La ruta de los artistas por los valles de La Cepeda

María Jesús González-Espejo, una mujer polifacética que muchos describen como una Leonardo da Vinci del siglo XXI, pone en marcha una ruta de senderismo circular por los pueblos leoneses de La Cepeda, en los que han encontrado refugio e inspiración numerosos artistas 

Abogada, profesora, hostelera, pintora, escultora, ceramista y un sinfín de habilidades y actividades más componen la semblanza de una mujer leonesa, María Jesús González-Espejo, que ha venido a reencontrar en el concejo de Revilla su paraíso perdido. Esta artista, o por mejor decir, mujer polifacética, no se resignaba a rehabilitar una casona como mero alojamiento rural junto a la ribera del río Tuerto en La Cepeda. La comarca, enclavada entre el Bierzo y la Maragatería, apenas aloja hoy a tres mil paisanos en la veintena de pueblos que la conforman. Sería, pese a sus maravillosos paisajes, un fiel ejemplar de lo que ha dado en llamarse la España vacía o vaciada.  

María Jesús González-Espejo
María Jesús González-Espejo

María Jesús, ella misma artista, cuyas obras son un crisol de influencias, donde convergen la elegancia de Modigliani, la audacia de Picasso y la frescura de lo naif, descubrió que no estaba sola en el hallazgo de haberse reencontrado con un rincón del paraíso. Si su casa, bautizada como La Madrigata (www.lamadrigata.com), es punto de encuentro de intelectuales, escritores y artistas, escenario de filandones, charlas al amor de la lumbre, y lugar de debates esencialmente literarios, también ha decidido poner en marcha una ruta senderista en la que, a pie, en bici o en coche, aventureros y visitantes conozcan estos pueblos a través de los artistas que allí nacieron, viven o moran, y en los que han hecho y aún fabrican obras con vocación de permanencia.  

La ruta comenzaría en Otero de Escarpizo, en donde tiene su casa y estudio Benito Escarpizo, un pintor costumbrista que dice encontrar en La Cepeda una fuente inagotable de inspiración, cuya esencia capta en sus obras, ahora almacenadas y ordenadas en un museo al que ha llamado La Ruinosa. Un espacio lleno de historia y arte, que rinde homenaje a las tierras cepedanas y a las gentes que las habitan. Desde allí continúa transmitiendo su legado, a través de las numerosas asociaciones culturales internacionales a las que pertenece.  

González-Espejo le visita con frecuencia, puesto que a pie su casa en Revilla apenas dista seis kilómetros de Otero. Casi lo mismo que el pueblo de Cogorderos, en donde tiene su casa Toni Soriano, otro artista que ha encontrado su inspiración en estas tierras leonesas. Este artista dejó su ciudad natal, Xátiva, en 1978 y se fue a Gijón, donde descubrió su pasión por la cerámica, en la que utilizo la técnica de la tierra negra para crear nuevas expresiones y explorar formas no usuales. Tras una fructífera estancia en Italia y Eslovenia, Toni Soriano se instaló en Cogorderos, donde en compañía de su esposa italiana, Carla, llena cada verano su casa de artistas procedentes de todo el mundo. Italianos, estadounidenses, franceses y españoles pasan una temporada en la residencia de esta pareja, convirtiendo a Cogorderos en un centro de creación y de intercambio de conocimiento.  

María Jesús González-Espejo
María Jesús González-Espejo

Un poco más lejos, y para culminar la ruta, Vega de Magaz. En este pueblo, atravesado por el río Porcos, tiene su casa taller el escultor irlandés George Richard Burland. Nacido en 1959 en una granja, estudió Economía en la Universidad de Dublin, pero descubrió inmediatamente después en Dinamarca su vocación por la pintura y la escultura. Llegó a España en 1987, donde comenzó a trabajar en el estudio y fundición del escultor asturiano José Luis Fernández en el barrio de Vallecas, en Madrid.  

Burland ha constituido una obra que fluctúa entre la figuración y la abstracción, principalmente esculturas en bronce, aunque tampoco ha desdeñado la madera y la piedra, además del grafismo. Las tradiciones celtas, las vivencias en los países nórdicos y la sensualidad mediterránea son algunas de las fuentes que dan forma a sus piezas. Ha realizado doce exposiciones individuales y ha participado en varias colectivas, que han esparcido su obra en colecciones de Irlanda, Europa continental, EEUU, Japón y América del Sur.  

En estos valles de La Cepeda el tiempo fluye de manera diferente, ofreciendo un escenario perfecto para que artistas como María Jesús, Benito, Toni y George desplieguen su talento. Lejos del bullicio y el frenesí de la vida moderna en la gran ciudad, han hallado su rincón para crear en armonía con la tierra y su historia. Los valles de La Cepeda, a poca distancia de Astorga, no solo son un escondite para el arte, sino también un lugar donde la tradición y la innovación se encuentran, dando vida a obras que han de perdurar en el tiempo.