Carmen Chato
Pie de foto: imagen publicada en la revista Al Risala, editada por el Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria).
Una extraordinaria maquinaria de propaganda al servicio del terror. Así es como se puede definir la estrategia de comunicación de Daesh, la entidad terrorista que está devastando Siria y amenaza a Oriente Medio y a Europa. En este contexto, y bajo el título “Estado Islámico: propaganda apocalíptica y califato de papel”, Javier Lesaca, investigador de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington, analizó en Casa Árabe cómo Daesh ha convertido el terror en un producto popular para hacerlo apetecible y atractivo.
Se presenta un nuevo campo de batalla que ha evolucionado desde el tradicional “teatro de operaciones” sobre el terreno para evolucionar hasta una guerra que se produce en Internet con el uso de las redes sociales y los productos audiovisuales. Esta fascinación que causa la imagen de Daesh, y que está dirigida la captación de jóvenes para sus filas, ha supuesto que hasta 35.000 personas de más de 100 países se hayan unido finalmente a la organización terrorista. De hecho, desde verano de 2014, cuando Abu Bakr al Baghdadi proclama en un discurso en Mosul el así llamado “Estado Islámico”, se produce un aumento de un 70% de los combatientes extranjeros que se unen a Daesh. Una prueba para Lesaca de cómo la estrategia de comunicación de los yihadistas está totalmente enfocada con una clara estrategia a seducir a estos jóvenes que, con el desarraigo o el descontento a sus espaldas, deciden que es Daesh la organización en cuyo seno van a encontrar el significado de sus existencias.
Una estrategia de comunicación bien definida
Daesh cuenta con una potente infraestructura que proyecta al exterior su imagen. Con este objetivo, cuenta con una red de 34 productoras audiovisuales, radicadas en 10 países y de las que al menos 3 de ellas trabajan para una audiencia global. En concreto, una de ellas, Al Hayat, ha copado este nicho. Estas productoras realizan los vídeos de Daesh que terminan siendo la materia prima para sus campañas audiovisuales. Las cifras demuestran que el Daesh confía en que estas grabaciones deben ser el pilar de su estrategia de comunicación: se tiene conocimiento de hasta 1.000 vídeos realizados en apenas 2 años lo que supone una media de entre dos y cuatro vídeos por día.
Estas campañas las analiza Javier Lesaca desde cuatro perspectivas. Por un parte, se hace necesario observar la magnitud que éstas tienen. Una potencia expansiva del mensaje, que en el caso de Al Qaeda no se produjo en estas dimensiones, y que crece con el apoyo en redes. La horizontalidad de la organización como característica determinante hace que funcione como un enjambre que no dependa de un líder y por lo tanto termine definiendo a Daesh de una manera mucho más resilente que termina transformando el terrorismo en un supuesto movimiento social y cultural de tintes vanguardistas.
La segmentación es otra de las características en las que se detiene el análisis de Lesaca. Denominado por el investigador como un fenómeno de marketing y branding, el Daesh es el primer grupo que segmenta sus mensajes y los personaliza para una audiencia concreta hablando de mensajes globales.
Mensajes y temáticas para atraer a una audiencia global
Los productos audiovisuales del grupo terrorista no sólo muestran imágenes de ejecuciones. Constituyen alrededor del 15% de las temáticas los vídeos producidos por Daesh, una variedad que también son objeto de análisis. En contra de lo que se puede pensar, la mayoría de los vídeos propagandísticos versan sobre actos de guerra victoriosos, seguidos de entrevistas a miembros de la organización. Unas apariciones en las que no se personaliza, sino que se da el relevo “al pueblo”, convirtiendo en modelos a seguir a los combatientes.
Otra de las temáticas de éxito de estos vídeos propagandísticos es la habilidad como Estado que Daesh quiere transmitir, mostrando como bajo su tutela los servicios públicos y las infraestructuras no faltan: una estrategia de seducción para atraer a potenciales combatientes. Ligado a este último punto, la resonancia cultural es quizá uno de los puntos más efectivos: el 17% de las grabaciones están inspiradas en videojuegos, películas y videoclips reales. Una prueba más para Lesaca de cómo se busca incidir y llegar a jóvenes de sociedades posmodernas.
Como apoyo a esta maquinaria de propaganda audiovisual, Daesh ve reforzada su estrategia con una página web, cuatro revistas (editadas en inglés, francés, ruso y turco pero ninguna en árabe) y una agencia multimedia de comunicación que, vía app, distribuye en bruto material audiovisual. Notas de prensa, infografías, boletines diarios abiertos al público y una presencia en redes sociales muy elevada con hasta 40.000 cuentas en Twitter a su servicio terminan por definir esta potente actividad propagandística.