El presidente turco Recep Tayyip Erdogan viajó el pasado lunes a Doha tras una invitación del emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani. El mandatario turco permaneció durante dos días en el país del Golfo, donde aprovechó para estrechar lazos con Doha. Durante esta visita se llevó a cabo la séptima reunión del Comité Estratégico Supremo Qatar-Turquía, presidida por los mandatarios. El primer encuentro de este tipo ocurrió en 2015 y, desde entonces, Turquía y Qatar han firmado varios acuerdos en distintas materias, lo que demuestra el fuerte vínculo entre ambos países.
Erdogan y Al-Thani han firmado un total de 15 acuerdos en distintos campos como turismo, asuntos religiosos, salud, defensa o educación. El mandatario turco expresó su agradecimiento a Qatar por el apoyo que ha ofrecido a Turquía en varias ocasiones, como ocurrió en 2016 tras el fallido golpe de Estado militar turco, ya que Qatar fue el primer país árabe en condenarlo.

Actualmente, la situación económica en Turquía es crítica. La lira turca se ha devaluado notablemente respecto a otras divisas internacionales y la inflación se ha disparado un 20%. En este sentido, Erdogan también agradeció a Doha su contribución a la “inversión, empleo, producción y crecimiento de Turquía”. “Qatar siempre nos ha apoyado ante los ataques especulativos contra la economía turca y ha demostrado su confianza en nuestro país”, añadió el presidente. Sin embargo, antes de la visita, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, aseguró que no tenían intención de solicitar ayuda financiera a Doha. “No vamos a Qatar a pedirles que enviaran dinero. Solo vamos para abordar la mejora de nuestras relaciones”, recalcó.
Erdogan visitó junto con Al-Thani la base militar de uso conjunto a las afueras de la capital catarí, donde aseguró que “la paz y el bienestar de toda la región del golfo Pérsico es muy importante tanto para Turquía como para Qatar”. En este sentido, expresó su deseo de mejorar sus relaciones con el resto de países de la zona. “Nunca queremos ver tensión, conflicto u hostilidad en estas tierras”, agregó.

Afganistán fue uno de los puntos clave a tratar en el encuentro. Ambas partes han decidido las empresas que ayudarán a administrar el aeropuerto internacional Hamid Karzai. Estas compañías "negociarán entre sí y con los talibanes”, según explicó Erdogan. "Si se brindan las condiciones apropiadas, especialmente la seguridad, estas empresas continuarán con el proceso de operación del aeropuerto en Kabul”, señaló el presidente, según informa el medio turco TRT.
Cavusoglu y su homólogo catarí, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, también han abordado este asunto para gestionar el aeropuerto de una manera conjunta. "Qatar y Turquía están trabajando continuamente con el gobierno interino en Afganistán para llegar a un acuerdo para que el aeropuerto pueda funcionar”, subrayó Al-Thani.

Ankara y Doha intensificaron sus relaciones después del bloqueo impuesto a Qatar por parte de varios países en 2017. En ese año, Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto acusaron a Qatar de respaldar a grupos vinculados con las protestas de la Primavera Árabe, como los Hermanos Musulmanes. Varios informes europeos han señalado en varias ocasiones a Turquía y Qatar como los principales inversores de esta entidad islamista.
En la región, Doha representa el principal respaldo de Erdogan. A pesar de que durante este año se haya producido un acercamiento por parte de Turquía a Arabia Saudí, las relaciones entre ambos siguen siendo complicadas.

Ankara y Riad mantienen una posición diferente respecto a la crisis de Libia, ya que, mientras Turquía apoya al Gobierno de Unidad Nacional (GNA), al igual que Qatar, Arabia Saudí respalda a Khalifa Haftar. Los Hermanos Musulmanes también condicionan esta relación. Ankara respalda a la organización islamista, en la lista negra de Riad. Asimismo, el apoyo que Erdogan brindó a Qatar durante la crisis con sus vecinos supuso un alejamiento mayor con el régimen saudí. Aunque, sin duda, el asesinato del periodista saudí Jamal Khassoggi en el consulado del Reino en Estambul supuso un punto de inflexión en las relaciones entre ambos. Este suceso desembocó en una grave crisis diplomática con acusaciones y boicots comerciales.

Por otra parte, las relaciones de Erdogan con Emiratos Árabes Unidos, potencia clave en la región, también han sido delicadas. Tras los Acuerdos de Abraham con Israel, el presidente turco amenazó con cortar los lazos con Abu Dabi por “traicionar a la causa palestina”. También, al igual que ocurre con Arabia Saudí, Emiratos y Turquía defienden a bandos distintos en Libia. Además, Abu Dabi no aprueba el respaldo de Erdogan a los Hermanos Musulmanes. No obstante, y a diferencia de Riad, el acercamiento entre ambos va por buen camino. A finales de noviembre, el jeque Mohammed bin Zayed al-Nahyan visitó Ankara por primera vez en 10 años con el objetivo de mejorar sus vínculos con Erdogan. Este encuentro fue beneficioso sobre todo para Turquía, ya que Emiratos decidió invertir 100.000 millones de dólares en el país, algo que sin duda ayudará al Gobierno turco a lidiar con la dura crisis financiera.