El presidente del país no descarta que esta explosión estuviese provocada por una “negligencia o misil”

Líbano, lucha por la supervivencia

photo_camera AFP/ANWAR AMOR - Las secuelas de la explosión de ayer se ven en el puerto de la capital del Líbano, Beirut, el 5 de agosto de 2020

La tarde del 4 de agosto de 2020 marcó un antes y un después en la historia de Líbano. Una explosión en el puerto de Beirut, la capital del país acabó con la vida de más de 150 personas e hirió a al menos 5.000. En este escenario, el presidente de Líbano, Michel Aoun, ha rechazado este viernes una investigación internacional sobre esta catastrófica explosión y ha asegurado que podría haber sido causada por una “negligencia o un misil”.  “No se han especificado aún los motivos de la explosión, hay posibilidad de una intervención externa mediante un misil o bomba o cualquier otro acto”, subrayó en declaraciones recogidas por medios locales. 

El mandatario libanés ha insistido en que el principal objetivo no se limita a asegurar alimentos y suministros médicos a Beirut, sino también a reconstruirlos, y “estamos trabajando en un plan en esta zona para que la capital vuelva mejor de lo que era”.  Durante su intervención, el presidente de la República afirmó que la responsabilidad por lo sucedido se divide en tres etapas: cómo llegaron los materiales explosivos al puerto, cómo se almacenaron y cómo se conservaron durante varios años.  

No obstante, Michel Aoun no descarta que la explosión estuviese provocada por otras causas. “Hay otras dos posibilidades que podrían explicar lo sucedido y estas son la negligencia o por interferencia externa de un misil o una bomba. Yo personalmente le pedí al presidente francés que nos proporcionara fotos aéreas para que podamos determinar si hay aviones o misiles. Y si no tienen acceso a estas imágenes, las solicitaremos a otros países para que podamos determinar si hubo una agresión externa o si lo sucedido fue causado por negligencia”, ha explicado. 

Sin embargo, una fuente con acceso a estas investigaciones aseguró a la agencia de noticias Reuters este miércoles que los culpables de esta explosión fueron “la inacción y la negligencia”. El presidente de Estados Unidos no descartó en ningún momento que esta tragedia fuera resultado de un ataque, mientras que Israel aseguró desde el principio no tener ninguna relación con esta explosión y mostró su solidaridad con el pueblo libanés.  Las pesquisas para encontrar la causa de esta explosión se llevarán a cabo en varias partes. Primero en cómo entró y se almacenó este material explosivo; en segundo lugar, en si la explosión fue resultado de una negligencia o accidente y, por último, en la posibilidad de que hubiera interferencia extranjera, de acuerdo con el presidente. Aoun ha anunciado además que 20 personas han sido detenidas como parte de la investigación y que se han congelado las cuentas de siete personas, entre ellas el jefe del puerto y el responsable de Aduanas. 

Mientras tanto, la sociedad libanesa junto a equipos de rescatistas internacionales continúa con la búsqueda de las más de 100 personas desaparecidas entre las ruinas y los escombros del puerto de Beirut. El Consejo de Ministros ha emitido un comunicado en el que niegan los rumores que afirman que Líbano ha rechazado la ayuda de algunos países. “Líbano acoge con beneplácito cualquier asistencia de países hermanos y amigos y de todas las instituciones del mundo, y les expresa su profundo agradecimiento por estar a nuestro lado después del desastre que ha azotado al país”, han puntualizado.

El colapso de la moneda, el aumento de la inflación y la profunda crisis financiera que atraviesa Líbano, sumado a esta explosión y la pandemia del coronavirus, han exacerbado las tensiones políticas de una nación que pide respuestas. Líbano -un país con unos cinco millones de habitantes y que alberga a más de un millón y medio de refugiados- es una de las naciones más endeudadas del mundo.  El miedo y el escepticismo llevaron a muchas personas a culpar a Hizbulá de estar detrás de esta tragedia. Sin embargo, el secretario general del partido libanés Hizbulá, Sayyed Hassan Nasrallah, ha negado este viernes cualquier vínculo con el material explosivo almacenado en el puerto de Beirut. 

La comunidad internacional continúa con sus esfuerzos para ayudar a Líbano a reconstruirse de sus cenizas. Así, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su homólogo francés, Emmanuel Macron han decidido coordinarse para llevar de inmediato ayuda a esta nación, devastada por una explosión en el puerto de la capital. De acuerdo con la información a la que ha tenido acceso la agencia de noticias EFE, este jueves, el jefe del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) conversó con el presidente del Líbano y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas para informarles del envío de tres aviones de mercancías del tipo C-130 con ayuda estadounidense, que incluía comida, agua y suministros médicos. El presidente francés, por su parte, visitó Líbano el pasado miércoles y anunció una conferencia para apoyar al país, además de exigir reformas a los dirigentes libaneses. “Más allá de la explosión (...) hoy hay una crisis política, moral, económica y financiera que ha durado varios meses, varios años, y esto implica fuertes iniciativas políticas”, afirmó Macron en una reunión con su homólogo Michel Aoun. 

La investigación para encontrar el origen de esta tragedia, cuya onda expansiva alcanzó varios barrios de los alrededores provocando pérdidas materiales de entre 3.000 o 5.000 millones de dólares, de acuerdo con las autoridades locales, continúa. Las autoridades locales han puesto bajo arresto este viernes al director general del departamento de Aduanas del país por su posible responsabilidad con la deflagración de más de 2.500 toneladas de nitrato de amonio. La investigación incluye a veinte personas, según el presidente del país, quien ha explicado que “no se puede detener a ninguna y encarcelarla antes de la investigación”. El ministro de Sanidad ha elevado este viernes a 154 el número de fallecidos a causa de este desastre, mientras que los heridos ascienden a 5.000, de los cuales 120 están graves y al menos un 20 % del total han tenido que ser hospitalizados. 
 

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