La caravana de Míllet no es la primera… los drones de guerra apuntan a la ayuda humanitaria en Sudán

Mientras miles de habitantes de la ciudad de Míllet, en el estado de Darfur del Norte, esperaban con gran ansiedad una nueva caravana de ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos, un dron descargó sobre ellos su carga de bombas en un ataque aéreo que incendió los alimentos.
camion atacado Sudan copia
Camion de la caravana de ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos atacado con drones en Sudan.
  1. El armamento con drones
  2. Un conflicto interno en aumento

Este ataque con dron fue relatado por fuentes locales y testigos presenciales de la ciudad, situada a unos 65 kilómetros al norte de El Fasher. Se enmarca dentro de una serie de bombardeos contra Míllet que también alcanzaron el mercado principal, lo que desató el pánico entre los residentes, según el portal Darfur 24.

La Organización de Apoyo a las Víctimas de Darfur difundió a su vez un video que, según dijo, documenta el bombardeo realizado por un dron del ejército sudanés contra la localidad de Míllet, en el estado de Darfur Oriental, el pasado 17 de agosto. Un testigo afirmó que el dron atacó el barrio de Gharb Al-Istad, hiriendo a dos civiles.

En junio pasado, cinco miembros de equipos de ayuda murieron y otros resultaron heridos en un ataque contra una caravana humanitaria conjunta de UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos que se dirigía a El Fasher. Entonces, varias organizaciones acusaron al ejército sudanés de estar detrás del ataque.

Sudan ayuda PMA
Imagen de archivo de un convoy del PMA en Sudán. PMA/SYLVAIN BARRAL

Frente a esta escalada de bombardeos con drones, analistas sobre la situación sudanesa se preguntan por el creciente uso de estas armas en la guerra que asuela el país desde mediados de abril de 2023, y por el temor a que acaben en manos de grupos extremistas que participan en los combates, especialmente brigadas islamistas vinculadas a los Hermanos Musulmanes y otros movimientos armados, además de los países que permiten exportar drones a estas facciones.

El armamento con drones

El ejército sudanés depende de varias fuentes para armarse con drones. Según un informe de The Washington Post de hace unos meses, uno de los principales proveedores es Irán. Desde finales de 2023, el ejército sudanés utiliza drones armados suministrados secretamente por fuentes extranjeras, especialmente por Irán.

El mismo informe mencionaba siete vuelos entre Irán y Sudán entre diciembre y julio del año pasado. Se cree que cuatro de ellos fueron de carácter militar porque regresaron a una base aérea iraní en Teherán. Los otros tres apagaron sus transpondedores al aterrizar en Irán, lo que, según el informe, es indicio de que transportaban cargamentos militares.

Estos vuelos secretos comenzaron en diciembre de 2023 a través de una aeronave que Estados Unidos ya había identificado como responsable de transportar armas a combatientes sirios vinculados a Teherán. El último vuelo registrado con precisión fue el 23 de julio de 2024. El ejército sudanés niega estas acusaciones.

En junio pasado, entraron en vigor sanciones de Estados Unidos contra el gobierno sudanés, tras confirmarse que el ejército había usado armas químicas el año anterior en la guerra civil. El Departamento de Estado estadounidense declaró en mayo, al anunciar estas sanciones, que Washington exigía a Jartum cesar el uso de estas armas y cumplir con sus obligaciones bajo los tratados internacionales que prohíben su empleo.

En ese mismo mes, Human Rights Watch denunció que el ejército sudanés había lanzado bombas no guiadas desde el aire contra barrios residenciales y comerciales en Nyala, Darfur del Sur, a comienzos de febrero. Estos ataques indiscriminados, considerados crímenes de guerra, provocaron numerosas víctimas civiles.

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Además de los drones iraníes, también están los turcos. En julio pasado, las Fuerzas de Apoyo Rápido anunciaron haber derribado un dron turco modelo “Akanji” utilizado por el ejército sudanés y sus aliados islamistas para bombardear varias zonas, con víctimas civiles.

El portavoz de las FAR, Al-Fateh Qureshi, declaró entonces que el dron había sido abatido después de ejecutar repetidos bombardeos indiscriminados contra civiles en las zonas de Zamzam, Al-Kuma y Míllet, atacando hospitales, escuelas y campamentos de desplazados.

El derribo del “Akanji” recordó informes internacionales sobre el apoyo militar exterior —de Turquía e Irán— al ejército sudanés y sus aliados islamistas. Un informe del Foro Africano de Defensa, publicado en julio, señaló que desde enero el ejército sudanés usaba drones turcos Bayraktar TB-2 para atacar posiciones en Jartum y en el estado de Gezira.

El analista sudanés Azzam Abdullah Ibrahim afirmó que la adquisición de drones suicidas “Yiha” por parte del ejército en julio se relaciona más con el respaldo a los islamistas que con el ejército en sí, ya que estas aeronaves son más eficaces en asesinatos selectivos y ataques contra áreas civiles para desestabilizar al adversario.

El modelo más reciente proviene de Pakistán. Según la plataforma Asia Defense Security, Islamabad firmó un contrato de defensa de 1.500 millones de dólares con el ejército sudanés. El acuerdo se cerró durante la visita de una delegación militar sudanesa de alto nivel a Islamabad, lo que implica una mayor implicación de Pakistán en uno de los conflictos más sangrientos de África.

La operación incluye 10 aviones de entrenamiento-ataque ligero K-8 Karakorum, capaces de portar cohetes y armamento aire-tierra. 

También contempla la entrega de 220 drones de cuatro tipos distintos:

                  •               Shahpar-2, de fabricación paquistaní, para ataques de precisión con munición guiada por láser.

                  •               Yiha-III, un dron ligero de reconocimiento táctico.

                  •               MR-10K, especializado en reconocimiento electrónico y localización de artillería.

                  •               Ababeel-5, que puede ser modificado para misiones suicidas contra infraestructuras.

El informe advierte que una compra de tal magnitud genera dudas sobre su financiación, en un contexto en el que el país sufre un colapso económico tras dos años de guerra civil: la libra sudanesa ha perdido más del 90 % de su valor, y el gobierno apenas puede pagar sueldos, mucho menos costear armamento por miles de millones de dólares.

Un conflicto interno en aumento

La guerra en Sudán enfrenta a dos bloques:

                  •               El ejército y sus aliados, incluidas brigadas islamistas vinculadas a los Hermanos Musulmanes y grupos armados.

                  •               Las Fuerzas de Apoyo Rápido.

Pero dentro del primer bloque ha surgido una fractura. Analistas atribuyen esto al anuncio del general Abdel Fattah al-Burhan de someter a las fuerzas auxiliares bajo mando del ejército, conforme a la ley militar de 2007. En la práctica, esto supone legalizar y absorber a milicias extremistas dentro del ejército.

Este paso ha generado preocupación entre observadores sudaneses, pues dichas milicias tienen bases étnicas y se han quejado de discriminación. Combaten junto al ejército bajo el paraguas de las “fuerzas conjuntas” en zonas de Kordofán y Darfur, pero su estatus legal difiere de otros grupos armados surgidos durante la guerra y que no participaron en el Acuerdo de Paz de Juba.

Las fuerzas conjuntas incluyen combatientes del Movimiento Justicia e Igualdad, liderado por el actual ministro de Finanzas, Jibril Ibrahim, y del Ejército de Liberación de Sudán, liderado por el gobernador de Darfur, Mini Arko Minawi. Ambas facciones rechazaron la medida de Burhan, lo que anticipa un choque entre ellas y el ejército.