La escalada militar liderada por los insurgentes chiíes continua en territorio yemení, respaldada por las milicias iraníes. No hay que olvidar que Irán sigue envuelto en las conversaciones con las potencias occidentales en Viena para reanudar el acuerdo nuclear de 2015, mientras tanto, la República Islámica sigue con la fabricación de uranio enriquecido. A su vez, Yemen cuenta con el apoyo fundamental de Arabia Saudí. “Las fuerzas yemeníes y la coalición árabe deben moverse en varios frentes para evitar que las armas lleguen a los hutíes y paralizar sus capacidades en paralelo con la continuación de las operaciones militares convencionales para reducirlas y empujarlas a la mesa de negociaciones”, dijo Khaled al-Yamani, exministro de Relaciones Exteriores yemení en un comunicado dirigido a los "árabes".
Al-Yamani añadió que “el movimiento hutí de ninguna manera puede venir a sentarse y buscar la paz, excepto a través de la capacidad del Ejército nacional, la resistencia y la coalición para contener los movimientos militares hutí”. De hecho, el exministro dijo que “mientras los hutíes están moviendo todos los frentes para servir a sus objetivos militares, el Ejército nacional y los frentes de resistencia se están moviendo unilateralmente, lo que ayuda a los hutíes a usar sus capacidades, como ha sucedido en tiempos anteriores cuando un frente se mueve y otro se detiene sin ninguna coordinación, armonía o una sala de operaciones común y unificada”.

Uno de los mayores desafíos para las fuerzas yemeníes y sus socios es la contención de la capacidad de los insurgentes chiíes para expandirse, hecho que provocara la limitación de sus acciones. Otro de los desafíos, es la activación del esfuerzo de la coalición árabe para reducir las operaciones de contrabando, porque casi todas las armas que emplean los rebeldes proceden de ayuda extranjera, incluyendo los drones, según informes del Comité de Expertos de 2015-2021.
“La orden disponible para limitar la continuación de las operaciones hutíes de este tipo es la capacidad de controlar y controlar los cruces, a la luz de numerosos informes sobre formas de contrabandear estas armas a los hutíes e información que indica la presencia de oficiales hutíes en la provincia de Al-Mahra para facilitar el paso de estos envíos a través del puerto fronterizo de Tahib y luego transportarlos a Saná, además de la presencia de puntos de contrabando a través de Hodeidah”, señaló el exministro yemení.

Observadores políticos predijeron que la alianza árabe intensificaría la lucha del Gobierno yemení contra los objetivos hutíes. El objetivo de la coalición árabe “es presionar a los hutíes para que detengan sus operaciones militares contra los países vecinos y hagan concesiones reales en la mesa de negociaciones”. Asimismo, la coalición árabe reveló los preparativos para “una operación militar a gran escala en Yemen contra los hutíes que tiene las consecuencias del comportamiento de atacar a civiles”. La declaración árabe llegó tras el ataque hutí al aeropuerto internacional del rey Abdullah en la ciudad de Jizán. Los rebeldes chiíes “entienden solo el lenguaje de la fuerza y el proceso de respuesta de acuerdo con el derecho internacional”, afirmó la coalición. Durante el ataque 16 individuos resultaron heridos, tres de ellos en estado crítico.
Por otra parte, los observadores políticos han señalado que “la coalición árabe liderada por Arabia Saudí necesita una revisión rápida de la lista de aliados en Yemen, liberando a las instituciones del Ejército yemení del dominio de la Hermandad, que durante los últimos siete años ha interrumpido cualquier esfuerzo para derrotar verdaderamente a las milicias hutíes, y trabajar para trasladar las confrontaciones a la frontera saudí con el fin de lograr agendas políticas respaldadas regionalmente”. No obstante, fuentes políticas yemeníes han advertido de un plan para destruir los frentes fronterizos con Arabia Saudí en las provincias de Al-Jouf y Hajjah.

Mientras se lleva a cabo estos planes para detener a los rebeldes, Hans Grundberg, enviado especial de Naciones Unidas va a iniciar una nueva gira por Yemen. El sueco reveló el deseo de volver a explorar las posibilidades de paz en Yemen y dejar su propia huella. “El hombre está hablando de una serie de vías paralelas, la vía política, la vía de seguridad y la vía económica, y está apostando a que a través de estas vías se pueden abrir discusiones a nivel comunitario y no un retorno a un viejo debate, no solo al diálogo directo entre el Gobierno y los hutíes”, informó Al-Yamani. Al mismo tiempo, la administración estadounidense se centra a través de su enviado especial a Yemen, Tim Linderking, en dos temas: el alto el fuego en Yemen y la búsqueda de salidas con el acuerdo yemení sobre las formas de convivir.
Por tanto, la coalición árabe necesita activar una serie de mecanismos para monitorear el contrabando de armas y equipos enviados a los insurgentes chiíes por tierra y mar, haciendo un mayor énfasis en el trabajo de la guardia costera yemení. Todo esto supondrá un gran hito en la lucha contra el envío de armamento por parte de los países extranjeros a los insurgentes hutíes.