita 42.000 millones de dólares en la financiación de proyectos dirigidos por mujeres, El desbloqueo de la inversión permitiría un rendimiento increíble. Muchas dominan sectores clave de la economía, una mujer emprendedora exitosa guía a otras. Reduce las barreras que crean brechas de género cuando se trata de acceder a oportunidades.

En África hay que crear riqueza y contribuir al bien común fortaleciendo el tejido social de manera sostenible y respetuosa de la dignidad humana y la naturaleza. Se sabe que una flor no hace la primavera, pero 100 flores en plena floración hacen que la primavera respire en todas partes. Tal vez la primavera africana está por llegar.

Todos creen que África es el próximo centro del mundo. Pero lo más importante es que también los africanos lo crean. África debe confiar en África. Confiar en sus jóvenes y mujeres y enfrentarse a sus desafíos.

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