Las tensiones en el Mediterráneo vuelven a estallar con Turquía, esta vez por el contenido de un gran carguero turco sospechoso de llevar armas rumbo a Libia. El Gobierno turco, según informan varias agencias de noticias, ha impedido que un buque militar alemán inspeccione la embarcación que, finalmente, no llevaba ninguna carga armamentística.
Pero el encontronazo ha llegado hasta Bruselas y Ankara, que se han citado para hablar de lo ocurrido e intercambiar duras declaraciones justo antes de la cumbre europea el 10-11 de diciembre en la que se barajará la idea de sancionar a Turquía.
El domingo por la noche, la fragata alemana Hamburgo detuvo el carguero de bandera turca, Roseline A, como parte de una misión de la Unión Europea llamada Operación Irini. Pero la búsqueda tuvo que ser abandonada después de que Ankara protestara y le negara el permiso para que se investigara la embarcación.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía denunció la inspección como "no autorizada y contundente" y añadió que todos los miembros de la tripulación del carguero fueron registrados por la fuerza.
Posteriormente, el viceministro turco Sedat Onel convocó al embajador italiano, al encargado de asuntos de la embajada alemana y al enviado de la UE en Turquía para protestar formalmente por el incidente.
Alemania ha rechazado las quejas de Turquía y afirma que se siguieron todos los protocolos en la misión, y agregó que no se encontraron armas ni materiales ilícitos en el barco. La Operación Irini fue lanzada por la Unión Europea el 31 de marzo para monitorear y hacer cumplir la Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que prohíbe los envíos de armas a Libia.
La misión utiliza recursos aéreos, satelitales y marítimos para ayudar a "traer estabilidad en Libia y paz a su población". Libia ha estado dividida entre dos facciones en guerra desde la caída de Muammar Gadafi en 2011: el gobierno de unidad de Trípoli (GNA) reconocido por la ONU, que cuenta con el apoyo de Turquía, y las fuerzas orientales de Tobruk dirigidas por el mariscal Jalifa Haftar.
Las partes rivales firmaron un alto el fuego permanente el viernes pasado. A esta firma le acompañan decenas de conversaciones de paz celebradas en Ginebra, Egipto, Túnez y Marruecos, donde las partes enfrentadas están elaborando la idea de crear una nueva Constitución y convocar elecciones próximamente.
El personal alemán de la misión Irini abordó el buque de carga Roseline A para buscar armas sospechosas a las 17:54 (15:54 CET) del domingo. El equipo se encontró con el barco en aguas internacionales, aproximadamente a 200 kilómetros al norte del puerto de Bengasi.
El barco había zarpado de Yarimca en Turquía el 20 de noviembre y navegaba rumbo a Misrata en Libia. El capitán del carguero había cooperado y compartido información detallada sobre la carga y el viaje del barco, según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía.
Ankara dice que las fuerzas armadas alemanas abordaron el barco en helicóptero y realizaron una búsqueda que duró varias horas. "Todo el personal, incluido el capitán, fue registrado por la fuerza, todo el personal fue reunido y detenido en un solo lugar, y los contenedores fueron registrados por la fuerza, con un soldado armado parado a la cabeza del capitán", dijo la Cancillería en un comunicado.

Las imágenes publicadas por la agencia de noticias Demiroren muestran que los soldados alemanes registran a la tripulación del barco, a quienes obligan a permanecer de pie con las manos en la cabeza en la sala de control.
Turquía dice que la inspección se llevó a cabo sin su consentimiento, ni el del capitán del barco, y violó el derecho internacional. "Esta intervención, que se inició sobre una sospecha ambigua y se prolongó hasta la medianoche, se terminó sólo por las persistentes objeciones de nuestro país".
Alemania ha rechazado las acusaciones de Turquía y dice que la misión siguió todos los protocolos. Según un portavoz en Berlín, los militares habían advertido a las autoridades turcas de su intención de inspeccionar el barco y, ante la ausencia de objeciones, procedieron a abordarlo cuatro horas después.
"La fragata Hamburgo actuó de acuerdo con las instrucciones del comando de operación y según las regulaciones establecidas en el mandato para la operación". La decisión de registrar no fue tomada por el ejército alemán sino por el cuartel general de la Operación Irini en Roma, agregó el portavoz.
Berlín confirmó que la inspección fue cancelada posteriormente por el liderazgo de la misión una vez que Ankara vetó la búsqueda, y dice que el equipo permaneció a bordo hasta que pudieron regresar con seguridad a la fragata.
Turquía había dicho que el barco transportaba alimentos, pinturas y materiales de ayuda humanitaria desde el puerto de Ambarli a Misrata. El carguero de 148 metros de largo recibió autorización para continuar su viaje a Libia y se esperaba que llegara a puerto a las 21:00 CET del lunes.

En la cumbre europea extraordinaria del pasado octubre, aunque no todos quisieron pronunciarse, los líderes pasaron revista al conflicto que enfrenta a Turquía con Grecia y, especialmente, con Chipre en el Mediterráneo Oriental.
¿El motivo? Los derechos a perforar una zona del Mediterráneo oriental para conseguir recursos energéticos.
Turquía ha navegado libremente en las zonas que considera suyas, además de utilizar el espacio marítimo que le cedió Libia. Pero ha estado saliéndose de su zona de exclusividad económica (ZEE).
Esto provocó en verano el envío de flotillas navales griegas y el alineamiento de los barcos de ambos países en las aguas del Mediterráneo. Todo esto mientras los líderes implicados intercambiaban ataques verbales en cada aparición pública.
Incluso el líder de la OTAN, Jens Stoltenberg, se implicó personalmente para bajar la escala de tensión. Pero tras mucho hablar las cosas, Grecia sigue denunciando la invasión de su espacio marítimo por los barcos turcos y la Unión Europea se verá obligada a abordar el tema en las próximas dos semanas.