El despegue protagonizado esta jornada, 2 de diciembre, por un lanzador ruso Soyuz, que transportaba un satélite de doble uso propiedad del Gobierno de Emiratos, ha estado envuelto por el mayor despliegue de seguridad que ha conocido la base espacial de Kurú desde que abrió sus puertas hace más de 50 años.
El refuerzo de la operación Titán solicitado por las autoridades emiratíes al presidente Emmanuel Macron ha pretendido evitar, y lo ha conseguido, que cualquier tipo de sabotaje o acción terrorista pudiera hacer fracasar la puesta en órbita del Falcon Eye 2 ‒Ojo de Halcón en inglés‒, su nueva plataforma de observación para empleo civil y militar.

El codificado como VS24 o Vuelo Soyuz número 24, se ha elevado hacia el cielo a las 02:33 de la madrugada, hora peninsular española. Ha situado al Falcon Eye 2 a unos 611 kilómetros de altura y quizás también a otros pequeños satélites, pero nada se sabe de ellos. Por la diferencia horaria con España, en la Guayana francesa ‒al norte de Brasil‒ eran las 22:33 horas de la noche del todavía 1 de diciembre.
Plataforma de observación electroóptica de alta resolución de 1.190 kilos, Israel lo califica de satélite espía, pero no lo considera una amenaza para su seguridad. Afortunadamente, en menos de una hora el lanzamiento ha sido todo un éxito, ya que tanto el Gobierno de Emiratos como Arianespace, la principal compañía europea de servicios de lanzamiento, se jugaban su dinero y su prestigio internacional.

En el caso de Arianespace, sufrir un nuevo accidente que diera al traste con el despegue de un satélite confiado a puesta en órbita hubiera supuesto un muy serio revés para la credibilidad de sus operaciones de lanzamiento. Hay que recordar que hace dos semanas, el vuelo del lanzador Vega del 17 de noviembre resultó un fracaso y destruyó la plataforma española Ingenio y al satélite francés Taranis.

Desde la llegada del satélite a tierras sudamericanas, el edificio de pruebas e integración del satélite y la zona de lanzamiento han sido objeto de extraordinarias medidas de seguridad perimetrales, al igual que alrededor de la base espacial de Kurú y en toda la Guayana francesa.
Ha consistido en un incremento del despliegue las Fuerzas Armadas francesas, que han proporcionado cobertura terrestre, naval y aérea a la base espacial para evitar acciones de sabotaje y ataques terroristas, incluida una defensa contra misiles y agresiones a cargo de drones armados. A los militares ellos se han sumado los servicios de vigilancia privados que custodian de forma cotidiana las instalaciones espaciales.
Además, y siguiendo instrucciones de las Fuerzas Armadas de Emiratos, propietarias del satélite, Arianespace ha practicado un férreo apagón informativo sobre el día y hora del despegue, que no se levantó hasta el 28 de noviembre, al anunciar el lanzamiento para el 30 de noviembre, que después se ha visto retrasado en dos ocasiones por razones meteorológicas.
Para Emiratos, un fallo del cohete Soyuz con Falcon Eye 2 o su mal funcionamiento una vez en órbita significaría ver esfumarse al completo el proyecto Falcon Eye, concebido para obtener imágenes de todo el planeta con una resolución de 0,7 metros. Hace 17 meses, el 10 de julio de 2019, un lanzador Vega también disparado desde Kurú debía haber puesto en órbita al Falcon Eye 1, gemelo del Falcon Eye 2. Pero unos tres minutos después del despegue, cuando el Vuelo Vega número 15 (VV15) se encontraba a 80 kilómetros de altura, se detectó una seria anomalía que desembocó en la pérdida del satélite.
La fabricación de ambos satélites ha corrido a cargo de las ramas francesas de Airbus Space Systems y Thales Alenia Space, asciende a unos 800 millones de euros y es el fruto de un acuerdo gobierno a gobierno suscrito en julio de 2013 entre Emiratos y Francia, cuando la Republica estaba presidida por François Hollande y el primer ministro era François Fillon.

Aunque las primeras hipótesis que barajaron las autoridades emiratíes se inclinaban por un acto de sabotaje, la Comisión de Investigación no llevó a tal conclusión. En septiembre resolvió que la razón más probable del accidente se había debido a un “fallo termo-estructural repentino y violento” en el motor de combustible sólido Zefiro 23 de la segunda etapa de propulsión.
La pérdida de su plataforma de observación despertó las dudas del primer ministro y vicepresidente de Emiratos, Mohamed bin Rashid al-Maktoum sobre la fiabilidad del cohete Vega. De común acuerdo con el ministro de Defensa, Mohamed bin Ahmad al-Bawardi, el Gobierno de Emiratos decidió en enero del presente año confiar al lanzador ruso Soyuz su segundo Falcon Eye, que también comercializa Arianespace desde Guayana, y relegar al cohete Vega que era el contratado.
En sus 23 lanzamientos desde Kurú, el veterano Soyuz solo ha tenido una parcial anomalía en vuelo que no resultó en fracaso de la misión. Ocurrió en agosto de 2014, cuando tenía transportada a su órbita a dos satélites de la constelación de navegación y posicionamiento Galileo de la Unión Europea y no lo consiguió. Sin embargo, finalmente ambos pudieron ser desplazados a su posición correcta y entrar en funcionamiento.

El despegue del Falcon Eye 2 estaba inicialmente programado para el 5 de marzo. Pero averías detectadas en la etapa final del cohete Soyuz lo retrasaron. El 15 de marzo se decretó la suspensión de las campañas de vuelo en Kurú, la base se cerró y los técnicos rusos que operan el cohete abandonaron Guayana a causa de la pandemia por COVID-19. En abril se programó para medidos de septiembre, después para mediados de octubre y más tarde para el 30 de noviembre, y el 1 de diciembre, y, finalmente, se ha producido el 2 de diciembre.