Atalayar entrevista a Francisco Martin, consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de Cantabria

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

Francisco Martin, nacido en Santander, ingeniero de caminos, canales y puertos habla con Atalayar sobre los retos de la pandemia para la innovación y la ciencia y la apuesta de Cantanbria por el talento y producción local. 

Queríamos ver sobre todo lo que es el papel de Cantabria a la hora de poder superar esta crisis, con una de las enseñanzas que ha provocado esta pandemia. ¿Deberíamos recuperar la industrialización en España y en Cantabria, pero sobre todo en Europa, y no depender tanto de China? 

Hablando desde mi experiencia, tras la carrera de ingeniería de Caminos en Santander y el doctorado con la Universidad y el IH, o el germen de este que se llamaba GIO, en el 2003 por azares del destino acabo en el Gobierno con la posibilidad que se me ofrece en ese momento de apoyar un cambio de cultura económica de la región más basada en el conocimiento. Es cierto que el músculo industrial de Cantabria es imprescindible y fundamental. Las regiones con más porcentaje de PIB industrial son las que mejor han aguantado las dos crisis, la de 2008 y esta de la pandemia. 

Pero también es verdad que, o hay un cambio económico de modelo hacia la innovación y el conocimiento o vamos a pasarlo mal. Hoy en día ya da igual donde se fabrican las cosas, lo fundamental es que las cosas lleguen en tiempo y en precio. Lo relevante es que lo que se fabrica en Cantabria, por ejemplo, pueda llegar a cualquier punto del mundo a través de escaparates digitales que proyectan nuestros productos y ponerlo en la casa del cliente en un plazo razonable y un precio conveniente. Para eso la logística es fundamental.  

Para mi, las claves son, primero, ser capaces de fabricar cosas que sean competitivas. Para eso es necesaria la economía del conocimiento. Segundo ser capaces de que eso que estamos produciendo se conozca, por eso a mí me interesa muchísimo que Atalayar, por ejemplo, de a conocer lo que pasa en el IH porque se trata de un negocio global. El IH no fabrica para Cantabria ni para España, el IH está fabricando conocimiento para el mundo como gestores de empresas de la región.  Tercero, que lo que nosotros producimos se pueda llevar al menor coste posible y en el menor plazo posible al punto del cliente. Esa es un poco la estrategia a grandes rasgos.  

Pero en ningún caso hay que prescindir o renunciar a la fabricación, ni muchísimo menos, al revés. En Cantabria vivimos de eso, tenemos un veintitantos por ciento de PIB industrial, que está muy por encima del 16% de la media nacional. Cantabria, es una región fundamentalmente industrial, eso es lo que somos.  

Eso no impide que seamos una región que pueda enfocarse bien al turismo, estamos bien equilibrados, 23% industria, 12% turismo, creo que es un equilibrio bastante bueno. Pensando en lo que está ocurriendo ahora que el turismo prácticamente desaparece, seguimos teniendo el músculo potente de la industria. 

Sin embargo, la economía del conocimiento y la capacidad de producción se encuentra con una serie de dificultades. El IH es una muestra de ello. Un elemento diferencial del IH y es que hasta hace un año no recibía ni un solo euro de financiación basal. Es decir, el IH en su presupuesto, no estaba reflejado en ningún presupuesto de administración alguna. Ni el Gobierno de Cantabria ni el del Estado, tenían una partida para financiar el IH. Único centro de investigación nacional en el que ocurría eso, al no ser parte del CSIC ni del entramado de ningún centro de investigación público. Empezamos a trabajar para conseguir esta financiación basal, es decir, aquella que permite que, aunque tengamos que dedicar mucho esfuerzo a vender nuestra ciencia, también tengamos unos fondos basales que nos permitan mantener una parte de la plantilla generando conocimiento. No viajando por el mundo vendiendo la ciencia, sino viajando por el mundo intentando captar talento y generar conocimiento y generar publicaciones. 

Ese es el otro asunto, la estabilización del talento. Tú no puedes intentar que la gente más talentosa se quede si tú no puedes ofrecerle una proyección profesional, es decir, una carrera profesional para que pueda desarrollar toda su tarea en el seno del IH. Ahí se produce la disfunción entre organismo público y organismo privado. Porque de nuevo tú no puedes saber cuál va a ser tu presupuesto dentro de muchos años, con lo cual no podrás ofrecer una carrera profesional que garantice el mantenimiento de esos puestos de trabajo, es decir, vamos resolviendo poco a poco los problemas del IH, quizá el siguiente problema que haya que resolver sea el de la carrera profesional.  

A día de hoy seguimos teniendo una edad media muy baja. Esa gente poco a poco va queriendo lógicamente consolidar su puesto de trabajo, su sueldo y posición. Seguramente sea la siguiente tarea del IH. Junto con un relevo generacional. Es decir, los que hoy en día han estado tirando del carro, necesitarán de gente joven que también colabore con los responsables actuales del IH. Como Gobierno, creo que el modelo del IH fue un éxito, como Estado, como España, el IH fue reconocido como el mejor proyecto financiado con fondos de cohesión, de la historia de los fondos de cohesión en España.  

Como os decía antes, quizá lo más relevante, lo más remarcable del IH es que hayamos sido capaces entre todos de crear una estructura que está trabajando hoy en día en 80 países del mundo, desde la proyección de una región con la masa eléctrica que tiene Cantabria. 

Eso exige la especialización, no puedes intentar potenciar todos los grupos de investigación con la misma intensidad. Tienes que centrar el tiro en aquello que es la excelencia. En el caso de Cantabria, pues física, sanidad y en este caso el IH, son básicamente los aspectos con más relevancia académica desde un punto de vista objetivo. Por lo tanto, en eso se apostó. Hubo un campus de excelencia internacional que también permitió identificar el Medio Ambiente, el agua y la energía como elementos capitales dentro de la progresión de la visibilidad académica de la Universidad de Cantabria y eso también nos ayudó en su momento. En cualquier caso, hay allí 140 personas que se ganan la vida gracias al talento y al conocimiento que generan.  

Cuando se trabaja en Omán con el sistema de gestión de costas, cuando se trabaja en Centroamérica en sistemas de prevención de catástrofes. Son cosas que solamente centros muy sofisticados, muy especializados son capaces de aportar. Es un mercado relativamente pequeño, es cierto, pero también es verdad que hay pocos proveedores de esa tecnología en el mundo y al final las cifras salen.  

El IH es un orgullo regional y que además nos sirve para ilustrar el concepto de economía del conocimiento, porque muchas veces se habla de eso del cambio de modelo económico con generalidades: “es que hay que ir a consolidar el talento, vender el conocimiento, innovar constantemente, el proceso de digitalización…”, pero si no tienes un ejemplo tangible…  

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

¿Y eso no genera también cierto desequilibrio en el sentido de que para poder salir al mercado exterior la demanda obliga muchas veces a ejecutar tareas que no son del core del Instituto, ofreciendo una imagen más mercantil? Por ejemplo, he leído que Estados Unidos se está empezando a cotizar el futuro del agua en el mercado de valores. 

Lo del agua era algo que tenía que ocurrir, que no creo que se a bueno, porque el agua ha de ser un bien demanial, lo es por la ley española, pero no en otros países. El agua tiene que estar a disposición de cualquiera, no debe ser un elemento con el que se negocie, pero sí es una materia prima. Igual que hoy en día tenemos una economía basada en el petróleo, mañana va a ser una economía basada en el agua, eso lo tengo clarísimo. Porque va a ser el agua lo que permita escalar la economía de los países.  

Y respecto a la imagen mercantil, no queda más remedio, ya que en un Instituto en el que te basas financieramente en aquello que puedes vender en el mercado, tienes que ir innovando en aquello que el mercado está demandando. Tenemos al mayor experto a nivel nacional y de los mayores a nivel europeo, en cambio climático. El cambio climático no es explícitamente agua, pero el agua es el gran afectado por el cambio climático, para bien y para mal. El suministro del agua en zonas de desertificación va a ser dramático, pero con el tiempo el cambio de pluviosidad va a hacer que las inundaciones tanto por agua dulce, como por agua salada, van a ser cada vez más comunes. Esto no es biología, es ingeniería del agua, pero que en este momento tiene una demanda importante en el mercado. En calidad del agua también lógicamente. Todo lo que tiene que ver con las energías renovables que se realizan en el agua, también ha sido un nicho que ha aparecido en los últimos años con todo el tema de generación eólica off shore, todos los temas flotantes que soportan aerogeneradores, porque las zonas olas de viento en tierra están prácticamente ocupadas y hay un cierto rechazo también a instalar más aerogeneradores, por lo tanto la alternativa es irse al mar donde el flujo del viento es mucho más laminar, donde hay más horas de viento y donde si están lo suficientemente lejos, no hay afección visual. Pues todo lo que tiene que ver con los sistemas que lo soportan, con la evacuación a través de cables, las subestaciones submarinas… todo eso también se está analizando. Allá donde el agua forma parte del proceso físico, el IH tiene actividad. Desde la biología marina, la ecología de ríos, bosques de ribera también, el tema de avenidas, de inundaciones… Allá donde el agua juega un papel, el IH tiene un campo de conocimiento. 

La tercera guerra mundial, aparte de que se está produciendo vía financiera, ciber ataques, bichos y virus. Si hubiera una tercera Guerra Mundial a cañonazos, tradicional, sería por el agua. Ese bien esencial escaso. 

Claro, ¿qué limita el crecimiento de la sociedad? Dos cosas: la disponibilidad de energía y la disponibilidad de alimentos, si tienes esas dos cosas como sociedad, puedes crecer. Para ambas cosas, las energías renovables, donde la hidráulica juega un papel fundamental, donde la economía del hidrógeno va a ser fundamental, el agua potable si queremos que la sociedad se desarrolle de una forma segura, ha de estar garantizada y luego en los cultivos, ya no es tan importante la tierra, sino el agua. Muchos de ellos son hidropónicos, que no hacen falta plantarlos en tierra. La capacidad de dar de comer a tu sociedad tendrá que ver con la disponibilidad del agua, la capacidad de garantizar la salubridad dependerá de la calidad del agua, la capacidad de tener, por ejemplo, una piscifactoría dependerá de que ese río tenga la calidad suficiente para que los precios no se inflen.  

Con respecto a la reutilización del agua, se trata de una cuestión de balance energético. En Cantabria llueven 1300 mm anuales de agua. Lo que hay que hacer es depurar hasta niveles adecuados de vertido y verter, porque llevar esa agua hasta una calidad que permitiese otra vez su consumo exigiría mucho más consumo energético que lo que cuesta en Cantabria en concreto depurar agua. Con estos datos, en Cantabria lo que nos cae del cielo es 100 veces más de lo que podríamos consumir. Hay otros lugares donde la pluviometría no lo garantiza, luego tienes que traerla de otro sitio o le das vueltas al circuito del agua. 

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

¿Cómo podríamos incrementar la conciencia social tanto en Cantabria como en España, de la necesidad de estos centros de investigación de cómo proteger aquello que nos da la vida? 

Pues yo creo que ahí tenemos una responsabilidad los políticos. Tenemos que dar a conocer con intensidad aquello que marca el futuro. Muchas veces en la política uno se empeña en dar a conocer cada día cosas nuevas para demostrar que es muy bueno haciendo cosas, en esa vorágine de café para todos quizá queda un poco oculto lo que es realmente un modelo de futuro. En este caso, centros como el IH, el CTC, el IDIVAL, el Hospital virtual Valdecilla… son los que tenemos que estar contando de forma intensa y repetitiva. Contar que hay 150 científicos en el IH que viven de vender su conocimiento, contar que hoy en día las aportaciones que hace el IDIVAL a las tecnologías de la salud, van a permitir que en los próximos años lleguemos a tener edades medias de cien años. Yo creo que el futuro está en la adaptación y adaptarse es aprender a aprender. No es aprender un oficio, es aprender a aprender un oficio. Por eso hay una sociedad que tira para delante y otra que poco a poco se va quedando estancada. Aquello que tiene que ver con modelos clásicos de negocio pierden competitividad y aparecen negocios que hace 5 años no pensábamos que podía ni existir. 

¿Esa concienciación tiene que venir de Cantabria, de España, o lo mejor sería que tuviéramos una iniciativa europea? 

A los españoles nos ha venido muy bien Europa, somos un país que muchas veces tenemos que ver que a otros les va bien para cambiar nuestro rumbo. En algunos aspectos, la entrada en vigor de las iniciativas europeas nos ha beneficiado muchísimo. Cuando me tocó ser consejero de Medio Ambiente, tuvimos que tramitar las autorizaciones ambientales integradas, que eran los estudios ambientales de las empresas más contaminantes del país, en Cantabria había 62. Eso lo hicimos porque Europa nos obligó y nos vino francamente bien, para poder obligar a las empresas de Cantabria a utilizar las mejores técnicas disponibles. 

El hecho de que los fondos de recuperación sean de resiliencia y de transformación creo que es un mensaje clarísimo. Business as usual no, porque nos morimos todos. Nos adelantan los chinos por la derecha y los americanos por la izquierda. ¿Cómo consigo como Unión Europea que los países se pongan las pilas? Pues diciendo, mire usted, si quiere fondos de recuperación, que sean de luces largas. No son para mantener viva a esta empresa que esta moribunda, es para que esta empresa dentro de 5 años fabrique otras cosas completamente diferentes, que haga un estudio de mercado, que sepa el tipo de personas que tiene que fichar. Que seamos como país capaz de generar un sistema educativo ágil y dinámico. Lo que hoy demandan las empresas en términos de digitalización, el mercado de la formación nacional no lo está produciendo y es posible que dentro de 5 años lo produzca, pero en 5 años el mercado pedirá otra cosa totalmente diferente. 

El mundo digital del mañana, vamos a ver cómo surge de abajo a arriba, no va a ser algo que los Estados impongan, que las universidades asuman…, esto es una cuestión de gente joven, que se especializa. Seamos capaces de canalizar eso a través de procesos formativos de tal forma que la sociedad de los jóvenes del mañana sean jóvenes nativos digitales, no porque les entra por youtube, sino porque desde el colegio ya, les enseñamos que tienen que ser imaginativos, innovadores, un poquito rebeldes, no acostumbrarse. 

A nosotros nos educaron para ser empleados por cuenta ajena, la siguiente generación va a tener que ser autoempleadora, innovadora, con capacidad de adaptación, hay que generar adaptativos. Esto pasa en la naturaleza, solo sobreviven los que se adaptan Que un chaval que hoy ha creado una página web, mañana pueda crear una base de datos y pasado programar un autómata, es decir, aprender a aprender. 

A día de hoy, afortunadamente, minas de carbón solo hay donde hay carbón, pero el talento, el conocimiento se pueden generar en cualquier sitio.  

Para eso requieres básicamente dos cosas: una máquina de talentosos, que sea capaz de formar gente, de aguantar los años que un investigador pasa de ser un recién egresado a ser ya un investigador productivo. Y segundo, una buena calidad de vida, es muy difícil convencer a alguien para generar ciencia donde la preocupación fundamental es llegar a fin de mes, donde tienes que ir con guardaespaldas, o donde la temperatura no baja de 50 grados, la calidad de vida es un elemento fundamental.  

Cantabria tiene los dos ingredientes, una universidad muy productiva científicamente, forma a la gente maravillosamente para la empleabilidad, pero sobre todo es especialmente relevante la generación científica. Por otro lado, Cantabria es una región donde la calidad de vida es muy alta, diría yo que de las más altas del país, no está masificado, miras por la ventana y no ves un solo atasco de tráfico, los precios de vivienda aun son precios razonables, las temperaturas son dulces durante todo el año y nunca pasa nada. Por eso, en el Gobierno apostamos por el refuerzo de las iniciativas como el IH, el CTC o el IDIVAL.  

Las grandes fábricas seguramente sea muy difícil que se instalen en Europa en el futuro, por razones diversas, por zonas de control ambiental, de costes laborales, pero sí que es verdad que la calidad de vida va a permitir que las fábricas de talento y de conocimiento sí que estén fijadas en Europa. Y creo que en Cantabria tenemos todos los ingredientes para que eso sea así. La iniciativa de este PCTCAN (Parque Científico y Tecnológico de Cantabria) fue con esa idea, crear un entorno científico, tecnológico, para que las empresas puedan venir a radicarse aquí. No es fácil, aun pensando en que la ciencia se puede generar en cualquier sitio, Madrid y Barcelona siguen los grandes sumideros de la generación de empresas y de actividad, por eso como Unión Europea tenemos que intentar romperlo, si no vamos a acabar en megaurbes, incómodas para vivir y ambientalmente poco sostenibles. Confío en Europa para lograr esa redistribución de la población por el territorio.   

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

¿Ha podido presentar Cantabria algún proyecto para ese plan de recuperación? Porque la UE exigía proyectos y desde el Gobierno central se ha creado un plan. 

Ha habido meses de la indefinición, en los que no sabíamos dónde estaba el buzón al que mandar los proyectos europeos. Cantabria ha presentado 102 proyectos para este plan de recuperación, que sumaban 2700 millones de euros, la consejería de innovación ha presentado 8 proyectos, quizá el más relevante es el centro logístico de La Pasiega. Queremos que Cantabria sea una referencia a nivel norte de España en tema logístico. 

Y la calidad también. 

Nosotros estamos inmersos en una campaña de concienciación del comprador. Si yo compro en la zapatería de debajo de mi casa, el zapatero de debajo de mi casa, el día de mañana comprará algo que me va a beneficiar a mí. Si yo compro a un mayorista que está en Taiwán, ese dinero se fue del sistema y no volverá nunca más.  

Comprar cerca de casa te garantiza un circuito del dinero, y comprar productos de casa te garantiza el mantenimiento de un cierto PIB. Si al final todos compramos solo por el precio, estaremos devaluándonos como región, porque estaremos buscando solamente menor precio y por lo tanto menor calidad y siempre fuera de nuestra región. Nosotros como administraciones, no tenemos solamente que intentar que nuestros productos sean más baratos que los demás, tampoco digo que seamos proteccionistas, pero al menos hay que ser un consumidor interesado y responsable.  

Hay que intentar mentalizar al cliente, al consumidor de que el pequeño comercio tiene muchas ventajas: la primera es la de generar sociedad, lo que hace que la gente salga a la calle es la capacidad de entrar en establecimientos. El centro de la ciudad te lo genera el pequeño comercio, la actividad comercial. Cuando viví en Gran Bretaña, recuerdo que a las 5 cuando cerraban las tiendas no quedaba un alma en la calle y aquí pasa lo mismo los domingos por la tarde, por ejemplo.  

Cantabria apuesta por la innovación y la economía del conocimiento 

¿Es usted optimista? ¿Qué planes son los que está ideando para recuperar lo propio y a la vez salir fuera para poder crecer? 

Las obligaciones de un político son parecidas a las de un capitán de un barco, si tú ves que el capitán no tiene ideas, tiene miedo, o no ve futuro en el tránsito, se pierde.  

Nosotros tenemos la obligación de generar las condiciones para que la gente esté tranquila y confíe en el futuro. Lo que he visto en el mes de junio en Cantabria me incita a pensar que en cuanto la vacuna esté distribuida y podamos levantar las limitaciones que nos establece hoy en día la pandemia la economía se va a recuperar con energía, el turismo se va a recuperar con energía.  

Hay sectores bastante tocados, pero yo creo que va a ser una recuperación en V. Hay que aprovechar la coyuntura que genera esta pandemia. Han cambiado los circuitos comerciales, hemos redescubierto que la seguridad en los suministros está en los suministros de proximidad, hemos redescubierto que las regiones tenemos que ser un poquito más autosuficientes y como países tenemos que no depender de otros en cuestiones estratégicas. Hay todo un mundo para dedicar a esos fondos de recuperación y generar una nueva economía, la economía de la supervivencia y que no se repitan situaciones como que España tiene que buscar en China la compra de mascarillas o respiradores. Necesitamos una estrategia de autosuficiencia en determinados aspectos, volver a considerar los mercados interiores como suministradores fundamentales y creernos de una vez que la sociedad española tiene que enfocarse hacia la especialización del conocimiento.  

La clave esta en buscar mercados fuera de lo convencional, con lo cual hay que fomentar a nuestras empresas para que salgan con energía, con el apoyo y el respaldo de un Gobierno, utilizando las oficinas del ICEX, todos los recursos para intentar ampliar los horizontes de nuestro mercado. 

Y captar inversiones. 

Hoy en día hay una borrachera de liquidez. Este país está aguantando la crisis por dos razones: por la herramienta ERTE, a la que yo pediría una reflexión al Gobierno respecto a su finalización el 31 de enero y por la herramienta ICO, que nos ha metido una inyección de liquidez. Hay borrachera de liquidez, lo que faltan son proyectos de rentabilidad, creo que lo que falta es la concepción de una seguridad país. España a través de su historia reciente ha demostrado que para los inversores no ha sido un país demasiado riguroso. España tiene que recuperar esa imagen de país seguro para atraer inversión, porque a día de hoy creo que hay abundancia de liquidez para proyectos rentables y de futuro.  

Nos viene la economía del hidrógeno para la que va a haber financiación más que de sobra porque no es una tecnología cara. Creo que la financiación no va a ser un problema, se trata más de garantías y seguridades. 

Y en cuanto a la innovación y la digitalización, hemos trabajado la lluvia fina y otro tema que es fundamental que es llevar la banda ancha a todos los rincones de Cantabria. Hoy en día en cualquier rincón de Cantabria tienes banda ancha o fibra óptica o un sistema para estar conectados.  

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