El Polisario, carcomido por la disidencia y cada vez más aislado, se rebela contra la UE y sus aliados africanos

Paco Soto
Pie de foto: El Rey de Marruecos, Mohamed VI, conversa con el presidente de África del Sur, Jacob Zuma.
El Frente Polisario, movimiento que busca la independencia del Sáhara Occidental y combate a Marruecos, al que considera potencia ocupante del territorio de la antigua colonia española, se encuentra en una situación política delicada. La disidencia interna no es ninguna broma y podría acabar con la actual dirección del movimiento independentista apoyado por Argelia. Las victorias diplomáticas que ha conseguido Marruecos en África sobre la crisis saharaui y su acercamiento a países amigos del Polisario y la autoproclamada República Árabe Saharaui democrática (RASD), son otro grave problema para el grupo que dirige con mano de hierro Brahim Ghali.
Y la posición de la Unión Europea (UE) sobre la renovación del Acuerdo Pesquero con Marruecos no ha sentado nada bien al Polisario. Durante la última cumbre de Abiyán (Costa de Marfil) entre la Unión Africana (UA) y la UE, el rey Mohamed VI, en representación de Marruecos, y su diplomacia aprovecharon el evento para defender la marroquinidad del Sáhara Occidental y ganar mayores apoyos entre los 55 Estados que forman parte de la entidad panafricana. El monarca marroquí tuvo incluso una charla amistosa con el presidente de África del Sur, Jacob Zuma, un fiel de la causa del Polisario. La reunión no gustó a los representantes de la RASD-Polisario, pero tuvieron que hacer de tripas corazón.
Estrategia marroquí
La estrategia diplomática de Marruecos es acercarse poco a poco a países africanos que hasta ahora han sido aliados de la RASD y defendido los postulados del Polisario. No es una tarea fácil y es incluso arriesgada. Pero Rabat tiene mucho que ganar si consigue crear divisiones en el grupo de países que apoyan a los independentistas saharauis. La dirección del Polisario lo sabe perfectamente, aunque oficialmente intente quitarle hierro al asunto y presente a la opinión pública internacional un Marruecos políticamente debilitado y que se está volviendo loco buscando aliados a su causa sobre la marroquinidad del Sáhara Occidental.
En la práctica, el Polisario maniobra para evitar males mayores y no perder demasiadas posiciones en África. Por eso mismo, una delegación del Polisario viajó recientemente a Johannesburgo (Sudáfrica), Harare (Zimbabue) y Kampala (Uganda), para evitar que sus aliados más fieles modifiquen su apoyo a la RASD, miembro de la UA. Según fuentes bien informadas sobre el conflicto saharaui, el Polisario “teme que Marruecos rompa la unidad de los países aliados, y está haciendo esfuerzos por potenciar su presencia en los Estados miembros de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), un organismo donde Sudáfrica desempeña un papel clave. El Polisario no puede perder esta batalla, y su ofensiva diplomática para desprestigiar a Marruecos y acusarlo de país invasor y colonial será imparable”.
Preocupación independentista
En Sudáfrica, la delegación saharaui se entrevistó, en el marco de una conferencia, con dirigentes del Congreso Nacional Africano (ANC), y dejó claro que sigue contando con un aliado políticamente tan relevante. África austral es una región donde están llegando nuevos dirigentes al poder, y el Polisario teme que estos políticos no sean tan sensibles a la causa saharaui independentista como sus predecesores. Muchos de estos jóvenes dirigentes quieren acabar de una vez por todas con viejos dogmas de la ‘Guerra Fría’, como es el caso del presidente de Angola, João Lourenço.
Esto, lógicamente, no es bueno para los intereses de Ghali y los suyos, que siguen políticamente anclados en la época en que el mundo está dividido entre Estados Unidos y la URSS y sus respectivos aliados, además de unos cuantos Estados no alineados, China y Albania comunistas. El Polisario también está preocupado y descontento con el nuevo Acuerdo Pesquero entre la UE y Marruecos, que cuenta con el visto bueno de España, el país comunitario que tiene mayores intereses en que este asunto llegue a buen puerto, porque muchos pescadores españoles faenan en aguas marroquíes.
Pie de foto: Barcos canarios faenando en aguas marroquíes.
El Polisario no está de acuerdo con que las aguas del Sáhara Occidental se incluyan en el acuerdo, y ha interpelado por ello a la Justicia europea. Bruselas, Rabat y Madrid esperan, en cambio, que el próximo fallo de los jueces de la Corte de Justicia de la Unión Europea (CJUE) se pronuncie definitivamente a favor de la capacidad legal de Marruecos para administrar las aguas del Sáhara Occidental. Ya pronunció un veredicto en esta línea y rechazó un recurso presentado por el Polisario.
Viaje a El Aaiún
El Polisario teme que la decisión sea la que esperan Bruselas, Rabat y Madrid. El pasado 7 de diciembre, una delegación comunitaria viajó a El Aaiún, cuando el Parlamento europeo examinaba el Acuerdo Pesquero bilateral. La visita, lógicamente, provocó la ira del movimiento independentista. El Polisario sabe que el Parlamento europeo, mayoritariamente, está dispuesto a dar el visto bueno a la extensión del Acuerdo Pesquero. Y no cree que esta vez tenga suficiente peso para que la Justicia europea intervenga a su favor, como ocurrió en otra etapa.
El grupo liderado por Brahim Ghali lo hizo saber en un comunicado oficial difundido el lunes de esta semana, y acusó a Bruselas de dar apoyo a la política de Rabat, que fomenta “una violación seria de la legislación europea”. La UE intenta mantener un equilibrio entre sus intereses pesqueros y la legislación europea, y ha escuchado todas las partes en conflicto, pero de momento no ha cosechado gran cosa. El Parlamento europeo acogió incluso un seminario organizado por el Western Sahara Resource Watch (WSRW). Participó en el evento Ali Salem Tamek, militante del Polisario y expreso en las cárceles de Marruecos.
El WSRW es un grupo de presión que ha hecho del Acuerdo Pesquero su principal caballo de batalla contra Marruecos. No es cierto, como sostienen los independentistas y sus aliados, que Bruselas solo mire por sus intereses y proteja a Marruecos. “Lo que ocurre es que en un asunto tan delicado como la firma de un acuerdo en materia pesquera todas las partes tendrían que ser un poco más conciliadoras y dialogantes. Y el Polisario el primero”, subraya el politólogo marroquí Ahmed Alaoui.
Asunto cubano
Por otra parte, el pasado 26 de mayo, el presidente de Cuba, Raúl Castro, recibió a su homólogo saharaui, Brahim Ghali. Castro dejó claro el apoyo de La Habana a la RASD, e intentó aclarar algunas confusiones. El Polisario no vio con buenos ojos el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Rabat y La Habana, el pasado 21 de abril, después de 37 años de enemistad, y un viaje que realizó a Cuba el Rey Mohamed VI. Teme que Marruecos se esté acercando al país caribeño, lo que dañaría los intereses del independentismo saharaui. Los dirigentes cubanos lo niegan, pero todo el mundo sabe que en política se ocultan muchas cosas que luego se aplican.
Pie de foto: El líder del Polisario, Brahim Ghali, y el presidente de Cuba, Raúl Castro, pasan revista a las tropas en la Habana, el pasado 26 de mayo.
Cuba atraviesa una delicada situación económica y lo que le puede ofrecer Marruecos es bastante más atractivo que los escasos recursos de la RASD, aunque esta entidad tenga el apoyo de una potencia económica magrebí como Argelia. Pero en fin, Castro apoyó que “se garantice la autodeterminación del pueblo saharaui”. Así las cosas, la Coordinadora de Iniciativa Saharaui por el Cambio (ISC), una entidad independentista crítica con la actual cúpula del Polisario, hizo llegar una nota de prensa a Atalayar en la que denuncia las prácticas antidemocráticas del grupo manejado por Brahim Ghali. ISC condena la destitución de un dirigente del Polisario, Oualad Musa, como delegado saharaui en las Islas Baleares, y la califica de “represalia”.
Disidencia saharaui
“La decisión de excluir a Oualad Musa de su cargo por defender posiciones críticas a la gestión de gobierno, sin romper el consenso nacional en torno a la independencia y la República en el marco del movimiento de liberación (Frente Polisario), demuestra el empeño de la actual dirección política de seguir cerrando las puertas a toda idea de debate abierto y transparente para superar la crisis política, social y moral, así como la falta de perspectivas que marcan la coyuntura actual”, explica la nota de ISC.
“Una vez más la voluntad de aferrarse al poder y a los privilegios y los impulsos autoritarios heredados del pasado han prevalecido sobre el clamor unánime a favor del debate, la reflexión y el cambio necesarios para salvar el proyecto nacional”, recalca el grupo disidente. Pone de manifiesto: “Iniciativa Saharaui por Cambio se compromete a seguir trabajando para concientizar al pueblo en su conjunto y de modo muy especial a los jóvenes e intelectuales para que se sumen a esta propuesta de diálogo nacional sin el cual resultará imposible corregir las deficiencias, subsanar los errores y enderezar el proyecto saharaui”.