A finales del siglo XIX, en concreto en 1887, se inauguraba en Madrid el Café Comercial. Durante más de un siglo se convirtió en un maravilloso lugar de encuentro donde acudían los intelectuales de cada momento. El café, con su aroma, y los tradicionales churros, se mezclaban con el poder de las palabras y los buenos ratos. Sus ventanales, espejos, mesas de mármol, lámparas… eran testigos de interesantes tertulias, espectadores de amores y desamores, cómplices de esos primeros versos escritos en servilletas de papel y olvidados para siempre en cualquier libro, y tesoreros de secretos inconfesables en esos tiempos donde las libertades escaseaban.
El Café Comercial, regentado desde 1909 por Arturo Contreras y su esposa Isabel, vio cómo pasaba el tiempo hasta presumir de haber vivido en tres siglos diferentes, con sus épocas brillantes y también oscuras; con su gente del barrio y de otros lares, famosos y no tanto, escritores, soñadores, estudiantes que se hicieron mayores e incluso importantes, para ir dejando paso a esos otros jóvenes que traían nuevas inquietudes. Y unos y otros fueron tejiendo aventuras y desventuras, idas y venidas, ayeres y mañanas.
Pero un día ocurrió lo que nadie pensaba que podría ocurrir. Y un 27 de julio de 2015, esa puerta por donde habían pasado ilustres personajes dejó de girar. Y no faltaron rumores sobre su cierre, ni tampoco sobre su futuro. Pero, afortunadamente, ese destino que se dibujaba no se cumplió, y un 27 de marzo de 2017, dos inquietos empresarios, Caleb Soler y Alejandro Pérez Alburquerque, convertían la tristeza en esperanza y esa esperanza en una grata sorpresa: el Comercial volvía a su vida empapado de sus recuerdos, pero abrazando una nueva y activa realidad. Y así, tradición y modernidad nos dejaban con la boca abierta.

Ahora, cinco años después de esa apertura no solo como café, sino también como restaurante, el escritor Rafael Soler, imprescindible en este emblemático lugar, y culpable de que en este espacio se respire el perfume de los poetas, cumplía un sueño compartido: la presentación del libro Café Comercial, la casa de todos, editado por Muddy Waters Books. Ahí están sus 330 páginas en las que un grupo de “ilustres parroquianos”, como se recoge en la contraportada, recuperan sus recuerdos en este Café, en este Madrid. El acto tuvo como escenario la parte de arriba, donde tantas conversaciones, encuentros y versos guardan sus paredes, ahora totalmente reformadas.
Rafael Soler derrochó felicidad, y no era para menos. También los emprendedores que asumieron, no sin esfuerzo, el nuevo reto cultural y gastronómico. Y hubo contagio. Demasiadas sensaciones juntas, deseos cumplidos, amigos reunidos, ese Rincón de don Antonio (Machado, claro), el gran guiño a los que se fueron antes de ver este proyecto hecho realidad: Paco García Marquina y Maxi Rey, la reapertura, las ilusiones y desvelos… Fue un emotivo encuentro, conducido por el cómico Santi Alverú, en el que pasado y futuro se convertían en presente. El editor Rodrigo Varona lo definía con una tan contundente como hermosa frase: “El homenaje a creer en los imposibles”. Pues creamos.
Emotivo también fue escuchar a Maribel Serratacó, nieta de Arturo, y su preocupación por si se mantendría “el espíritu de cultura y amistad”; y a Fernando Vera y sus cenas en Nochebuena, cuando el Comercial era solo para la familia. Ellos agradecían esa continuidad mientras Rafael Soler no dudaba en afirmar que el momento que daba sentido al acto era la presencia de ambos. “Somos de donde venimos”, recordó.
Escritores, políticos, profesores, artistas, economistas, músicos… buscaron en su memoria lo vivido en este cálido lugar y lo escribieron. Hermosos textos llenos de verdades, las de cada uno, que se mezclan con las ilustraciones de Victoria de Diego y la galería de ilustres de María Yelletisch: desde los protagonistas de esta nueva era, Alejandro y Caleb, hasta José Hierro, Pablo Sorozábal, Carmen Martín Gaite, Almudena Grandes…
Pero ¿qué son los clientes sin el personal que cada día hace posible que todo funcione? Y ahí estaba Juantxu Bohigues, que fue camarero durante 24 años en aquel tiempo en que quería ser escritor (y lo es), un deseo que crecía a la vez que tenía la suerte de conocer a Sánchez Ferlosio, Tomás Segovia, Pérez Reverte, José Luis Sampedro… y al propio Rafa Soler, a quien pidió que leyera su primer relato. Más sueños cumplidos.

Y también fue invitado a este banquete Rafa Martín, el quiosquero, que, tras 40 años viendo el movimiento de esas puertas giratorias, presumió de ser, seguramente, el que más cafés ha tomado, y, también, el que más veces ha pasado al baño… Y ante esta afirmación, se escucharon las risas, que se unían a las ya grabadas, a las que se grabarán.
Grandes momentos entres amigos, como recordó la escritora Fanny Rubio, en este Café Comercial que definió como “la frontera de la libertad”, porque los grises, en aquellos sus años universitarios, no llegaban a la glorieta de Bilbao, pues se quedaban en Argüelles. Desde allí, ellos, andando o corriendo, se reunían en el lugar donde había diálogo, donde su generación se juntaba con otra “que hablaba en voz baja”, como Tierno Galván o Ridruejo. “Era un Café enigmático lleno de secretos”.
También la escritora Inma Chacón buscó momentos entrañables en su cabeza, en su corazón, para traer a esta presentación sus recuerdos, para compartir “ese refugio” cultural y emocional y todo lo que evoca el nombre de este lugar: la palabra, la memoria, la cultura, la política, el deseo… “La glorieta de Bilbao no existiría sin el Café Comercial ni Madrid tampoco”, decía la poeta en este “Café de todos”.
David Moralejo, director de Condé Nast Traveler, recordó cómo se coló en ese Comercial en obras para escribir lo que allí pasaba y habló de un Café que dará muchas más historias que escribir.
Y de detrás del telón, para cerrar el acto, salieron aquellos que hacen posible el día a día, en la cocina, en la gestión, en la organización de las actividades culturales, como el chef Pepe Roch, que habló de la existencia de 2 “Comerciales”: cuando está Rafael Soler y cuando no está.

Todos ellos fueron protagonistas de una tarde que ya ha pasado a formar parte de la historia. Alzaron la voz, y representaron a ese grupo de “ilustres parroquianos” como Luis Alberto de Cuenca, José María Merino, Ángel Antonio Herrera, Ana Rossetti, Javier Lostalé, Manuela Carmena, Joaquín Leguina, Carlos d´Ors, Joaquín Pérez Azaústre, Pez Mago, Paco Caro, Jon Andión, Sol Carnicero… hasta 74. Representantes de distintas generaciones, y llegados a este acogedor Madrid de muchas provincias, que han plasmado sus vivencias en prosa o verso en las páginas de este libro. Una obra abierta… porque ahí quedó dicho que hay muchas cosas que contar y tantas más por suceder.
Que siga girando esa puerta de la glorieta de Bilbao, la que Rafa Soler nos abre de corazón, “porque lo mejor está siempre por venir, y todo acaba de empezar. Pasen y lean”. Esta es la invitación de este escritor para que nos adentremos en este libro, en la casa de todos, en el Café Comercial.